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LA MISIÓN DE JESÚS:

EL REINO DE DIOS

 

Objetivos

--Que los jóvenes conozcan la misión que Jesús vino a realizar en nuestro mundo: construir el Reino, y sepan cuáles son las características y exigencias de este Reino.

--Que los jóvenes se comprometan a continuar con la misión de Jesús, y trabajen para que el Reino de Dios siga creciendo en nuestras comunidades.

Miramos nuestra realidad

En este tema continuaremos hablando de Jesús, y nos fijaremos en uno de los aspectos más importante de su vida: su misión. La misión para la que Jesús fue enviado y que él realiza con fidelidad hasta las últimas consecuencias, es lo que da sentido a su vida. Esta misión es la de hacer presente el Reino de Dios, y a ella nos vamos a referir en este tema. Pero antes de entrar en el tema vamos a mirar nuestra realidad guiados por la palabra de Dios, para ver qué conocemos del Reino de Dios y cómo se está haciendo presente entre nosotros. Leemos los siguientes textos y respondemos a las preguntas.

 

Textos

Después que Juan fue entregado, Jesús fue a la región de Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva’ (Marcos 1, 14-15).

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Jesús vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta y abriéndolo, encontró el texto donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido; me ha enviado a anunciar la buena noticia a los pobres, a proclamar la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor’. Cerrando el libro se lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Entonces Jesús les dijo: ‘Esta escritura que acaban de escuchar se cumple hoy’ (Lucas 4, 16-21).

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Juan, llamando a dos de sus discípulos, los envió a decir a Jesús: ‘¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?’. Llegando donde Jesús, le dijeron: ‘Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ‘¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?’. En aquél momento Jesús curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. Y les respondió: ‘Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y se anuncia a los pobres la Buena Noticia’ (Lucas 7, 18-23).

 

Dialogamos sobre las siguientes preguntas:

1.¿Cuál es la misión que tiene Jesús? ¿En qué consiste esta misión?

2.¿Qué es lo que se exige a las personas para recibir el Reino de Dios?

3.¿Cuáles son los signos que hace Jesús de que el Reino está presente?

4.¿Qué signos vemos hoy de que el Reino está creciendo entre nosotros?

Ponemos en común las respuestas.

Iluminamos nuestra realidad

Si miramos a nuestra realidad nos damos cuenta de que hemos oído muchas veces hablar del Reino de Dios: “Jesús vino a anunciar el Reino”, “tenemos que construir el Reino”, etc. Son frases que estamos cansados de escuchar. Sin embargo, si tenemos que decir qué es el Reino de Dios, en qué consiste, cómo tenemos que construirlo hoy entre nosotros, entonces a penas sabemos qué decir. Vamos a señalar algunas ideas fundamentales que nos ayuden a entender mejor lo que es el Reino y sus exigencias para hacerlo realidad hoy entre nosotros.

El pueblo de Israel espera el Reino

Cuando Jesús inicia su misión y proclama que “el tiempo se ha cumplido” y que el Reino de Dios se ha acercado (Marcos 1, 15), se refiere al tiempo de espera del pueblo, que hacía muchos siglos que estaba esperando la venida del Mesías prometido que iba a establecer el Reinado de Dios, de acuerdo al anuncio de los profetas (Isaías 7, 14; 9, 5-6; 11; Daniel 7, 13-14; Miqueas 4, 1-5; 5, 1-4; Zacarías 9, 9; Hechos 1, 6; 13, 22-23). La situación de opresión que vivía el pueblo aumentaba su esperanza del Mesías que iba a liberarlos, a lograr la independencia de todo poder extranjero opresor, a restaurar el reino de David, e iba a lograr la pureza y el pleno cumplimiento de la ley. Pero el reinado que Jesús viene a establecer es diferente al modo como el pueblo lo esperaba.

¿En qué consiste el Reino que Jesús viene a construir?

El Reino de Dios que Jesús viene a establecer consiste en un cambio total, un nuevo orden en la vida, tanto personal como social, en el que es Dios el que Reina, y se vive de acuerdo a su proyecto de vida. Es verdad, justicia, amor, libertad y paz. Por eso cuando Jesús proclama su misión (Lucas 4, 16-21), deja claro que él ha sido enviado para realizar un cambio radical, porque el Reino trae liberación: el poder abusivo que oprime, la desigualdad que divide en ricos y pobres, la injusticia, el odio, el egoísmo, el pecado y toda clase de esclavitud van a desaparecer. Esto exige un cambio personal y social, para que todos podamos vivir con dignidad y felicidad.

Con esta misión Jesús se pone claramente de parte de los pobres y marginados, porque el Reino que él anuncia implica justicia y vida digna para todos. Por eso no es extraño que Jesús encontrara muchos enemigos, aquellos que eran los responsables de esa situación de marginación e injusticia, y veían en Jesús una amenaza a sus intereses. Pero Jesús no se echará para atrás, sino que seguirá anunciando la Buena Noticia liberadora del Reino, y con su vida y sus obras va realizando signos del Reino que anuncia con sus palabras.

Jesús hace presente el Reino con palabras y obras

Para que la gente comprenda qué es el Reino, Jesús les explica con parábolas (ejemplos). Compara el Reino con una pequeña semilla que crece y se hace una planta que extiende sus ramas (Marcos 4, 30-34); con la levadura que fermenta la masa (Lucas 13, 20-21); con un banquete y unas bodas reales, donde se comparten con abundancia los bienes del Reino y participan los marginados y los pobres (Lucas 14, 16-21). La predicación de Jesús es una explicación de lo que es el Reino y lo que implica para la vida de las personas.

Pero Jesús no sólo habla sobre el Reino, sino que también actúa dando signos de la presencia del Reino. Cuando Juan Bautista le manda preguntar si es él es Mesías, Jesús le responde con signos de que el Reino ha llegado: da la salud a los enfermos, libera de los espíritus del mal, da la vista a los ciegos, da vida a los muertos (Lucas 7, 18-23). Los milagros de Jesús son un signo de que el Reino ha llegado y de que ese Reino es liberación de todos los males.

El Reino es un regalo y una tarea

El Reino de Dios es un regalo que se ofrece a todos. Es Dios el que ha decidido libremente dárnoslo, sin que antes hayamos hecho algo para merecerlo. Pero los que quieran entrar en él tienen que aceptar ese regalo y convertirse para poder vivir de acuerdo a los valores y exigencias de ese Reino. Si el Reino implica un cambio de la realidad, ese cambio tiene que empezar con las personas, que son las que actúan en la realidad del mundo.

Si el Reino es un regalo, también es una tarea, porque Jesús abrió el camino, nos enseñó lo que es el Reino y comenzó su construcción, pero no terminó, sino que nos dejó el encargo de seguir como Iglesia su misión (Marcos 16, 15), de seguir trabajando para que germine y crezca la semilla del Reino que él sembró con su vida y su palabra. Por eso nos tenemos que sentir responsables de que el Reino de Dios siga creciendo entre nosotros. Tenemos que cambiar de vida para vivir los valores del Reino, pero también tenemos que trabajar para cambiar la sociedad: cambiar la injusticia en justicia, la violencia en paz, la marginación en igualdad, la pobreza en vida digna para todos, el egoísmo en solidaridad, la mentira en verdad, el odio en amor, etc.

Para poner en práctica

Examinamos nuestra vida par ver qué cosas tenemos que cambiar para formar parte del Reino. Miramos qué cosas de nuestra sociedad hay que cambiar para que llegue el Reino y nos comprometemos a trabajar como Iglesia para cambiarlas.