Porque un dia te amé y hoy no te quiero

Porque un día te amé y hoy no te quiero
sostienes que mi amor nunca ha existido
y arguyes con acento lastimero
que si fue, debe ser... Si no, no ha sido.

Mi amor fue... Mi amor fue un aventurero
que siguió muchas lunas, escondido
en la sombra a lo largo del sendero,
desde lejos, tu paso decidido.

Y un día se alejo por un camino...
¿Por que afirmas con gesto que abomino
que no fueron las cosas de este modo?

¿Por que discurre tu infantil porfía:
"Si tu amor existió, susbsitiría..."?
¿Mi amor?... Nació, murió: eso fue todo.

(dedicado a mi mismo)

Gris y mas gris 

Gris y más gris. No estás, y yo estoy triste 
De una tristeza apenas explicable 
Con palabras, y de una imperturbable 
Soledad, que por ti nace y existe. 
Siempre de gris, mi corazón se viste: 
Polvo y humo, ceniza abominable 
Y la envolvente bruma irrenunciable 
Que estaba ayer. Y hoy. Y que persiste. 
Gris a mí alrededor. Contra mi mano 
La nube espesa se va abriendo en vano 
Porque el fuego que soy, no está encendido 
Y hay niebla en lo que miro y lo que toco. 
Ah, yo no sé... Tal vez te odio un poco 
Porque está gris y llueve y no has venido. 


Ni una palabra quedara siquiera 

Ni una palabra quedará, siquiera, 
Amor que eras mi amor, que eras mi vida. 
Ya no te digo adiós, ni hay despedida 
Ni volveré a llorar por lo que fuera. 
Dónde quedó el terror frente a la espera, 
Dónde el pretexto fácil de la huida: 
Estoy de pronto, como adormecida, 
Brazos ausentes, párpados de cera. 
Amor que eras mi amor, estas tan lejos 
Que tu imagen se vela en los espejos 
Y está la niebla donde había llamas. 
Oigo que rondas pero no te veo, 
Vuelvo a escuchar tu voz, pero no creo. 
Ya no importa si estás ni si me llamas. 

Alguna vez, de pronto, me despierto

Alguna vez, de pronto, me despierto: 
Un dolor me recorre tenazmente, 
Un dolor que está siempre, agazapado, 
Por saltar, desde adentro. 
Entonces tengo miedo. 
Entonces, me doy cuenta que estoy sola 
Frente a mí, frente a Dios, frente a un espejo 
Lleno de mis imágenes, 
De rostros polvorientos. 
Estoy sola, pero siempre estoy sola: 
Es lo único cierto. 
El amor era un huésped, 
La soledad es siempre el compañero 
Que permanece al lado, inconmovible. 
Lo único seguro, verdadero. 
Oigo mi corazón, vieja campana 
Que dobla y que golpea, 
Que rebota en las sienes y en la nuca 
Y en la boca y los dedos. 
Es cierto, tengo miedo. 
Miedo de no poder gritar, de pronto, 
De que ya sea demasiado tarde 
Para un ruego. 
La costumbre ahoga las palabras 
Y alarga el desencuentro. 
Ah, tantas cosas quedarán ocultas, 
Perdidas, sin recuerdo, 
Tantas palabras que no fueron dichas, 
Tantos gestos. 
Unos dirán: Yo sé, la he conocido, 
Fue una ardiente rebelde, 
Se desolló las manos y la vida 
Por defender los que creyó más débiles. 
Otros dirán: Yo sé, la he conocido, 
Era dura, malévola, 
Avara de ternura, con la boca 
Mostraba su desprecio. 
Alguien dirá: Y cómo sonreía... 
Qué importa 
Lo que vendrá después del gran silencio. 
Claro que tengo miedo. 
Así, en la madrugada 
Mientras algún dolor - un dolor, siempre - 
Va hincando sus agujas en mi cuerpo, 
Abro las manos en la sombra dulce 
Para atrapar mi soledad, de nuevo, 
Y me quedo a su lado, sin moverme, 
Con los ojos abiertos 
La vida detenida. 
Toda mi sangre es un temor inmenso.

Como decir de pronto: 

Tómame entre las manos, 
No me dejes caer. Te necesito: 
Acepta este milagro. 
Tenemos que aprender a no asombrarnos 
De habernos encontrado, 
De que la vida pueda estar de pronto 
En el silencio o la mirada. 
Tenemos que aprender a ser felices, 
A no extrañarnos 
De tener algo nuestro. 
Tenemos que aprender a no temernos 
Y a no asustarnos 
Y a estar seguros. 
Y a no causarnos daño.

Voy hacia ti como una rosa viva 

Voy hacia ti como una rosa viva 
Deshojada en distancias y en esperas. 
No lo sabes aún. Y no aceleras 
El encuentro en la hora decisiva. 
Voy hacia ti con precisión altiva. 
Y antes que yo - oscuras mensajeras 
Del porvenir - las grises hilanderas 
Van tejiendo la trama fugitiva. 
Estás en mí. Y no eres el culpable: 
Algo de tu presencia indescifrable 
Me dilata en las venas el latido. 
Y se estira en mi piel con grave alarde. 
Mis pájaros se alargan en la tarde 
Y todo es tan perfecto, que ya ha sido. 

Quiero estar en tu sueño. Ser tu sueño. 

Quiero estar en tu sueño. Ser tu sueño. 
Penetrar más allá de lo que advierte 
La mirada sutil. Como beleño 
Recorrer, galopar tu sangre inerte. 
Quiero quebrar con definido empeño 
Toda defensa en ti: muralla, fuerte... 
Y adentrarme, crisálida de ensueño 
Más allá de tu vida y de tu muerte. 
Más allá de tu piel, y más adentro 
De toda sombre, y más allá del centro 
Desconocido, virgen, tembloroso... 
Y estar dentro de ti - seguro puerto - 
Como un paradojal milagro, cierto, 
Presentido a la vez que pavoroso. 

Este miedo de ti, de mí... De todo, 

Este miedo de ti, de mí... De todo, 
Miedo de lo sabido y lo entrevisto, 
Temor a lo esperado y lo imprevisto, 
Congoja ante la nube y ante el lodo. 
Déjame estar. Así No te incomodo?... 
Abajo ya es la noche, y hoy has visto 
Cómo acerca el temor: aún me resisto 
Pero me lleva a ti de extraño modo. 
Déjate estar. No luches: está escrito. 
Desde lejos nos llega, como un grito 
O como un lerdo vértigo rugiente. 
Me darás lo más dulce y más amargo: 
Una breve alegría, un llanto largo... 
Sé que voy al dolor. Inútilmente.