El breve año 1999

Sobre las peripecias de la paginita de UBIK durante un año en apariencia muy corto o poco aprovechado y las nuevas cosas (ahora antiguas) que se mostraron al mundo.


Nuevo proyecto de portada para la página Web (Noviembre de 1999).

Nuestro webmaster, ser inestable como un quark (si consideramos la duración de sus convicciones), se puso a jurungar como niño chiquito un nuevo programa para generar botones y periquitos gráficos de esos que adornan y cuelgan como pesadas bolas de plomo del cuello de tantas páginas en internet. Páginas que luego de un tiempo de espera en apariencia infinito nos hacen suspirar de alivio y de asombro ante tanta raya y color bien calibrados y equilibrados y bien sombreados y tan delicados... Lo cierto es que nuestro hombre se puso a idear el nuevo rostro de UBIK, y pulsó botones y escogió colores. Colocó letritas por aquí y rayitas por allá y en eso estuvo entretenido todo el mes de noviembre sin percartarse que la fecha más importante del calendario mundial había llegado, estado y pasado sin la más siquiera consideración condescendiente de su parte. Sólo sintió las palmadas de felicitación, los besos pegostosos de cariño y el sabor dulce de lo que supuso era una torta cremosa, azucarada y melosa en su boca. La verdad es que el hombre trabajó con ahínco y confiamos que al final el resultado sea palpable, bueno... al menos mirable en la pantalla de tu computador. Un nuevo rostro para UBIK... aunque todos clamamos por más contenido.


Ahora es hasta el 2001 (09-09-1999).

Allí está, sin más preámbulos y ajenos a cualquier connotación astrológica, numerológica o escatológica de dicha confluencia numérica, una alineación digital que sucede una vez cada tantos años y que nos pone a pensar sobre los portentos de la ciencia y tecnología, sobre cómo es posible que el hombre consiga colocar juntos tantos números iguales el mismo día. Números idénticos y con pocas aberraciones, y nos maravillamos más aún al conocer que a las nueve de la mañana de ese mismo día el portento alcanza su cúspide, la perfección numerológica jamás soñada por hombre alguno, que gracias a los avances de la ciencia podemos perfecccionarlo aún más y colocarle minutos, segundos, décimas de segundo e ir descendiendo sin casi pensar por las coincidencias numéricas del nueve (en este caso sorprendente) hasta los precipicios insondables de los instantes de tiempo mensurables. Mayor es nuestra maravilla cuando nos topamos con las nueve de la noche y todo su séquito de minutos, segundos y demás, y comprendemos que la coincidencia es bimodal, que podemos disfrutar de un momento único en la historia de la humanidad 2 veces el mismo día... y pensar que los titerotes lo hacían todo por triplicado...


Los avatares de la Ciencia... ¿Ficción? (Mayo a Septiembre de 1999).

Ficción no precisamente, pero si Ciencia, que al fin y al cabo debería ser la fuente de las historias de este género que por alguna razón nos fascina (bueeeno, a menos que nuestro interés se derive de algún tipo de aberración no identificada ni descrita en la literatura médica), lo cierto es que durante esos cuatro meses el tipo que se encarga de mantener estas páginas se vuelve a tomar un asueto (cosas innombrables hacen los infieles). Se dedica a la redacción de informes científicos que, según asevera él, con una seriedad que le desconocemos, es lo que permite su supervivencia material. Tanta burda mundanidad nos repele en este paraíso de propagandas y correo repleto de basura, virus, gusanos y caballitos.
Varias veces su nombre fue invocado, tal como el mismo lo refiere ahora, convaleciente pero en aparente franca recuperación; luego de leer un paquete de correos que alcanza números jamás soñados por él en un cheque personal, sonríe y nos dice que ya está listo para volver a la carretera. Todos aplaudimos con emoción y hacemos apuestas sobre cuánto durará su convicción.
Su recuperación fue lenta, muchos dudamos que volviera a este mundo algún día, o al menos que volviera como era antes, que volviera como un ubikiano y no como cualquier otro patrón de información digital. Sin embargo, a principios de agosto comenzó a ver South Park y desde entonces su desmoronamiento moral se ha acelerado y está alcanzando el estado de putrefacción que poseía antes de su desaparición. Sabemos que la terapéutica hace milagros y el hombre responde al tratamiento. Gracias a esta recuperación es que podemos colocarle 1999 a la página principal.


Los 15 años de UBIK (24-05-1999).

En uno de los años más activos de UBIK, se celebran los 15 años de la fundación de tan extraordinario portento de la sociabilidad humana, la asociación que más ha contribuido a la entropía dentro del género en Venezuela.
Para celebrar tan magno evento se programaron un millón de actividades virtuales y de esas otras que involucran interacción física con otros seres humanos; sin embargo, UBIK hizo lo indecible y consiguió abortar todas y cada una de tales iniciativas, sumiéndonos a todos en una agradable, bucólica y decadente inacción, madre de todas las atrofias musculares que aferran las carnes de aquellos privilegiados desquiciados que solo viven en nuestro universo de patrones organizados de bits.
Sucedió, y así quedó asentado en las crónicas bajo el tembloroso pulso del Anciano Insigne, que llegó el importante día y pasó, no sin antes que todos los ubiks se echaran en un sofá con su bebida predilecta y exclamaran con toda la emoción que sólo un ubik auténtico puede sentir y expresar: "FELIZ CUMPLE UBIK.... ¡salud!"


El lado obscuro de El Lado Obscuro (13-01-1999).

Para estas fechas y pese a los múltiples llamados de este servidor, Mr. Jotacán dio signos de arrugar y el proyecto más obscuro de UBIK navegaba a la deriva (o mejor dicho no navegaba en lo absoluto). Las promesas se estiraban en el tiempo y como los bits lo aguantan todo es posible que El Lado Obscuro, Nueva Edición aparezca un día no determinado del próximo milenio.
En la actualidad se desconoce cuántas noticias de CF ha recabado Mr. Jotacán, pero fuentes confiables indican que son milésimas de una noticia, lo cual es esperanzador y muy ubikiano.


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