NUESTRO PROBLEMA: UN CAMINO A LA INDEPENDENCIA Toda nación depende, económicamente, del intercambio comercial con otras naciones, es un tipo de interdependecia inevitable, no hay nación que tenga toda la materia prima ni la producción precisa para sostener y hacer crecer a su población. Toda nación persigue, con énfasis, lograr el equilibrio en la balanza comercial. Chile no es excepción. ¿Sucede lo mismo con el conocimiento, como materia de intercambio? No, pues si así fuera, mucha naciones serían las que aportan significativamente a la creación y/o descubrimiento de saberes, todos sabemos que son solo muy pocos países que promueven la capitalización cognitiva. No es por falta de interés el que un país no logre alcanzar altos índices de elaboración de conocimiento propio, a veces lo que falta es el formador que tenga la convicción de sentirse capaz de crear y la promoción de ello entre aquellos que se formarán con él. En materia de creación de conocimiento, nuestra América Latina muestra bajísimos índices, especialmente en materia de desarrollo científico y tecnológico, prueba de ello es la casi nula cantidad de publicaciones en revistas de calidad internacional (uno de los parámetros de medición del desarrollo científico tecnológico). Aunque Chile, en el concierto latinoamericano, muestra una destacada participación, es por la calidad del trabajo intelectual que se realiza (especialmente en Universidades), a nivel mundial su aporte casi no figura. Visto así pareciera que el enriquecimiento de saberes lo obtendremos, siempre, principalmente del exterior. Juntemos algunos fenómenos chilenos: - Chile se incorpora a diferentes Tratados de Libre Comercio (TLC); empezamos a consumir, con más facilidad, el producto importado. - Chile se incorpora a todos los sistemas modernos de comunicaciones; acceso expedito a información y producción intelectual extranjera. - El gobierno promueve una Reforma Educacional que tiene bases y fundamentos curriculares extraídos de modelos aplicados en otros países. - El gobierno envía a docentes chilenos a perfeccionarse en el extranjero. - Los patrones de comparación usados en procesos de evaluación son los de otros países (están estandarizados y validados). - Cuando una institución organiza un encuentro de crecimiento profesional trata de "reclutar" un (unos) expositor(es) extranjero(s) para darle un "gancho" más atractivo. Hay muchos ejemplos más. No estoy en contra de ellos mientras contribuyan al mejoramiento de nuestra calidad de vida. Pero con lo expuesto; en la balanza del conocimiento ¿es posible el equilibrio entre importación y exportación?, ¿qué podemos hacer contra la fuerza "extranjerizante"? Los connacionales destacados en el mundo intelectual saben muy bien que son ellos los que tratan de sostener la balanza, pero les resulta cada vez más una tarea titánica y con casi todos los factores en contra, mientras la población siga sintiéndose dependiente, no solo en lo material, sino que también en lo intelectual. Si nuestro aporte al conocimiento es mínimo: ¿en qué lugar irá quedando nuestra cultura? Creo que los docentes tenemos una herramienta extraordinaria para mejorar nuestros índices de producción de conocimiento. Incentivar la creatividad de los niños y de los jóvenes. Tal vez en la Enseñanza Básica se cumple más con ese objetivo, pero a medida que los niños van creciendo en conocimiento, los docentes vamos disminuyendo nuestra cuota de trabajo creativo. En los niveles más básicos se utiliza mucho la creación, y recreación, de conocimiento a partir de la cultura hogareña (ojalá que no esté muy contaminada). En Enseñanza Media, nos encontramos con la dependencia de la información de otros para desarrollar nuestra actividad académica. Por ejemplo, en Matemática y Física (lo que más conozco), cuando se prepara una Guía de Ejercicios, si no se usa un autor conocido (por cualquier motivo) lo más que se llega a hacer es una recopilación de ejercicios de distintos autores, ¿cuál es nuestro aporte intelectual, en la tarea del joven? Es cierto que hay conocimientos internacionales, pero acaso ¿no somos capaces de "inventar" nuestros propios problemas?, sacándolos de nuestra realidad, de nuestro entorno, de las vivencias en la vida cotidiana, de los problemas de nuestra comuna o región, etc. Más aún, ¿dejamos a nuestros alumnos que "inventen" sus propios problemas?, en relación a sus respectivas realidades, necesidades, aspiraciones, entornos, experiencias, etc. Propongo que todo los problemas que usemos sean de nuestra propia creación y, por qué no, de nuestros alumnos. Creo, por convicción, que este sería un extraordinario aporte para que la población empiece a sentirse capaz de crear conocimiento. ¡Ah!, creo que la enseñanza centrada en la solución de problemas puede traer significativos avances en el aprendizaje, no sólo de conocimiento, sino que también en materia de mejorar la autoestima, la capacidad de toma de decisiones, la autonomía, el espíritu crítico y, por sobre todo, la capacidad de resolver problemas en nuestros alumnos. ¡Sólo cuando de nuestra nación nazca conocimiento llegaremos a establecer relaciones de intercambio internacional en igualdad de condiciones y, no solo eso, también estaremos dejando atrás la dependencia intelectual - salvaje vasallismo - contribuyendo al enriquecimiento de nuestra cultura!. |