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sin saber la distancia ni el rumbo avanza lento sin conocerla y aun sin saber siquiera que existe, pero con la certeza que en algún día y lugar la encontrará A lo lejos ella se encuentra paciente sin sospechar, ni tampoco imaginar que alguien reúne las fuerzas necesarias para llegar a ella, sola sin importarle el tiempo y llena de vida, impetuosa al roce del viento, a la fresca lluvia y a la mirada de la luna Sin cesar en su intento, Él viaja en ocasiones lento, zigzagueante, silencioso en ocasiones veloz, lineal o estruendoso con paso firme pero siempre adelante librando obstáculos y trazando su propio camino Después de un largo camino acorta el paso al horizonte la alcanza a distinguir bella y majestuosa, Él sabe que la ha encontrado que su largo peregrinar esta por terminar continua avanzando y ahora comienza a escuchar su apacible, vivaz y armoniosa voz Decidido a encontrarse con ella apenas y recuerda las penalidades y la energía utilizada para llegar hasta ella y sin embargo ella no muestra ni la más mínima emoción a su cercana presencia Él decidido en llegar a ella no cae en desánimo, y al fin se produce el tan esperado encuentro ella lo abraza y lo acepta en su regazo compartiendo a su vez, cada uno la vida que albergan llegando él a formar parte de ella y ella de él Con armonía entre el sol y el viento entre el vaivén de las olas una y otra vez se repite la historia formando un lazo de unión como el río que soy yo y la mar que eres tú. |
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Jorge Tokunaga Flores |
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