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LLAMADOS
A VIVIR COMO
CRISTIANOS
Objetivos
--Que los jóvenes sean conscientes de que son llamados a vivir como verdaderos cristianos.
--Que los jóvenes se comprometan a vivir fielmente los valores del Evangelio como auténticos cristianos.
Miramos nuestra realidad
Hemos visto en el primer tema que todos somos llamados, todos tenemos una vocación específica. Solamente descubriendo cuál es esa vocación y respondiendo positivamente para seguirla, nos realizaremos como personas y alcanzaremos la felicidad. Pero además de la vocación específica de cada uno, todos tenemos una vocación común a vivir como cristianos.
Pero, ¿qué significa vivir como cristianos? ¿Cómo podemos llegar a ser cristianos de verdad? Para entrar en el tema vamos primero a mirar nuestra experiencia, para ver si hemos descubierto nuestra vocación a la vida cristiana y si realmente la estamos siguiendo. Leemos el siguiente hecho de vida y luego dialogamos sobre las preguntas que se plantean.
Hecho de vida
Margarita y Eduardo participaban siempre activamente en las actividades de Pastoral Juvenil de su comunidad. Asistían cada domingo a la formación del segundo nivel, y también en los encuentros juveniles, festivales de danza, visitas a los jóvenes que no participan, etc. En la formación del domingo Manuel, de la comisión de formación, desarrolló el tema del noviazgo. Habló sobre la seriedad y responsabilidad en el noviazgo; que como jóvenes cristianos hay que respetar la sexualidad y compartir experiencias, pensamientos, sentimientos e ilusiones para llegar a conocerse de verdad, para poder comprenderse, respetarse y amarse de verdad; que hay que guardar la fidelidad, y otras ideas más. A Margarita y a Eduardo les gustó.
Pero la semana siguiente se enteraron que ya Manuel no seguiría participando en Pastora Juvenil, porque había tenido un problema. Había dejado embarazada a su novia y luego le había pedido que abortara. Como ella se negó le dijo que no quería volver a verla y negó que fuera el responsable del embarazo. A los pocos meses Manuel se robó a otra muchacha y después se casaron por lo civil.
Al saber de esto Margarita y Eduardo comentaban: Y no que era un joven cristiano, comprometido, que conocía los valores cristiano y el buen camino. De plano sólo hablaba pero en realidad no vivía lo que decía creer. Ese no era cristiano de verdad. Entonces empezaron a comentar otros casos parecidos. Recordaron a Don Matías, que era catequista de confirmación pero todas las semanas se emborrachaba y pegaba a su esposa y maltrataba sus vecinos; o el ministro que engañaba a su mujer con otra mujer también casada, y otros muchos casos.
Dialogamos en grupo sobre las siguientes preguntas:
1. ¿Pasan cosas como las que cuenta el hecho de vida? Comentar alguna.
2. ¿Podemos decir que Manuel, Matías y el ministro vivían como cristianos?
3. ¿Cuál es la forma auténtica de ser y vivir como cristiano?
4. ¿Qué dificultades tenemos para vivir como jóvenes cristianos de verdad?
5. ¿Qué sentido le da a mi vida ser y vivir como joven cristiano?
Ahora ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Al cristiano se le reconoce no solamente por lo que dice de palabra. Hablar es muy fácil, pero demostrar lo que se dice con los hechos ya no es tan fácil. Los que nos llamamos cristianos muchas veces decimos creer cosas que en realidad no ponemos en práctica. Lo ideal sería ser de verdad cristianos y demostrar con nuestra vida lo que somos. Pero el llegar a ser de verdad cristiano no se logra de la noche a la mañana, sino que es el fruto de un largo proceso de maduración y crecimiento personal.
¿Ser cristiano sólo de nombre o de apariencia?
En muchos ambientes católicos se le da mucha importancia a cumplir con una serie de requisitos: estar bautizado, estar confirmado, participar en la santa misa y comulgar, participar en los rezos, procesiones, en la formación de los domingos en el oratorio, estar casado por la Iglesia, etc. Pero por el contrario está mal visto toda aquella persona no cumpla estos requisitos. Otra cosa es como se vive en la práctica de cada día. Parece que es más importante tener esos requisitos como si fuera una ficha que tenemos que llenar, aunque no vivamos realmente como cristianos.
Entre los jóvenes pasa lo mismo: Hay unos que públicamente se llaman cristianos católicos, aunque solamente una parte intenta vivir como verdaderos jóvenes cristianos. Otros sólo se llaman cristianos en algunas ocasiones, cuando les conviene, pero en el fondo no lo son de verdad. Otros aparentan ser cristianos (llevan cruces colgadas, se persignan y santiguan al pasar delante d la Iglesia) pero tampoco lo son. Otros viven como si solamente ellos fueran de verdad cristianos, puros y santos, y rechazan a los demás o les consideran malos cristianos. Nosotros, ¿en qué grupo estamos? ¿Somos cristianos sólo de nombre o nos esforzamos por vivir de verdad como cristianos?
Ser cristiano es ser seguidor de Jesús
El cristiano es el que cree en Jesucristo y se mantiene unido a él como punto de referencia que orienta y dirige toda su vida. Esta unión con Jesús hace a la persona capaz de cambiar su propia forma de ser, de pensar y de actuar, sus intereses personales para vivir los intereses de Jesús. De esta manera Jesús se convierte en un modelo básico para ver y vivir la vida.
El cristiano de verdad es ante todo seguidor de Jesús, que conoce sus palabras, su ejemplo de vida y su misión, y de este conocimiento nace el amor y el compromiso para seguir sus pasos, poniendo en práctica su mensaje y continuar su misión hoy.
Para los cristianos lo importante es la unión radical a la persona de Jesús, a su vida, a su entrega por el Reino que le llevó a la muerte y después a la resurrección, y no sólo a su doctrina como los que siguen las ideas de un gran líder político o revolucionario. Seguir a Jesús es recorrer el propio camino (cada uno tiene el suyo, su vocación particular) pero vivirlo siguiendo las indicaciones que Jesús nos dejó con su vida y su palabra.
El cristiano no nace, sino que se hace
El ser cristiano no es algo que se hereda como el heredar una casa o cinco cuerdas de terreno, o el recibir el apellido de nuestros papás. Tampoco se puede decir que sea consecuencia del ambiente social o religiosos en el que una crecido, aunque esto influye. La decisión de se vivir como cristiano necesita de uno opción libre y personal.
Esta opción personal de vivir como cristiano es el resultado de un proceso de búsqueda, de inquietud, que va surgiendo en las personas gracias al testimonio de vida de acuerdo el evangelio de muchas personas que ya han hecho esta opción de vivir fielmente el seguimiento de Jesús y poner en práctica los valores que él nos enseñó. Pero esa búsqueda e inquietud es un primer paso, que tiene que llevar a encontrarse personalmente con Jesús, conocerle para amarle y manifestar su vida a través de nuestro testimonio de vida.
Vivir como cristiano implica vivir en una búsqueda permanente de identificarnos cada vez más con Jesús. Supone hacer presente con nuestra vida su libertad, su capacidad de amar y entregarse en servicio generoso a os demás, participar en la evangelización para que crezca su Reino de justicia, amor y paz. Se trata, pues, de hacer presente la vida y misión de Jesús con nuestra vida de cada día.
Todo esto supone dificultades, pues vivir verdaderamente como cristiano no es tarea fácil, ni se consigue de una vez y para siempre, sino que es un camino permanente, en el que tenemos que ir creciendo en el conocimiento y seguimiento fiel de Jesús. A pesar de todo, la vocación a vivir como cristianos sigue viva y resonando en nuestro corazón. Jesús nos sigue diciendo “Ven y sígueme”. ¿Qué le vamos a responder? Pero no se trata de responder de palabra sino con nuestra vida.
Para poner en práctica
Vemos qué nos falta para vivir como auténticos cristianos y nos proponemos vivir el ejemplo que nos dejó Jesús, cultivando sus valores.