Un hueso blanco

en la playa

Primera parte

Relato

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Cuando salí del agua fue el momento en el que perdí la vida. La piel se me secó rápidamente, las escamas se calentaron rápidamente y ardieron bajo los rayos del sol. Al tiempo que las llamas destruían los tejidos de mi cuerpo, el humo procedente de mi destrucción aceleró mi muerte por asfixia. Tuve tiempo de ver como los cangrejos y las tortugas de la playa y las focas y los leones marinos se acercaban a mi cuerpo, aún ardiente, para preparase ante el festín de mis restos.

 

Después de cincuenta y cinco años en el mar mi cuerpo se había transformado tan íntimamente con el agua salada y la presión, que mi salida súbita a la superficie había provocado, contradiciendo todos los pronósticos, una muerte rápida y escandalosa, una combustión incontrolada, la sequedad instantánea de todos mis acuáticos fluidos.

 

El mar es mi mundo desde que decidiera, tras deliberación personal e intransferible, dejar el mundo de los humanos e irme con los peces y los mamíferos marinos, con los invertebrados y las algas a los corales, a los abismos de las profundidades. En mis ratos libres me gustaba bajar al fondo rápido, lo más rápido, y sentir la presión en mis sienes y en los pulmones, casi perder el sentido, sufrir como membrana entre membranas.

 

Pero ahora sólo soy un hueso blanco y ya no los cangrejos quieren acariciarme en la playa...

 

En el mar hay muchas cosas que hacer, nunca me aburría. Siempre se me ha dado bien la pintura, a mi las ciencias y las letras me airean, y por eso estuve durante mucho tiempo en los trópicos, sí, cerca de los trópicos, con mis amigos los peces tropicales, pintando corales con pinturas imaginarias, con pinturas naturales de la madre naturaleza, como un semidios que va repartiendo dones fantásticos a las calizas y sus miles de millones de invertebrados, mitad planta mitad animal. Muchas veces me veo reflejado en esos mismos corales que llevo décadas pintando, son con yo, la misma idiosincrasia. A los corales les gusta el mar y si salen del mar se mueren, se blanquean y son olvidados.

 

Soy un hueso en la playa...

 

Acevedo.

 

 

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Acevedo

jacobacevedo@terra.es

 

Fecha de creación: 06/01/2001