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TIPOS DE JÓVENES EN LOS GRUPOS

 

Objetivos

--Que los jóvenes sean conscientes de que en los grupos nos podemos encontramos con diferentes tipos de jóvenes.

--Que los jóvenes se relacionen con los demás jóvenes sabiendo respetar la forma de ser de cada uno.

Miramos nuestra realidad

Si tenemos cierta experiencia de participar en un grupo de jóvenes, quizá nos hemos dado cuenta de que hay distintos tipos de jóvenes, o tal vez no hemos caído en la cuenta de eso. En este tema vamos a tratar sobre los distintos tipos de jóvenes que podemos encontrarnos en los grupos. Pero primero vamos a mirar nuestra realidad par ver si de verdad en nuestros grupos hemos tenido la experiencia de encontrarnos con distintos tipos de jóvenes y podemos identificar esos tipos de jóvenes. Ello como punto de partida para entrar en el tema. Para acercarnos a nuestra realidad vamos a leer los siguientes hechos de vida y por grupos los dramatizamos. Luego dialogamos sobre las preguntas que se plantean.

Hechos de vida

En la reunión de formación del tercer nivel en la comunidad de Chuisaqjuyub’ estaban hablando sobre la amistad. Hicieron una dinámica en la que por parejas tenían que presentarse. A Mireya le tocó con Benito. El le preguntaba su nombre, de qué paraje era, a qué se dedicaba, etc, pero ella sólo se tapaba la boca con su perrage y entre dientes respondía sin que Benito pudiera escucharla bien. Lo mismo cuando le tocó preguntarle a él. A la hora de presentarse delante de todos, ella no quiso pasar, se puso colorada y se tapó la mitad de su cara con el perrage.

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En la reunión de formación de la siguiente semana se habló sobre el compromiso de los jóvenes en los ministerios de la Iglesia. Arturo estaba coordinando la reunión, y empezó preguntando si era importante que los jóvenes colaboraran en la misión de la Iglesia. Mientras casi todos opinaban, Hugo estaba haciendo bolitas en un papel. Arturo se dio cuenta, y le preguntó directamente. La respuesta de Hugo fue: No sé. Y siguió haciendo bolitas. Se hizo una dinámica en la que todos tenían que cambiar de lugar cuando se dijera “terremoto”. Todos participaban, pero al decirse “terremoto” Hugo se quedaba en su sitio. Al acabar la reunión Arturo platicó con Estela, de la comisión de participación, y le decía: ¿Qué le pasa a Hugo? Nunca participa en nada, como si no tuviera ningún interés.

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La siguiente semana tocaba el tema del noviazgo. Maura era la encargada y empezó con un trabajo en grupo y luego puesta en común. En la puesta en común era un relajo, porque Emilio, secretario del grupo uno, cada vez que le tocaba hablar hacía un chiste. También cuando hablaba otro lo interrumpía con un chiste o bromeaba de lo que decían los demás. Maura se molestó y le dijo: ¡Emilio, hay tiempo para los chistes, pero ahora no estamos en relajo! ¡Tu crees que siempre estamos de bromas!

Después de dramatizarlos dialogamos sobre las siguientes preguntas:

1.¿De verdad pasan las cosas que cuentan los hechos de vida?

2.Según los hechos, ¿qué tipos de jóvenes se encuentran en los grupos?

3.Entre nosotros que, ¿qué tipos de jóvenes hay? Explicar el porqué.

4.¿Qué tipos de jóvenes favorecen al grupo? ¿Y qué tipos no lo favorecen?

Iluminamos nuestra realidad

Cada persona es diferente de las demás, cada uno tenemos nuestra forma de ser, nuestra personalidad, y esa forma de ser se manifiesta cuando actuamos al relacionarnos con los demás. Al reflexionar sobre los hechos de vida anteriores, nos hemos dado cuenta de que en los grupos nos podemos encontrar con diferentes tipos de jóvenes. A veces en los grupos hay problemas entre sus integrantes, tal vez porque chocan diferentes formas de ser. Para que un grupo funcione o para que podamos llevarnos bien con los demás no tenemos que ser todos iguales, lo que sí que tenemos que saber tratarnos, sabiendo respetar cada uno la forma de ser de los demás. Veamos ahora los diferentes tipos de jóvenes que nos podemos encontrar en los grupos.

El tímido

El joven tímido es el que no tiene seguridad en sí mismo, el que tiene miedo a los demás y no se valora a sí mismo, por eso no se atreva a participar, a responder o dar sus opiniones. Casi siempre está atento pero callado, y cuando se le invita a participar baja su cabeza y se llena de miedo y vergüenza. Cuando en nuestro grupo nos encontramos con alguien que es tímido tenemos que ayudarle a vencer su timidez, animándole a participar, hacerle ver el valor de sus respuestas u opiniones, poner como ejemplo sus aportaciones.

El mudo voluntario

El mudo voluntario es aquel que se niega a participar, nunca dice nada, ni pregunta, ni responde ni opina, porque piensa que no merece la pena participar, o porque piensa que lo que pueda decir no es importante o porque, como el tímido, no se valora a sí mismo. Cuando en nuestro grupo nos encontramos con un mudo voluntario porque siente que es una pérdida de tiempo participar porque él está por encima de los demás y se siente autosuficiente, tenemos que hacerle darse cuenta de que necesita aprender de los demás.

El pasota

El pasota es el que aparentemente no muestra ningún interés en lo que se está haciendo, casi no participa en las actividades, “pasa” de ellas. Piensa que lo que se está haciendo, o diciendo no le afecta en nada, y por eso no participa. Si se le pregunta contesta que no sabe o simplemente encoge los hombros. Parece como que todo le da lo mismo. Cuando en un grupo nos encontramos con un joven pasota tenemos que intentar que participe, haciéndole preguntas sencillas y directas o dándole algunas responsabilidades sencillas para que tenga que actuar.

El sabelotodo

Es el que trata de impresionar a los demás con grandes comentarios para quedar como que sabe. Habla de todos los temas, para todas las cuestiones tiene repuesta y solución para todos los problemas. Al intervenir lo hace como que tiene experiencia de lo que se está tratando, o sabe porque lo ha leído. Muchas veces realmente no está bien enterado del tema, pero otras veces sí. Pero en uno u otro caso para él lo importante es quedar ante los demás como que lo sabe todo. Cuando nos encontramos con alguien sabelotodo, tenemos que hacerle ver que sus aportaciones son una más entre las demás y no dejar que se haga dueño de la reunión, cortándole muchas veces sus intervenciones, sino que tenemos que favorecer que los demás también participen.

El obstinado

Es el que siempre quiere tener la razón por encima de todo; pretende imponer siempre sus ideas. Muchas veces discute por discutir, y las personas que piensan de manera diferente, se convierten en enemigos. Cuando en un grupo nos encontramos con alguien obstinado o terco, tenemos que hacerle comprender que el objetivo del diálogo no es imponer las ideas o tener siempre la razón. Muchas veces tendremos que cortar sus intervenciones porque de lo contrario la reunión no avanzaría.

El discutidor

Es la persona que siempre le gusta discutir por discutir. A todas las cosas siempre les pone un “pero”. Muchas veces comienza discutiendo un determinado tema, y termina con ataques y ofensas personales, desviando la atención del tema y creando un ambiente de tensión. Cuando en un grupo nos encontramos con alguien discutidor, tenemos que evitar que la reunión se convierta en una batalla en la que existan vencedores y vencidos. Tenemos que evitar que las opiniones se conviertan en enfrentamientos entre dos personas, y cortar una discusión a tiempo.

El preguntón

Es el que le gusta preguntar por preguntar, hacer preguntas engañosas para conocer nuestra opinión como si estuviera haciendo un interrogatorio. Esta actitud tal vez se deba a que quiera criticar nuestras repuestas para al final hacernos ver su punto de vista como el que tenemos que aceptar. Cuando en el grupo nos encontramos con alguien preguntón, tenemos que evitar que la reunión se convierta en un diálogo entre el preguntón y otro y que los demás queden como espectadores. A veces tendremos que no contestar sus preguntas.

El distraído

Es el que siempre está en las nubes, no sigue el desarrollo de la reunión e incluso distrae a los demás. Muchas veces cuando interviene, como estaba distraído, no interviene de acuerdo al tema o a lo que se ha preguntado. Cuando en el grupo nos encontramos con alguien que es distraído, tenemos que hacer que mantenga la atención, haciéndole preguntas directas.

El chistoso

Es el protagonista del grupo, el gracioso. Busca atraer la atención de los demás con sus chistes, que a veces no tienen nada de humor. Cuando en el grupo nos encontramos con un chistoso tenemos que evitar darle todo el protagonismo siguiendo el juego a sus chistes. Tenemos darle importancia como persona, pero hacerle ver que con sus chistes rompe la marcha de la reunión, y que hay momentos oportunos para los chistes. Hay que tener en cuenta que siempre es bueno en el grupo alguien que anime y alegre las reuniones, pero con medida, para no distraer la reunión.

El agresivo

Es el que le gusta imponer su voluntad siempre, tener a los demás bajo su control, haciendo lo que a él se le antoje. Este dominio sobre los demás lo ejerce metiendo miedo, manipulando chantajeando. Por lo general le gusta herir a los demás, incluso cuando hace chistes para herir a alguien. Cuando en el grupo nos encontramos con alguien agresivo, no tenemos que dejarnos intimidar por él. Tenemos que contestarle pero sin perder la calma, y no dejarnos provocar, evitando cualquier situación violenta.

Finalmente, como una observación, tenemos que señalar que estos tipos de personas no son los únicos, sino que hay otros que no hemos mencionado. Además, las personas normalmente no son de un solo tipo, sino que en los grupos podemos encontrar jóvenes que combinan diferentes tipos: son chistosos y obstinados, agresivos y discutidores, o sabelotodo y preguntones.

Para poner en práctica

Nos fijamos en los tipos de jóvenes que hay en nuestro grupo y nos comprometemos a no marginar a ninguno, poniendo en práctica lo que en este tema hemos sugerido de cómo debemos tratarlos. Además nos examinamos a nosotros mismos para ver si somos del tipo de personas que influyen negativamente en la buena marcha del grupo, y nos comprometemos a cambiar esas actitudes negativas.