Reencuentro en el Vórtice
por Alys Avalos

 

Capítulo 2


Cartas de Candy

 

En los días que siguieron a la partida de Candy, Albert tuvo que enfrentar la dura tarea de comunicar a su familia las malas noticias. Después de mucho pensarlo finalmente se resolvió a llamar a sus parientes más cercanos, incluyendo a los Leagan y a Annie para hacerles saber lo que había pasado.

Cuando él entro a su oficina de la inmensa mansión de Chicago todos estaban ya esperándolo. Latía abuela Elroy estaba sentada en un refinado sillón de piel, el cual era su poltrona favorita en aquel cuarto. Cerca de ella, sentados en un lujoso canapé azul índigo, se encontraban Archie y Annie. Eliza y su madre estaban sentadas una al lado de la otra en un gran sofá que hacía juego con el resto del mobiliario, colocado cerca de una gran ventana cubierta con pesadas cortinas deseda. Mr. Leagan y Neil se encontraban de pie cerca de las dos mujeres; la impaciencia se dibujaba en el padre mientras que el hijo tenía la mirada perdida en la nada de los vidrios del ventanal. Eliza estaba ocupada arreglándose el cabello y mirándose en el espejo de su polvera; después de todo una chica no debe perder la oportunidad de impresionar favorablemente al máspoderoso de los Andley, quien era por cierto un hombre muy apuesto también.
 

En ese momento Neil volvió repentinamente de donde sea que estaba vagando su mente y enfocó sus ojos claros en Albert con especial atención. Albert se sentó en su propio sillón detrás de un gran escritorio de madera e invitó a los hombres que estaban de pie a tomar asiento. Luego, hizo una pausa por unos segundos pidiendo a Dios el coraje para comenzar.
 
Una vez más Albert ignoró la ironía en la voz de ella y continuó su discurso.
 
Un mudo jadeo salió de la boca de Annie y Albert se detuvo nuevamente para recobrar fuerzas.
 


Albert se detuvo para ver la reacción de todos, secretamente agradecido de que ya había logrado decir la peor parte de la nuevas.
 


El silencio reinó en la habitación por unos segundos que parecieron interminables. Solamente se podían oír los callados sollozos de Annie. Ella había escondido su cara entre sus manos mientras Archie, totalmente abstraído a todo su alrededor, se encontraba inmóvil y atónito sin poder consolar a su novia.
 

El joven, moviéndose tan rápido como su embriaguez se lo permitía, dejó entonces el cuarto
azotando la puerta con fuerza.
 


La Sra. Leagan suspiró resignada y buscó instintivamente los ojos de su marido para encontrar
apoyo.


" ¿Está . . . algo . . . feliz?" – se preguntó Albert para sus adentros. Porque ciertamente, la cara de la joven se había iluminado desde el momento en que se había enterado de que su antigua rival había partido a tierras lejanas. En su obscuro corazón Eliza Leagan estaba feliz.

"¡ Qué afortunada soy!" – pensaba ella – "Con un poco más de suerte una bala perdida me
librará de la maldición de su presencia para siempre"

Los Leagan y la Sra. Elroy salieron del cuarto silenciosamente. Entonces, cuando los tres amigos que quedaban en la habitación se encontraron completamente solos, y sólo entonces, Archie descargó finalmente lo que había guardado en su corazón.

Archie se detuvo asustado de sus propias palabras y dejó la habitación sin decir más. Annie, quien había estado de pie por un momento, se arrojó en el sofá llorando con los más amargos sollozos que Albert había escuchado jamás.

El joven rubio se acercó a la frágil morena y puso su tibia mano en el hombro de ella.


Y Albert salió de la habitación dejando a la joven llorando sola. Encontró a Archie en el balcóndel cuarto contiguo. El joven tenía la mirada perdida en el horizonte lejano.


Los dos jóvenes regresaron a la oficina en silencio, todos los temores de sus corazones colgaban de sus hombros pesadamente. Una vez que estuvieron los tres reunidos Albert explicó a sus amigos cuáles eras las nuevas precauciones que el había tomado para proteger a Candy aún en la distancia.

Durante su estancia en África, Albert había conocido a un joven oficial francés de su misma edad. Habían llegado a ser buenos amigos al tener muchas cosas en común. Años después, cuando Albert hubo recobrado su memoria, trató de contactar a su antiguo amigo y sus intentos habían sido recompensados con el éxito. De hecho, ambos hombres mantenían una comunicaciónregular. El joven oficial resultó ser sobrino de una persona muy importante en Francia, el mismísimo Mariscal Ferdinand Foch, un hombre que jugaría un papel decisivo en la guerra. Asípues, Albert había ya contactado a su amigo para pedirle usara la influencia de su tío con el fin de evitar que Candy participase en cualquier equipo médico comisionado para trabajar en lavanguardia. El amigo de Albert había respondido de inmediato con la formal promesa de que la Srta. Candice White Andley sería siempre mantenida como parte del personal médico de un hospital en París, pero que nunca se le enviaría a ningún tipo de misión en el frente. Con esta esperanza Annie y Archie sintieron un poco de alivio y reunieron el valor necesario para leer lacarta de despedida que había dejado Candy.

Ellos no podían imaginarse entonces que ni las relaciones de Albert ni la influencia del Mariscal Foch iban a impedirle a Candy encontrarse con su destino.
 

Dos meses después de la escena que acabamos de presenciar Albert recibió la primera carta de
Candy.
 

                                                                Junio 29 de 1917

   Querido Albert:

   Finalmente llegamos a París. Esta es la primera carta que puedo enviar desde que dejé América. Estoy segura de que has pasado muchos problemas por mi causa. No debió haber sido fácil decirle a todos acerca de mi decisión. Siento mucho haber dejado esa responsabilidad en tus hombros pero no pude encontrar otra persona que fuese capaz de realizar esa tarea mejor que tú.

   Espero que entiendas mis motivos aunque se bien que me extrañarás tanto como yo a ti y a todos mis queridos amigos. ¿Recuerdas cuando fuiste a África? Era algo que habías soñado desde siempre. Algo que tenías que hacer para poder continuar con tu vida. La decisión de venir a Francia es un asunto de la misma naturaleza. Yo tenía que estar aquí. Es como si hubiese nacido para una ocasión como esta. No quiero decir que estoy haciendo cosas extraordinarias aquí pero creo que este es lugar en que debo estar. Ya he encontrado muchas razones para estar aquí ¿Sabes?

    Por otra parte, no es tan horrible como la gente dice. Todos han sido muy amables conmigo. Sí, el trabajo es duro pero todos están tan conmovidos por el dolor en el hospital que la mayor parte de los buenos sentimientos salen a flote fácilmente en el corazón de todos. Trabajamos duro porque el personal no es suficiente para cuidar de todos los heridos que llegan todos los días del Frente Occidental, pero también somos recompensados cuando nos damos cuanta de que hemos logrado salvar una vida.

   Hay solamente algo que me molesta profundamente, la frecuencia con la que se llevan acabo amputaciones. Algunas veces creo que los doctores deciden cortar una pierna o un brazo demasiado pronto. Es tan triste ver a esos hombres, algunos de ellos muy jóvenes, sufrir horriblemente cuando se dan cuenta de que han cortado uno de sus miembros. Recuerdo que el año pasado fui a una convención médica en el hospital Johns Hopkins, y algunos doctores estaban probando un nuevo proceso llamado irrigación para salvar un miembro de una amputación inminente. Ellos reportaron buenos resultados allá y yo solamente estoy esperando la oportunidad para sugerir el uso del tratamiento por irrigación aquí. Pero no va a ser fácil porque los doctores nunca confían en las enfermeras para diagnosticar tratamientos.

    En asuntos más agradables debo decirte que me he reencontrado con una vieja compañera. ¿Recuerdas a Flammy, my condiscípula en la Escuela de Enfermería? Ella está aquí, y adivina qué. ¡Es la enfermera en jefe! ¿Puedes creerlo? Se que una vez te dije que nunca nos llevamos muy bien pero estoy segura de que nuestra relación mejorará ahora. Estoy consciente de que ella es un alma solitaria y a mi me gustaría mucho ser su amiga. Mantén los dedos cruzados por mi.

   Por favor, dile a Annie que París es todo lo que ella me dijo una vez. La ciudad es tan preciosa como para quitar el aliento. Por supuesto, no tengo mucho tiempo para conocer la ciudad pero cada dos semanas tengo un día libre, bueno, solamente diez horas. Usaré ese tiempo para ver todo y como van las cosas por aquí, parece que esta guerra tomará todavía un rato para terminar. Así que tengo la oportunidad de conocer bien París.

   Como estoy muy ocupada aquí no creo que tenga tiempo para escribir muy seguido. Mi siguiente carta será para Annie, después le escribiré a Archie y después a la Señorita Pony y a la Hermana María, y finalmente de nuevo a ti, así que se paciente y todos ustedes cuéntense lo que digo en mis cartas. Pero por favor no le digas a Annie lo de las amputaciones que te conté. No quiero que se sienta triste por eso.

  Con amor

  Candy

   P.D.

Cumplí 19 años el mes pasado durante el viaje. Así que no te olvides de comprarme algo como regalo de cumpleaños y guárdalo bien envuelto para mi regreso.

 

 

 Agosto 6 de 1917

  Querida Annie:

  Esta es una carta que no se cómo comenzar. Albert me dijo cómo te sentiste cuando supiste de mi partida. ¡Annie! No hay motivos para que tu te sientas culpable por eso!

  Esta era una decisión que no podías haber cambiado por medio de la razón o la fuerza. Es algo que tenía que hacer y no me arrepiento ni un ápice, aunque no me gustaría que sufrieras por esto.

   Hay muchas cosas buenas aquí, más de las que puedes imaginarte, créeme. Estoy conociendo a gente muy linda por todos lados. Hay una chica muy agradable llamada Julienne, estamos compartiendo cuarto. Ella es más grande que tú y yo, tal vez unos nueve o diez años y ya estácasada, imagínate. Su esposo está peleando en el frente y ella decidió ofrecerse como voluntaria, y de hecho es muy buena enfermera. Julienne ha sido muy dulce conmigo todo el tiempo, tiene un gran sentido del humor y está haciendo su mejor esfuerzo por aprender inglés solamente para hablar conmigo. ¿No te parece dulce de su parte? Yo estoy aprendiendo un poco de Francés también pero me temo que no soy muy buena pronunciándolo.

   Hay también un muchacho muy agradable que conocí hace unos días, un joven doctor de estehospital. Su nombre es Yves, es un chico muy dulce, ¿Sabes? Lo conocí por accidente en la calle, su perro estaba corriendo detrás de un gato y me tumbó, fue una situación muy cómicaahora que la recuerdo. Es extraño que no había visto a Yves antes de entonces, aunque trabajamos en el mismo hospital. Después de ese accidente lo he visto muy seguido, ya hemostrabajado juntos haciéndonos cargo de un par de pacientes. Es realmente un buen doctor . . .Ahhh, por cierto, sólo en el caso de que tu cabecita esté imaginándose cosas románticas tengo que decirte que Yves es muy agradable y todo eso pero NO ESTOY INTERESADA EN ÉL, así que olvida cualquier cosa que pudiese haber venido a tu mente.

  Me tengo que ir ahora porque mi turno empieza pronto y Flammy se enojará conmigo si no llego a tiempo. Mandaré esta carta mañana. Por favor lee la siguiente carta que le escribiré a Archie.

  Te quiere mucho

  Candy

 

Septiembre 24 de 1917

  Querido Archie,

   Enfermera Candice White Andley, orgulloso miembro de la FEA – es decir, Fuerza
Expedicionaria Americana – se complace en informarle, Señor, que se encuentra viva y
coleando.

  ¿Soné muy formal? Espero que no porque nunca he sido formal y no quedaría muy bien con mi personalidad.

   La verdad es que las cosas parecen ir un poco mejor para los aliados recientemente. Pero debes de saberlo ya por los periódicos. Cuando acababa de llegar aquí se inició una gran ofensiva para recobrar Flandes, o Flandres como le dicen aquí en Francés. Miles de heridos han sido traídos a nuestro hospital desde entonces. Más aún, parte del personal del hospital ha sido designado en una expedición para cuidar de los heridos en los campos de batalla. A pesar de los esfuerzos de los británicos y los franceses la región aun se encuentra bajo el control de los alemanes, pero mucha gente cree que los Aliados están juntando fuerzas para intentar un gran ataque en el mismo punto. Todos esperamos que eso hará retroceder al ejército alemán y finalmente liberará la región.

   Nuestros muchachos, quiero decir nuestros soldados, no han realmente entrado en acción
todavía, solamente han dado cierto apoyo en Belfort. Sin embargo, conforme el tiempo pasa más y más de nuestros hombres están llegando y entrenando aquí. Así que París, donde yo estoy, está muy bien cuidado. Con la ayuda de Dios esto terminará más pronto de lo creo y estaré de regreso en caso, ya verás. Por lo tanto, no hay razones para preocuparse por mi.

  Por el contrario, debes concentrar todos tus fuerzas en apoyar a Annie. Ella tiene un  espíritudelicado y te necesita a su lado más que nunca. Cuando regrese todos bromearemos sobre estos días y yo les contaré todos los sucesos graciosos que me están pasando aquí.

   Sólo una cosa, recuerda que la Navidad es en tres meses. Por favor, pide a Albert algo de dinero para comprarle algo a Annie de mi parte. Consigue algo bello y lujoso, pero siempre elegante. . .

  Bueno, confío en tu buen gusto.

  Con cariño,

  Candy.

Octubre 1 de 1917



   Queridas Señorita Pony y Hemana María:

   Esta es la primera carta que les escribo desde que dejé América hace seis meses. Se que no esjusto escribir tan poco pero mis deberes aquí no me permiten hacerlo más seguido. Ustedes me enseñaron que el servicio a los que están en necesidad debe siempre ir primero, y aquí hay tanta gente que necesita de consuelo y ayuda que simplemente no puedo detenerme.

   No quiero que se preocupen por mí. Estoy realmente muy bien, pero por favor recen por todaesta gente que muere cada día en mis brazos. Algunas veces no puedo hacer nada por ellos sino rezar las oraciones que ustedes me enseñaron y llorar en silenciosa frustración. Ustedes, que siempre han estado cerca de Dios, pídanle que detenga esta locura. Simplemente no puedo entender cómo es que las personas pueden lastimarse las unos a las otros de un modo tan horrible. ¡Es indignante!

   Algunas veces siento deseos de correr y regresar a casa, a América con ustedes. Pero entiendo que este es mi lugar ahora. La gente me necesita del mismo modo en que los niños del hogar las necesitan a ustedes. No le he contado a nadie como me siento por todo ese dolor que crece y crece a mi alrededor con cada paciente que conozco. Una vez más, no se preocupen por mi, y no le digan a nadie sobre estas cosas tan tristes, pero recen, recen por ellos.

   Muchos creen que un gran ataque está a punto de efectuarse en el Norte, muchos camiones con jóvenes soldados han estado pasando por la ciudad en dirección a la frontera norte con Bélgica. Cuando piensen en mi, piensen también en todos esos jóvenes, quienes tal vez no regresen a casa. Pero yo prometo que regresaré. Algo en mi interior está muy seguro de ello.

   Supe que Patty está de regreso en Chicago desde el verano. Por favor díganle a Annie que le de un gran abrazo de mi parte. Esa chica tan considerada está allá solamente para acompañar a Annie, estoy segura.. Patty tiene un gran corazón. ¿Podrían invitar a todos a la fiesta de Navidad en el Hogar para celebrar con Annie como en los viejos tiempos? Eso seguramente les animará mucho a todos, especialmente a Annie. Ya le envié instrucciones a Albert para que les ayuda a proveer todo lo que sea necesario para la fiesta y juguetes para los niños.

  Con todo mi amor,

  Candy.
 
 


La señorita Pony y la hermana María habían pasado tantos años trabajando juntas como equipo y habían pasado tantas penurias juntas que ambas conocían cada cambio en el humor de la otra. El tono en la voz de la monja estaba cargado de un temor que no le gustó para nada a la señoritaPony.
 


El gélido viento otoñal entró al cuarto moviendo las hojas del calendario. Era el primero de
noviembre. En el escritorio de la señorita Pony las páginas de una revista se movieron también
con la repentina ráfaga. En una de las páginas se podía leer un encabezado : "Una estrella
marcha para luchar por la patria en el Frente Francés."
 
 

Continuará….
 


Hola compañeros fanáticos de Candy y Terry, ¿Les gustó esta parte? Debo confesarles que yo me sorprendí llorando mientras escribía la última carta. Se que es tonto pero no pude evitarlo. Gracias otra vez a Elaine y Nila y besos para todos ustedes. Por favor recuerden que me encantaría conocer sus opiniones acerca de la historia ^_* . Mándenme una nota a alys@prodigy.net.mx ¡Larga vida al héroe más guapo y romántico en toda la historia del Manga . ¡Sí! Ustedes saben a quién me refiero.


Alys Avalos

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