Segunda parte
Temas de Formación Religiosa
1
LA FE
CRISTIANA:
CONFIAR Y
SEGUIR A JESÚS
Objetivos
--Que los jóvenes comprendan la fe como confianza en Dios y entrega a Jesús para seguirlo, y que llena de sentido toda su vida.
--Que los jóvenes se preocupen por crecer y madurar en la fe, y vivirla cada día dando fiel testimonio de su fe.
Miramos nuestra realidad
Con este tema iniciamos los temas de contenido religioso. Y comenzamos con el tema que da fundamento a nuestra vida religiosa: la fe. Todos nosotros decimos que tenemos fe. Desde pequeñitos nuestros papás nos han enseñado que tenemos un Dios que nos ha creado todo y que tenemos un salvador, Jesús, que somos bautizados y miembros de su Iglesia. Decimos que tenemos fe en Dios, en Jesús. Pero, ¿nos hemos preguntado alguna ves en serio que significa de verdad tener fe?
Intentaremos aclarar algunas ideas fundamentales sobre lo que es de verdad tener fe y lo que ella nos exige. Pero antes de entrar en el tema vamos a acercarnos a nuestra realidad para ver qué es lo que entendemos por fe y cómo la vivimos. Leemos los siguientes hechos de vida y dialogamos sobre las preguntas que se plantean.
Hechos de vida
Alfonso y Mario eran buenos amigos. Un día Mario se acercó a Alfonso para contarle un problema que le preocupaba mucho. Alfonso lo escuchó y le animó; le dijo que no se preocupara que él le iba a ayudar y que su problema pronto se solucionaría. A las dos semanas Mario se encontró con Amelia, compañera del instituto, y ella le preguntó: ¡Qué, Mario!, ¿ya resolviste tu problema con Eduardo? Y Alfonso, ¿ya habló con él? Mario se sorprendió y le dijo a Amelia: ¿Y tu cómo sabes de mi problema y que Alfonso prometió ayudarme? Amelia le dijo: Es que Alfonso me lo ha contado todo. Mario, enfadado, dijo: ¡Ya nunca más voy a tener fe en Alfonso! ¡Dijo que me iba ayudar y no me ha ayudado nada! ¡Además a contado mis secretos! ¡Confié en él y me ha fallado! Amelia le dijo: Es que no se puede tener fe en ninguna persona, solamente se puede tener fe en Dios.
*** *** ***
Mayra y Susana asistieron a la conferencia en el oratorio por motivo de la novena que se celebraba en su comunidad para conmemorar a su patrón San Clodomiro. El conferencista era Don Maximinio, un catequista bien conocido y respetado por todos. Les hablaba del compromiso de los cristianos de vivir la santidad, el amor fraterno y trabajar por la justicia. A Susana y a Mayra les gustó mucho la conferencia, y decían: Don Maximinio tiene que tener mucha fe, cuando habla se nota que de verdad está convencido y cree en lo que dice. Unas semanas más tarde Mayra y Susana se fueron a hacer un mandado al pueblo. En una esquina se detuvieron asombradas: era Don Maximinio que estaba borracho. Se fueron y por el camino se encontraron a Leonor y le contaron. Leonor les dijo: ¿Y ustedes se sorprenden? ¿No saben que Don Maximinio también engaña a su mujer y cuando llega bolo le pega? Además maltrata sus trabajadores y no les para cabal. Susana dijo: Nosotras pensábamos que él era una persona de fe, pero no tiene fe de verdad. Dice muchas cosas bonitas pero después no las practica.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿Conocemos casos como los de los hechos de vida? Comentar alguno.
2.¿Creemos que se puede tener fe en una persona? ¿Por qué?
3.¿Para nosotros qué significa tener fe?
4.¿Se puede tener fe en Dios, en Cristo? ¿Por qué?
5.¿Podemos decir que Don Maximinio de verdad tenía fe? ¿Por qué?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Si miramos a nuestra realidad nos damos cuenta de que todos tenemos experiencia de fe. La fe es algo humano. Tenemos fe en nuestros papás, fe en nuestros maestros, en nuestros catequistas, fe en nuestros amigos o amigas. Necesitamos tener fe en alguien, creer y confiar en alguien. No podemos vivir aislados, desconfiando de todo el mundo, dudando de todos y de todo. También la experiencia nos enseña que no podemos confiar en todo el mundo, porque no todas las personas merecen nuestra confianza. Creemos de verdad sólo en aquellas personas que nos han demostrado que podemos confiar en ellos.
¿Qué significa tener fe?
La fe es una actitud de confianza en alguien que sabemos que de verdad nos ama y quiere nuestro bien, y que nos ha demostrado que de verdad podemos confiar en él porque nos va a respetar, será fiel y no nos va a fallar. Es decir, que tener fe es confiar en alguien que nos ha dado muestras de que podemos poner en él nuestra confianza y nuestra amistad.
Si entendemos esto, entonces tenemos que reconocer que la fe es una experiencia que tenemos todos los días, es parte fundamental de nuestra vida. Si no confiáramos en las personas no podríamos vivir: si no tenemos fe en el médico no nos vamos a tomar las medicinas que nos receta; si no confiamos en nuestros papás no vamos a hacer caso a sus consejos; si no confiamos en nuestros maestros no vamos a aprender lo que nos enseñan.
¿Se puede tener fe en Dios?
Hemos dicho que tener fe es confiar en alguien que nos ha dado muestras de que podemos poner en él nuestra confianza y nuestra amistad. Si eso es tener fe, entonces tenemos que preguntarnos: ¿podemos creer en Dios, tener fe en él? ¿Merece Dios nuestra confianza? ¿Nos ha demostrado que de verdad podemos confiar en él y entregarle nuestra amistad?
Estas son preguntas fundamentales que tenemos que darles respuesta, porque la fe en Dios es algo vital, tiene que ver con nuestra realización como personas, con nuestra verdadera felicidad y con el sentido de nuestra vida. No podemos escaparnos de pensar en serio y responder estas preguntas, quizá porque nos da miedo o porque es más fácil no pensar mucho en esas cosas ni plantearse el sentido de nuestra vida. Tampoco podemos darles respuestas fáciles que se nos han enseñado pero que no las hemos entendido ni hemos hecho nuestras, ni debemos decir lo que dicen los demás. Se trata de que busquemos una respuesta personal, libre y consciente para creer en Dios.
Nuestra respuesta es que sí podemos creer en Dios, porque nos ha dado muestras de que podemos confiar en él. Nos ha demostrado que nos ama, que se interesa por nosotros y que quiere nuestro bien y felicidad. Ha creado todo, nos ha dado la vida, nos ha entregado a su propio Hijo para que nos enseñara el camino de la salvación, nos guía y acompaña con su Espíritu. Además nos ha demostrado que nunca falla y cumple su palabra. Aunque a veces pensamos que nos olvida, podemos decir que “Dios tarda pero nunca olvida”.
Pero no se trata de que digamos que sí podemos creer en Dios porque siempre se nos ha dicho. Se trata de que de verdad sintamos y experimentemos que podemos tener fe en Dios y que esa fe es buena para nosotros porque da sentido a nuestra vida, y que sintamos que merece la pena creer y hacer el esfuerzo para madurar en esa fe y vivirla con fidelidad cada día, superando todas las dificultades que nos encontramos en nuestro camino de fe. La fe en un regalo de Dios, pero que tenemos que aceptarlo libre y conscientemente. Ese regalo es como una semilla que tenemos que ir cultivando para que crezca.
Creer en Dios es confiar en Jesús
Si decimos que creemos en Dios, entonces necesariamente tenemos que confiar en Jesús, porque Jesús es el Hijo del Padre Dios que se ha encarnado en nuestro mundo para darnos a conocer quién es Dios, cuál es su voluntad, cuál es su proyecto de salvación para nosotros y cuál es el camino para entrar en su Reino. En Jesús Dios se ha acercado a nosotros para que le conozcamos de verdad. Por eso tener fe en Dios es confiar en Jesús y entregarnos a él.
La fe se demuestra con la vida
La carta del Apóstol Santiago nos dice: “¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: ‘Yo tengo fe’, si no tiene obras?... La fe, si no tiene obras, está muerta” (Santiago 2, 14.17). Esto quiere decir que la verdadera fe se tiene que demostrar con el testimonio de vida. La fe no es sólo hacer unos ritos, unos rezos, saber mucha doctrina. La fe es sobre todo el encuentro personal con Jesús para conocerlo, amarlo y seguir su camino. Es mirar la vida con los ojos de Jesús y vivirla de acuerdo a su ejemplo de vida.
Para poner en práctica
Pensar bien en nuestra fe:
¿por qué decimos que tenemos fe? ¿De verdad creemos en Dios, confiemos en Jesús
y nos entregamos a él para seguirlo? Ver cuáles son las cosas que nos impiden
vivir la fe, y comprometernos a hacer un esfuerzo por superarlas. Ver qué hacer
para alimentar nuestra fe, para crecer y madurar en la fe.