La presencia
de los agustinos recoletos en la República Dominicana, donde actualmente
servimos al pueblo y a la iglesia de este país en seis parroquias, un colegio,
un seminario y diversos centros y programas de promoción y desarrollo, se
remonta al año 1927. Del trabajo “los Agustinos recoletos en el Caribe” del
historiador P. Miguel Angel Yangüas, oar, entresacamos los siguientes apuntes
históricos que explican nuestra llegada a esta isla.
Los agustinos
recoletos llegamos a República Dominicana apenas unos meses después de haber
fundado en Puerto Rico, lugar de nuestra
primera presencia en el Caribe. Al parecer el interés de estas
fundaciones en Puerto rico no era otro que “la conveniencia de extender nuestro
radio de acción a algunos lugares, sobre todo a los que de alguna manera
oudieran servir de escala y lazo de unión con los que ya posemos”.
“Una vez
establecida la primera fundación en Puerto Rico, ante la imposibilidad de conseguir
más y mejores asentamientos ministeriales en la isla, el P. Doroteo Ocón
deseoso de abrir nuevas perspectivas para la Recolección en el Caribe, se puso
en contacto epistolar con el Arzobispo de Santo Domingo, en aquel entonces,
Monseñor Adolfo Alejandro Nouel, brindándole los servicios de la Orden.”
En la tercera
reunión tenida entre el recoleto y el sr. Arzobispo de Santo Domingo, tenida el
5 de marzo de 1927, se ofrecieron a los recoletos las parroquias de San
Cristóbal y San Gregorio de Nigüa, situadas en la región sur del país. En el
decreto de admisión la autoridad eclesiástica dominicana hace constar que esta
presencia en San Cristóbal y Nigüa se entiende “como principio de futuras
misiones que con estos mismos Padres nos proponemos establecer en las iglesias
fronterizas”.
El 19 de julio
de ese mismo año los PP Ubaldo Ballesteros, Victorino Goñi y Doroteo Ocón
llegaron a Santo Domingo para hacerse cargo de las dos parroquias entregados a
la orden por el arzobispo de Santo Domingo, mons. Nouel. Tras hacer la
profesión de fe en la catedral de Santo Domingo se dirigieron, en horas de la
tarde a San Cristóbal donde les esperaba el anciano párroco y canónigo, P.
Borbón y el P. Segura, que le acompañaba como administrador accidental de la
parroquia. A las cinco de la tarde, el P. Ubaldo Ballesteros tomó posesión como
primer párroco agustino recoleto de San Cristóbal.
Unos días más
tarde, el 27 de septiembre, el P. Victorino Goñi, tomó posesión de la parroquia
de San Gregorio de Nigüa, haciéndose cargo también de la capellanía de del
leprocomio y de las Madres Mercedarias.
Muy
distintas a las propias de la Orden eran las razones y el interés de las
autoridades eclesiásticas dominicanas para entregar a los agustinos recoletos
estos ministerios de San Cristóbal y Nigüa, como apunta el P. Yangüas: “la
Iglesia Católica dominicana, débil y empobrecida, debía hacer frente a múltiples
problemas: la pérdida de su antiguo crédito social que sólo la enorme
popularidad de Monseñor Nouel lograba compensar un poco; la penetración de las
denominaciones protestantes, respaldada por el gobierno militar norteamericano
de ocupación (1916-1924), y sus ataques la Iglesia Católica; y la notoria
decadencia clerical. A la escasez de sacerdotes había que añadir su deficiente
preparación para el ejercicio del ministerio. Asimismo, se les tildaba de inmoralidad
y de no dar buen testimonio a la feligresía”.
Estas serían
las razones por las que el arzobispo Nouel propició la llegada “de religiosos
extranjeros como medida indispensable para cubrir las necesidades pastorales
del país. Pero lamentablemente no pudo incrementar las vocaciones dominicanas
ni institucionalizar la Iglesia. Aparte de los problemas políticos, tuvo que
contemplar el desarrollo de grupos protestantes y enfrentar el cuestionamiento
de la sociedad civil. Dos figuras compensan el vacío religioso de la época, los
padres Francisco Fantino y Rafael C. Castellanos»
Para
compensar, pues, la carencia de clero nativo, su deficiente formación y escaso
ardor apostólico, el arzobispo Nouel era partidario de incorporar religiosos
extranjeros para llenar las necesidades pastorales de la arquidiócesis.
En
consecuencia, esa política eclesial de Mons. Nouel, dilucida la llegada de
nuestra Orden a República Dominicana en el año 1927 y de otras órdenes y grupos
religiosos en esa época: Heudistas franceses en 1907, Capuchinos en 1909,
Claretianos en 1923, Hermanas Mercedarias de la Caridad en 1910, Franciscanas
en 1925...
A finales de
la década de los años 20, la situación de la Iglesia Dominicana se tornó aún
más crítica, tras serle privada en el año 1929 la personería jurídica, mediante
un fallo judicial en su contra por un litigio sobre una propiedad de La Vega.
Veredicto que ratificó el 8 de Agosto de 1930 la Suprema Corte de la nación.
Esto significaba la aniquilación de la Iglesia en el país como Institución.
Así, pese a la
voluntad exhibida de Monseñor Nouel por impulsar y engrandecer la Iglesia
Dominicana, cuando el General Rafael Trujillo asciende al poder en ese mismo
año e implanta un régimen dictatorial,
«la Iglesia
[...] seguía siendo una Iglesia débil. El clero secular estaba compuesto por
cincuenta y cinco sacerdotes, pero ya había diez y seis sacerdotes regulares
(capuchinos, claretianos y agustinos) dedicados a la dirección del seminario y
al trabajo parroquial. Los seminaristas eran doce, diez estudiando en el país y
dos en el extranjero. Había ochenta y una religiosas (hermanas del cardenal
Sancha, mercedarias y franciscanas) dedicadas a actividades preferentemente
caritativas y educativas. La Iglesia
administraba tres colegios (Inmaculada Concepción en La Vega, Divina pastora en
Santo Domingo y Padre Las Casas en el Santo Cerro)»
Bajo esta
aflictiva perspectiva desempeñaron su labor ministerial los primeros religiosos
Agustinos Recoletos que llegaron a esta isla caribeña, fomentado notablemente
la evangelización del país en las demarcaciones parroquiales donde la
ejercían.”.
OTROS MINISTERIOS EN REPUBLICA DOMINICANA
Durante los primeros
años en Dominicana la Orden trató de ampliar su radio de acción pastoral
haciéndose cargo de otras parroquias en diferentes regiones de la República. En
todas ellas, la permanencia de los religiosos tuvo un carácter temporal, excepto
en la parroquia San Juan Evangelista de Salcedo, cuya presencia Agustino Recoleta
ha sido ininterrumpida, desde que fue aceptada, el día 4 de Marzo de 1946,
hasta la actualidad.
Las causas de
esta temporalidad apunta a la escasez del personal designado para las nuevas misiones
y al frecuente cambio de religiosos; también a la aspereza del propio trabajo
debido a la escasez de medios materiales, así como al rigor de las condiciones
de vida.
El año 1929,
el día 17 de Junio, los recoletos se hacen cargo de la parroquia de San Juan Bautista
y de la capellanía del Santuario del Santo Cristo de Bayaguana. Esta parroquia
se dejó de atender el 27 de Agosto de 1930. Durante poco más de un año de
desempeño, el P. Ramón Arigita, en ese breve tiempo, hizo notables obras en el
pueblo. Realizó un proyecto de parque municipal que obtuvo en primer premio y
que se llevó a cabo bajo su dirección. Embelleció el Templo y le hizo varias
mejoras.
El día 18 de
Julio de 1934 los religiosos comenzaron a administrar la parroquia de Villa
Altagracia. Este curato se abandonó en los últimos días del mes de Febrero del
año 1935.
De igual
forma, el día 18 de Junio de 1934, el P. Simón Lusarreta se hizo cargo de la
parroquia de San José de Ocoa, atendida hasta el 30 de Mayo del año siguiente.
En la misma
fecha se tomaron las parroquias de Montecristi y Guayubín, situadas al Noroeste
de la República, que administraron los PP. Julio González como párroco, y Juan
Martínez como vicario cooperador.
En el año 1935
y por espacio de varios meses, uno de los Padres de la comunidad de San
Cristóbal ejerció de vicario cooperador en la parroquia de La Vega y, luego, a
solicitud de la Superior Curia se aceptaron por otra temporada las Capellanías
del Colegio San Antonio y del Asilo de la misma ciudad.
El día 4 de
Agosto de 1936 un recoleto se encarga de la parroquia Ntra. Señora de Regla de
Baní siendo atendida por la comunidd hasta el 25 de septiembre de 1939.
El 4 de marzo
de 1946, el entonces arzobispo de Santo Domingo, mons. Ricardo Pitini firma el
decreto por el que se entrega a la orden de agustinos recoletos la parroquia
San Juan Evangelista de Salcedo. Desde ese momento hasta hoy nuestra presencia
en esta parroquia ha sido ininterrumpida.
La presencia
recoleta en esta isla ha estado desde sus comienzos hasta hoy bajo
responsabilidad de tres provincias distintas. En 1970 la Provincia Nuestra
Señora de la Consolación se hizo cargo de los ministerios dominicanos recibidos
de la provincia San Agustín.
La parroquia
de San Agustín de Bajos de Haina, desde el día 7 de Octubre de 1970. Comenzó
como una Capilla dependiente de la parroquia de San Cristóbal, constituyéndose
en parroquia el día 29 de Junio de 1957. El templo fue edificado por el
gobierno dominicano en el año 1954, tiene unas dimensiones de 28 por 16 metros.
La parroquia
de San Juan Evangelista de Salcedo, desde el día 7 de Octubre de 1970. Esta
parroquia ha sido fragmentada en dos, quedando la de nueva creación en manos
del clero diocesano desde el 15 de febrero de 1989.
La parroquia
de San Cristóbal, desde el día 1 de Diciembre de 1972. El Obispo de la Diócesis
de Baní-San Cristóbal, Mons. Príamo Tejeda Rosario, la fragmentó por decreto
(libro 1, n. 484, folio 163) de fecha 23 de Enero de 1988, erigiendo tres
nuevas parroquias: Santa Rita de Casia, Cristo Salvador y Ntra. Señora de la
Paz. La primera quedó bajo la administración del clero diocesano. La antigua
parroquia de San Cristóbal fue renombrada con el título de San Cristóbal-Ntra.
Señora de la Consolación.
La parroquia
de la Santa Cruz de Yaguate, desde el día 1 de Diciembre de 1972 hasta el 20 de
Septiembre de 1988.
La parroquia
de San Gregorio de Nigua, desde su restauración en Septiembre de 1986 hasta que
se entregó al Obispado de Baní- San Cristóbal, y éste a su vez, al Padre
Hermenegildo Acedo perteneciente al Instituto Español de Misiones Extranjeras
(IEME), el día 30 de Julio de 1988.
La parroquia
Ntra. Señora de las Mercedes de Palenque, desde su restauración hasta el día 20
de Septiembre de 1988.
La parroquia
Ntra. Señora de la Paz de San Cristóbal, desde su erección, el día 23 de Enero
de 1988.
La parroquia
Cristo Salvador de San Cristóbal, desde su creación, el día 23 de Enero de 1988
hasta el año 1992.
La parroquia
de Santo Toribio de Mogrovejo de la Ciudad de Santo Domingo erigida en el año
1984, desde el día 2 de Noviembre de 1988.
La parroquia
San Ezequiel Moreno de la Ciudad de Santo Domingo, desde su creación el día 24
de Abril de 1997 a partir de la desmembración de la de Santo Toribio de
Mogrovejo. La inauguró el Cardenal Arzobispo de la Arquidiócesis de Santo
Domingo, Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez el día 25 de Mayo de 1997.
La Escuela
Parroquial “Santa Rita” de San Cristóbal, desde que los religiosos de la
parroquia retomaron la dirección de la misma en el año 1973. Fundada por el P.
Javier Iturri en el año 1963 y ubicada en el edificio que había acogido la Sede
del disuelto Partido Dominicano durante la Dictadura Trujillista, cedido a la
Iglesia Católica por el Gobierno del Triunvirato para esa función.
El Centro
Vocación “San Agustín” (CVSA), desde que comenzó a funcionar oficiosamente el
día 4 de Octubre de 1979 en la Ciudad de San Cristóbal.
En la
actualidad, la Provincia Ntra. Señora de la Consolación mantiene en la República
Dominicana cinco Comunidades Religiosas que ejercen su apostolado en las
parroquias de San Cristóbal-Ntra. Señora de la Consolacióny Ntra. Señora de la
Paz, ambas de la Ciudad de San Cristóbal; San Juan Evangelista, de Salcedo, San
Agustín, de Bajos de Haina, Santo Toribio de Mogrovejo y San Ezequiel Moreno,
en la Ciudad de Santo Domingo. Se atiende la Escuela Parroquial “Santa Rita”,
en San Cristóbal y en el Centro Vocacional “San Agustín”, en Santo Domingo, se
acoge y acompaña en su proceso de discernimiento vocacional a los jóvenes
dominicanas que se sienten llamados a formar parte de la comunidad
agustino-recoleta.
En la
actualidad, integrados al plan de pastoral de las diferentes parroquias, la
comunidad agustino recoleta anima diversos programas de promoción y desarrollo
tendentes a mejorar la calidad de vida de las feligresías que atienden y a
reducir los alarmantes niveles de pobreza que hay en este territorio.