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Apuntes Biograficos

Abraham Valdelomar

 

Nació en ICA en 1888 y escribió las mas tiernas paginas literarias, con la nostalgia de un atardecer cualquiera en el apacible puerto de Pisco. E n esta ciudad transcurrió su infancia y dicen sus exegetas que de ese entorno natural y cultural alimentó, VALDELOMAR, su espíritu siempre inquieto. El, que fue periodista, poeta, novelista y ensayista, nos dejó un verso lleno de calidez melancólica y una prosa sencilla, directa y tan llena de color. LUIS ALBERTO SANCHEZ lo recuerda con “su imagen vivaz, retadora, sonreida y arrogante como la adolescencia; era optimista y dinámico como la juventud”.

 

“Era-prosigue SANCHEZ – un hombre amarcigado, casi olivaceo.  Lucia una frente de ángulo agudo, aunque amplia; cabellos negros, ensortijados de origen y casi lacios de peine; los ojos negros, rasgados y reifones, iluminaban de ironía el rostro  lleno y ovalado. Su nariz era corta, ligeramente redonda en su termino; los labios carnosos,  entre abiertos  y mordaces, diluían una perenne sonrisa fisgona y cordial ... Fue, de raíz, un niño terrible. Se nos escapó terrible y niño, y desde su niñez sin ocaso, continua alumbrando hasta  ahora las letras del PERU contemporáneo”.

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Pedro Abraham Valdelomar

 

Destacado escritor peruano, de quien el Dr. Luis Alberto Sánchez hizo el siguiente retrato: “Era un hombre amarcigado, casi oliváceo. Lucía una frente en ángulo agudo, aunque amplia, cabellos negros , ensortijados de origen y casi lacios al peine; los ojos negros rasgados y reilones, iluminaban de ironía el rostro lleno y ovalado. su nariz era corta, ligeramente redonda en su termino; los labios carnosos, entre abiertos y mordaces, diluían una perenne sonrisa fisgona y cordial. El mentón, también redondo, era suave con una hendidura vertical en el medio , digno remate frayluno de un rostro limitado por unos quevedos de carey, ataos al cuello por una flotante cinta bicolor: plata y negro...” y a su vez, José Carlos Mariátegui expresó: “Es el caso más interesante del Perú independiente... su personalidad no sólo influyó en la actitud espiritual de una generación de escritores. Inició en nuestra Literatura una tendencia que luego se ha acentuado... Buscó sus temas en lo cotidiano y lo humilde. Revivió su infancia en una aldea de pescadores. Descubrió, inexperto pero clarividente, la cantera de nuestro pasado autóctono” , nació en ICA el 16 de Abril de 1888. Sus padres fueron Anfiloquio Valdelomar y Carolina Pinto.

Su niñez transcurrió apaciblemente en Pisco, luego se trasladó a Lima y realizó sus estudios en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe, donde ya atraído por la vocación literaria publicó “La Idea Guadalupana”. Terminada la secundaria, ingresó a la Escuela de Ingenieros, que abandonó por dedicarse al periodismo.

En 1906, se inició en la mencionada profesión, con una caricatura publicada en “Aplausos y Silbidos” y al año siguiente como dibujante en “Actualidades” y “Monos y Monadas”, en 1908 colaboró en “Cinema” y en 1909 lo hizo en “Gil Blas”. Ese mismo año manifestó su ingenio literario en “Contemporáneos” al publicar su poema “Ha vivido mi alma”. En 1910 colaboró en “El Diario” y también publicó “La Ofrenda de Odar” y “Violines Húngaros”.

En 1911, se matriculó en la facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde destacó desde el primer momento. Asimismo, publicó la CIUDAD MUERTA y LA CIUDAD DE LOS TÍSICOS en “Ilustración Peruana” y “Variedades”.

Sus múltiples actividades literarias lo alejaron de la universidad, y entonces se inclinó a la política dedicándose a apoyar la campaña presidencial de Guillermo Billinghurst, quien al ser elegido lo nombró Director del diario Oficial “El Peruano”,  cargo que desempeñó desde Octubre de 1912 a Mayo de 1913, mes y año en que se vio profundamente afectado por la muerte de su novia Rosa Gamarra Hernández , y también fue nombrado Segundo Secretario de la Legación Peruana en Italia. Desde éste país escribió sus “Crónicas de Roma” para “La Nación” de Lima y, en 1913, el cuento “El Caballero Carmelo”. Derrocado Billinghurst el 04 de Febrero de 1914, renunció a su cargo diplomático y regresó al país, agrupó a los escritores de su generación propiciando muchas actividades, editó una antología poética de los más destacados : “Las voces Múltiples” y “Colónida”, publicó el drama histórico LA MARISCALA, en colaboración con José Carlos Mariátegui, y la tragedia pastoril inconclusa, VERDOLAGA. En 1918 colaboró en “La Prensa” y adoptó algunos seudónimos, como “Conde de Lemos” , “V” y otros. En 1917 ganó el premio de concurso del Círculo de Periodistas por el ensayo “La Psicología del Gallinazo”; publicó “Fuegos Fatuos” también creó “Cuentos Chinos” y “Cuentos Yanquis” que luego publicaría como “Los Hijos del Sol” . Ganado por la política, realizó giras y dictó conferencias en varios lugares. El 24 de Setiembre de 1919 fue elegido diputado por ICA ante el Congreso Regional del Centro , viajó a AYACUCHO tierra donde sufrió una caída que le causó una fractura en la columna vertebral y múltiples traumatismos, muriendo el 03 de noviembre de 1919, a los 31 años.

 

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Abraham Valdelomar Pinto

 

Escritor peruano. Nació en la ciudad de Ica el 27 de abril de 1888 y murió en Ayacucho el 3 de noviembre de 1919. Abraham Valdelomar fue hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de Carolina Pinto. Siguió sus estudios primarios en la ciudad de Pisco y en la Escuela Municipal Nº 3 de Chincha, y los secundarios en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe de Lima (1900-04), donde fundó la revista La Idea Guadalupana (1903) al lado de su compañero Manuel A. Bedoya.

En 1905 Valdelomar se matriculó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero dejó las clases al año siguiente para emplearse como dibujante en las revistas Aplausos y silbidos, Monos y Monadas, Actualidades, Cinema y Gil Blas, donde también trabajó como director artístico.

En 1909 publicó sus primeros versos de estilo modernista en la revista Contemporáneos y al año siguiente decidió reanudar sus estudios, aunque la universidad nunca le interesó mucho, y en 1913 terminó por abandonarla definitivamente.

En 1910, a raíz de un conflicto con Ecuador, Abraham Valdelomar sentó plaza de soldado como integrante del "Batallón Universitario", formado por estudiantes de San Marcos, y durante el acuartelamiento escribió una serie de crónicas bajo el título "Con la argelina al viento" que fueron publicadas en El Diario y La Opinión Nacional de Lima entre abril y junio de 1910, y que le valieron un premio por parte del Municipio de Lima; posteriormente viajó con una delegación universitaria al sur del país, visitando Arequipa, Cuzco y Puno.

El mismo año de 1910 aparecieron publicados los primeros cuentos de Valdelomar en las revistas Variedades e Ilustración Peruana, y al año siguiente aparecieron por entregas en las mismas revistas sus novelas cortas La ciudad de los tísicos y La ciudad muerta -donde hizo manifiesta la influencia recibida por parte del escritor italiano Gabriele D´Annunzio-, iniciando también su colaboración con el diario La Prensa de la capital peruana. En 1912 participó en la campaña presidencial de Guillermo Billinghurst, siendo elegido presidente del Centro Universitario billinghurista, y, luego del triunfo de su candidato, llegó a ser nombrado administrador de la Imprenta del Estado y director del diario oficial El Peruano (X-1912 a V-1913).

Valdelomar renunció a ambos cargos luego de ser nombrado Segundo Secretario de la Legación del Perú en Italia (12-V-1913), embarcándose con destino a Europa el 30 de mayo. Después de pasar por Panamá, Cuba y Nueva York, llegó a Roma (7-VIII-1913), asumiendo inmediatamente sus funciones. Su estancia en esta ciudad la aprovechó para escribir una serie de artículos que bajo el nombre de "Crónicas de Roma" publicó en los diarios limeños La Nación (XI-1913 a I-1914) y La Opinión Nacional (V-1914 a VII-1914), pero definitivamente lo más importante de su estancia en Italia fue su participación en el concurso literario organizado por La Nación con el cuento "El Caballero Carmelo", que resultó ganador del primer premio (3-I-1914). Luego de enterarse del derrocamiento del presidente Billinghurst, renunció a su cargo diplomático (6-II-1914) y regresó a Lima.

De nuevo en la capital peruana, y luego de una fugaz detención por conspirar contra el nuevo gobierno (VI-1914), Valdelomar comenzó a trabajar como secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero (1914-15). Bajo la influencia de Riva-Agüero escribió su primer libro titulado La Mariscala (Lima, 1914), biografía novelada de Francisca Zubiaga (1803-35), esposa del presidente Agustín Gamarra y figura importante de la política peruana durante algunos años. Para entonces Valdelomar ya era un colaborador frecuente de numerosas publicaciones limeñas como los diarios El Comercio y La Crónica, y las revistas Balnearios, Mundo Limeño y Variedades, en las que publicaba sus poemas, cuentos y artículos.

Sin embargo, su labor como periodista estuvo ligada al diario La Prensa, donde tuvo a cargo la sección "Palabras" desde julio de 1915 hasta su alejamiento del diario en 1918. También publicó en La Prensa sus "Crónicas frágiles", donde hizo conocido su seudónimo de El Conde de Lemos; y los "Diálogos máximos", a manera de conversaciones entre dos personajes, Manlio y Aristipo, a través de los cuales descubrimos las personalidades de Valdelomar y del escritor José Carlos Mariátegui.

Abraham Valdelomar también publicó en el mismo diario sus crónicas tituladas "Impresiones"; la columna "Fuegos fatuos", donde desplegó todo su humorismo e ironía; y finalmente sus comentarios sobre la guerra mundial, aparecidos en 1917 bajo el rótulo de "Al margen del cable". En 1917 ganó el concurso organizado por el Círculo de Periodistas del Perú con su artículo "Ensayo sobre la sicología del gallinazo".

Valdelomar, quien a su regreso de Europa se había convertido en el líder de un grupo de jóvenes escritores, decidió fundar su propia revista literaria, donde pudiera exponer los trabajos que estuvieran acordes con los gustos literarios de la nueva generación que representaba. Así, el 15 de enero de 1916 apareció el primer número de Colónida, revista dirigida por Valdelomar que a pesar de su corta duración -sólo publicó cuatro números, el último de mayo de 1916- tuvo una gran repercusión en el ambiente cultural peruano, al punto que comenzó a hablarse de un "movimiento Colónida".

Sin embargo, la importancia de esta revista no puede ser magnificada. Se ha sostenido que la revista pretendía ser una bandera de revolución estética y un intento de dar a conocer a los nuevos escritores provincianos, pero es indudable que sus resultados no fueron siempre los deseables. A pesar de todo, habría que reconocerle el mérito de rescatar del olvido la figura de José María Eguren (1874-42), el primer escritor peruano que merece con justicia el calificativo de poeta.

El mismo año se publicó el libro Las Voces Múltiples (Lima, 1916), que reunía poesías de ocho escritores vinculados a Colónida, entre ellos Valdelomar. El libro recoge los poemas "El hermano ausente en la cena de Pascua ..." y "Tristitia", considerados los mejores de su producción poética, donde se describe el ambiente familiar y la sensación de ausencia y soledad que embarga al poeta.

Posteriormente publicó los que serían sus últimos libros: Belmonte, el trágico, Ensayo de una estética futura a través del arte nuevo (Lima 1918), sobre la filosofía estética del toreo en Juan Belmonte -tema sobre el que confiesa no encontrarse versado-, y su exitoso primer volumen de cuentos bajo el título de El Caballero Carmelo (Lima, 1918).

En enero de 1918 renunció a su puesto de redactor en La Prensa y comenzó una breve colaboración con la revista Sud América. Es entonces cuando el escritor decide recorrer el territorio peruano como conferenciante, para lo cual emprendió un viaje al norte del país (V-1918 a XII-1918) visitando las ciudades de Trujillo, Cajamarca, Chiclayo y Piura, así como diversos pueblos en los cuales dio charlas sobre temas estéticos, patrióticos y sociales. Mientras, tanto había postulado a la diputación regional de Ica y, al ser elegido para el cargo (24-VIII-1919), viajó a la ciudad de Ayacucho, sede del Congreso Regional del Centro.

El 1º de noviembre de 1919 Abraham Valdelomar sufrió un accidente mientras participaba en la segunda sesión preparatoria del Congreso, a consecuencia del cual murió al cabo de dos días, siendo trasladados sus restos a Lima, luego de ser embalsamados. Póstumamente se publicó Los hijos del sol (cuentos incaicos, Lima, 1921), conjunto de relatos escritos alrededor del año 1910, y Tríptico heroico (Lima, 1921), libro de poemas patrióticos dedicados a los niños de las escuelas del Perú. Su obra literaria, formada por los pocos libros que publicó y sus trabajos que se encuentran desperdigados en numerosas publicaciones periódicas, ha sido objeto de diversas recopilaciones, la última -y también la más completa- con el título de Obras (2 vols., Lima 1988).

Abraham Valdelomar es un caso excepcional dentro de la literatura peruana. Elogiado y atacado en vida como ningún otro escritor de su país, estuvo decidido a triunfar en su medio para lo cual no dudó en adoptar posturas desafiantes y escandalosas a la manera de Oscar Wilde, a quien seguramente quiso imitar. Sin embargo, detrás del decadentismo que solía mostrar en público y su apego a las frases brillantes e irónicas, se descubre un auténtico temperamento artístico, lleno de sentimiento y nostalgia, que se manifiesta en sus mejores poemas y en los cuentos criollos que forman su libro El Caballero Carmelo. Este contiene algunos de los mejores relatos escritos en el Perú.

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Familiares de Abraham Valdelomar

Hoy en día tan sólo existe un familiar de Abraham Valdelomar quien es su sobrina Doña Isabel Huasasquiche Valdelomar (92) , domiciliada en la Av. San Martín, cuadra 12. Me proporcionaron el dato de que Abraham Valdelomar se vino a vivir en Pisco ya que su papá era el jefe de la Aduana en Pisco y tenían que vivir obligadamente en la calle Miguel Grau (PISCO-PLAYA). Abraham se inspiró en las playas de Pisco y en los diferentes paisajes que éste tenía para más tarde representarlas en sus obras. Últimamente hubo una conferencia en el club Social de Pisco dando las últimas investigaciones sobre su vida, costumbres, etc. Entre Abraham y su sobrina no hubo mucha comunicación, más la tuvo con su hermano Anfiloquio quien llevaba el mismo nombre del padre.

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