19
EL BAUTISMO:
NACEMOS A LA
FE EN LA IGLESIA
Objetivos
--Que los jóvenes descubran en el bautismo el inicio de un camino de fe y la entrada a formar parte de la familia cristiana, que es la Iglesia.
--Que los jóvenes vivan con responsabilidad su compromiso bautismal de ser testigos de la vida nueva de Jesús.
Miramos nuestra realidad
El tema anterior era como una introducción general a los sacramentos. Con este segundo tema comenzamos a tratar cada uno de los sacramentos, e iniciamos tratando el tema del bautismo. Como venimos haciendo en los anteriores temas, primero miramos la realidad, para ver cómo entiende la gente el sacramento del bautismo y cómo lo vive. Después iluminaremos esa realidad para llegar a comprender el sentido del bautismo y los compromisos que implica. Leemos el siguiente hecho de vida y en grupos dialogamos sobre las preguntas que se proponen.
Hecho de vida
Don Pedro vive en el paraje de Patzarajmak, y el domingo pasado comenzó las clases para bautizar a su niña, Candelaria. Don Antonio también asiste a las clases, pero dice que es una pérdida de tiempo; que si no fuera por la insistencia de su esposa, no iría. Dice que lo único que le interesa es que su niño reciba el bautismo para hacerle su fiestecita, porque así lo hacen todos y tiene que cumplir esa costumbre.
Don Pedro un día se acercó para hablarle a Don Antonio y explicarle que el bautismo es muy importante, para que se vayan los malos espíritus y los niños sean buenas personas. Pero Don Macario, el preparador de bautismo, que escuchó la conversación, se acercó y les explicó a los dos que el bautismo es un sacramento por el que Dios nos hace sus hijo y miembros de la Iglesia, que no se hace para cumplir con una costumbre o como si fuera algo mágico.
Dialogamos en grupos sobre las siguientes preguntas:
1.¿Por qué Don Antonio quería bautizar a su niño?
2.¿Y para qué bautizaba a su niña Don Pedro?
3.¿Cuál es la razón por la que la gente bautiza a sus niños?
4.¿Por qué mucha gente bautiza a sus hijos y nunca participan en la Iglesia?
5.¿Cuál es el compromiso que se hace en el bautismo?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Si miramos a nuestra realidad nos damos cuenta de que muchas personas realizan el sacramento del bautismo de sus hijos pero lo hacen porque es una tradición, o porque es una costumbre social y todos lo hacen, o porque ven el en bautismo algo mágico que cura enfermedades y libra de malos espíritus. Es posible que nosotros también pensemos de misma manera, quizá porque no se nos ha explicado correctamente el sentido del bautismo y sus exigencias. Vamos a explicar los aspectos fundamentales del bautismo y su significación, para que podamos sus exigencias con responsabilidad.
En el Bautismo nacemos a una vida nueva
San Pablo nos dice que los que recibimos el sacramento del bautismo nos unimos a Cristo para participar en su misterio pascual, en su muerte y resurrección, para que por su muerte quede destruido en nosotros el pecado, y por su resurrección renazcamos a una vida nueva (Romanos 6, 3-4). De manera que en el bautismo se nos liberó de la esclavitud del pecado para que en adelante ya no andemos en el pecado, sino que demos testimonio de la vida nueva de Jesús (Romanos 6, 11).
En el Bautismo somos hechos hijos de Dios
El bautismo inicia nuestra relación de Hijos con Dios, y nuestro caminar hacia el Reino: quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios (Juan 3, 5). En el bautismo somos hechos hijos de Dios por su Espíritu (Romanos 8, 15). El bautismo nos reviste de Cristo (Gálatas 3, 27), nos hace semejantes a él, y como él, también hijos de Dios. Es lo que nos dice el Apóstol San Juan en su primera carta (1Juan 3, 1).
Si de verdad somos hijos de Dios por el bautismo, entonces tenemos que demostrarlo viviendo como verdaderos hijos, en obediencia y respeto al Padre Dios. También eso significa que todos somos hermanos, pues compartimos la misma vida y la misma fe que Dios nos regala en el bautismo. Tenemos entonces que vivir como verdaderos hermanos, unidos por el amor fraterno.
Por el bautismo somos miembros de la Iglesia
En el bautismo somos hechos miembros del cuerpo de Cristo, formamos parte del pueblo santo de Dios, que es su Iglesia. Y como miembros de la Iglesia, tenemos que vivir nuestra fe en la Iglesia, participar activamente en la vida de nuestra familia la Iglesia. Como miembros de nuestra familia humana somos responsables de sus necesidades y trabajos. Lo mismo si somos miembros de la familia de Dios, de su Iglesia, tenemos que colaborar activamente en su tarea evangelizadora para construir el Reino.
En el bautismo somos hechos templo del Espíritu
En el bautismo recibimos el don del Espíritu Santo (Hechos 2, 38), que habita en nosotros como en sus casa, y nos hace templos suyos. Y si el Espíritu Santo habita en nosotros por el bautismo, nos llena con sus dones. Por eso, como bautizados, tenemos que dejarnos guiar por el Espíritu Santo para dar testimonio que de verdad el Espíritu Santo habita en nosotros y actúa en nosotros, y que nos conduce por el camino del bien, de la verdad, de a justicia, del amor y de la paz.
Los signos del bautismo
Todo esto que significa el bautismo, se expresa en el rito que realizamos por medio de signos. Por el Agua se significa la purificación, la limpieza del pecado y la comunicación de la vida nueva de Jesús. Morimos al pecado, para ser testigos de la vida de Jesús. La Candela encendida significa la luz de Cristo, que es la luz del mundo, que nos ilumina y nos hace ser también luz para alumbrar el mundo con la luz del Evangelio. La unción con el Sagrado Crisma es el sello de Espíritu, que nos marca como hijos de Dios; significa la pertenencia al nuevo pueblo de Dios, que es la Iglesia y el compromiso de crecer en la fe y en la participación en la misión de Jesús dentro de su Iglesia.
En el bautismo de los niños son los papás los que asumen el compromiso de educar a sus hijos en la fe, de enseñarles todo lo que Jesús nos ha enseñado, para que sean de verdad sus discípulos. Pero los que ya somos adultos, debemos asumir personalmente este compromiso bautismal, y vivir como hijos de Dios, hermanos de los demás, ser testigos con nuestra vida de la vida nueva de Jesús, y participar activa y responsablemente en su misión de construir el Reino de Dios, que se realiza a través de la misión de nuestra Iglesia.
Para poner en práctica
Nos toca ahora plantearnos cómo vamos a demostrar nuestro compromiso bautismal. ¿Cómo vamos a vivir si somos hijos de Dios? ¿Cómo vamos a tratar a los demás si son nuestros hermanos? ¿Cómo vamos a demostrar nuestro compromiso con la misión de Jesús? ¿En qué pastoral vamos a realizar ese compromiso?