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LA VERDADERA
AMISTAD
ES UN TESORO
Objetivos
--Que los jóvenes analicen sus relaciones de amistad para ver cómo están viviendo realmente la amistad.
--Que los jóvenes reconozcan el sentido de la amistad, y reflexionen sobre las características de un verdadero amigo para que las cultiven.
Miramos nuestra realidad
Ya hemos visto en temas anteriores que tenemos que vivir nuestra juventud con sentido positivo y con libertad, pero no en soledad, sino en común con otras personas. Es necesario, entonces, para poder vivir en común, establecer lazos de amistad, tener amigos y amigas. Por eso en este tema hablaremos de la amistad y de las cualidades de un verdadero amigo. Para entrar en el tema primero miramos nuestra realidad para ver que experiencias de amistad tenemos y si de verdad cultivamos la auténtica amistad. Leemos o dramatizamos el siguiente hecho de vida, dialogamos sobre las preguntas que se plantean y luego ponemos en común las respuestas.
Hecho de vida
Andrea y Berenice siempre andaban juntas. Todos decían que eran amigas del alma. Cuando Berenice tenía un problema siempre acudía con Andrea para que le ayudara, si estaba triste buscaba su consuelo. Siempre le pedía favores y Andrea le ayudaba en todo. Los domingos Berenice invitaba a Andrea para que la acompañara a pasear y a divertirse un poco.
En una ocasión Andrea estaba platicando con otra muchacha, Berenice las vio y después, un poco molesta, le dijo a Andrea: ¿Y esa quién es? Andrea contestó: Es Leti, una nueva compañera del instituto. Como no conoce a nadie se ha acercado a mí para platicar. Parece que quiere ser mi amiga. Berenice, con cara de enfadada, le dijo: ¡Vámonos, que ya es tarde! Vamos a ver a Fidel. Andrea dijo: No es correcto, tenemos que llegar a casa y mi mamá si no llego a tiempo me va a regañar. No te preocupes, le dices que nos tardamos por el ruletero --dijo Berenice--. Pero no es bueno mentir, no es bueno lo que haces --replicó Andrea--. Berenice dijo: No te preocupes, vamos. Y Andrea, a pesar de no querer, se fue con ella.
A la semana siguiente Berenice volvió a encontrar a Andrea con Leti, se acercó y sin saludar dijo: Andrea, ¿dónde estabas metida?, hace una semana que no te veo. Andrea contestó: Estaba en cama enferma, y ni siquiera viniste a verme. Berenice dijo: Lo siento, es que estaba muy ocupada. Y se marchó. Andrea y Leti se quedaron platicando. Leti le preguntó: ¿De veras Berenice es tu amiga? Sí --contestó Andrea--. Leti dijo: ¿Y por qué se comporta así contigo? Me parece que es un poco egoísta. Siempre te busca cuando necesita algo de ti, pero nunca la he visto que haga algo por ti. No te enseña buenas cosas y siempre quiere que hagas lo que ella dice, no respeta tu libertad. Además, he oído decir que le cuenta tus secretos a otras. Y tampoco le gusta que tengas otras amigas, no quiere que tú y yo seamos amigas. Yo creo que ella no es una verdadera amiga. Desde entonces Andrea se quedó pensando lo que Leti le había dicho, si de verdad Berenice era su amiga.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿Pasan casos como los que cuenta el hecho de vida? Comentar alguno.
2.¿Podemos decir que Berenice era verdadera amiga de Andrea? ¿Por qué?
3.A los que llamamos “amigos”, ¿son de verdad amigos? ¿Y nosotros?
4.¿Qué hace falta para ser verdaderos amigos?
Ahora ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Todos tenemos experiencia de la amistad. No hay alguien de nosotros que no tenga un amigo o amiga. En la comunidad, en la escuela, en el trabajo, en el oratorio, siempre tenemos a alguien a quien consideramos nuestro amigo. Sin embargo, no todos los que llamamos amigos son amigos de verdad. Como en el caso que nos cuenta el hecho de vida, también a nosotros muchas veces nos pasa como Andrea, que creía que Berenice era su amiga, pero al parecer no lo era de verdad. Vamos a reflexionar un poco sobre la amistad.
La amistad en una necesidad
Hay personas que dicen que no quieren saber nada de la amistad; tal vez porque han tenido alguna mala experiencia de la amistad. Pero el que dice que no quiere saber nada de la amistad es que no quiere saber nada de la vida, porque sin amigos no se puede vivir. La vida sin amigos se vuelve triste. Sin la compañía y el calor d ellos amigos, sin el abrazo, sin esa palabra de ánimo, sin esa broma que nos alegra, la vida se hace insoportable.
Cuando una persona está triste, está vacío y frío su corazón, es que necesita querer a alguien y sentirse querido, reconocer a alguien y sentirse reconocido, es cuando necesita alimentarse de la amistad pero no lo hace. El hecho de no sentirse querido, o tener que cargar con las amarguras solo, de no tener con quien desahogar el corazón, hace que nos perdamos en otros caminos en los que pensamos encontrar lo que necesitamos: caemos en el alcohol, las maras, el abuso de la sexualidad, etc. Y eso por no buscar lo que realmente necesitamos, una verdadera amistad. La amistad es, pues, una necesidad.
Los falsos amigos
En nuestra vida estamos acostumbrados a llamar “amigos” o hablar de la amistad, pero tal vez lo hacemos sin ser conscientes si de verdad a los que llamamos amigos realmente son amigos, o si lo que llamamos amistad es de verdad amistad. Tenemos, pues, que darnos cuenta de que no a todos los que llamamos amigos lo son, y no todo es verdadera amistad. Veamos a quiénes llamamos “amigos” que no lo son de verdad.
Por ejemplo, muchas veces llamamos “amigos” a los que en realidad son “aprovechados”, a los que solamente les interesa la otra persona por los favores que ella le pueda hacer, o las cosas que les pueda prestar. Son amigos de las cosas del otro, pero no de la persona del otro. Parecen ser encantadores y simpáticos, pero sólo van en busca de su propio interés, se aprovechan de la nobleza de los demás.
También llamamos “amigos” a los que realmente son “pesados”, que sólo se acuerdan de los demás cuando tienen algún problema y necesitan de alguien que les escuche para desahogarse, alguien que les admire y les diga lo bueno que son para poder sentirse bien. Son amigos únicamente en los momentos de urgencias.
También estamos acostumbrados a llamar “amigos” a los que realmente son “pegajosos”, son egoístas disfrazados de amigos. Son débiles psicológicamente y se pegan a los demás para buscar apoyo psicológico, para buscar el cariño que necesitan. Buscan que los demás les quieran, pero ellos no quieren a los demás, porque sólo se buscan a sí mismos, sentirse bien.
También llamamos “amigos” a los realmente son “sentimentales”, los que utilizan a los demás como un objeto para satisfacer su propio placer. Compran con regalos y con bonitas palabras al otro, pero sólo para comérselo a besos y caricias, como se compra un helado para disfrutar de él. Su interés es encontrar alguien de quien obtener placer.
Finalmente, también estamos acostumbrados a llamar “amigos” a los que realmente son “amiguetes”, los que se utilizan mutuamente para las diversiones, las fiestas, las aventuras. Realmente no tienen interés por la otra persona, sus problemas, sino en cuanto que la necesitan para divertirse, para tomar o formar un equipo. Es el caso de los miembros de una mara o de una banda. N se juntan porque se quieren, sino porque tienen unos mismos intereses y se necesitan uno a otro para conseguirlos.
Las cualidades de un verdadero amigo
La amistad es una relación de amor entre dos personas que comparten sus vidas, conviven, confían el uno en el otro, se respetan y se preocupan el uno por el otro. Como hemos dicho no todos los que consideramos amigos lo son realmente, ni todo verdadera amistad. Los verdaderos amigos conocen por las cualidades que manifiestan. El verdadero amigo es desinteresado, no busca su propio interés ni otra cosa en el amigo sino la persona del amigo. Es fiel, es amigo en las buenas y en las malas. Además es abierto. Es respetuoso, ayudando a crecer en libertad, sin querer dominar. Sabe ser expresivo para comunicar lo que piensa y siente.
Para poner en práctica
Analizamos si todos los que llamamos amigos lo son de verdad. Nos comprometemos a cultivar las cualidades de un verdadero amigo.