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EL NOVIAZGO

 

Objetivos

--Que los jóvenes comprendan el sentido del noviazgo de acuerdo a los valores cristianos y las enseñanzas de nuestra Iglesia católica.

--Que los jóvenes vivan su noviazgo con seriedad y responsabilidad desde los valores cristianos, como etapa de crecimiento y maduración afectiva.

Miramos nuestra realidad

En el tema anterior hablamos sobre la sexualidad y su sentido desde los valores cristianos y las enseñanzas de nuestra Iglesia católica. Dijimos que la sexualidad abarca toda la persona, no sólo su genitalidad. Que la relación sexual es una forma especial de comunicación entre un hombre y una mujer unidos por el verdadero amor. También dijimos que la atracción entre un hombre y una mujer es algo natural, porque así nos creó Dios, como personas de diferentes sexos que se atraen; aunque ese impulso natural tenemos que dominarlo para vivirlo de acuerdo a nuestros valores cristianos.

Es por esa atracción natural que un muchacho y una muchacha se buscan para conocerse, comunicarse y compartir sus vidas, y surge así entre ellos una relación de noviazgo. Sobre el noviazgo hablaremos en este tema, pero empezamos mirando nuestra realidad, para ver cómo se entiende y se vive el noviazgo entre los jóvenes. Leemos el siguiente hecho de vida y dialogamos sobre las preguntas que se plantean.

Hecho de vida

Cruz y Mary se conocieron un domingo al salir de la Iglesia después de la celebración de la misa. El la miró y le gustó. Con un poco de vergüenza caminó cerca de ella mientras iban por el atrio de la Iglesia. Al terminar de bajar las gradas él le dijo: ¡Adiós! Ella se volteó a mirar, y sin decir nada se le escapó una sonrisa. Y siguieron su camino. Cruz pasó la semana deseando que llegara el domingo para volver a ver a aquella muchacha de la que ni siquiera sabía el nombre.

El domingo siguiente Cruz se levantó pronto, se arregló bien y se fue a la misa. Se pasó toda la misa buscando dónde estaba Mary. Al final la alcanzó a ver, y desde ese momento no le quitaba los ojos de encima. Mary también vio que Cruz estaba en la misa y que no dejaba de mirarla. Sólo se miraban y se sonreían. A salir de la misa Cruz se le acercó a Mary y se presentaron. Cruz le preguntó si podía acompañarla, y Mary le dijo que no. Pero tanto le insistió Cruz que al final dejó que el la encaminara a su casa. Por el camino casi no platicaban nada, quizá por la vergüenza o la timidez. Esto se volvió a repetir domingo tras domingo: al salir de la misa Cruz encaminaba a Mary a su casa, pero a penas platicaban de cosas importantes. Sólo se miraban y se sonreían.

Uno de esos domingos, mientras caminaban hacia la casa de Mary, se detuvieron, y sin decir palabras, Cruz la besó. Luego le pidió que fuera su novia. Ella, sin dudarlo mucho, le dijo que sí. Desde entonces se veían no sólo el domingo, sino entre semana. Casi no tenían tiempo para platicar, sino que cuando se encontraban no dejaban de abrazarse y besarse. Así pasaron varios meses. Hasta que un día Cruz, mientras la besaba, empezó a tocarle sus pechos y sus órganos genitales. En un principio Mary le dijo que no siguiera tocándola en esos lugares, pero como él siguió y ella empezó a sentir placer, ya no se resistió y siguieron. Cruz empezó a quitarle la ropa y acabaron teniendo relación sexual. Desde ese día ya no se conformaban con abrazarse y besarse, sino que tenían relaciones sexuales.

Después de varios meses de ser novios, sucedió algo muy triste para Mary: encontró a Cruz besando a otra muchacha. Al día siguiente ella le dijo que lo había visto con otra y que ya no quería saber nada de él. Cruz no supo que decir, y se fue. Desde entonces ya no se hablaban, y Cruz, como si nada, de una vez empezó a salir con otra muchacha. Mary, triste por lo que le había pasado, se lo contó a una su amiga, y su amiga le dijo: ¡Y cómo confiaste en él! ¿No te diste cuenta que sólo quería aprovecharse de ti? Antes de comprometerte a ser su novia tenías que conocer sus intenciones. Mary contestó: Sólo nos vimos varias veces y me dijo que quería ser mi novio, y como me sentía atraída le dije que sí. ¿Y después no lo fuiste conociendo? --le preguntó su amiga--. Mary respondió: Pero si casi no platicábamos de nosotros, no llegué a conocerlo de verdad, sólo nos abrazábamos y besábamos. Entonces su amiga le dijo: pero eso no es ser novios de verdad.

Dialogamos sobre las siguientes preguntas:

 

1.¿Pasan casos como el que cuenta el hecho de vida? Comentar alguno.

2.¿Cuál fue la razón para que Cruz y Mary se hicieran novios?

3.¿Podemos decir que Cruz y Mary vivieron un verdadero noviazgo?

4.¿Cómo viven la mayoría de los jóvenes su noviazgo? ¿Qué hacen?

5.¿Para la mayoría de los jóvenes qué es el noviazgo? ¿Y para nosotros?

 

Ahora ponemos en común las respuestas.

Iluminamos nuestra realidad

Mirando a nuestra realidad nos damos cuenta de que para muchos jóvenes el tener novia o novio es como un pasatiempo, una diversión. La mayoría de las veces cuando un muchacho y una muchacha se hacen novios la razón es porque se sienten físicamente atraídos: porque la muchacha tiene bonitos ojos, bonitos labios, su cuerpo está bien tallado y al verla el muchacho se siente atraído. Lo mismo la muchacha se siente atraída por el muchacho. Y se hacen novios únicamente para disfrutar de las caricias, los abrazos y los besos, e incluso hasta llegan a tener relación sexual, impulsados por el deseo y los impulsos sexuales.

Hemos dicho en el tema de la sexualidad que este impulso de atracción entre el muchacho y la muchacha es algo natural, porque así nos ha creado Dios. Y esa atracción física entre un muchacho y una muchacha es el primer paso para comenzar a conocerse y llegar a ser novios. Pero es sólo el primer paso, una vez que vayan conociéndose el muchacho y la muchacha tienen que ir descubriendo si hay algo más profundo que les une y que da verdadero sentido a su noviazgo; y ese algo es el verdadero amor.

El noviazgo es para conocerse y compartir

Cuando un muchacho y una muchacha se sienten atraídos, empiezan a platicar y poco a poco se dan cuenta que están interesados el uno por el otro. Nace entonces entre ellos un sentimiento especial. Esta sentimiento tiene que ir creciendo, madurando, hasta que ellos sepan que de verdad hay un interés serio del uno por el otro por llegar a conocerse más profundamente. Es entonces cuando deciden comprometerse como novios, para seguir conociéndose.

Durante este tiempo de noviazgo tiene que haber una sincera comunicación entre ellos: su manera de ser, de pensar, sus sentimientos, sus proyectos para el futuro, sus problemas, sus experiencias, etc. Esta comunicación les hará conocerse de verdad. Además durante este tiempo ellos comparten su vida: salen juntos, se divierten juntos, se ayudan mutuamente.

Durante la relación de noviazgo, al compartir su vida, los novios se dan cuenta que se sienten bien el uno con el otro, que ya no son extraños, sino que la vida del otro se siente como parte de la propia vida, va creciendo entre ellos algo que les une cada vez más. Algo más profundo que las caricias y los besos: el verdadero amor.

Por eso cuando un muchacho y una muchacha comienzan a ser novios tienen que ser conscientes que no se hacen novios sólo para disfrutar del placer que producen las caricias y los besos, sino que tienen que aprovechar el noviazgo para conocerse bien el uno al otro, para compartir sus experiencias, su vida. De esa manera descubrirán si de verdad hay algo que les une más allá de la sola atracción física.

El noviazgo prepara al matrimonio

Desde la enseñanza de nuestra madre Iglesia católica se nos dice que el noviazgo es una etapa de preparación para la unión matrimonial de un hombre y una mujer. Por eso decimos que el noviazgo no es un juego o una diversión, sino que tiene que vivirse con sentido y responsabilidad, porque de él depende que nos preparemos bien o no para asumir el compromiso de unión patrimonial para toda la vida. De que lo vivamos bien depende en gran parte nuestra felicidad en nuestro futura vida matrimonial.

Es por eso que en el noviazgo hay que conocerse bien, para ver si de verdad el muchacho y la muchacha se comprenden bien, se aman de verdad y podrán unir sus vidas para toda la vida en el matrimonio. Hay que tener en cuenta que se trata de una relación entre dos personas. Por eso no es suficiente que uno de los dos sienta verdadero amor; el amor tiene que existir entre los dos para que funcione.

Si en el noviazgo la pareja se da cuenta de que no son el uno para el otro, que no hay un verdadero amor que les una sino que lo único que los une es el interés por el sexo, entonces no pueden llegar al matrimonio, hay que romper el noviazgo, porque si un muchacho y una muchacha se casa sólo por el sexo, tarde o temprano su matrimonio fracasará. Sólo el verdadero amor une para toda la vida.

El noviazgo el para madurar los sentimientos

Cuando un muchacho y una muchacha comienzan a ser novios muchas veces se dicen uno a otro: ¡te quiero! Entre ellos experimentan un sentimiento especial y de una vez dicen que están enamorados. Pero eso que ellos dicen que es amor, puede que sólo sea pasión, atracción sexual. Por eso en el tiempo de noviazgo tienen que ir madurando ese sentimiento para llegar a darse cuenta si es verdadero amor el que sienten el uno por el otro o simplemente es atracción física.

La sexualidad en el noviazgo

En el tema de la sexualidad vimos cuál es el verdadero sentido de la sexualidad y cómo tenemos que vivirla de acuerdo a nuestros valores cristianos y a las enseñanzas de nuestra Iglesia. Por eso, hay que tener una decisión firme y esforzarse para poder vivir la sexualidad con sentido y responsabilidad en nuestro noviazgo. Cuando tenemos novia o novio muchas veces vamos a sentir el deseo de tener relaciones sexuales con ella, porque es un impulso natural, y vamos a tener la oportunidad de hacerlo. Pero yo tengo que respetar a mi pareja, y hacer que me respete. Y tengo que respetar la sexualidad.

Para poner en práctica

Examinamos nuestras intenciones a la hora de pensar en el noviazgo, qué es lo que nos motiva, qué buscamos en el muchacho o muchacha. Nos comprometemos a vivir nuestro noviazgo con verdadero sentido y responsabilidad, buscando el conocimiento mutuo y el compartir de nuestra vida, más que el solo placer sexual.