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LA VOCACIÓN
TODOS SOMOS
LLAMADOS
Objetivos
--Que los jóvenes comprendan qué es la vocación, y que sean conscientes que todos somos llamados.
--Despertar en los jóvenes el interés por descubrir su propia vocación y disponerse a seguirla.
Miramos nuestra realidad
Con este tema vamos a comenzar una serie de temas dedicados a la vocación, que es una cuestión muy importante para nuestro desarrollo humano. Vamos a tratar sobre diferentes aspectos de la vocación y diferentes caminos vocacionales a través de los cuales podemos realizarnos como personas. Todos tenemos un camino en la vida, tenemos que descubrirlo y seguirlo. En este intentaremos aclarar qué es “vocación” y ver que todos somos llamados. Pero antes tenemos que ver qué sabemos nosotros y qué experiencia tenemos de lo que es la vocación, como primer paso para entrar en el tema. Para eso leemos el siguiente hecho de vida y dialogamos sobre las preguntas que se plantean.
Hecho de vida
Eva pertenecía al grupo de jóvenes de la comunidad de kaqkotz’ij. Además participaba en el grupo vocacional de la parroquia. Estaba muy contenta porque en él estaba descubriendo su vocación. Siempre hablaba con sus amigas del grupo juvenil de los temas que reflexionaba el grupo vocacional. Un día Maritza le comentó: Yo no tengo vocación, porque el ser monjita es muy difícil, hay que dejar a su familia para irse a otro lugar, uno no se puede casar. Eva le contestó: Pero no sólo el ser monjita es vocación, hay otras vocaciones. Entonces Vicente, que estaba participando de la conversación, dijo: Es verdad, hay muchas vocaciones. He oído decir que todos tenemos una vocación, pero no sé por qué tienes que ir a un grupo vocacional para descubrirla. Todos los compañeros que conozco la han descubierto sin tener que ir a un grupo vocacional. Por ejemplo, Pedro está estudiando magisterio, Mayra estudia secretariado, Antonio estudió enfermería. Y yo, voy a estudiar computación. Eva se dio cuenta que ellos no entendían realmente lo que significa “vocación”, pero ella no sabía como explicarles que la vocación es mucho más que una carrera o una profesión. Que es el camino por el que vamos a conducir toda nuestra vida y que la llena de sentido y felicidad.
Ahora dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1. ¿De verdad el tema de la vocación preocupa a los jóvenes? ¿Por qué?
2. Según la opinión de Maritza y Vicente, ¿qué se entiende por vocación?
3. Y para nosotros, ¿qué es la vocación?
4. Según Eva, ¿qué es la vocación? ¿Piensa los jóvenes de hoy como ella?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Qué es la vocación
Como sucede en el hecho de vida, para mucha gente, y quizá también para nosotros, la palabra VOCACIÓN significa “meterse en el seminario o con las monjitas para ser sacerdote o religiosa”. Este sentido es tan común, tan usado que podemos oír muchas veces a jóvenes y señoritas decir lo mismo que Maritza: “yo no tengo vocación”.
Esta manera de pensar es una equivocación, ya que vocación es una realidad más amplia que el ser sacerdote o monjita. Quizá esta equivocación se debe a que se piensa que el entrar en el seminario o en la vida religiosa sí es una llamada de Dios, mientras que la vida laical tiene que ver sólo con lo material, y tiene poco que ver con una llamada de Dios. Según lo que nos dice la realidad, no entendemos cabalmente lo que es la vocación.
La palabra VOCACIÓN viene de la palabra en idioma latín VOCARE, y significa LLAMAR. Desde nuestra fe católica vocación se refiere a la llamada que Dios dirige a sus criaturas. Creemos que Dios está presente en nuestro mundo, en nuestra vida y en la vida de todos, y por eso toda nuestra vida tienen que ver con Dios. Dios nos creó a su imagen, llenos de su Espíritu de vida. Somos parte de un proyecto de vida y de amor que Dios ha iniciado con la creación. El nos llama a vivir de acuerdo a ese proyecto, a colaborar con él en seguir produciendo vida y amor.
Dios nos ama a todos, y nos demuestra su amor llamándonos a vivir en comunión con él y en servicio a su proyecto, a su Reino, y en esta llamada demuestra su preocupación y su interés por cada uno de nosotros. En definitiva la vocación es una llamada a que cada persona viva de verdad, con sentido y alcance la verdadera felicidad, que sólo está en vivir en comunión con Dios y sirviendo a su plan de vida.
Ejemplos de vocación en la Biblia
En las Sagradas Escrituras encontramos muchos ejemplos de vocación. Abrahám es llamado por Dios para dejar su tierra y emprender un camino hacia una tierra nueva (Génesis 13, 1-3). Moisés es llamado por Dios para vivir la libertad y liberar al pueblo y guiarlo hacia la tierra de la verdadera libertad y la vida (Exodo 3, 4-10). El profeta Jeremías es llamado para proclamar la palabra de Dios y denunciar al pueblo sus injusticias e infidelidades a la alianza con Dios que lo alejaban del camino del Señor (Jeremías 1, 4-10). Como éstos tenemos muchos otros ejemplos de vocación en el Antiguo Testamento.
También Jesús se sintió llamado: “Aquí vengo, Padre, para hacer tu voluntad” (Hebreos 10,7). María es elegida para ser Madre de Jesús, y ella reconoce y acepta su vocación, por eso le responde: “He aquí la esclava del Señor” (Lc 1, 38). En todos estos casos, la vocación significa orientar toda la vida en un camino, camino que siempre tiene que ver con Dios, con su proyecto de liberación y de vida, y en el que la persona encuentra su realización y la verdadera felicidad.
Y nosotros, ¿estamos llamados?
Dios desde el inicio de la historia humana llama a todas las personas, y a cada una la llama para algo concreto. También nosotros estamos llamados por Dios. A cada uno nos corresponde responder. Todos tenemos una misión en el mundo, nuestra vida tiene un sentido, un camino en el que realizarse. ¿Cuál es mi camino?, ¿cual es en concreto mi vocación?
Dios nos ha creado para que le conozcamos y le amemos: “Amarás al Señor con todo el corazón y con todo tu ser” (Mt 22, 37) Y para que llevemos el amor a todos los demás, a amigos y enemigos: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22, 39); “Rezarás por tu enemigo...” (Mt 5).
Es este el sentido último de nuestra vida, la vocación fundamental a la que Dios nos llama: vivir para él y para los demás. Nos falta descubrir el camino concreto en el que realizar esta comunión de amor con Dios y la entrega a los demás.
¿Cuál es el camino al que Dios nos ha llamado y cuál es el tipo de persona que quiere que seamos? ¿Cuál es el proyecto de vida que me estoy proponiendo para ser lo que Dios espera que yo sea? “Jesús, fijando en él su mirada, le amó” (Mc 10, 12). Como Jesús amó a aquel joven del evangelio, a cada uno de nosotros nos ama, y lo mismo que a él, nos llama a seguir su camino para alcanzar la verdadera felicidad. ¿Cómo le vamos a responder?
A cada uno Dios nos llama a un camino. Debemos tratar de descubrir cuál es la llamada de Dios en nuestra propia vida. Si descubrimos esa vocación y respondemos positivamente, seremos felices, si no nos preocupamos por descubrirla y no nos comprometemos a seguirla, corremos el peligro de no alcanzar nunca la felicidad. Pero, ¿cómo descubrir el camino señalado por Dios, el estado de vida al que nos llama? A eso nos ayudará el estar atentos a las señales particulares que en nuestra vida manifiestan la voluntad de Dios; el dejarse llevar por el Espíritu que habla en las circunstancias de cada día; el conocer nuestras propias cualidades y aptitudes; el apoyarnos en los buenos consejos de las personas que nos quieren, nos conocen y buscan nuestro bien.
Cada uno de nosotros tenemos una vocación que seguir. Tomarse en serio la vocación supone aceptar arriesgarse. Pero Dios nos va a ayudar, nos dará la fortaleza que nos quitará los miedos y nos enseñará el camino a seguir. Tratemos de descubrir nuestra vocación a través de los acontecimientos, personas, consejos, oración. Y decidámonos a seguirla con fidelidad. Pero no caigamos en la equivocación de reducir nuestra vocación.
La vocación es mucho más que una profesión, es la llamada de Dios a que elijamos un estado de vida permanente, la forma concreta en la que podemos buscar nuestra plena y total realización en el servicio y en el amor. La profesión, nuestra formación, la preparación nos ayudarán a cumplir mejor la misión que el Señor nos encarga. Pero la capacitación profesional debe estar al servicio del estado de vida, y no al revés. En próximos temas seguiremos profundizando sobre diversos aspectos de la vocación y los varios estados de vida o caminos para realizar la vocación.
Para poner en práctica
Platicar con alguna persona adulta que haya descubierto su vocación en la vida para que su experiencia nos oriente sobre cómo podríamos descubrir nuestra propia vocación.