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¿PODEMOS SER
FELICES
EN ESTE MUNDO?
Objetivos
--Que los jóvenes descubran que la felicidad es fruto de la realización de la persona, más que tener cosas y disfrutar de placeres que se acaban.
--Que los jóvenes busquen la verdadera felicidad en ser personas y vivir entregados a hacer felices a los demás.
Miramos nuestra realidad
Sin lugar a dudas que la felicidad es el deseo más grande que tenemos todas las personas. Todos queremos ser felices de verdad y hacemos lo posible para conseguirla. Pero muchas veces buscamos la felicidad por caminos en donde no la podemos encontrar. Además de esto, en nuestra vida de cada día nos encontramos con dificultades para llegar a ser felices. Por eso tiene sentido el que nos preguntemos: ¿de verdad podemos ser felices en este mundo?
En este tema vamos a dar algunas ideas que ayuden a responder esta pregunta. Pero para entrar en el tema vamos primero a mirar nuestra realidad para ver qué entendemos por felicidad, por qué caminos buscamos nuestra felicidad, si de verdad tenemos experiencia de vivir la felicidad y qué dificultades nos encontramos para ser realmente felices. leemos el siguiente hecho de vida y dialogamos sobre las preguntas que se plantean.
Hecho de vida
Thelma era una joven de una familia de comerciantes que tenían una buena posición económica. Tenían negocio en la costa, en el oriente y en Guatemala. Además tenía una fábrica de típicos que exportaban a los Estados Unidos. Thelma tenía todo lo que quería: vivía en una buena casa, en su habitación tenía una televisión, un aparato de música, dinero para gastar en lo que ella quisiera; todos los fines de semana salía a divertirse; cuando quería se iba de paseo a Guate, a la costa o al Oriente. Un día Thelma se encontró con Maribel, una amiga de la Aldea donde Thelma nació, y platicando Maribel le decía: La verdad es que te felicito, a ti todo te va muy bien. Yo, en cambio, he tenido que trabajar duro con mi familia para poder salir adelante. Desearía tener lo que tienes tu para poder vivir feliz. Entonces Thelma, con cara de tristeza le dijo a Maribel: No necesitas tener lo que tengo yo para ser feliz. Yo lo tengo y no soy feliz. La felicidad es algo más que tener bienes materiales.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿En qué cosas los jóvenes buscan la felicidad?
2.¿Cuáles son las cosas que nos hacen sentir de verdad felices en la vida?
3.¿Cuáles son las características de una persona verdaderamente feliz?
4.¿Cuáles son las dificultades que encontramos para ser felices de verdad?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Si miramos nuestra realidad nos damos cuenta de que para muchas personas ser feliz significa tener cosas que hacen la vida más cómoda y placentera: una buena casa, televisión, un buen aparato de música, carro, dinero para gastar, tiempo para divertirse, etc. Si la felicidad fuera el tener muchos bienes materiales, los pobres no podrían ser felices, y realmente los pobres, a pesar de sus necesidades, muchas veces viven felices, con alegría, y esperanza.
Hay jóvenes que piensan que la felicidad está en vivir momentos de placer, piensan que por disfrutar de buenas comidas, fiestas, emborracharse o drogarse son realmente felices. Muchos viven una sexualidad desordenada porque piensan que el disfrutar del placer sexual les hace felices. Pero los que piensan encontrar la felicidad en estas cosas se engañan, porque aunque tengan muchas cosas y vivan momentos de placer, al final esto termina y no se quedan satisfechos, siempre hay algo que les falta por conseguir, y ese algo es la verdadera felicidad.
Ser feliz es realizarse como persona
La felicidad no es una cosa material que podamos ver o tocar, o que podamos comprar. La felicidad es un sentimiento que se experimenta: es alegría, es satisfacción, es ilusión, es un conjunto de sentimientos que se entrelazan para producir en la persona un estado de bienestar. Es difícil de explicar lo que es la felicidad, aunque todos podemos comprender lo que es, porque hemos tenido momentos en que experimentamos algo de felicidad, nos hemos sentido bien, alegres, satisfechos. Pero no se trata de que sintamos pequeños momentos de felicidad, sino que vivamos la felicidad.
La verdadera felicidad está en descubrirse como persona, como alguien importante, con un valor que nada ni nadie nos puede quitar, en conocernos y aceptarnos como somos para ser mejores; descubrir la propia vocación, el camino por el que vamos a desarrollar nuestras capacidades y a realizarnos plenamente como personas, y así vivir con sentido cada momento de nuestra vida. Esta felicidad sí la podemos alcanzar todos, si la buscamos por el camino correcto. Y no depende de que tengamos muchos o pocos bienes materiales, porque esta verdadera felicidad no nace de las cosas, sino de uno mismo, de ver y vivir la vida con sentido y realizarse como persona.
Ser feliz tiene sus dificultades
Por supuesto que para ser feliz necesitamos de ciertas condiciones materiales, porque mientras no nos realicemos como personas no seremos felices, y para poder realizarse como persona se necesita satisfacer algunas necesidades: la alimentación, la salud, la educación, el respeto a la dignidad, el reconocimiento y valoración de los demás. Por eso en la vida de cada día nos encontramos con dificultades que no dependen de la propia persona y que hacen difícil el llegar a ser verdaderamente feliz en este mundo.
Además de estas dificultades externas, que no dependen de la persona, también hay otras dificultades que vienen de la misma persona: el buscar la felicidad donde no se puede encontrar, el no esforzarse por crecer y madurar como persona, el no preocuparse por descubrir y realizar la propia vocación y vivir con sentido, el dejarse llevar por lo que los demás y sociedad ofrece, etc.
Pero no podemos esperar hasta acabar con todas las dificultades para ser felices, sino que en medio de las dificultades podemos vivir de tal manera, y asimilar las dificultades como parte de nuestra lucha en la vida, que vivamos la felicidad. Tenemos que ser conscientes que la felicidad es una tarea que exige perseverancia y esfuerzo personal para ir consiguiendo grados de felicidad, hasta llegar a la felicidad plena, a la vida plenamente feliz del Reino de Dios.
Jesús, una persona feliz
Podemos afirmar que Jesús era una persona feliz, porque era una persona plenamente realizada. El había descubierto su vocación, el camino de entrega por el Reino al que Dios Padre le llamaba, y lo seguía fielmente (Lucas 4, 16-20). El disfrutaba las cosas sencillas de la vida y no buscaba las riquezas, amaba la naturaleza, gozaba mucho conviviendo con la gente sencilla, hablaba con los pobres y les enseñaba. Visitaba a los amigos y compartía con su comunidad sus tradiciones y fiestas. Le gustaba la soledad de la noche para orar con su Padre Dios. Se sentía bien ayudando a los necesitados, curando a los enfermos, perdonando a los pecadores. Aceptaba y soportaba los momentos difíciles que le tocaba vivir como consecuencia de su opción de vida.
Felices los pobres y los que sufren
Aunque parezca difícil de entender, sí tiene sentido el hecho de que en el Evangelio Jesús llame “felices” a los pobres y a los que sufren (Mateo 5, 1-12). En efecto, son verdaderamente felices los que no tienen su confianza puesta en los bienes materiales, sino que confían sólo en Dios. Cuando Jesús declara felices a los que sufren no quiere decir que el sufrimiento da la felicidad, sino que mucha gente sufre por ser solidaria, por defender la justicia, por ser fiel al Evangelio y vivir los valores del Reino; y aunque sufren por todo ello, este sufrimiento es vivido como parte de su opción de vida y se sienten felices y satisfechos aun en medio de los sufrimientos (1Pedro 3, 14; 4, 13-14).
Quienes han dedicado su vida ala causa de la paz, a trabajar por la justicia y a ser solidarios con los demás, los que son un ejemplo por su forma de vivir, esos son de verdad felices, aunque sufran por ello, porque su vida y las dificultades que tienen que enfrentar tienen un sentido en la entrega para hacer felices a los demás. En definitiva, la verdadera felicidad no consiste en los bienes materiales que uno tenga o en disfrutar de momentos de satisfacción o placeres que acaban, sino en disfrutar de las pequeñas cosas de cada día, en vivir la propia vocación y realizarse como persona, sentirse bien con lo que uno es y hace, vivir la propia vida con sentido, entregados por los demás.
Para poner en práctica
Examinamos nuestra vida para
ver si de verdad somos felices. Descubrimos cuáles son las cosas que nos
impiden ser felices. Miramos en qué cosas estamos buscando la felicidad, si la
estamos buscando por el camino correcto. Nos comprometemos a buscar la
felicidad donde verdaderamente está: no en el tener o en el placer, sino en ser
personas, valorarnos y aceptarnos, vivir con sentido, realizando nuestra
vocación y ayudando a ser felices a los demás.