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LA
PERSONALIDAD
Objetivos
--Que los jóvenes sepan qué es la personalidad.
--Que los jóvenes se comprometan a construir su propia personalidad.
Miramos nuestra realidad
En temas anteriores hemos hablado sobre la persona. Hemos dicho que todos somos personas, creados por Dios a su imagen y semejanza, y que por eso somos muy importantes, lo más importante de toda la creación. Nuestro valor está en que somos personas, no en los bienes materiales que tengamos. Pero la persona no es una obra que ya está acabada, sino que Dios nos ha creado con unas cualidades que tenemos que cultivar y desarrollar. Esto quiere decir que nuestra persona se va haciendo, poco a poco vamos desarrollando nuestra propia forma de ser, nuestra propia personalidad.
En este tema trataremos sobre la personalidad, sobre la forma propia de ser de cada persona. Nos daremos cuenta que la personalidad es una tarea que cada persona tiene que realizar, si quiere llegar a ser persona de verdad, desarrollando las cualidades que Dios nos ha dado al crearnos. Pero antes de entrar a explicar las ideas del tema, empecemos mirando nuestra realidad, para ver si de verdad sabemos lo que es la personalidad, y ver si de verdad estamos trabajando para construir bien nuestra propia personalidad. Leemos los siguientes hechos de vida, los dramatizamos y luego dialogamos sobre las preguntas que se plantean.
Hechos de vida
Federico y Camila se encontraron al salir de la escuela y empezaron a platicar sobre los estudios y sobre las actividades que el Equipo de Pastoral Juvenil de su comunidad iba a realizar. Mario y Virginia se acercaron y se metieron en la conversación. Cuando Mario se marchó, Virginia empezó a hablar de él, decía: Mario no me cae muy bien, no me gusta su personalidad, es muy gordo, camina muy despacio y casi no le gusta estudiar. Camila dijo: Pero eso no es su personalidad; la personalidad es más que su físico y su forma de caminar, y más que su gusto por estudiar.
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Estuardo era un joven muy enojado. En su casa sus papás le regañaban mucho porque siempre maltrataba a sus hermanos. En la escuela discutía mucho con sus compañeros, y en su equipo de futbol siempre se enojaba y discutía con sus compañeros porque no jugaban como el quería. Un día, al acabar un partido de futbol, un joven del otro equipo le reclamó porque le había hecho una falta muy fuerte. Estuardo empezó a insultarlo y acabaron peleando. Los separaron, y uno de los amigos de Estuardo le dijo: ¡Qué te pasa, mano! ¡Por qué siempre te andas peleando con todo el mundo! ¿Por qué eres tan enojado y tan violento? Estuardo le contestó: ¡Yo soy así!. El amigo dijo: Pero no tienes que ser siempre así, puedes cambiar y mejorar tu personalidad.
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Minerva y Sofía eran muy buenas amigas. Un sábado fueron al mercado a comprar algunas cosas para la celebración del cumpleaños de Marco, un compañero del Equipo de Pastoral Juvenil de su comunidad. Mientras compraban se encontraron con Leonardo, que también estaba de compras. Minerva lo saludó con mucha confianza, pero Sofía casi no dijo nada. Cuando Leonardo se marchó Minerva le preguntó a Sofía: ¿Por qué ni lo saludaste? Ella contestó: Es que soy muy tímida, me da vergüenza hablar con los muchachos. Minerva dijo: Pero tienes que ir cambiando tu forma de ser. Sofía dijo: Ya lo sé, pero el ir construyendo bien la personalidad no es tarea fácil.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿De verdad pasa lo que dicen los hechos de vida? Comentar algunos casos.
2.¿Nos hemos plateado el tema de la personalidad? ¿Es un tema importante?
3.¿Para nosotros qué es la personalidad? ¿Está ya hecha o se puede cambiar?
4.¿Cuáles son las dificultades para construir nuestra propia personalidad?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Si miramos nuestra realidad nos damos cuenta que muchos jóvenes, entre los cuales quizá estemos nosotros, no se plantean el tema de la personalidad. Es un tema sobre el que pocas veces pensamos de manera consciente. Pero aunque no nos lo planteemos de manera consciente y responsable, la verdad es que la personalidad es una realidad que nos afecta a todos y que vivimos cada día, porque todos somos personas y tenemos una personalidad. Y si no somos conscientes y responsables de nuestra personalidad, entonces nunca llegaremos a ser nosotros mismos, sino que dejaremos que sean otras personas o situaciones los que dirijan nuestra forma de ser, nuestra personalidad.
También nuestra realidad nos dice que muchas veces no sabemos con claridad qué es la personalidad. Muchas veces nos confundimos y pensamos que la personalidad es solamente las características físicas de una persona: si es gorda o flaca, si es alta o pequeña, si es guapa o no es guapa; o pensamos que la personalidad tiene que ver solamente con el carácter de una persona: si es alegre o siempre está triste, si es enojada o de buen humor. También muchas veces pensamos que cada uno tenemos ya una personalidad definida y que no podemos cambiarla, que así nacimos, así somos y así tenemos que seguir siendo y no hay para dónde. Vamos a intentar aclarar un poco todas estas cosas para que podamos entender y cultivar mejor nuestra personalidad.
¿Qué es la personalidad?
Podemos decir que la personalidad es la forma particular que tiene una persona de ser, y que es distinta a la de las demás personas. La personalidad incluye todos los aspectos de la persona. La personalidad incluye lo que se manifiesta a los demás: nuestro físico, nuestra forma de hablar, nuestra manera de comportarnos; pero también incluye lo que la persona es y que no se ve: su manera de pensar, sus sentimientos, y los motivos por los que hace las cosas.
Esto significa que la personalidad abarca unos aspectos que son heredados, que nacemos con ellos y los tenemos por naturaleza: nuestro cuerpo tal y como es, nuestra capacidad de amar, la inteligencia y capacidad para pensar; pero también abarca otros aspectos que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida: nuestra voluntad o el deseo de hacer las cosas, nuestra comunicación o relación con las demás personas, nuestras actitudes, nuestros valores por los que hacemos las cosas, nuestro compromiso para trabajar por el bien, nuestro ideal o lo que queremos llegar a ser en el futuro. Todo esto es la personalidad. Y todos tenemos la nuestra, que de manera consciente o inconsciente se ha ido formando poco a poco.
La personalidad se cultiva
Como hemos dicho en el punto anterior, la persona tiene unos aspectos con los que no ha nacido, sino que los ha ido aprendiendo a lo largo de su vida. Por eso podemos decir que la personalidad no está terminada, sino que es como una pequeña semilla que tenemos que ir cultivando para que crezca y se haga un árbol grande, fuerte y que produzca buenos frutos. Nuestra personalidad es un don y una tarea. Un don porque lo que somos y las capacidades personales que tenemos no las hemos comprado, sino que las hemos recibido como un regalo del creador. Pero a la vez es una tarea porque esas capacidades son como una semilla que necesita que la cultivemos para llegar desarrollarse y ser lo que tenemos que ser. Eso significa que no estamos terminados, que podemos y debemos construir nuestra propia personalidad cambiando las cosas negativas y desarrollando las que sí son buenas.
¿Cómo cultivar la personalidad?
Para cultivar bien nuestra personalidad debemos tener en cuenta tres pasos. En primer lugar mirar a nuestro pasado: todo lo que hemos recibido de los demás, lo que hemos hecho y aprendido; esto para aceptar nuestra historia, siendo conscientes que nuestra personalidad actual depende de nuestro pasado. En segundo lugar mirar a nuestro presente, para aceptar lo que somos y decidir la persona que queremos ser y planificar nuestro futuro, ver qué personalidad nos vamos a construir. En tercer lugar mirar al futuro: aceptar nuestra propia vida y comprometernos a trabajar para desarrollar nuestra propia personalidad, de acuerdo a lo que queremos llegar a ser.
¿Es difícil cultivar la personalidad?
Cultivar la personalidad cuesta esfuerzo, pero no es una tarea imposible. Cuesta esfuerzo porque hay cosas en la vida contra las que hay que luchar. Tenemos que luchar contra nosotros mismos, porque muchas veces no estamos dispuestos a esforzarnos y nos dejamos llevar por lo más fácil: una cosa es lo que pienso y deseo, pero otra cosa es ponerlo en práctica. Tenemos que ser realistas: una cosa es lo que yo sueño y desearía ser, y otra cosa es lo que en realidad puedo ser. También tenemos que luchar con la sociedad: porque una cosa es lo quiero ser y otra a lo que la sociedad y la moda me ofrecen.
Para poner en práctica
Examinar nuestra personalidad, y esforzarnos por cultivarla de verdad.