12

LA IGLESIA UNA EN LA DIVERSIDAD

 

Objetivos

--Que los jóvenes conozcan las características fundamentales de la Iglesia, sobre todo que es “unidad de la diversidad”.

--Que los jóvenes se sientan miembros de la Iglesia, responsables de su misión y comprometidos a trabajar por la unidad de la Iglesia.

Miramos nuestra realidad

En el tema anterior hablamos de la vida de la Iglesia en sus primeros años. Decíamos que era una Iglesia que vivía la comunión, la solidaridad, la formación, la oración y el testimonio de vida. Junto a esta forma de vida ejemplar también había algunos problemas. Además esta primera Iglesia era perseguida; los apóstoles y muchos cristianos fueron martirizados por mantenerse firmes en su fe y misión. En este tema vamos a tratar sobre las características fundamentales de la Iglesia que Jesús fundó. Pero para entrar de lleno en el tema vamos a mirar nuestra realidad, para ver cuál es nuestra vivencia de Iglesia. Leemos los siguientes hechos de vida y dialogamos sobre las preguntas que se plantean.

 

Hechos de vida

Antonio y su familia iban todos los domingos a la misa en el Templo Cocatedral y cada mes participaban en las misas en su comunidad. Además, cuando podían asistían a los rosarios y otras actividades religiosas de la comunidad. En una de las misas mensuales en la comunidad participó Federico, del Equipo Parroquial de Pastoral Social para animar a la comunidad para que algunos se comprometieran a trabajar en la Pastoral Social. Cuando preguntó quiénes tenían compromiso en alguna pastoral, sólo dos o tres respondieron que sí tenían compromiso. Antonio levantó la mano y respondió: Yo no tengo compromiso en ninguna pastoral, pero siempre participo en las celebraciones de la Santa Misa y en los rosarios. Entonces Federico le dijo: Pero eso no es suficiente; como Iglesia tenemos una misión que Jesús nos encomendó y todos tenemos que ser responsables para cumplirla.

***   ***   ***

El segundo miércoles del mes de Julio, como cada mes, el Padre fue a la comunidad de Kieb’komon a la celebración de la misa. Al llegar le esperaban algunos hermanos preocupados que querían platicarle sobre un problema: el domingo anterior el grupo de la Renovación tenía programada una celebración en el oratorio y los hermanos directivos, todos miembros de la ACRO, no le abrieron el oratorio y no pudieron realizar su celebración. Al enterarse de esto el Padre se reunió con la Directiva de la comunidad y con los hermanos de la Renovación. Los hermanos de la Renovación se quejaron de que eran rechazados por los hermanos de la ACRO: no le daban participación en los ministerios, no les dejaban formar parte de la Directiva de la comunidad, no le daban turno de participación al coro de la Renovación, etc. Los hermanos de la ACRO dijeron: Es que a la mayoría no nos gusta su forma de alabanza, parecen protestantes; además ellos rechazan el rosario; por eso hemos decidido que hasta que no cambien no serán tomados en cuenta. EL Padre se molestó y les dijo: ¿Y ustedes creen que esa actitud es de verdaderos cristianos, de verdaderos católicos? ¿Cómo pueden ustedes decir que son cristianos, miembros de la Iglesia de Jesús y celebrar la Eucaristía si están divididos? Mientras no haya unidad en la comunidad no tiene sentido celebrar la Eucaristía. Y el Padre se marchó.

***   ***   ***

Adrián era un miembro activo de la Pastoral Juvenil de su comunidad. Pero de repente dejó de participar. Pasaron meses y no llegaba. Sus compañeros del Equipo le fueron a visitar y le preguntaron que por qué se había alejado de la comunidad, y Adrián les contó: Es que un miembro de la iglesia protestante me vino a visitar y me dijo que nuestra Iglesia católica no era la verdadera Iglesia, que la verdadera Iglesia santa, y que en nuestra Iglesia católica no se vive la santidad. Me contó que el presidente de la Directiva y algunos catequistas son unos borrachos y adúlteros. Yo no le creía, pero después lo vi con mis propios ojos. Por eso me he desanimado.

 

Dialogamos sobre las siguientes preguntas:

1.¿Pasan cosas como las que cuentan los hechos de vida? Comentar algunas.

2.¿Todos los llamados católicos trabajamos en la misión de nuestra Iglesia?

3.¿De verdad vivimos la unidad en nuestra parroquia? ¿Por qué?

4.¿Los católicos damos testimonio de santidad? ¿Por qué?

Ponemos en común las respuestas.

Iluminamos nuestra realidad

Si miramos nuestra realidad nos damos cuenta de que en nuestra parroquia muchos de los que nos llamamos católicos no nos sentimos responsables de la misión de la Iglesia y no participamos activamente en alguna pastoral o ministerio; pensamos que ser católico es simplemente ir a la misa y a los rosarios. Otra realidad que vivimos en nuestra parroquia es la división entre grupos y movimientos. Muchas veces los movimientos parecen partidos políticos luchando uno contra otro por el poder, y no parecen verdaderos hermanos miembros de la única familia de Dios. Junto a esto también vemos que muchos que nos llamamos católicos no damos testimonio de santidad, sino que vivimos en los vicios, la borrachera, el adulterio, la fornicación, etc. Esta es la realidad de nuestra Iglesia. Veamos cuáles son las características de la Iglesia que tenemos que vivir.

La Iglesia es Misionera

La Palabra “Iglesia” significa ‘asamblea’, y en el Antiguo Testamento ya se utiliza para referirse al pueblo elegido por Dios para ser, en medio de los demás pueblos, semilla de la vida de Dios. A partir de la resurrección de Jesús se usa para referirse al Nuevo Pueblo de Dios, elegido y congregado por el mismo Cristo como su Iglesia, para que escuche su palabra y viva en comunión la nueva vida que nace de la fe.

Cristo, sabiendo que tenía que volver al Padre y que su misión de construir el Reino tenía que continuar, eligió a unos cuantos para que fueran sus discípulos y continuaran su misión en el mundo (Mateo 28, 19-20). Por eso decimos que la Iglesia que Jesús fundó ha nacido para ser misionera, para continuar la misión de Jesús, anunciando el Evangelio para que todas las personas crean, se conviertan y alcancen la salvación. Tiene que entregarse para que el Reino que Jesús anunció y por el que entregó su vida se haga realidad entre nosotros: Reino de justicia, de amor y de paz.

Esta misión es exigente y se realiza entre peligros y dificultades. Ya veíamos en el tema anterior que la primera Iglesia tuvo sus problemas para mantenerse fiel al Evangelio, fue perseguida y martirizada por seguir la misión de Jesús. Lo mismo ha vivido nuestra Iglesia en Guatemala, perseguida por defender la verdad y la justicia, y martirizada en sus miembros que son fieles a la causa de Jesús (tales son los casos de tantos catequistas, sacerdotes y el martirio de Mons. Gerardi).

La Iglesia es Ministerial

Que la Iglesia es “ministerial” significa que tiene ministerios. Un ministerio es una misión específica, una función, una tarea que se realiza en la Iglesia, por medio de la cual se va cumpliendo de manera adecuada con la misión de evangelización que la Iglesia tiene que cumplir por encargo de Jesús.

Los ministerios son funciones por medio de las cuales la Iglesia va respondiendo a las necesidades de evangelización que se van presentando en cada tiempo. Es el mismo Espíritu Santo el que va enriqueciendo a la Iglesia con sus dones para que en cada momento y lugar pueda responder adecuadamente a las necesidades que la misión de evangelización va planteando. Por eso en nuestra Iglesia hay diversidad de funciones, ministerios, pero todos se apoyan en los dones del Espíritu para el bien de la misión de la Iglesia (1Cor 12, 4-7).

La Iglesia es Una en la Diversidad

Jesús mandó a sus discípulos que proclamaran el Evangelio a todos los pueblos, para que todos se conviertan y alcancen la salvación (Mateo 28, 19). Y el día de pentecostés el Evangelio es escuchado por diferentes pueblos (Hechos 2, 1-11). San Pablo se lanza a la tarea de anunciar el Evangelio a los pueblos paganos. Esto nos indica que la Iglesia que Jesús fundó ha de estar integrada por personas de todos pueblos del mundo, de diferentes culturas, y en cada uno se tiene que vivir la misma fe pero encarnada en el corazón de la cultura de cada pueblo.

Por eso decimos que la Iglesia es una en la diversidad. Una porque es un solo el Espíritu que nos da vida, es uno solo nuestro Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios Padre (Efesios 4, 4-5) y uno solo es el Reino que tenemos que construir. Pero a la vez la única Iglesia de Jesús está integrada por diversos pueblos, con diferentes culturas. Hay diferentes maneras de expresar la misma fe, diferentes ministerios, pero es el mismo Espíritu de Cristo el que nos anima (1Cor 12, 4-7). En nuestra parroquia hay diferentes Movimientos, pero todos han de vivir la unidad de la Iglesia de Jesús.

La Iglesia está llamada a vivir la Santidad

Jesús dice a sus discípulos: “Sean perfectos como su Padre del cielo es perfecto” (Mateo 5, 48). Y San Pedro dice a los cristianos de su comunidad: “Así como el que les ha llamado es Santo, ustedes también sean santos en toda su conducta” (1Pedro 1, 15). Los discípulos de Jesús, los miembros de su Iglesia están llamados a dar testimonio de la santidad de vida de su Señor Jesús. Si nuestra Iglesia es Templo del Espíritu, si el Espíritu Santo habita en nosotros, cada uno, como miembros de la Iglesia, tenemos que demostrarlo dando testimonio de santidad.

Para poner en práctica

Comprometernos a participar activamente en la misión de nuestra Iglesia en alguna pastoral o ministerio. Trabajar para construir la unidad entre grupos y movimientos. Dar testimonio de santidad con nuestra vida, rechazando los vicios y el mal.