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VOCACIÓN A LA
VIDA RELIGIOSA
Objetivos
--Que los jóvenes conozcan qué es la vida religiosa como camino para responder a la vocación de Dios.
--Que los jóvenes se planteen la posibilidad de responder a su vocación como consagrados en la vida religiosa.
Miramos nuestra realidad
Ya hemos visto en los temas anteriores que todos somos llamados por Dios. Todos tenemos una vocación específica que tenemos que descubrir y disponernos a responder positivamente. Para responder a esa vocación tenemos diversos estados de vida o caminos por los que dirigir nuestra vida de manera permanente. En este tema nos vamos a fijar en uno de eso caminos: la vida consagrada o religiosa.
Para entrar en el tema primero vamos a mirar nuestra realidad, para ver si tenemos alguna experiencia o conocimiento de lo que es la vida consagrada, o ver si en general nuestra gente conoce algo de la vida consagrada. Para mirar nuestra realidad nos ayudamos del siguiente hecho de vida. Lo leemos y en grupo dialogamos sobre las preguntas que se plantean. Luego ponemos en común las respuestas.
Hecho de vida
La familia de Martina y Roberto se acababa de mudar al pueblo. Se inscribieron en el colegio católico y participaban habitualmente en las misas de la Cocatedral. Poco a apoco fueron haciendo amigos. Andrés y Lilian, dos de sus vecinos, y además compañeros de estudio en el colegio, les invitaron a participar en su grupo juvenil. Cuando ya se tenían cierta confianza, Martina y Roberto empezaron a preguntar cosas: y quiénes son los padres que están en esta parroquia. Lilian le contestó: Son los Agustinos Recoletos. Roberto dijo: ¿Y no son católicos? ¿De qué religión son? Andrés, sonriendo un poco, le dijo: Claro que son católicos, lo que pasa es que son religiosos, consagrados. Son de la Orden religiosa de los Agustinos Recoletos. Entonces Martina preguntó: ¿Y qué es eso de religiosos y consagrados? Yeso de Orden, ¿Qué es?
Andrés y Lilian empezaron a explicarle un poco lo que ellos sabían de la vida consagrada, aunque ellos tampoco lo sabían bien claro. Les explicaron hasta donde pudieron, y que había diferentes Ordenes, como los Jesuitas, Franciscanos, etc. Después de la explicación Martina dijo: Entonces es como las monjitas. ¿También las monjitas son consagradas? Andrés respondió: Exactamente. Por ejemplo, las hermanas que dirigen el colegio también son consagradas. Roberto siguió preguntando: Pero las monjitas no pueden celebrar misa, porque son mujeres. Entonces ¿por qué los Agustinos recoletos, si también son religiosos, sí pueden celebrar misas? Lilian respondió: Es que además de ser religiosos, los Agustinos Recoletos tienen el ministerio sacerdotal, son sacerdotes y por eso pueden celebrar las misas. Las mujeres por ahora no tienen ese ministerio en la Iglesia Católica. Todavía Martina siguió preguntando: ¿Y entonces todos los sacerdotes son religiosos como los Agustinos Recoletos? Andrés dijo: No. No todos son religiosos, muchos solamente son sacerdotes porque tienen ese ministerio, pero no son religiosos consagrados. Martina y Roberto quedaron confundidos y no entendían bien.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿Creemos que la gente sí sabe qué es la Vida Religiosa?
2.¿Sabemos qué es la Vida Religiosa?, ¿qué es una Orden Religiosa?
3.¿Sabemos cómo es la vida de los Agustinos Recoletos de la parroquia?
4.¿Qué diferencia vemos entre los Agustinos Recoletos y otros sacerdotes?
Ponemos en común nuestras respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Mirando a nuestra realidad nos damos cuenta de que eso de la Vida Religiosa o Consagrada es algo que no conocemos mucho. Conocemos a las hermanas que están en el colegio Bethankourt, también tenemos años de conocer a los padres de nuestra parroquia, o quizá a los de Santa María Chiquimula. Pero no sabemos que los padres de nuestra parroquia son Religiosos de la Orden de Agustinos Recoletos, que los de Santa María Chiquimula son religiosos Jesuitas, y que las Hermanas del colegio son Terciarias Capuchinas.
Aunque quizá alguna vez hayamos oído hablar de que los padres de nuestra parroquia son Agustinos Recoletos, no sabemos bien qué es eso de ser religioso, eso de Orden Religiosa. Pensamos que todos los padres de todas las parroquias, como son sacerdotes, su consagración y su manera de vivir es igual. No sabemos que hay diferencias entre un sacerdote “diocesano” y un sacerdote religioso miembro de una Orden Religiosa. Vamos a explicar los aspectos fundamentales de la Vida Religiosa o Consagrada, como un camino de vida a través del cual respondemos a la vocación de Dios.
La vida religiosa o consagrada
La vida religiosa es una forma de responder a Dios siguiendo de manea radical el camino de Jesús. Esta forma de vida apareció en los siglos III y IV, cuando algunas personas decididas a seguir de manera radical el camino de Jesús se juntaron para vivir en común este camino. Este camino se fue desarrollando a lo largo de ha historia, y fueron surgiendo diversos grupos, cada uno de los cuales, con un estilo de vida propio, seguían el camino de Jesús.
A estos grupos de consagrados a vivir de forma radical el camino de Jesús ahora se les llama familias religiosas u órdenes religiosas o congregaciones religiosas. Este camino se centraba en tres aspectos fundamentales de la vida de Jesús, que ahora se llaman los tres votos: la pobreza, la castidad y la obediencia.
Los votos en la vida religiosa
Con el voto de pobreza los religiosos quieren imitar a Cristo pobre, y por eso renuncian a tener riquezas o bienes materiales y económicos y procuran disponer solamente de lo material necesario para poder vivir dignamente (2 Corintios 8, 9; Mateo 8, 20). A ejemplo de la primera comunidad cristiana todos los bienes que puedan conseguir con su trabajo los ponen en común (Hechos 4, 32 y 34).
Con el voto de castidad los religiosos quieren imitar a Cristo virgen, que no se unió en matrimonio para tener un corazón libre para manifestar el amor del Padre a todos, y por eso los religiosos renuncian al amor exclusivo del matrimonio para tener el corazón abierto para amar y servir a todos. Es por eso que los religiosos viven el “celibato”, es decir, que no se casan.
Por medio del voto de obediencia los religiosos siguen a Jesús que fue obediente al Padre Dios hasta la muerte (Filipenses 2, 8); por eso obedecen a un superior de su orden religiosa con la finalidad de entregarse obedientemente a la misión de Jesús, que la orden religiosa a la que pertenecen realiza como servicio a la Iglesia.
Las Ordenes Religiosas
Las personas que decidieron seguir el camino de Jesús, viviendo en común estos tres valores fundamentales de la vida de Jesús: la pobreza, la castidad y la obediencia, y entregados al servicio de la Iglesia, formaron grupos organizados y reglamentados por unas normas de convivencia. Había grupos de hombres consagrados y también grupos de mujeres consagradas.
Con el paso de los años estos grupos se han desarrollado, y hoy tenemos diversos grupos de religiosos y de religiosas, consagrados a vivir en común la castidad, pobreza y obediencia y al servicio de la Iglesia. A estos grupos se les llama ordenes o congregaciones religiosas. Una de esas ordenes religiosas es la Orden de Agustinos Recoletos, que son los religiosos que trabajan en nuestra parroquia de San Miguel arcángel por medio del ministerio sacerdotal. Estos religiosos se distinguen por seguir el camino de Jesús, viviendo en comunidad de hermanos los tres votos, en el servicio a la Iglesia, siguiendo es estilo de vida religiosa que fundó San Agustín en el siglo IV.
Para poner en práctica
Para seguir conociendo más
sobre la Vida Religiosa, dialoguemos con algunas personas que puedan informarnos:
con alguno de los religiosos de la parroquia o de otra congregación religiosa
que conozcamos, como las Hermanas de María del Camino de Xela, que son las que
en nuestra parroquia llevan la pastoral de la mujer. Tendríamos que
preocuparnos por conocer más a los Agustinos Recoletos que tantos años han
servido en esta parroquia. Además, si tenemos inquietudes vocacionales en este
sentido, podemos hablar con algún promotor vocacional o acercarnos a participar
en el grupo vocacional. Finalmente, sería muy bueno que oráramos por las vocaciones
a la vida religiosa.