DEMASIADO TEMPRANO
Un paso, luego dos. La burbuja de energía se abrió ante él. Miró hacia arriba consultando el tiempo, miró su reloj verificando día, mes, año y hora. Desde la burbuja asomó un brazo, una pierna, medio torso y luego un extraño ser de rasgos refinados emergió de la maraña de luz completando la figura. Lo examinó de abajo hacia arriba, el ser lo observaba fijo. Sintió su mirada. La burbuja colapsó sin emitir sonido. Los brazos del ser se fundieron al torso, las piernas lo hicieron entre si, la cabeza quedó disuelta entre los hombros, la estructura resultante se fue granulando, y el granulado fue absorbido por una brillante luz que emergiendo del interior lo convirtió en una nueva burbuja de energía. Extendió la mano derecha para tocarla, y sintió un calor intenso, repitió el intento con la izquierda dándose valor, sintió un frío que le quemó la yema de los dedos. Un paso atrás, luego dos, apuntó. La burbuja se hizo cenizas con la descarga. Consultó el día, mes, año y la hora, negó con la cabeza dos veces y se retiró.
PERDIDO
Yo sé que estás lo suficientemente trastornado como para pensar que me olvidé de vos. Es así. Es aquel lejano tiempo que no deja de encontrarnos, que no deja de impedirnos que encontremos una razón para ver lo que fue de nuestros cuerpos. Si hasta me olvidé de mi propio rostro.
Una queja vagando en las estepas blancas del corazón, que frío, se congela y muere en cada latido. Incapaces estos ojos ya de ver, incapaces ya mis oídos, solo el tacto rebelde guía impaciencia en este mundo que yace impaciente esperando algo más allá de los sentidos. Hemos cumplido un ciclo de muerte corporal que propicia la llegada de un nuevo amanecer que no es tal sino algo perdido.
El hombre, la muerte, y una maquinaria espantosamente eficiente que conduce pensamientos encadenados en un desolado paisaje industrial. La nostalgia de quienes, del otro lado pierden su mirada en un pasado que se diluye en lagrimas ignoradas en pos de una algarabía recurrente.
LA IDEA
La idea de mecer el aroma de una taza, que suspende en su interior el voraz aroma de un oleoso café mientras las vagas ideas corretean como niños, enredadas en mórbidos e insistentes juegos, y van de aquí para allá golpeando a su vez el vidrio que separa el exterior de este supuesto interior, rebotando en formas incongruentes, traspasándolo como aturdidas en un enjambre de seguridad y metiendose en los bolsillo de la gente que en forma inanimada permanece en sus lugares a pesar de su extraño movimiento, ilusorio por demás. Viendo, viviendo ese aroma que se escapa de una superficie atormentada por las presiones , es como fluyen y se escapan los relatos que, quizás, nadie escucha o nadie desea escuchar dada la imposibilidad de serlo más que por el mismo emisor. Las ideas que flotan en suspensión sin espacio definido, y se ocultan tras los rostros que desoyen las urgencias interiores, acomodándose en el vértice de un ojo, que examina el mundo con rebelde intención, trazando figuras y eludiendo la ambigua sensación de ser descubierto, de ser culpable de terrible ofensa, mientras cae impreciso en manos de un demonio interior que nos dice "¿por qué no?" y nos mantiene fijos en situaciones que, ajenas a nosotros, pasan a ser parte evidencial de que vivimos acá, sí justamente donde estamos sentados.
CONSPIRADORES
Escribiendo al reloj y del reloj al tiempo.
Que se llevó las calles, que se llevó las hojas, que se llevó los árboles, que no lloró, que no dijo adiós.
A pesar del desierto, que sigo a tu lado, a pesar de lo incierto, a pesar del futuro, que seguís a mi lado.
Que me no me importa quien carajo seas, que no me importa como sos, que somos los diez, que seguimos siendo.
Si habrán pasado tormentas, si habrán pasado lluvias, si nos habremos ahogado mil veces,.....si habremos enfriado el culo en el umbral de una puerta, si habremos "patiado" pelotas, si habremos discutido temas indiscutibles y vanos, si habremos conspirado............que ya somos viejos a pesar de ser pendejos.
Que el reloj, que el reloj dice te dejo, que yo, que yo después nos vemos.
ROSTROS
Rostros, Rostros dilatados,
Tormentas exclusivas
servidas en inútiles
bandejas plateadas,
que vuelan, que van
que llegan más allá
de lo que habremos ido.
De vientos muertos
En manos anciana
Están hechos tus ojos,
Que se muestran, que miran
Que me ven más acá
De lo que te he visto.
Agotadas las simetrías
Del tiempo retozan en
Tus faldas con dolor
Que lastima, que entristece
Que me hace pensar
Cuanto hace que no te miro.