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LAS 100 ENFERMEDADES QUE PROVOCAN HOLISTICAMENTE n°1, 1ª edición (7/10/97), págs. 15 a 18) (Anticipo del libro homónimo, del Dr. Esteves, próximo a editarse) Ninguna enfermedad tiene una sola causa, pero ninguna enfermedad puede solucionarse realmente hasta que no se desarticulen todas sus causas y éstas difieren de persona a persona, más que de enfermedad a enfermedad. Una misma causa puede provocar diversas enfermedades según con qué otras causas se combine y de qué persona se trate. Esto es fácilmente evidente en el caso de los lácteos como causa de enfermedad. Muchas veces con sólo dejar hasta la última gota o porción de ellos, desaparecen en poco tiempo las enfermedades que a continuación mencionaremos, lo cual es una prueba innegable de la correlación causa-efecto y esto se reconfirma más aun si al reincorporar su consumo, aunque sea ocasionalmente, la enfermedad vuelve a aparecer. Pero si no alcanza para superar la enfermedad, sólo con la supresión absoluta de estos productos, por lo menos no seguiremos echando leña al fuego. El desafió será, seguir buscando artesanal y pormenorizadamente, el resto de causas y la mejor estrategia para eliminarlas una a una y permitir con esto y de otras formas complementarias, que vuelva a actuar en plenitud la Fuerza Natural de Autocuración que Hipócrates, el padre de la Medicina, tan magistralmente describió. Experimente cómo cambia su salud eliminando los lácteos por completo al menos por tres meses y saque sus propias conclusiones. Su cuerpo, seguramente, no le va a mentir. Pero, por favor, no deje los lácteos sin dejar la carne y derivados, ni la carne, sin dejar los lácteos, pues el remedio, puede ser peor que la enfermedad. Si usted cree que los lácteos son irreemplazables para el aporte de calcio pregúntese tan sólo: ¿De dónde saca la vaca el calcio que se encuentra en la leche? Las fuentes vegetales, son mejores que las animales, también para el ser humano incluyendo al bebé, con excepción de la leche materna. Tampoco le tema a la osteoporosis por dejar los lácteos, porque como verá, en vez de evitarla, la generan. Las pruebas son irrefutables. El estudio Cornell, la más grande investigación científica del área de la Nutrición en la historia, hecho por la Universidad de Cornell, de Oxford y el Ministerio de salud de China, reveló que donde no conocen los lácteos (zonas rurales de China) casi no hay osteoporosis. Y donde más lácteos se consumen en el mundo (Suiza, Francia, Dinamarca, EEUU, etc.) es donde más osteoporosis se encuentra. Se demostró que los lácteos roban mucho más calcio de lo que aportan y lo que aportan se deposita en lugares inapropiados, al igual que el medicamentoso (picos de loro en artrosis, calcificaciones mamarias, cálculos renales y biliares, placas de osteroma calcificadas que obstruyen arterias, cataratas en los ojos, etc.) Si su médico le dice lo contrario, invítelo a actualizarse, pero a través de información realista e independiente de intereses comerciales. Sepa que en definitiva, Ud. decide, porque el cuerpo es suyo y no olvide que aprendiendo a cocinar, se pueden hacer infinidad de manjares sin lácteos, ni carne, para seguir disfrutando de la vida y sus placeres, pero por más tiempo y con más salud. La leche de soja tiene entre 20 y 30 % más calcio que la de vaca (tampoco abusarse con ella). La leche de cereales es otro excelente reemplazo (se puede usar en mayor cantidad que la de soja). El perejil y verduras de hoja también lo aportan, las algas hiziki y las semillas de sésamo, así como las almendras, también proveen mucho calcio, tan sólo con la tercera parte de una cáscara de huevo por día, hervida en vinagre o dejada en jugo de limón con su tela interna, obtendrá todo el calcio que requiere y bien absorbible. Tome 10 minutos de sol por día y evite todo lo que le provoque acidez ya que esto roba calcio (azúcar, bebidas cola, yerba mate, café, aspirina, carne, alcohol y estrés). 1. ENFERMEDADES RESPIRATORIAS Asma bronquial – Sinusitis y Pólipos de senos paranasales – Rinitis – Fiebre de Heno – Amigdalitis – Angina roja y pultácea – Faringitis – Laringitis – Pólipos faríngeos – Bronquitis Aguda y Crónica – Enfisema y Fibrosis pulmonar – Bronconeumonía y Neumonitis. 2. ENFERMEDADES DIGESTIVAS Aftas en la boca – Glositis – Gastritis hipoclorhídrica y autoinmune – Enteritis – Enterocolitis – Síndrome de Malaabsorción – Colitis ulcerosa – Disbacteriosis intestinal y Dispepsia putrefactiva – Colon irritable – Adenomatosis y Pólipos intestinales – Hígado graso o Esteatosis hepática – Pancreatitis y Enfermedad fibroquística del páncreas – Litiasis biliares y Litiasis de glándulas salivales – Hepatitis crónica autoinmune – Constipación y Hernia. 3. ENFERMEDADES GENITOURINARIAS Y MAMARIAS Litiasis (cálculos) de riñón – Insuficiencia renal aguda y crónica – Quistes renales únicos o múltiples – Glomerulonefritis – Pielonefritis – Síndrome nefrótico y nefrítico – Cistitis y otras infecciones urinarias a repetición, especialmente por Escherichia Coli y Proteus – Uretritis – Flujo vaginal por Tricomonas o Cándidas – Lesiones en cuello uterino por HPV – Fibromas o Miomas o Pólipos uterinos – Prostatitis y Adenoma de próstata – Quistes ováricos – Endometriosis – Displasia mamaria nodular y difusa – Mastitis – Enfermedad de Paget del pezón – Esterilidad femenina o masculina con componente alérgico, autoinmune, infeccioso u hormonal. 4. ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS – AUTOINMUNES – ALERGICAS Y DEL COLÁGENO Esclerosis múltiple o en placas – Esclerosis lateral amiotrófica y otras enfermedades desmielinizantes – Lupus eritematoso sistémico – Artritis reumatoidea – Miastenia Gravis – Tiroiditis de Hashimoto y otras patologías tiroideas autoinmunes – Diabetes con componente autoinmune – Esclerodermia – Pénfigo – Retinitis pigmentaria – Hepatitis crónica autoinmune – Todo tipo de enfermedades alérgicas, incluso alergias a sustancias no componentes de lácteos ni de su adulteración – Todo tipo de colagenopatías y de enfermedades autoinmunes – Síndrome de Sjöegren – Enfermedad de Peyronet – Enfermedad de Parkinson. 5. ENFERMEDADES DE LA PIEL, PELOS, UÑAS Y TEJIDO CELULAR SUBCUTÁNEO Esclerodermia – Eczemas – Psoriasis – Pénfigo – Eritema Nodoso – Vitiligo – Verrugas – Leucoplasias – Acné – Forunculosis – Abscesos – Lesiones por Herpes Simple y Herpes Zoster (Culebrilla) – Micosis dérmica y ungueal – Celulitis – Alopecia – Caspa y Seborrea – Dermatitis del pañal y otras formas de dermatitis – Sudamina – Impétigo – Cáncer de piel – Sarcoma de Kaposi. 6. DISLIPIDEMIAS, ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y FLEBOLOGICAS Hipercolesterolemia – Hipertrigliceridemia y otras Dislipidemias – Arterioesclerosis coronaria, cerebral, etcétera. Síndrome de Claudicación Intermitente – Várices – Adenopatías y Linfangitis – Elefantiasis – Flebitis y Tromboflebitis – Hiper o hipotensión arterial (presión alta o baja). 7. ENFERMEDADES INFECCIOSAS Todo tipo de infecciones bacterianas. Todo tipo de infecciones virósicas. Todo tipo de infecciones micóticas (hongos) – SIDA con HIV positivo – HIV sin SIDA – Síndrome de fatiga crónica virósica – Tuberculosis – Lepra. 8. ENFERMEDADES ENDOCRINAS Diabetes Mellitus con componente autoinmune – Tiroiditis de Hashimoto – Hipotiroidismo – Bocio nodular y difuso. 9. CANCER, TUMORES BENIGNOS Y ENFERMEDADES HEMATOLÓGICAS Cáncer de mama, útero, ovario, colon, páncreas, vías biliares, estómago, esófago, hígado, próstata, testículo, piel y otros. Leucemias – Linfoma de Hodgkin y Linfomas no Hodgkin. Tumores benignos de todo tipo y localización como hipófisis – Neurinoma del acústico y de otros nervios, cerebrales, etcétera. Anemias ferropénicas y/o con componentes autoinmunes. Mielodisplasias. Mieloma. 10. ENFERMEDADES OFTALMOLÓGICAS Y OTORRINOLARINGOLOGICAS Además de las citadas en 1: Conjuntivitis – Otitis – Retinitis pigmentaria – Cataratas – Pterigion – Orzuelos. 11. ENFERMEDADES OSTEOARTICULARES Y REUMÁTICAS Artritis reumatoidea y otros tipos de Artritis – Artrosis con o sin deformidad articular – Osteoporosis – Espondilitis anquilosante – Calcificaciones anormales en articulaciones (picos de loro) y en cualquier parte del cuerpo (arterias, mamas, cerebro, riñones, vesícula biliar, glándulas salivales, etc.) 12. OTRAS ENFERMEDADES SIDA sin HIV. (Linfocitopenia “idiopática” de los CD4). Tipos de mecanismos fisiopatológicos por los que los lácteos generan estas enfermedades
1. Reacciones alérgicas vinculadas con sus proteínas. Análisis detallado de los dos primeros mecanismos fisiopatológicos por los que los lácteos generan enfermedades 1) Reacciones alérgicas vinculadas con sus proteínas: El nutricionista John McDougall, señala en "Dairy Products and Eggs are avoided on a Health-supporting diet" (Piscataway, NJ), que los lácteos son la principal causa de alergias alimentarias, lo mismo señala el Dr. Frank Oski en “Don’t drink your milk”. Si bien la Asociación Americana de Pediatría desaconsejó su uso en niños y recientemente el jefe de Gastroenterología del Hospital de Niños de La Plata afirmó en declaraciones periodísticas que el 80% de los chicos son alérgicos a la leche, esto también es valido para los adultos, incluso para los productos derivados de la misma. Se han detectado 25 antígenos diferentes en la leche (proteína foránea que genera una respuesta inmunológica) la caseína, la lactoalbúmina y la gamaglobulina bovina son de las más antigénicas y de difícil digestión y no sólo se las encuentra en los lácteos, sino en forma de caseinatos se la incorpora en muchos medicamentos e incluso en suplementos nutricionales que se les aporta a pacientes en estado terminal, agravando su proceso y en productos que la gente cree muy naturales y saludables. Valga recordar que de la caseína se extrae el poderoso pegamento conocido como “cola de carpintero”. Es muy importante conocer la composición de cada medicamento o suplemento nutricional o alimento que se ingiere para poder superar las diferentes formas de alergia, ya que éste es uno de los ejemplos de patologías que pueden tener respuesta del todo o nada, de la misma forma que si uno es alérgico a la penicilina, con un sólo comprimido puede tener una respuesta máxima, con la alergia a las proteínas de los lácteos o a los antibióticos que se le suelen agregar, pasa lo mismo. La caseína es la más abundante de las proteínas de la leche y el 40% de la misma es indigerible y favorece también la dispepsia putrefactiva, la constipación, etc... La Dra. Charlotte Cunningham Rundles expuso sobre sus extensas investigaciones en este tema en el Simposio sobre “Nutrición, Infección y Sistema Inmunológico”, organizada en 1986 por el Instituto de Nutrición Humana, en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia. Según afirma la misma el tracto intestinal tiene un rol fundamental en evitar la absorción de un antígeno a la sangre, en primera instancia a través de la secreción y reciclaje de un conocido anticuerpo llamado inmunoglobulina A. El mismo se segrega en la mucosa de intestinos, pulmones y otros órganos. La superficie de absorción intestinal es, de lejos, el mayor contacto del cuerpo con el exterior (aproximadamente 300 metros cuadrados en un adulto normal es la superficie de todos los pliegues intestinales). Por lo tanto deben ser inmensas las cantidades IgA que deben segregarse para proteger permanentemente al organismo de todos los trastornos que provocaría que tantas sustancias extrañas entraran directamente al torrente sanguíneo. En circunstancias normales las proteínas bovinas de lácteos y carnes, al igual que todas las demás, deberían ser degradadas en los aminoácidos que las constituyen. Absorbidos como tales, el organismo los lleva por la sangre hasta las células para que allí se produzcan proteínas propias que no perjudiquen sino beneficien al organismo. Además, aquellas proteínas que se ingieran en exceso o que no se digieran, deberían ser retenidas en el intestino y excretadas con la materia fecal. Parece ser que la carencia de IgA secretoria es una de las deficiencias inmunológicas más comunes y menos diagnosticadas. Esta condición es normal en el feto y en el neonato por la inmadurez inmunológica, pero la leche materna suministra la IgA necesaria para lograr el desarrollo e integridad funcional de los intestinos y del aparato respiratorio del niño en desarrollo, mientras que la leche vacuna carece totalmente de este anticuerpo esencial. Por este motivo aportar proteínas tan antigénicas como las de la leche de vaca a un bebé o a un niño, con sus intestinos, sus pulmones y su sistema de defensas aun inmaduro, es uno de los más frecuentes errores, tanto de los padres, como de los pediatras y nutricionistas. También, si tenemos en cuenta que cuanto más antigénico sea lo que come un joven, un adulto o un anciano, más IgA y otros elementos del sistema inmunológico se tendrá que utilizar por más que en buena medida los mismos se reciclen, habrá más posibilidades de favorecer un agotamiento al menos parcial de los mismos y que con esto entren “como Pancho por su casa” las proteínas foráneas de la leche y sus derivados. Secundariamente también de la carne y otros alimentos o sustancias que aunque no sean tan antigénicas como los lácteos, gracias a éstos y a su acción mencionada, pasen a provocar respuestas alérgicas de todo tipo, tanto intestinales como respiratorias, en la piel, etc. Esto explica por qué en la clínica vemos con mucha frecuencia, que después de cierto tiempo de eliminar los lácteos por completo, mejoran parcialmente o desaparecen por ejemplo al yodo, al polen o a otros alimentos, medicamentos, etc. Este mecanismo de acción de los lácteos como causa de enfermedades está muy emparentado con el que veremos a continuación y tanto uno como otro representan quizás los dos más frecuentes responsables de la generación de la mayor parte de las patologías del listado presentado en el capítulo 2. Teniendo en cuenta que las proteínas son constituyentes naturales de la leche, al igual que las grasas, la lactosa, algunos minerales y el peligroso factor de crecimiento epitelial y que cualquiera de las variantes de la misma (descremada, en polvo, etc.) mantiene como base inamovible a las proteínas y comprendiendo lo dicho en el párrafo anterior, no hay dudas de que aunque tantas veces muchas industrias lácteas hagan aberraciones con lo que se ordeña de la vaca, no son esas industrias, sino la misma vaca la que produce la peor parte de lo que recibimos en los lácteos: sus proteínas. Por lo tanto de esto no se salva ni la leche ecológica, ni sus derivados, aunque sean tomados al pie de la vaca. 2) Autoinmunidad y agotamiento inmunológico relacionado a sus proteínas: Está demostrado que el exceso de respuestas inmunológicas provocado por una exposición muy frecuente a sustancias que el organismo no reconoce como propias es uno de los principales factores que pueden inducir al agotamiento del sistema inmune en uno o más de sus múltiples componentes. Ya se explicó lo que sucede con la IgA intestinal. Se denomina autoinmunidad al daño provocado por las mismas defensas del propio organismo, contra sus propias células, tejidos y órganos. Son muchísimas las enfermedades conocidas desde hace mucho, donde se han descubierto últimamente, algún componente de autoinmunidad. En nuestra experiencia en el 100% de los pacientes que observamos con alguna enfermedad autoinmune (el número de casos totales de cada patología se publicará en el momento en que nuestro estudio esté concluido) el factor común de todos ellos fue el consumo frecuente y casi siempre abusivo de algún tipo de lácteo, especialmente helados en la mayoría de pacientes con esclerosis múltiple, quesos en pacientes con otras patologías, etc. Existen diferentes tipos de autoinmunidad y tanto en unos como en otros se puede demostrar alguna vinculación con la leche y sus derivados (aunque como en todo no se puede decir que sea el único factor causal). Uno de esos tipos es la producción de anticuerpos que en vez de atacar elementos extraños ataca las propias células. Estos se verifican en ciertos trastornos por ejemplo de hígado (hepatitis crónica autoinmune) de la tiroides (tiroiditis de Hashimoto y otras formas de hipotiroidismo), pénfigo (grave afectación de la piel), diabetes autoinmune, etc. Por ejemplo se han descubierto que los niños con diabetes infanto-juvenil, tienen en su sangre 7 veces más anticuerpos contra la caseína (la proteína más abundante de la leche) que los adultos normales y que existen estructuras antigénicas similares en la caseína y en las células del páncreas donde se produce insulina, hormona que les falta a los diabéticos. Es elemental, atando cabos, que si la caseína puede entrar “como Pancho por su casa” al torrente sanguíneo por lo explicado en el punto precedente y puede por esto generarse a diario anticuerpos contra ella, estos pueden confundirse y atacar también a las células pancreáticas, generando una diabetes autoinmune, más aun si la predisposición genética y el consumo abusivo de golosinas, bebidas azucaradas, postre, harinas blancas y otros elementos suman su acción (esto se ampliará al hablar de diabetes). De la misma forma otros antígenos de la caseína y de otras proteínas bovinas podrían asemejarse en su estructura a otras células humanas de otros órganos y de acuerdo a cuál o cuáles sean y qué otros factores se sumen, se puede generar muchas de las enfermedades del listado visto. Lo interesante es que muchos de estos autoanticuerpos ya se pueden dosar en sangre y hemos comprobado en los casos que pudimos acceder a estos estudios y el paciente tuvo suficiente disciplina en la dieta y además volvió a controles posteriores, que el nivel de estos autoanticuerpos se reduce gradualmente hasta normalizarse. No sólo las proteínas de los lácteos generan producción de anticuerpos, lo mismo sucede con el peligroso factor X-O que se verá luego. Otro tipo de autoinmunidad está relacionada con los complejos antígeno-anticuerpo (atacante-defensor) que circulan unidos por la sangre que no alcanzan a ser englobados, degradados y eliminados por un conjunto de 18 elementos proteicos denominados “complemento”. Estos complejos se depositan en riñones, vasos sanguíneos, articulaciones, etc., generando diferentes trastornos. Se demostró que quienes tienen complejos antígenos-anticuerpos circulantes, muestran bajos niveles de complemento, dentro de los 30 a 60 minutos de tomar tan solo 100 mililitros de leche. Si la ingesta de lácteos es mayor, la caída del complemento también es mayor y muy probablemente de acuerdo al tipo del lácteo del que más se abuse, se reducirá más uno u otro tipo de complemento y con esto se tenderá a una u otra patología, por ejemplo este tipo de mecanismo autoinmune es el que se verifica en las nefritis (afecciones del riñón), algunas artritis, vasculitis y ciertas anormalidades de las funciones cerebrales. Probablemente por esta causa los lácteos de todo tipo que tanto comen los chicos, sumado a los dulces, gaseosas, chocolates, galletitas, etc., causales de caídas del azúcar en la sangre por efecto rebote (ver SEDA) que también afecta las funciones cerebrales como la memoria, concentración, etc., sean los principales responsables de los trastornos en el rendimiento escolar, más aun si el coeficiente intelectual es normal. Otro mecanismo de autoinmunidad puede relacionarse con la caída de los linfocitos CD8 u OKT8 también llamados inmunosupresores que son glóbulos blancos o leucocitos que tienen la función de frenar la respuesta inmunológica para que no resulte exagerada. El ingreso a la sangre de sustancias extrañas altamente antigénicas (o sea altamente generadora de rechazo inmunológico) como la de los lácteos, estimula mecanismos como los que se acaban de describir y para evitar que los mismos sigan dañando al organismo se producen más linfocitos supresores. Su estimulo permanente puede agotarlos y con esto la enfermedad de la que se trate (artritis reumatoidea, esclerosis múltiple, etc.) hacen un pico agudo que luego se estabiliza al reponerse el nivel de linfocitos. Los tratamientos con corticoides son la mayor aberración para estas enfermedades pues no sólo aumentan las causas de las mismas (que se analizarán al hablar de cada una) sino que también disminuye la producción de linfocitos supresores. Cuando se los estudia en farmacología, se nos enseña que los corticoides son maravillosos medicamentos capaces de hacer que un moribundo se levante de su lecho y camine raudamente... hacia su propia tumba. Sin embargo a veces pueden salvar una vida (como en un edema de glotis). Siempre que se los use en emergencias y por corto tiempo. En estos casos puede ser aceptable, pero no en enfermedades crónicas como las autoinmunes, en las que hemos visto excelentes respuestas, dejando de administrarlos por completo, pero gradualmente (no deben eliminarse de golpe). De la misma forma como pueden disminuir o agotarse los linfocitos supresores, en otros casos pueden disminuir o agotarse los linfocitos CD4 u OKT4 también conocidos como T helpers o auxiliares de la acción de otros elementos del sistema inmunológico. Si bien su déficit puede generar infecciones de cualquier tipo, estas células se hicieron famosas gracias al SIDA, ya que en este Síndrome de inmunodeficiencia adquirida suelen bajar, pero no siempre y su nivel no es parámetro tan fiel de la evolución como se cree. Si bien se demostró que el virus conocido como HIV si existe sólo puede destruir algunas de estas células, está demostrado que en la misma unidad de tiempo en que el virus mata una célula, el organismo en condiciones normales reproduce 30. Queda claro que el virus por sí mismo no le haría ni cosquillas al sistema inmunológico, pero si el organismo está desnutrido y/o bombardeado con drogas, antibióticos y otros medicamentos, lácteos y sobre todo prisionero de un pánico atroz por creer que se tiene un virus asesino en la sangre y contra el que no se puede hacer nada, y a esto se le suma la discriminación social, la pérdida de trabajo, de pareja, aunque no tuviese ningún virus cualquier persona que pasara por lo antedicho podría (si no cambia lo que tiene que cambiar) morirse de SIDA o de algo que es exactamente lo mismo, pero sin la presencia del supuesto HIV y por eso se ha llamado linfocitopenia idiopática de los CD4. Esta es en otras palabras: caída de los linfocitos CD4 por causas desconocidas... ¿realmente son desconocidas esas causas o esas causas que nombramos son las verdaderas causas del SIDA con la presencia o no del supuesto HIV? Esto lo ampliaremos al hablar de SIDA. Si en cambio la parte del sistema inmunológico que decae es la que se denomina Sistema de Reconocimiento Antiblástico, que es el conjunto de elementos que reconoce y elimina a las cerca de un millón de células cancerígenas que diariamente se le llegan a producir a cualquier persona normal y a esto se le suma un vendaval de cancerígenos dietético ambientales (cuya variedad en los lácteos da para escribir un capítulo sólo con ellos) y el resto de factores cancerígenos psicosocioespirituales, lo que puede llegar a desarrollarse es un cáncer. Este tema también lo ampliaremos en el próximo número. Para ampliar información sobre estos dos primeros mecanismos fisiopatológicos y algo más de los otros, se sugiere la lectura del libro SIDA, Macrobiótica e Inmunología Natural de Michio Kushi, Martha Cottrel M.D. y Mark Mead, Editado por publicaciones GEA, Mauricio Woroquiers, Maldonado, Uruguay (1993).
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