HISTORIA
La Fiesta de la Patria Gaucha nace en el año 1986, ante iniciativa de un grupo de Ediles en el Seno de la Junta Departamental de Tacuarembó (Organo Legislativo de Tacuarembó), quienes elevan la propuesta al Intendente Municipal de la Epoca, el cuál aprueba la idea y designa una Comisión Organizadora integrada por personalidades representativas de sectores Políticos, Sociales y Empresariales, lanzándose oficialmente la Primera Edición en febrero del año 1987.
Esta
fiesta se realiza,año a año, en la primera semana de marzo, en el predio
de la Laguna de las Lavanderas, un remanso junto al río Tacuarembó, alimentado
por manantiales, circunvalada de árboles,
al costado de la ciudad de
Tacuarembó; la cuál además de resaltar nuestras tradiciones y
folklore, también nos da una excusa para el reencuentro de la gente de
campo y de la ciudad ya sea entre amigos, parientes o compañeros.
¿Qué es la Fiesta de la Patria Gaucha?
La
Patria Gaucha es:
Así
el indio fue muriendo, sin embargo la unión de la sangre indígena con la
sangre del español conquistador, dio origen al mestizo; un hombre con
marcado vigor regional. Un hombre nuevo , inculto , con caracteres definidos, y
con “todas las prendas de la raza fina que le dio nacimiento” y que podemos
apreciarlas en su indumentaria, en su verborragia florida, pero con características
nativas, bien dotado de tipo varonil, de innata altivez y respeto por el medio
que lo rodea, vital. El gaucho “a su manera poseía noción de patria” y
sentimiento de libertad por la que luchó conquistándola con arrojo,
heroicidad.
El
gaucho fué “nuestro pueblo niño” y nuestro antecesor.
“Todos
los triunfos de nuestra raza empezaron con el movimiento de la sangre gaucha”,
“llevó en sus actos la verdad de la fortaleza varonil que sacó de sus
padres”.
La fiesta de la Patria Gaucha es una alegoría al gaucho, en su ámbito natural.
Varios
días antes, con los preparativos para el armado de los fogones de las aparcerías,
ya se “palpa” ese ambiente de reunión y compañerismo, como un sentimiento
común a todos los que allí se encuentran.
Cada
aparcería cuida hasta el más mínimo detalle para el armado del fogón, el
cual siempre representa algún pasaje importante de nuestra historia.
Se
utilizan para ello, materiales de la época correspondiente a lo que se
represente (ni hablar de emplear chapas, plásticos o tornillos).La propia gente
de las aparcerías prepara el barro para formar uno a uno los ladrillos para el
armado de los ranchos, traen retorcidos palos de monte para formar los
corrales... y a la tarde, después de la larga jornada de trabajo, se forma la
rueda entre la gente de las aparcerías más algún otro conocido o pariente que
se acerca por allí mientras el mate amargo pasa de mano en mano, en tanto queda
pronto nuestro tradicional asado ( de oveja en estos casos).
Más
a la noche, se empiezan a oír las guitarras y algún acordeón, lo que invita a
compartir un buen vino para aclarar la garganta y así poder entonar una milonga
y porque no hasta bailarse una polca.
...Y
entre charla, canto y baile, la gente se va retirando de a poco a descansar para
prepararse para otra jornada de trabajo y organización, hasta llegar por fin al
tan esperado comienzo de la
fiesta.
Como es notorio, nuestra fiesta, además de darnos cinco días de gran diversión e integración del hombre de campo y la ciudad, todos los años nos permite “reencontrarnos” con nuestra historia, nuestro pasado y costumbres, que muchas veces por el ritmo de vida dinámico, acelerado e influenciado por la tecnología y modernización, las mantiene un poco enterradas en el olvido; y por tanto , es motivo de fiesta remontarnos por unos días a aquella gran época de guerreros con lanzas que poco a poco fueron formando este pequeño país que queremos tanto.
Allí
se realiza la fiesta de la tradición. Días antes de la fiesta de jineteadas,
artesanía de la región, países vecinos y de canto, comienzan las diferentes
aparcerías (grupos de personas de diferentes regiones, pagos, que se agrupan en
sociedades tradicionalistas ) que levantan allí sus fogones, su lugar de reunión,
el sitio donde su sociedad criolla, reunirá a su gente , sus componentes.
Las
13 sociedades que participan en el concurso de sociedades criollas,compiten en
diversas actividades, que sumarán puntos para el Premio Mayor, como Mejor
Sociedad, en competencias del Ruedo, en la Temática de la presentación del Fogón
Criollo, la elección de la Flor del Pago y su participación en el Desfile
Gaucho.
Estas
sociedades, instalan su fogón dentro del predio de la laguna establecido para
esta función, en pleno corazón de la fiesta, donde se encuentran todos los
servicios de restaurant, cantina, administración y autoridades que congrega la
fiesta. Allí esta el ruedo donde se realizan desde la mañana y hasta la noche
la jineteadas en categorías de basto criollo, basto argentino y en pelo; como
también se desarrollan competencias de paleteada y tiro de lazo en
vaquillonas, aparte de rodeo, carrera del dormido, prueba Santa Josefina, monta
sobre el revolcón, tiro de bola en potros, donde participan jinetes amateurs y
profesionales, uruguayos, argentinos y brasileños.
El fogón de cada sociedad participante, evoca una época de la colonia, representando fielmente ese momento. Se cuidan todos los detalles ya que son premiados por su originalidad, mejor evocación creativa. Sus integrantes recolectan artículos de la época para exhibirlos allí y darle a su construcción el perfil más representativo posible.
Constantemente
sus integrantes se reúnen para saborear el clásico mate amargo, muchos,
vestidos con indumentaria de la época; se prepara comida de campaña, con los
utensilios de los tiempos, el pan en horno de barro, tortas fritas, del clásico
asado a las brasas, los ensopados a la olla, guiso criollo, se hacen trabajos
domésticos y caseros como antaño.
Por
la noche los fogones toman realce con la música de los guitarreros,
acordeonistas y cantores que dan alegría a la fiesta donde también se hace
presente el juego del truco, la taba y entre mate amargo y música surge el
baile criollo dándole una dinámica a cada fogón que también el jurado
valorará a la hora de otorgar los premios.
Los artesanos salpican de color todo el predio de La Fiesta de la Patria Gaucha. Durante todo el día y hasta altas horas de la noche, se pueden adquirir artesanías regionales y de países americanos como Perú, Bolivia, Paraguay, etc.
EDICIÓN 2002
Números
y datos que importan en la
"FIESTA DE LA PATRIA GAUCHA"
Extractos del trabajo sobre proceso histórico de la Fiesta de la Patria Gaucha, realizado por el Dr. Carlos Arezo Posada, gestor de la Fiesta e integrante Comisión Organizadora:
I) LA ESCENIFICACIÓN DEL PASADO: Una visión antropológica de la Fiesta destaca que se montan dos escenarios para representar los límites que definen al "ser gaucho":
A) Los espacios de los denominados "fogones" los cuales constan de una instalación con una edificación central ( rancho, pulpería, etc. ) y un entorno con objetos de la vida cotidiana en los cuales los miembros de las Sociedades Criollas habitan durante el desarrollo del evento. Tanto en sus componentes materiales como en los no-materiales, estos espacios se elaboran en torno a la dominancia del pasado.
B)
El otro espacio paralelo en importancia es el del Ruedo, lugar donde se llevan a
cabo distintas competencias ( tiro de lazo, boleadoras, jineteadas, etc ), las
cuales comparten como características el ser tareas camperas y la predominancia
del uso del caballo en la mayoría de ellas.
En ambos espacios, se compite por la excelencia en la habilidad cultural, siendo
esta competencia el mecanismo constructivo último por donde "se fija"
lo correcto o incorrecto de la identidad "gaucha". No obstante la
presencia de estos espacios privilegiados, las fronteras con el espacio general
donde se desarrolla la fiesta es abierta, muchos de los asistentes recrean
diariamente en su entorno cotidiano a través de la vestimenta, transporte,
campamentos y comidas, las representaciones que se escenifican en ambos
espacios.
Así, toda la fiesta deviene en una "puesta en escena" y reafirmación
cultural permanente.
II) EL SISTEMA ORIGINAL DEL EVENTO:
La
fiesta tiene una diferenciación muy marcada, que le da un carácter sumamente
original en la región. Nos referimos a la competencia que se produce entre las
Sociedades o Aparcerías de la zona, al participar en una serie de actividades,
y competencias para lograr y sumar puntos a fin de obtener el Gran Premio del
evento.
Se pasa de la criolla frontal a un evento global, comprensivo de variadas
realidades camperas.
Se da aquí, no una criolla más, sino un acontecimiento complejo e integrado
por muchas actividades revalorizadas que hace distinguir y jerarquizar a las
aparcerías participantes.
La competencia abarca una numerosa gama de pruebas puntuales, donde intervienen
representantes de las Sociedades que compiten directamente. La suma de los
puntos determina cual Sociedad se constituye en la Mejor de la Fiesta.
Se prevén igualmente, premios individuales en competencias donde se exhaltan
las habilidades camperas en pruebas como las tradicionales montas en pelo y
basto.
III) LAS SOCIEDADES CRIOLLAS PROTAGONISTAS:
A continuación señalamos las principales informaciones sobre la denominación y origen de las sociedades competidoras de esta Fiesta:
1)
SOCIEDAD CRIOLLA PATRIA Y TRADICIÓN: Es la más antigua de la región, fundada
el 18 de marzo de 1945, con Sede en la Laguna de las Lavanderas de la Ciudad de
Tacuarembó, y parte del lindero a la laguna propiedad de la familia Martínez
Catalina, donde se encuentra el Ruedo y sus gradas.
Su primer presidente fue el Sr. Santiago Camacho. Actualmente la preside el Sr.
Homero Formoso, Presidente de Honor de la Comisión Organizadora de la Fiesta.
2)
SOCIEDAD CRIOLLA JUAN E. GASTELÚ: Fundada el 16 de setiembre de 1964 por
vecinos de los parajes de Corrales y Queguay del departamento de Paysandú, con
denominación en homenaje a uno de los precursores del movimiento
tradicionalista en esos pagos. Su sede propia se encuentra en el Km. 169 de la
Ruta 26, en un predio donado a estos fines por el vecino don Bicoca Franco.
Su primer presidente fue el Sr. Francisco Franco.
3)
AGRUPACIÓN TRADICIONALISTA DE RIVERA (ATRI): Fue fundada el 19 de abril de
1984, con sede en paraje La Lata, departamento de Rivera, ubicada en una zona
muy cercana a la ciudad capital del mismo nombre.
Su primer presidente fue el Sr. Ney Noble.
4)
APARCERÍA DEL QUEGUAY: Fue fundada el 20 de diciembre de 1986 en el paraje
"El Arbolito" departamento de Paysandú, con el nombre Cerro del
Queguay. Su sede se mantiene en el lugar de fundación.
Su primer presidente fue el Sr. Aroldo Irazoqui.
5)
SOCIEDAD CRIOLLA AMIGOS UNIDOS DE CINCO SAUCE: Fundada el 3 de febrero de 1986,
con Sede en Punta de Carreteras, sobre Ruta 26, lindera a los pagos de Caraguatá
en el departamento de Tacuarembó.
Su primer presidente fue el Sr. Olivio Correa.
6)
SOCIEDAD CRIOLLA REFUGIO DE LOS GAUCHOS: Con sede en paraje Quiebrayugos en la
6ta. Sección del departamento de Tacuarembó, fundada el 23 de agosto de 1985
con sede en el mismo paraje sobre Ruta 31.
Su primer presidente fue el Sr. Manuel Motta.
7)
SOCIEDAD CRIOLLA LOS TIZONES DE ANSINA: Con sede en Villa Ansina, 7a. Sección
del departamento de Tacuarembó, fundada el 11 de octubre de 1972.
Su primer presidente fue el Sr. José Ramón González.
8)
SOCIEDAD CRIOLLA DE TAMBORES: Con sede en Villa Tambores en el límite de los
departamentos de Paysandú y Tacuarembó. Fue fundada el 16 de junio de 1984.
Su primer presidente fue el Sr. Longino Montes de Oca.
9)
SOCIEDAD CRIOLLA "A PONCHO Y ESPUELA": Fundada el 12 de agosto de 1988
en Melo, capital del departamento de Cerro Largo. Tiene su sede en el
"Parque Rivera" de Melo.
Su primer presidente fue el Sr. Joaquín Arrospide.
10)
AGRUPACIÓN TRADICIONALISTA "EL TRASFOGUERO": Fundada el 23 de febrero
de 1990 en el paraje "Bañado Grande", en la 7a. Sección de Rivera.
Su actual sede está radicada en el local Paso Casildo del paraje Yaguarí, 7a.
Sección del departamento de Tacuarembó. Su traslado fue realizado en 1992.
Su primer presidente fue el Sr. Mario de Cunha.
11)
SOCIEDAD CRIOLLA "LAZO, RIENDA Y BOLEADORA": Fundada en el año 1991
en la ciudad de San Gregorio de Polanco, al sur del departamento de Tacuarembó.
Tiene su sede actual en la misma localidad.
Su primer presidente fue el Sr. Felipe Gastambide.
12)
SOCIEDAD CRIOLLA " BATOVI Y BONILLA": Fundada el 17 de febrero de
1992. Su sede está ubicada en el paraje "Cerro de Batovi", 2a. Sección
Judicial de Tacuarembó, sobre Ruta 5 Brigadier General Fructuoso Rivera en el
kilómetro 365. 500.
Se la ha identificado como Sociedad Sauce Cerro de Batoví y Bonilla en razón
de los parajes de radicación de los integrantes, que componen la agrupación,
pero su verdadera denominación es Batoví y Bonilla.
Su primer presidente fue el Sr. Carlos Chagas.
13) SOCIEDAD CRIOLLA "EL FOGÓN DE CURTINA": Con sede en la localidad de Curtina, 2a. Sección del departamento de Tacuarembó. Fue fundada el 11 de febrero de 1975.
IV) SOCIEDADES COMPETIDORAS:
Las
sociedades que participaron en la fundación de esta Fiesta fueron 8, de las
cuales quedan hoy compitiendo 7 de ellas.
Aparcería del Queguay (Paysandú), Tizones de Ansina (Tacuarenmbó), Refugio de
los Gauchos (Tacuarembó), Juan E. Gastelú (Paysandú), ATRI (Rivera), Cinco
Sauces Amigos Unidos (Tacuarembó) y Patria y Tradición (Tacuarembó).
La octava fue la Agrupación Tradicionalista de Minas de Corrales, Rivera,
denominada posteriormente Treinta y Tres Orientales, triunfadora en la Primera
Edición de la Fiesta y que desde el año 2001 no compite por su propia decisión.
En la edición 2002, participaron 13 sociedades, como en el año anterior. El número máximo de sociedades competidoras fue de 14, en los años 1999 y 2000.
La
primera Sociedad Criolla constituida en nuesto País, es la Sociedad Criolla Elías
Regules (Montevideo), fundada el 24 de mayo de 1894.
La más antigua de las participantes en la competencia es la Sociedad Patria y
Tradición, fundada el 18 de marzo de 1945 y la última constituida, la más
nueva, es la Sociedad Batoví y Bonilla, fundada el 17 de febrero de 1992.
La última sociedad que se integró a la competencia de la Fiesta, fue la
Sociedad "El Fogón de Curtina", a partir de la 12a. edición.
V) PRINCIPALES PREMIOS EN LAS DISTINTAS EDICIONES:
PRIMERA - Año 1987:
Gran
Premio:
Agrupación Tradicionalista Treinta y Tres Orientales de Minas de Corrales -
Rivera.
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
SEGUNDA - Año 11988:
Gran
Premio: Agrupación Tradicionalista de Rivera
"ATRI" -Rivera
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
TERCERA - Año 11989:
Gran
Premio: Sociedad Juan E. Gastelú - Paysandú
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
CUARTA - Año 11990:
Gran
Premio: Amigos Unidos de Cinco Sauces, Punta de
Carreteras - Tacuarembó.
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
QUINTA - Año 11991:
Gran
Premio: Sociedad Criolla Patria y Tradición -
Tacuarembó
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
SEXTA - Año 11992:
Gran
Premio: Aparcería del Queguay - Paysandú
Mejor Fogón: Aparcería del Queguay - Paysandú
SEPTIMA - Año 1993:
Gran
Premio: El Trasfoguero de Paso Casildo -
Tacuarembó/Rivera.
Mejor Fogón: Aparcería del Queguay - Paysandú
OCTAVA - Año 1994:
Gran
Premio: Aparcería del Queguay - Paysandú
Mejor Fogón: El Trasfoguero de Paso Casildo - Tacuarembó/Rivera.
NOVENA - Año 11995:
Gran
Premio: El Trasfoguero de Paso Casildo -
Tacuarembó/Rivera.
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
DECIMA - Año 11996:
Gran
Premio: Aparcería del Queguay - Paysandú
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
DECIMA PRIMERA - Año 1997:
Gran
Premio: Sociedad Criolla Patria y Tradición -
Tacuarembó
Mejor Fogón: Refugio de los Gauchos de Quiebrayugos - Tacuarembó.
DECIMA SEGUNDA - Año 1998:
Gran
Premio: A Poncho y Espuela de Melo - Cerro
Largo
Mejor Fogón: El Trasfoguero de Paso Casildo - Tacuarembó/Rivera.
DECIMA TERCERA - Año 1999:
Gran
Premio: A Poncho y Espuela de Melo - Cerro
Largo
Mejor Fogón: Sociedad Batoví y Bonilla - Tacuarembó
DECIMA CUARTA - Año 2000:
Gran
Premio: Sociedad Batoví y Bonilla - Tacuarembó
Mejor Fogón: Sociedad Batoví y Bonilla - Tacuarembó
DECIMA QUINTA - Año 2001:
Gran
Premio: Compartido por única vez entre
Sociedad Batoví y Bonilla de Tacuarembó y Sociedad A Poncho y Espuela de Cerro
Largo.
Mejor Fogón: Sociedad Batoví y Bonilla de Tacuarembó.
DECIMA SEXTA - Año 2002:
Gran
Premio: Sociedad Juan E. Gastelú
Mejor Fogón: Sociedad Juan E. Gastelú
VI) TABLA DE TRIUNFOS:
GRAN PREMIO
1º)
Aparcería del Queguay: 6a. - 8a. - 10a. ( 3 veces )
2º) A Poncho y Espuela - 12a. - 13a. - 15a. ( 2 veces y 1
compartida)
3º) El Trasfoguero: 7a. - 9a.
( 2 veces )
3º) Patria y Tradición: 5a. - 11a.
( 2 veces )
3º) Juan E. Gastelú: 3a. - 16a.
( 2 veces )
4º) Batoví y Bonilla: 14a. - 15a.
( 1 vez y 1 compart.)
5º) ATRI de Rivera: 2a.
( 1 vez )
5º) Cinco Sauces Amigos Unidos: 4a.
( 1 vez )
5º) Treinta y Tres Orientales: 1a.
( 1 vez )
MEJOR FOGÓN
1º)
Refugio de los Gauchos: 1,2,3,4,5,9,10,11 ( 8 veces )
2º) Batoví y Bonilla: 13a. - 14a. - 15a.
( 3 veces )
3º) El Trasfoguero: 8a.- 12a.
( 2 veces )
3º) Aparcería del Queguay: 6a. - 8a.
( 2 veces )
4º) Juan E. Gastelú: 16a.
(1 vez )
Desfile Gaucho
Escribe María del Carmen Formoso:
Como estaba previsto en el marco de actividades de la 16ª Fiesta de la Patria Gaucha, en la mañana del día sábado 9 de marzo, se llevó a cabo el Desfile Gaucho por las principales avenidas de Tacuarembó, con la participación de más de 2600 caballos y jinetes, pertenecientes a las diferentes Sociedades Criollas participantes e invitadas.
|
Un brillante sol como el que luce nuestro pabellón nacional, acompañó el desarrollo del desfile, donde cada aparcería muestra sus lujos, y engalana con un despliegue de colorido y creatividad identificando a cada una de ellas. |
Oportunidad en que el esmero se plasma en la preparación del pingo, portando sus estandartes con leyendas representativas, y su gente, con alegría y orgullo se manifiestan durante el desfile con la expresión del pago.
El desfile fue encabezado por un grupo de soldados del Regimiento Blandengues de Artigas.
Inmediatamente el pasaje de una carreta portando a la Virgen de los Treinta y Tres, con su escolta de niños, mujeres y hombres de a caballo, que con gran algarabía esparcían durante su pasaje pétalos de rosas.
A continuación participaron las dos Sociedades Criollas ganadoras del Premio Mayor de la Edición 2001 de la Fiesta, Batoví Bonilla y A Poncho y Espuelas, quienes compartieron el primer puesto en la 15ª Fiesta de la Patria Gaucha.
Destacándose
la presencia y figura del patriarca de la gauchada tacuaremboense, Don
Homero Formoso, a quién se le brinda justo homenaje en esta edición de la
Fiesta de la Patria Gaucha, cuya figura es estampada en el afiche de dicha
fiesta, obra del artista plástico Wilmar López.
Sumándose luego, las diferentes aparcerías participantes e invitadas en
la Fiesta Tradicionalista.
Dándole el recibimiento a los participantes del desfile, en el Palco Oficial encabezado por el Intendente Departamental Dr. Eber da Rosa Vázquez, el Intendente de Treinta y Tres Sr. Wilson Elso Goñi, el Senador Carlos Julio Pereira, diputado Dr. Julio Cardozo, el Director de Ancap Dr. Fernando Saralegui y autoridades departamentales, invitados especiales e integrantes Comisión Organizadora; los payadores José Curbelo y Gabino Sosa, esbosan décimas que identificaban a cada una de las Sociedades parcipantes.
Es
de destacar, que en esta edición 2002, el desfile gaucho contó con mayor
participación de niños, adolescentes y mujeres, que en ediciones anteriores
era mucho menor el número, en especial de niños y mujeres (paisanitos, chinas
y chinitas).
Dió la nota, la participación en el desfile de la esposa del Sr. Intendente
Departamental, Sra. Rosario de León, quién desfiló integrando la Aparcería
de Lazo, Riendas y Boleadoras deSan Gregorio de Polanco.
Fortaleciendo aún más es espíritu de integración latinoamericana del gaucho y la tradición campera, participaron del desfile aparcerías de Brasil y Argentina.
Y así, con la presencia de todas las Sociedades Criollas participantes e invitadas a la 16ª Fiesta de la Patria Gaucha, autoridades y público en general, se llevó a cabo posterior al desfile, en Plaza 19 de abril, un homenaje al Prócer José Gervasio Artigas.
Tomamos como cierre, las palabras del Payador:
"Ante
la enorme figura
del Gral. José Artigas
estará bien que yo diga
mi copla sencilla y pura
las rimas que me apresuran
son veloces como un rayo
y en estos versos que tallo
quiero decir en total
aquí están mi general
tus paisanos de a caballo.
De esta forma, el gauchaje vivía la emoción de la Patria Gaucha ante un Tacuarembó de pie en las calles céntricas y avenidas, entre ponchos, estandartes y banderas.
MISA CRIOLLA
En
la mañana del domingo tuvo lugar la Misa Criolla o Campal, que se realizó en
esta oportunidad en el teatro de verano del Parque Rodó, ya
que el predio donde habitualmente se lleva a cabo la Santa Misa, el Parque 25 de
Agosto, se encontraba bajo agua debido a las lluvias caídas el día viernes a
la madrugada.
Se realizó al aire libre, con la ventaja de ser allí un lugar más arbolado ,
y con bancos de cemento para los que llegaron más temprano, ya que la Misa tuvo
una participación importante de fieles este año.
Contó
con la participación del Obispo de Salto Monseñor Gil, varios sacerdotes y diáconos
de Tacuarembó, el obispo de Tacuarembó y Rivera Monseñor Julio César Bonino
precidió la celebración.
Allí
como siempre las distintas aparcerías realizaron originales ofrendas que fueron
interpretadas en los versos de los payadores Gabino Sosa y Silvio Curbelo.
La sociedad “las coronillas” acercó la llave de
la iglesia S. Carler de Borromeo.
La sociedad Patria y Tradición del departamento de Tacuarembó ofrendó un
poncho.
La sociedad criolla de Tambores ofreció una bandera de la liga Federal signo de
la unidad y dijo el payador:
“que
como Tambores vibre
esta
bandera que abriga
todos
los sueños de Artigas
protector
de pueblos libres
pido
a Dios no se desfibre
la
trama de ese idealismo
y
a Dios le pido así mismo
en
ratos buenos o aciagos
que
siga viviendo los pagos
la
luz del federalismo”.
Cinco Sauces amigos unidos acerco un par de estriberas que el payador resaltó como símbolo de ésta tierra, se usó en la guerra, en las luchas por la independencia hoy está presente en el trabajo de nuestros paisanos.
La
aparcería “Lazo rienda y boleadoras” de San Gregorio de Polanco acercó al
altar un banco de ceibo tipo tijera, muy original; el payador Silvio Curbelo
recibió la ofrenda con estos versos:
que
por brindar ese aporte
un
ceibo al monte se corte
en
nuestra Banda Oriental.
Bendito
sea ese ceibal
ya
no dará más pimpollos
ya
no adornará el arrollo
con
sus bermejos colores
Se
quedó un ceibo sin flores
para
que descanse un criollo.
El Refugio de los Gauchos acercó una rastra, que el payador recibió como una prenda criolla que al criollo no debe faltarle.
La
aparcería Trasfoguero del Yaguarí ofrendó un socador de mortero, como símbolo
del alimento de los criollos, la mazamorra.
La
aparcería de Queguay trajo al altar un vestido de china como ofrenda, el
payador Gabino Sosa lo recibió como prenda casi de lujo del campo.
A
Poncho y Espuela puso la nota tierna y simpática durante el ofertorio de la
Misa Criolla, acercando un lazo y un tirador, de manos de un paisanito de no más
de 5 años, con toda la vestimenta paisana del momento, botas, bombacha azul,
camisa, pañuelo y en sus manitos el lazo y el tirador.
Allí se acercó al altar e hizo su ofrenda arrancando aplausos y sonrisas de
todos los presentes ante la inocencia de tan pequeño emisario.
Los
bogeros de tala acercaron el pan y
el vino al altar, símbolos sagrados con el que culminó el ofertorio de la
misa.
La
Tribu de los Soares de Lima, nuevamente hizo vibrar a todos los presentes con su
marco de canciones que proporcionaron al recogimiento durante la celebración.
La
Santa Misa culminó con la bendición del Sr. Obispo de Tacuarembó/ Rivera,
Monseñor Bonino que tuvo palabras especiales para el pueblo de Canelones dado
que los bueyes que tiraba la carreta que llevaba la imagen de la Virgen de Itatí,
en el desfile fueron traídos desde Canelones.
Mensajes
del Intendente Municipal DR. EBER DA ROSA VÁZQUEZ y el Director Departamental
de Turismo SR. DARÍO FERRAZ BRAGA
Como
bien nos expresara el Sr. Director de Turismo de la Intendencia Municipal de
Tacuarembó Darío Ferráz Braga, el escenario natural en el que se enmarca la
Patria Gaucha es maravilloso pero “somos demasiado dependientes del tiempo.
Acá dependemos de la lluvia pero también dependemos del agua que viene de
abajo o sea de las crecientes” y lo cierto es que el predio quedó
prácticamente rodeado por las aguas.
El
viernes fueron suspendidas las actividades de campo correspondientes a la
tarde dadas las intensas lluvias caídas en Tacuarembó y zonas aledañas, las
marcas superaron los 100 mlts. en algunos lados.
Se
suscitaron complicaciones muy importantes. Las delegaciones de aparcerías y
artesanos fueron evacuadas y por la tarde la Comisión Organizadora reunida en
forma permanente decidió habilitar gratuitamente el espectáculo del escenario
Francisco de los Santos, dado que el tiempo a la noche ya mostraba una mejor
cara.
Fue
suspendida la actuación de Jaime Roos, pero el mismo quedó comprometido para
actuar en fecha a coordinar tal como lo especificara en su contrato.
Las
pruebas de campo del viernes por la tarde se trasladaron para el domingo.
Desde las 8 de la mañana en forma continuada hasta las 19:30 horas, nos
explica el Sr. Darío Ferráz, se cumplió con la totalidad de la programación
de campo.
El
sábado el avance de las aguas bloqueó las vías de entrada manteniéndose
solo una de las entradas en condiciones normales.
Hasta
el domingo en la mañana se mantuvo una sola boletería, en la tarde ya se
pusieron las restantes en funcionamiento, quedando así las tres boleterías
funcionando con normalidad.
MENSAJE:
El Sr. Director Departamental de Turismo desea hacer llegar el
agradecimiento a toda la gente de las aparcerías que realizaron un gran
esfuerzo para venir a construir los fogones que son, dice, “verdaderamente
un espejo de lo que fue la historia”. Una tarea realizada con dedicación,
superándose año tras año.
Agradece
también a todos los concesionarios de los restaurantes, cantinas, a
todos los artesanos “que vieron alterado sus horarios de actividad por los
contratiempos surgidos, a todos ellos , les agradecemos infinitamente que nos
hallan acompañado”.
MENSAJE:
El Dr. Eber Da Rosa (Intendente Municipal de Tacuarembó) destaca la
labor de la Comisión Organizadora de la Fiesta de la Patria Gaucha, por su
trabajo silencioso, mantenido durante todo el año.
También
brinda su agradecimiento a la prensa nacional y local, a la prensa de los países
vecinos especialmente la de Brasil, que han dado a esta fiesta la difusión
y la promoción cuya jerarquía
merece y corresponde.
Agradece
además a las aparcerías que son un pilar fundamental de esta fiesta y que ha
quedado demostrado una vez más, que estas aparcerías constituyen el eje
fundamental de la Fiesta de la Patria Gaucha.
Destaca
la voluntad de éstas de continuar adelante con las actividades a pesar del mal
tiempo reinante y que “aunque llueva y aunque caigan piedras la fiesta se
haga igual”.
El
Dr. Da Rosa dijo que “esas cosas tenemos que especialmente recoger y
valorar, de ese espíritu de sacrificio y de capacidad de emprendimiento de
llevar las cosas adelante por más difícil que ellas sean”.
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PAISANITO
2002:
Daian Ruiz del
Trasfoguero de Yaguarí.
Segundo representante de Sociedad Criolla de Tambores.
PAISANITA
2002: Andrea
Rodríguez Briz de Sociedad Criolla de Tambores.
Segunda representante de Aparcería del Queguay.
FLOR DEL PAGO: Ana Inés Ramos de la Sociedad Juan Gastelú
Prueba de Riendas Santa Josefina ( Sociedades Invitadas):
Mayores - Primer Premio: Oscar Ferreira ( Gauchoos de Batoví )
Menores de 7 a 13 años - Primer Premio: Robert Méndez de los Gauchos del Batovi ( Tacuarembó ).
Menores
de 7 años - Primer Premio: Franco Trinidad de Sociedad Criolla los
Renuevos de Quiebrayugos ( Tacuarembó )
Prueba de Riendas Santa Josefina ( Sociedades Participantes):
Mayores - Primer Premio: Omar Correa de CCinco Sauces Amigos Unidos ( Tacuarembó ).
Menores de 7 a 13 años - Primer Premio: Juan Luna de Sociedad Criolla Batovi Bonilla ( Tacuarembó ).
Menores de 7 años - Primer Premio: Noelia Litito del Trafoguero de Yaguari.
Prueba de Riendas Criollos de América:
Primer Premio: Edison Mirazón de Batovi Bonilla ( Tacuarembó ).
Monta Sobre el Rebolcón:
Primer
Premio: Aparcería del Queguay: Pialadores
Eduardo y José Escotto
Montador: Rogelio Rifrán
Segundo Premio: Batovi Bonilla: Omar Suárez, Miguel Correa y Julio Ruíz.
Tercer Premio: Cinco Sauces Amigos Unidos: Edgar Pérez, Omar Correa y Olivio de los Santos.
Carrera del Dormido Sociedades Invitadas:
Primer
Premio: Richard Liendo, Sociedad Criolla El
Relincho - Los Molles (Sociedades Invitadas ).
Mario Averasturi, Aparcería del Queguay ( Sociedades Participantes)
Tiro de Boleadoras en Potros Crudos:
Primer Premio: José Escotto de Aparcería del Queguay y José Montero del Regugio de los Gauchos de Quiebrayugos (Premio Compartido).
Segundo Premio:( desierto )
Tercer Premio: A Poncho y Espuela de Cerro Largo.
Tiro de Lazo en Vaquillonas:
PRIMER
PREMIO: Tizones de Ansina
SEGUNDO PREMIO: Refugio de los Gauchos
TERCER PREMIO: El Trasfoguero de Yaguarí
CUARTO PREMIO: El Fogón de Curtina
Aparte en Rodeo:
Primer Premio: Cerro Batoví y Bonilla
Segundo Premio: El Trasfoguero de Yaguarí
Paleteada de Vaquillonas:
Primer
Premio: Aparcería del Queguay
Segundo Premio: Cinco Sauces Amigos Unidos
Tercer Premio: El Trasfoguero de Yaguarí
Carrera de Potros:
Primer Premio: Wilder Rivero de Lazo, Riendas y Boleadoras de San Gregorio de Polanco.
Segundo Premio: Rogelio Rifrán de Aparcería del Queguay.
Rueda Nacional en Pelo
Primer Premio: Víctor Machado.
Segundo Premio: Rogelio Ridrán de Aparcería del Queguay.
Tercer Premio: Ney Rosas
CONCURSO
DE DOMA 2002:
Primer Premio: Edison Mirazón de
Sociedad Criolla Batoví Bonilla.
Segundo Premio: Tizones de Ansina
Tercer Premio: A Poncho y Espuelas
RUEDA
NACIONAL CUERO TENDIDO:
Primer Premio: Ignacio Amaral de
Corrales de Paysandú.
Segundo Premio: Carlos Antúnez de Arbolito - Paysandú.
CONCURSO
DE TROPILLAS - SOCIEDADES INVITADAS:
Primer Premio: Los Gauchos del
Batoví -Tacuarembó.
Segundo Premio: Sociedad Criolla Los Patricios, Cuchilla de la Palma -
Tacuarembó.
CONCURSO DE TROPILLAS - SOCIEDADES PARTICIPANTES:
Primer
Premio: El Fogón de Curtina
Segundo Premio: Cinco Sauces Amigos Unidos
Tercer Premio: Lazo, Rienda y Boleadoras
Cuarto Premio: Patria y Tradición
BASTO
ARGENTINO:
Primer Premio: Mario Aquino, Paraje Plácido
Rossas - Cerro Largo.
Segundo Premio: Héctor Alejandro Borges, Costas del Tornero - Florida.
RUEDA
INTERNACIONAL EN PELO:
Primer Premio: Danilo González de
Aparcería del Queguay.
Segundo Premio: Alejandro Quináz de Treinta y Tres.
Tercer Premio: Franco Tórrez de Sociedad Patria y Tradición - Tacuarembó.
RUEDA
INTERNACIONAL EN BASTO ORIENTAL:
Primer Premio: Gastón Trujillo de
Sociedad Criolla Juan E. Gastelú.
Segundo Premio: Federico Rodríguez de Sociedad Criolla Juan E. Gastelú.
Tercer Premio: José de los Santos de Sociedad Criolla Cinco Sauces
Amigos Unidos.
MEJOR
GRUPO DE JINETES:
Primer Premio: Sociedad Criolla Juan E.
Gastelú, integrada por los jinetes Gastón Trujillo, Federico Rodríguez y Raúl
Chineppe.
Segundo Premio: Aparcería del Queguay, integrada por los jinetes Danilo
González, Almendro Alvarez y Mario Amado.
Tercer Premio: Agrupación Tradicionalista A Poncho y Espuela de Cerro
Largo, integrada por los jinetes Juan José Silvera, Carlos CAsas y Gonzalo
Silvera.
CONCURSO
DE TROPILLAS -
SOCIEDADES PARTICIPANTES:
Primer
Premio: Sociedad Criolla El Fogón de Curtina.
Segundo Premio: Sociedad Criolla Cinco Sauces Amigos Unidos.
Tercer Premio: Lazo, Rienda y Boleadoras
Cuarto Premio: Patria y Tradición
CONCURSO DE TROPILLAS - SOCIEDADES INVITADAS:
Primer Premio: Sociedad Criolla Gauchos del Batoví
Segundo Premio: Sociedad Criolla Los Patricios de La Palma
YUNTA DE APADRINADORES:
Primer
Premio: Javier Costa y Luis Videla de El Fogón
de Curtina.
Segundo Premio: José de Mello y Wilson Macedo de ATRI - Rivera.
MEJOR
RESERVADO:
Primer Premio: Sociedad Criolla El Fogón
de Curtina.
MEJOR JINETE:
Primer Premio: Gastón Trujillo de Sociedad Criolla Juan E. Gastelú.
CONCURSO DE FOGONES: |
|
Primer Premio: Sociedad Criolla Juan E. Gastelú
Segundo Premio: Sociedad Criolla Batoví Bonilla
Tercer Premio: Sociedad Criolla El Refugio de los Gauchos de Quiebra Yugos.
Cuarto Premio: Sociedad Criolla Aparcería del Queguay.
CLASIFICACIÓN
GENERAL POR SUMA DE PUNTOS
DE TODAS LAS COMPETENCIAS:
Primer Premio: Sociedad Criolla Juan E. Gastelú
Segundo Premio: Sociedad Criolla Batoví Bonilla
Tercer Premio: Sociedad Criolla El Fogón de Curtina
Cuarto Premio: Sociedad Criolla Cinco Sauces Amigos Unidos
SOCIEDAD
GANADORA - GRAN PREMIO
"FIESTA DE LA PATRIA GAUCHA
EDISION 2002:
" SOCIEDAD CRIOLLA JUAN E. GASTELÚ DE CORRALES DE PAYSANDÚ ".
“ El misterio de los Naranjos”
El primer premio del concurso de cuentos con motivo de la Fiesta de la Patria Gaucha fue compartido; «El misterio de los Naranjos», de Bonifacio Antonio Machado, de Cerro Largo es uno de los ganadores. En la próxima edición publicaremos el otro: «En su ley», de Roberto Mangeley Lamancha.
“¡
Abuelo, abuelo, tenía usted razón! En el monte, cerca de donde fuimos a pescar
habían unos naranjos salvajes; la cosa es medio misteriosa, porque nadie sabe
nada de ellos, y un negro viejo que vive en la estancia hace más de cincuenta años,
me dijo que él ya los conoció grandes, que comió muchas naranjas de ellos que
eran como veinte y que formaban como un gran círculo; ahora quedan unos pedazos
de troncos, ya no son árboles, abuelo. Los ví como usted me pidió, ahora le
toca contarme sobre esos naranjos...”
“...Bueno,
recuerdo que era de noche todavía; lo que el cuerpo me indicaba, por su
cansancio, es que era más de madrugada que de costumbre, porque madrugar,
madrugábamos; nosotros en esa época, los chicos, nos despertábamos
“justo” cuando amanecía. Esa fue mi creencia hasta que cumplí los
“siete” y “cambié de categoría”: al otro día, con una amplia sonrisa
como diciéndome “...bienvenido al yugo...”, me despertó mi hermana mayor.
Sin
duda que esa madrugada era la madrugada de los mayores: con un movimiento
distinto, con más de un candil encendido, lo que despertó mi curiosidad
inmediatamente. Recordé que esa noche había dormido solo; mi hermanito menor
se fue a dormir en la otra pieza porque la Mama lo había encontrado tristón
desde que vinimos de la chacra; cuando volvió El Tata de su tarea en el monte,
le dijo: Este gurí que está que vuela y no me gusta nada...
El
Isolino dormía conmigo desde que nació la bebita y tuvo que salir de la cuna;
el Tata no había conseguido ningún cuero de vaca para hacerle el catre o cama,
como solían llamarle; era bien rubio y de ojos celestes como el Tata y se
llamaba así porque doña Romana, la que nos parturientó a casi todos nosotros,
había pronosticado que iba a ser una gurisa y, de ser así, le iban a poner el
nombre de la Mama.
Estaba
sentado al borde de la cama, medio dormido todavía, cuando nuevamente entró el
Tata candil en mano y, arrimándose, me dijo: Engánchese esos pantalones y póngase
los zuecos; manoté un buzo y venga, dio media vuelta y enfiló para la cocina.
El Tata era así , de pocas palabras, no bruto ni autoritario, era así –lo sé
ahora– porque ahí y así le tocó vivir.
Enseguida
comprendí que aquel amanecer era distinto y rumbié para la cocina; ésta que
daba al otro lado del parral, como se le solía decir al patio, allí estaban
todas las plantas de sombra de la Mama, y donde estaba prohibido corretear; allí
se recibía a las visitas –si el tiempo lo permitía–, por eso ese patio se
mantenía siempre barrido y ordenado.
El
ruido y el movimiento inusual que provenía de la cocina, me iban preparando
para algo distinto, muy distinto. Ni bien hube cruzado el marco, me enteré que,
por ahora, no iba a desayunar el habitual café con fariña de todas las mañanas,
así me lo dijo muy quedamente Victoria –mi hermana de nueve años– y que
ella se quedaría para ayudar a cuidar a los más chicos junta a Francisca y a
la Mama Isolina.
De
pie , junto al fogón, hablaban muy pausadamente, como siempre, sin
interrumpirse uno al otro, como siempre. El Tata y La Mama; lo que era igual a
siempre eran sus miradas. Al verme, la Mama se vino hacia mí y me abrazó y me
besó como siempre lo hacía, pero... ¡no como siempre! La mama estaba
arrodillada junto a mí, abrazándome y besándome en silencio, sin dejar de
tocarme se echó hacia atrás y me arregló, el cuello de la camisa y el buzo;
me miró a los ojos, con los mismos ojos buenos de siempre, pero ahora con lágrimas;
por primera vez los veía así: tristes, muy tristes.
Que
Dios lo bendiga m’hijo, fueron las únicas palabras que pronunció la Mama; lo
que me estaba indicando, al darme su bendición, es que yo partiría, no sabía
cuándo ni mucho menos hacia dónde, pero así era.
Unos
pasos afuera de la cocina me hicieron volver la cabeza, al tiempo que mi hermano
mayor entraba; era mayor que yo y Victoria, porque el mayor de todos era
Bernardo, que era tropero en las estancias de Don Justiniano; entró Pedro
trabajosamente en la cocina cargando una media bolsa de naranjas y
trabajosamente, debido a la fatiga, le dijo al Tata: ...La otra media la dejé
junto a los pelegos que vamos a llevar; deje uno por si van a agarrar el
tordillo que está en el piquetito. Con sus doce años, Pedro era un niño
dispuesto, sin ser comedido, como único varón en la casa después de que se
fue Bernardo a trabajar fuera, conocía y hacía las tareas como mejor podía, y
se sentía respaldado, ya que muy pocas correcciones recibía por parte de sus
mayores; la única rezongona y peleadora era Francisca, nuestra hermana mayor,
que por suerte para él, se quedaría a cuidar a la bebita y a Isolino –que
según oyó a la Mama decir– ... pasó la noche hablando dormido y ella poniéndole
compresas.
Tata,
si usted me deja voy a llevar la honda y el cuchillo que me regaló Bernardo,
dijo Pedro al tiempo que se sacaba un zueco, ya mojado por el rocío, y lo daba
vuelta para que saliera una piedrita que, sin duda, lo molestaba.
Sí
m’hijo, y también lleve mi poncho y algún otro abrigo para ustedes; en
invierno siempre usábamos más de un abrigo pues, donde estaba roto el de
abajo, el de arriba lo tapaba. La maleta de Tata siempre estaba pronta junto al
hacha, única herramienta que quedaba fuera del galponcito; solo con el paso de
los años comprendí el porqué de ese cuidado, ese celo con su hacha. El Tata
me tomó de la mano, se despidió con un beso de Victoria, me indicó con un
movimiento que hiciera lo propio, se miraron de forma distinta con la Mama y
casi al mismo tiempo se dijeron: Que Dios los bendiga...
El
guardapatio era todo de madera, mejor dicho, eran palos que el Tata –a
hacha– había transformado en tablas y tablitas; y allí, junto a la portera
de éste, se encontraba todo nuestro equipaje: media bolsa de naranjas, con la
boca atada y repartida entre dos para facilitar su traslado (como maleta), tres
pelegos atados en forma de rollo, el poncho del Tata y sus inseparables maleta y
hacha. Allí me dejó y entró él solo a la casa, de ésta salió Francisca, me
dio un beso sin decirme nada y a Pedro solo le dijo: ¡y vos portate bien en el
monte!, cuidalo y ayudá al Tata.
Al
oir aquellas palabras algo pasó por mí que hasta ganas de hacer caca me
dieron... ¡El Monte!, ¡El monte y con el Tata!. Para mí el monte era un mundo
nuevo algo inexplicable: los cuentos del Tata, las víboras, los gatos monteses,
una y mil historias me vinieron a la cabeza; ¡con el Tata que conocía todo!...
y con Pedro que ya lo había acompañado en algunas monteadas... iba tranquilo
hacia la aventura.
Aquellos
pensamientos fueron cortados por un: ...¡Ayude a su madre m‘hija! Por
cualquier cosa estamos de la picada siempre a la derecha, rumbo a la laguna. ¡Ah,
m‘hija!... Cueza siempre el agua antes de tomarla, cuide a sus hermanos y a su
madre, a lo que Francisca contestó: Tata, lleve unos boñatos, total, la Mama y
nosotros no vamos a comerlos todos y a los gurises les gustan. ¡Quién duda que
melen una colmena!
¡Ah
sí!, ahora sabía que íbamos para el monte y, para mí, el Tata era EL TATA:
fuerte, no erraba en nada, ni hachazos, ni palabras, ni rumbo, ni estocada,
porque en años mozos –oí decir al Tío Juan, que trabajó en Lavalleja con
el Tata antes de llegar a Cerro Largo– bandió a uno de una estocada... Cosas
de gurises, y este Vasco loco no toleró la broma, decía a modo de disculpa.
Cuando
salía, el sol nos agarró muy cerca del monte y cuando éste despuntó, el Tata
ya había decidido donde instalarnos: Quédese por ahí junta a Pedro, cuidando
las cosas, que voy a dar una mirada y enseguida vuelvo; el sol, los pájaros y
el viento, los ruidos todos del amanecer me acompañaban más que Pedro, que al
igual que yo, estaba algo inquieto. La soledad de gente, acompañada solo del
monte y sus animales, la compañía de la gente a los animales del monte, ambas
cambian las sensaciones de unos y los ruidos del otro, que más tarde, cuando
entran en comunión animales, monte y personas, todo vuelve a la normalidad.
Buenos
gurises, por aquí, el Tata nos hizo señas y nos aproximamos hacia él con las
cosas, que bastante trabajo nos daba trasladar. El Tata, sin camisa y con la
vaina del facón a media espalda sujeta por el tiento que usaba de cinto, me
sorprendió: Venga m´hijo, me dijo al tiempo que me metía bajo el brazo y, sin
darme tiempo a ver nada y menos a ubicarme, cruzó una zanja de un salto; me dejó
del otro lado y, sin decirme nada, volvió a cruzar. Creo que fue en ese momento
que me hice caca, un poco , un poquito, pero el “coso” en la barriga al
cruzar y el quedarme solo en el monte, me dieron esa gana... ¡Y me hice, nomás!
Poco y ninguno fue el tiempo que quedé esperándolos, Pedro y el Tata volvieron
enseguida con todas las cosas, cruzaron la zanja y me indicaron que los siguiera
hasta una clareada en el monte, donde al llegar, nos instalamos. ¡Por Fin! Lo
primero que hizo el Tata, fue tender el poncho y decirme: Acuestesé m`hijo, que
voy a hacerle el café y demoro un rato.., me miró y pensándolo un poco –tal
vez vio mi cara, no sé, de susto, miedo o qué se yo– me dijo: Si quiere
puede venir. No es lejos, es aquí... a la zanja.
Mientras
caminaba conmigo, de la mano, como siempre, pero un poquito más apretada, no
como siempre, en todo había algo distinto, el monte –pensaba yo–, en el
monte todo es distinto, hasta los ojos del Tata..., recuerdo que mis
pensamientos se vieron interrumpidos por el primer consejo del monte: Sepa esto
m‘hijo, aquí en el monte, como en cualquier otro lugar, usted nunca está
solo, no tenga miedo; usted cállese y escuche, y escuche y va a sentir que no
está solo y por ahí usted se va orientando. Ahh!, m‘hijo, si se pierde o se
siente perdido cuando esté conmigo o con Pedro, no se mueva mucho del lugar;
elija el árbol más grande y quédese junto a él, que nosotros volvemos por
usted...a lo que yo contesté... Y también Tata Dios, Tata... Ahh, si
m‘hijo... tiene razón... también Tata Dios nos acompaña.
De
la zanja volvimos con una caldera de agua, caldera fabricado por el Tata con una
lata de aceite, haciéndole caso, me senté en el poncho y me fui echando, poco
a poco, hasta apoyar la cabeza sobre el rollo que formaban los pelegos, que me
servían de almohada, y me quedé pensando en mi compañero de sueños: el
Isolino. Recordaba las risas apretadas; apretadas para que no nos retaran, risas
de cualquier cosa, pavadas que nos hacían tentar, bueno, no todo era risa,
también nos peleábamos por las “cubijas” en invierno.
Despiértese,
fue lo que oí, al tiempo que el Tata, más que sacudirme, aquello parecía una
caricia en el hombro, como siempre, pero no, ¡NO! Algo me decía que no era
igual a siempre, como más suave, tal vez más lento en sus movimientos, no sé,
eso ahora no importa, estoy en el monte... ¡en el monte!: Tata, taba pensando
en el Isolino; el Isolino es muy chico pá venir ¿verdad? Tal vez fuera todo
aquello que me obligaba a hablar, aquello que aisladamente conocía: cada uno de
los árboles, los olores, los había visto y sentido cuan-
do
la Mama iba a lavar al arroyo y ella jugaba conmigo, y yo era su “perrito”
y, jugando, me ataba de una pata al tronco de un sauce mientras ella lavaba en
las piedras. Son tantos recuerdos, tantos recuerdos m`hijo, de los unos y de los
otros que, a veces, me hacen hablar de más, pero, en fin” –dijo el Abuelo
– “¡Qué te estaba diciendo? ¡ah sí! Me ataba de una pata al árbol y así
me mantenía entretenido, lejos del agua y el peligro; yo jugaba y ella... ella
me “decía” que jugaba.
Sí
m’hijo, el Isolino es chico, por eso no puede venir; los ruidos de pasos y
ramas me hicieron mirar alrededor, buscando el origen de éstos: es Pedro –me
dijo Tata sin levantar la cabeza– que fue a buscar leña y ramas; vaya
comiendo este boñato que voy a enfriarle un poco este café. ¡Boniato cocido
con café con fariña!, ustedes no saben lo que es eso” –dijo el Abuelo,
volviendo a sus recuerdos– “Casi había terminado el boniato cuando me
alcanzó el jarro con café, me dejó allí comiendo y fue a ayudar a Pedro, que
venía pasando trabajo con unas ramas grandes y unos palos pesados: Vaya tomar
su café que está pronto junto al fuego; a éste lo desparrama un poco para no
gastar tanta leña en vano, pero procure que no se le apague, que me costó
bastante trabajo hacerlo porque la mecha del yesquero demoró en arder. El
yesquero del Tata para el monte era hecho por él: un pedazo de cola de tatú,
una tira de camiseta y dos trozos de piedra, con eso hacía fuego.
Mientras
que Pedro y yo tomábamos café, el Tata cortaba las ramas por aquí, los palos
por allí, con movimientos lentos los iba amontonado a unas y otros. Pedro me
contó que del otro lado de la zanja había unos manantiales en los que casi
perdió un zueco, se los tuvo que sacar y por eso los traía atados, colgando
del pescuezo, me dijo que me va a mostrar el lugar porque vio, y le dijo al
tata, unos nidos de Teru Teru y van a ir a ver si tienen huevos; del otro lado
del manantial hay una isla machaza y tupida a la que no se animó a ir, pero el
Tata la conoce y dijo que de allí, siempre , algo se trae.
Terminada
la tarea de hacer leña, El Tata vino junto a nosotros y nos dijo que comería
unas naranjas: ...así los boñatos que quedan son para ustedes.
Pedro
le pidió para ir a buscar unas piedras a la zanja y le dijo que me cuidaría;
la mirada del Tata y el ¡Vaya!, sellaron el compromiso que Pedro hizo de
cuidarme. El Tata quedó comiendo naranjas.
No
fue mucho lo que demoramos, no habían muchas piedras en la zanja; yo me quedé
en la barranca y Pedro bajó: buscó a derecha e izquierda; siempre sin alejarse
mucho de donde yo estaba, me indicó una rinconada donde el pasto crecía sobre
el agua y me dijo que allí debía de haber una tararira, que después se haría
una fija con el cuchillo y me iba a traer para ver si la cazábamos, de eso veníamos
hablando cuando vimos el campamento: un delgado hilo de humo y , sentado sobre
un tronco, el Tata, cabizbajo y pensativo, comiendo muy lentamente sus naranjas,
las que previamente había ordenado en fila a su lado: cuando salía una la cáscara
volvía y ocupaba su lugar. Sin lugar a dudas de esa forma mataba el tiempo;
mientras , las semillas –a medida que iban apareciendo– las iba enterrando
con la punta del cuchillo, muy lentamente. Nunca se volvió a mirarnos; le dijo
a Pedro que no se preocupara, que él conocía un lugar en el que había todo
tipo de piedras y que, también, le enseñaría a tirar con la honda; nos contó,
también, que a la edad de Pedro, pastoreaba las ovejas con su hermano mayor y
que así aprendido a revolear la honda; nos dijo que una buena pedrada era peor
que un pistoletazo.
Terminó
de comer las naranjas, se levantó y nos dijo que iba a dar una vuelta, que nos
quedáramos jugando por ahí; Pedro, a su vez, mi indicó que me sentara que el
cortaría una rama para hacer la “fija”, aunque lo que en realidad quería
era usar el cuchillo, a mí me tocó mantener el fuego con ramitas que Pedro me
indicaba cuándo y dónde ponerlas.
Ese
mediodía comimos chorizo cocido con boñatos y de postre. ¿Qué te parece que
podía ser?; las semillas nos las hacía guardar y él, luego, las enterraba
alrededor del claro adonde estaba el campamento. Estuvimos tres noches con el
Tata. Fuimos a la isla que Pedro descubrió más allá de los manantiales;
encontramos un par de nidos de Teru-Teru, nunca ví ni cazamos ninguna tararira,
sí fuimos al arroyito que tenía piedras de todos los tamaños y colores, nos
lavamos los zuecos y los trapos de los pies y, mientras éstos secaban, el Tata
nos enseñó a revolear la honda. ¿sabés a que honda me refiero? A la que usó
David contra Goliat, se enganchó en la muñeca una puna de la honda y agarró
con la mano la otra, ¡puso una piedra como mi puño, m’hijo!... Y recuerdo
que le brillaban los ojos al tiempo que decía: Así revolean la honda en el
pueblo que nací... empezó a revolear y...¡ ZAS! Soltó la punta; zumbó la
piedra y se hizo añicos cuando se dio contra una piedra grande que tenía un
arbusto encima y, que el Tata nos había pedido que miráramos. Las hacía
zumbar... y reía; no lo había visto reirse desde que estábamos en el monte;
bueno gurises, junten las cosas, que sino nos va a agarrar la noche antes de
llegar al campamento y esta luna no nos ayuda.
Por
el camino nos historió parte de su niñez, nos dijo que era de los Bajos
Pirineos, cerca de Francia, que vino de polizón en un barco junto con dos
hermanos mayores –más adelante, con el pasar de los años, comprendí que esa
era la razón de que el Tata no hablara como los demás vecinos, era más
delicado –que en Montevideo se separaron y uno se fue para Argentina, para
Tandil, y que él, junto con Juan, se fueron a trabajar cerca de Minas, de donde
luego, por ciertos problemas se tuvieron que largar para estos lados.
...Y
ahora andamos matreriando también, pero a otros bichos... ¿y a quién, Tata,
le matreriamos? Le preguntó Pedro; el Tata se detuvo, nos miró a uno y a otro
y nos dijo: Nosotros le andamos disparando al Tifus, que es peor que matreriarle
a la autoridad. Tres noches frías pasamos, amontonados cerca del fuego y oyendo
los cuentos que a lo largo de mi vida los volví a escuchar, muchas veces a
pedido de nosotros, que sin duda precisábamos que nos refrescaran la memoria de
quienes éramos y de dónde veníamos.
Al
cuarto día el Tata, tempranito, nos hizo juntar las cosas y nos dijo que nos
volvíamos para casa. Pedro, con los pelegos a media espalda y los zuecos al
cuello, el Tata, maleta y hacha en el hombro izquierdo y conmigo tomado de la
mano, enfilamos en ver a la Mama y los gurises.
Yo
iba ansioso para contarle a Isolino las cosas que había visto y aprendido y a
darle un regalo que había guardado para él ; yo sabía que le gustaban mucho
los huevos de Teru-Teru cocido, y de los tres que me tocaron, había guardado
uno que lo traía en el bolsillo; de esto ni Pedro sabia, iba a ser un secreto
entre Isolino y yo.
Ya
iba reconociendo el camino... Cuánto coronemos esa cuchilla ya van a ver los árboles
de casa, dijo el Tata... ¿extrañó a la Mama m’hijo?, me dijo mirándome a
los ojos como negándose a ver a la distancia; si Tata, y también al Isolino,
que como es muy chico pá venir... En la cuchilla, el Tata me upó, para poder
ver los árboles y caminó un trecho largo conmigo en los brazos y, cosa rara,
al bajarme me besó, me revolvió el pelo y volvió a tomarme de la mano.
Cuando
llegamos al pasito el Tata dijo: Se ve que ayer llevaron agua, señalando las
huellas que había dejado la rastra; ¿ puedo ir adelante Tata?, preguntó Pedro
a lo que el Tata respondió: No m’hijo, mejor vamos juntos, la omita y... allí
estaba el rancho; no se veía ningún movimiento. Nos aproximábamos, cuando la
Mama apareció en la puerta y, sin detenerse, se arrimó a la portera;
Francisca, más atrás, salió de la casa y levantó los brazos a modo de
saludo.
Se
quitó el pañuelo de la cabeza y se lo ató el cuello; se arrimó a la Mama y
nos esperaron del lado de afuera del guardapatio. El Tata apretó el paso y mi
mano al mismo tiempo, su respiración, como la mía, era fuerte y apurada; llegó
junto a la mama, se miraron más tiempo que el de costumbre; por fin el Tata me
soltó y me dolía la mano de tanto que me apretaba; se abrazaron en silencio y
durante ese tiempo yo permanecí junto a ellos. Francisca y Pedro caminaban
hacia la cocina; levanté los ojos y lo ví, por primera vez lo ví, estaba
llorando, sí el Tata lloraba, se separaron, la mama se secó las lágrimas con
el delantal y se arrodilló, me abrazó y besó mucho más que cuando nos íbamos,
pero en silencio.
Metí
la mano en el bolsillo y ahí estaba, pronto para ser regalado; al mismo tiempo,
por encima del hombro de la Mama ví dos nuevos montículos al fondo, entre el
galponcito de las herramientas y la quinta, allí donde habían enterrado a
aquel hermanito que ninguno conoció, habría sido el mayor... allí... allí
había dos más.
...Vamos
mi amor, dijo la Mama, que dejamos sola a Victoria, aunque ahora está mejor, le
bajó la temperatura un poco esta mañana..
Ahora
íbamos los tres de la mano, la Mama al medio y yo con la otra mano en el
bolsillo... y sin saber qué hacer con el regalo.