Una Decisión Obligatoria


- "¿Me perdonas?" susurra Reubén.
- "Más fuerte, que no te oigo" le voltea la cara Susana.
- "¿Me perdonas?" pide Reubén un poco más fuerte.
- "No, todavía no. Intenta hacerle así como gritaste ahorita allá afuera."
- "¡Susy, ¿me perdonas!?" grita Reubén varias veces más fuerte.
- "Lo pensaré" ríe Susana.
- "....." está a punto de llorar Reubén.
- "Está bien, está bien... ¿Cuál es la historia del juego?"
- "Escucha: Un día, Marcos decide utilizar el silbato de Tono-Tec para que su radio portátil funcione
    sin baterías, y toque música de acuerdo a lo que le pasara durante el día, como en las películas o
    los programas de televisión. El trata de convencer a Antonio para que haga lo mismo, pero no lo
    logra, porque eso los dejaría vulnerables en caso de una emergencia. Marcos ya no le vuelve a
    insistir, y lo hace por su cuenta, ya que no han tenido problemas en varias semanas, y sería ilógico
    que algo pasara justo cuando decide usar ese poder para su beneficio. Usa a la Tono-Tec para
    que por 24 horas acentúe su vida con música, pero, a la mañana siguiente, justo cuando se
    supone que va a empezar, toda la ciudad está dormida y no despierta, ¡Y a Marcos le han
    robado los zapatos Koriko! Toma una cuerda para saltar y sale a la calle... ¡Empezando una
    historia épica más de los Defensores del Tanuki!"
- "¿Y tiene relación con la continuidad que lleva la historia?"
- "Sí. Todo. Este... ¡Qué bueno que estés viva!"
- "¡Vaya! Finalmente. Tuvimos que desvelarnos toda la noche. Ni siquiera he ido a mi casa. Era un
    veneno muy potente... No sé porqué lo tenía..."
- "¡Pues por el polen!"
- "No. Fui envenenada antes. Y mis padres no tienen nada."
- "Qué extraño."

    Efraín vuelve por su manual.

- "¿Qué te pareció?" le pregunta con una sonrisa en su cara.
- "Sin palabras" le devuelve el manual ceremoniosamente.
- "Entonces, ya sabes a qué horas te espero."

    El Equipo repite la visita al hotel. Esta vez les remueven el Silencio, y establecen los candados psíquicos. La clase de comunicación mental empieza, y acaba en tiempo record, como con Susana.

    Ahora saben cómo establecer puentes de comunicación, y cómo permanecer receptivos, a pesar de la "neblina psíquica", para que los cinco estén siempre en contacto el uno con el otro. A partir de ese momento, toda comunicación entre ellos es telepática, a manera de práctica, y como medida de seguridad.

- "¿Cómo estuvo lo de los tonallis? ¿Porqué se liberaron?" pregunta Reubén.
- "El desbalance místico en los tres de ustedes debió de ser tan enorme, que sus tonallis se
    desprendieron sin mayor dificultad" les explica Kimya, la Africana experta en magia
    ofensiva.
- "¿Y cómo es un fénix?" pregunta Fernando.
- "No sabemos... Es un ave, de apariencia desconocida" responde Hilario.
- "Mi hermana y mi mamá me dijeron de un pájaro bien bonito."
- "¡Y yo ví a un 'mapache', mas bien Tanuki, detrás de mi casa! ¡A la mejor esos eran los tonallis!"
- "Pero... yo sólo ví una rosa. Y después empezaron a aparecer muchas... y luego lo del polen"
    recuenta Susana.
- "Eso es extraño. No sabría darte una explicación. Pero es muy posible que tu propio tonalli esté
    tras eso" supone Kimya.
- "Para reunirlos de nuevo, necesitamos los Libros Sagrados. Desgraciadamente, no sabemos
    dónde están, ni tenemos manera de localizarlos. Y una cosa más: Nosotros decidimos
    entrenarlos, pero en realidad, no sabemos si es lo correcto. Como ya saben, ese Traje estaba
    destinado a otra persona" dice Hilario.
- "Sí, al Salvador del Mundo" comenta Reubén sin mirando hacia la ventana.
- "¡!" se sorprenden todos, inclusive los tres tutores.
- "Una noche... me raptaron unos... no sé qué eran. Ellos sabían del Traje, y que estaba destinado al
    Salvador del Mundo. Parece ser que hay una amenaza mortal a la Tierra... y que para eso era el
    Traje, para evita el Fin. Pero, ya no hay marcha atrás: Las capas no pueden cambiar de dueño
    hasta que los dueños actuales mueran. Por eso nosotros tenemos que pasar unas misiones o algo
    así, y recuperar a los Libros Sagrados de la Tierra. Y... que podríamos perder la vida."

    Se hace un silencio incómodo.

- "¿Desde cuándo sabes eso?" le pregunta Lupita enojada.
- "Hace ya bastante tiempo" sonríe Reubén pidiendo perdón.
- "¿Y porqué no lo habías dicho antes?" le reclaman todos, inclyendo los tutores.
- "¡No los quería preocupar! Estaba muy confundido. Podría haber sido un sueño."
- "..... En vista de los hechos... tienen que comprender el verdadero significado de la justicia" les
    anuncia Valeym.
- "¿?" no comprenden los alumnos.
- "Lo que es justo, puede ser bueno o malo, dependiendo de la situación o del que lo mire. Aunque
    ustedes obren de buena fé, y salven al mundo, eso no garantiza que ustedes sean justos" les
    intenta explicar Valeym.
- "....." se quedan pensativos los cinco.
- "En un principio, pensamos en darles el entrenamiento sólo para evitar que provocaran accidentes.
    Eso, independientemente del camino que finalmente escogieran: Si del bien, o del mal, porque a
    fin de cuentas, podrían estar haciendo justicia" les explica Kimya.
- "Se tomaron un riesgo enorme" los comprende Susana.
- "Y entonces sospechamos lo de los tonallis. Por eso le dijimos lo de los Libros Sagrados, y les
    diremos cómo manejarlos para que puedan reunirse con sus tonallis, porque en realidad nadie
    merece tal sufrimiento" dice Valeym.
- "..." empiezan a comprender los dilemas morales de sus tutores.
- "Y ahora... parece ser que el mundo está en peligro, que para eso fue enviado el Traje de Batalla.
    Ustedes lo tienen en sus capas, aunque en realidad eso no estaba planeado. Quizá sea una jugada
    del destino para impedir que el mundo se salve... o quizá, en realidad, ustedes cinco son los
    destinados a salvarlo. No podemos saber si lo justo es que el mundo se salve o no, ni quien sería
    el responsable de ello... Eso corre a cuenta de ustedes. Tienen comprender lo que
    verdaderamente significa la justicia... y decidir si salvar al mundo o condenarlo" sentencia
    Kimya.
- "De nuestra cuenta corre... La vida de billones de personas... ¿Cómo podríamos nosotros decidir
    sobre si viven o mueren? La única decisión que podemos tomar es salvar al mundo" dice
    Susana, sin usar telepatía.
- "No dijimos que fuera fácil, o que la decisión más humana y compasiva fuera la correcta. Aún no
    pueden hacer un juicio al respecto. Y llevar a cabo lo que sea para impedir que gane la injusticia"
    termina Valeym.
- "¡Estamos a cargo del Juicio Final!" solloza Susana.

    Con eso acaba la clase del día de hoy. Valeym empieza a prepararse para irse, ya que sus servicios ya no son necesarios...

    En cuanto se alejan lo suficiente, Lupita se voltea y empuja a Reubén contra una pared. Su capa lo protege.

- "¿Qué te pasa?" le pregunta desconcertado.
- "¡Y todavía preguntas! ¡No nos advertiste antes! ¿¡Cómo puedes pasar por alto algo tan
    importante como la posibilidad de que perdamos nuestras vidas?!" le grita enojada.
- "¡Pero no era mi intención esconderlo!"
- "¡Pues lo hiciste! Y ahí anda, mi mamá muy confiada en que a su hijita no le va a pasar nada. ¿¡Y
    qué?! ¡Resulta que puede morir! ¡Eres un imbécil!"
- "¡Yo le prometí a mi mamá que nada me iba a pasar! ¡Que me podría enfrentar a lo que fuera sin
    peligro! ¿Y ahora nos sales con eso?" le pregunta Brenda iracunda.
- "¿Sabes qué? A mí, ni me metan en sus asuntos. No pienso venir aquí nunca más. Yo no he
    perdido ningún tonalli, ni tuve que ver nada con el tal Traje de Batalla. Es más, la culpa es de
    ustedes dos, no, pensándolo bien, de seguro fuiste el que empezó todo este desmadre. Por tu
    culpa estamos en esta situación. ¡Ojalá y te murieras!" grita Lupita.

    Algo pasó. La capa de Reubén cubrió a los 5 del accidental ataque de Lupita, pero, afectó a la vegetación cercana, a unos animales que pasaban inocentemente por la calle, y... a un mendigo que pedía limosna a contra esquina de ellos..... todos murieron.

- "¿Qué? ¿Qué?" pregunta Lupita con lágrimas en los ojos y tallándose el pelo hacia
    atrás.
- "Lupita, tú, tú..." titubea con lágrimas Brenda.
- "Yo... ví venir su ataque... e instintivamente los cubrí a ustedes, pero... no me dí cuenta... de aquel
    señor... de los animales... de las plantas..." dice Reubén, con la mirada fija.

    Lupita empieza a caminar. Brenda la sigue. Susana jala a Reubén y juntos las siguen. Fernando va tras ellos. Susana se adelanta.

- "¿Y así vas a seguir? ¿Arriesgándote a que cada vez que pierdas el control... puedas matar a
    alguien?" le pregunta Susana.
- "....." se queda callada Lupita, cabizbaja, y sin detenerse.
- "¡Contéstame! ¡No te quedes callada! ¡Habla!" la presiona Susana.
- "¡No!" grita Lupita rompiendo en llanto en los brazos de Susana.

    Reubén y Fernando mejor se quedan atrás. Brenda se queda entre los dos pares, mirando a Lupita.

- "Así como accidentalmente tomaste sus vidas, cometiendo un error sin querer, así Reubén cometió
    un error al quedarse callado y no decirnos... ¿Y sabes? Hay otras cosas que tampoco ha dicho, y
    que yo sé... nosotros dos tenemos una culpa escondida... ¿Sabes porqué? Porque tuvimos
    miedo, y no sabíamos qué hacer. Preferimos mantenernos callados. Si confiamos en nosotros, si
    juntos nos enfrentamos a esto, ¿a qué tenemos que temer? ¡A nada! De ahora en adelante,
    tenemos que contar todo lo que nos pase, y confiar ciegamente en nuestros compañeros. De lo
    contrario, no podremos sobrevivir... y muchas vidas se perderán" le explica Susana a Lupita.
- "Sí... sí... Tienes razón. Y la verdad... es... que ya había hecho algo parecido, y no se lo había
    dicho a nadie."

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