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EL JOVEN Y LA
EDUCACIÓN
Objetivos
--Que los jóvenes valoren la educación, como parte del crecimiento integral de toda persona, como medio para enfrentarse a las exigencias de la sociedad actual y poder transformarla, para servir mejor y desarrollar sus comunidades.
--Que los jóvenes se esfuercen por educarse, y aprovechen todas las oportunidades de estudio que se le presentan.
Miramos nuestra realidad
Continuamos con los temas de contenido social, y ahora en este tema vamos a hablar de la educación. Pero antes de meternos de lleno en la reflexión sobre este tema, primero vamos a acercarnos a nuestra realidad. Miramos qué nos dice nuestra experiencia de vida sobre la educación: qué entendemos por educación, qué importancia le damos, y cuáles son las posibilidades reales que tienen los jóvenes para recibir una buena educación. Para ello nos servimos del siguiente hecho de vida. Lo leemos, y en grupos dialogamos sobre las preguntas que se proponen.
Hecho de vida
Los jóvenes del paraje de Chunimjuyub tenían la elección del nuevo Equipo de Pastoral Juvenil. La celebración estaba bien alegre: cantos, juegos , dinámicas, reflexión, oración. También estaban invitados dos miembros del Equipo Parroquial de Pastoral Juvenil. Como coordinadora se eligió a Sara Ixcoy, como secretaria a Laura Yax, como tesorero a Domingo Lacán, como coordinador de la comisión de formación a Esteban Puac, como coordinadora de la comisión de participación a Teresa Xuruc, y como coordinador de la comisión de expresión a Santiago Ixcaquic.
Todo estaba bien hasta que Laura le levantó y dijo que no podía aceptar el cargo de secretaria. Todos querían que ella fuera la secretaria, porque Laura era muy responsable y participativa. Le insistieron mucho pero ella se negó. Tanto le insistieron que ella tuvo que decirles que no sabía leer ni escribir, que nunca había ido a la escuela. Sara le preguntó que por qué no había ido a la escuela y Laura le contestó: Es que mis papás me han enseñado que nosotras las mujeres no tenemos por que ir a la escuela, que eso es una pérdida de tiempo y un gasto de dinero sin necesidad, porque cuando una se casa, ya los estudios no le sirven para nada, sólo es importante saber cocinar, lavar y saber hacer bien los oficios de la casa.
Sara, asombrada por la respuesta de Laura, le dijo: ¡Pero qué estás diciendo! No te das cuenta que Dios nos creó con la inteligencia para que nos eduquemos, aprendamos muchas cosas, valores, y salgamos adelante en la vida. Si somos ignorantes, si no sabemos nada, nos pueden engañar fácilmente y no podremos mejorar nuestras familias y nuestras comunidades, y nos faltará algo para crecer como personas dignas, como Dios quiere. Pero Laura no aceptó el cargo de secretaria.
Ahora dialogamos en grupos sobre las siguientes preguntas:
1. ¿De verdad pasan cosas como estas en nuestras comunidades?
2. ¿Cómo piensa la mayoría de la gente, como Laura o como Sara?
3. ¿Quién de las dos tiene la razón, Laura o Sara? ¿Por qué?
4. ¿Crees que es importante la educación? ¿Por qué?
5. ¿Por qué tantos jóvenes no estudian, o sólo llegan a primaria o a básicos?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Mirando nuestra realidad pareciera que la educación es algo sin importancia. Es verdad que en la mayoría de los casos en nuestras comunidades no hay posibilidades para que todos puedan recibir la educación a que tenemos derecho, porque los papás no tienen dinero para que sus hijos vayan a la escuela, y por las necesidades económicas de la familia los niños tienen que dedicarse al trabajo a temprana edad, para poder ayudar a sus papás en el mantenimiento del hogar; también nos encontramos con la falta de escuelas y profesorado adecuado, sobre todo en la zona rural.
Pero si lo anterior es verdad, no es menos cierto que en muchos casos no se le da la importancia debida a la educación. Comenzando por muchos papás, que consideran que es un gasto innecesario el pagar la educación de los hijos, sobre todo cuando son muchachas, porque según ellos, las muchachas se han de dedicar a su esposo, a los hijos y a las tareas de la casa. Esto se nota más en el área rural.
Es verdad que las posibilidades económicas de muchas familias dificultan para que los hijos puedan ir a la escuela, pero si se tuviera más conciencia de la necesidad de la educación para toda persona y se le diera prioridad, habría más preocupación y se harían más esfuerzos para que los hijos se educaran convenientemente, especialmente las muchachas, que en este aspecto son las que llevan la de perder, por la mentalidad que tienen muchas de las personas mayores, que creen una pérdida invertir en la educación de las muchachas.
La educación y su importancia
Pero, ¿qué es la educación? ¿Por qué es tan importante y fundamental para toda persona? Quizá para muchos la educación es un proceso de aprendizaje de una serie de conocimientos, como puede ser leer, escribir, sumar, restar, multiplicar, dividir, saber sobre las plantas, los animales, el cuerpo humano, la historia o la geografía.
Pero educación es eso y mucho más. Educación implica aprender buenos modales para comportarnos adecuadamente con los demás; aprender valores humanos, que permitan vivir con dignidad en comunión con las demás personas y en paz con uno mismo; aprender valores de la propia cultura, para asimilarlos y vivir desde la propia identidad cultural; aprender a analizar y enjuiciar la realidad que nos rodea, para poder tomar una posición ante ella y responder a los desafíos que nos plantea.
La educación ha de ser integral, desarrollar todas las dimensiones de la persona, y no sólo su inteligencia. Por eso debemos ser críticos frente al tipo de enseñanza que se nos ofrece. Además, tenemos que ser conscientes que no sólo en la escuela recibimos educación, sino que en la familia, en la iglesia, a través de los medios de comunicación social, las personas con quienes platicamos, etc, se nos propone una serie de valores o antivalores; por lo que debemos estar alerta para discernir las enseñanzas que se nos proponen y quedarnos con lo bueno.
Educación desde la cultura
Pensemos en el lugar que ocupa nuestra cultura Maya-K’iche’ en la educación que se imparte en nuestro pueblo y comunidades. ¿Se valora, respeta y promueve la identidad K’iche’ en nuestras escuelas? Empezando por el idioma, que es la puerta de la cultura, ¿se da una educación verdaderamente bilingüe? ¿Se respeta y valora el modo de vestir propio de las muchachas k’ichés en las escuelas?
Lamentablemente muchos de nuestros jóvenes van perdiendo la lengua y los valores de la cultura k’iché; y esto, por un lado, se debe a que el proceso educativo actual no integra suficientemente la cultura para defenderla y promocionarla, incluso a veces se llega a menospreciar el ser indígena, hablar k’iche’ y vestir de corte, como algo de segunda categoría. Además, los medios de comunicación social influyen poderosamente en la pérdida y desvalorización de nuestra cultura k’iche’.
¿Qué dice la Biblia?
Ya en el Antiguo Testamento se expresa la importancia y necesidad de educarse, de adquirir la ciencia y la sabiduría para poder vivir con dignidad y alcanzar la realización personal y felicidad. Los cuatro primeros capítulos del libro de los Proverbios son un llamado a buscar la instrucción, la ciencia y la verdadera sabiduría. Lo mismo se expresa en el libro de la Sabiduría. Es, pues, parte integrante de la persona y de su dignidad el cultivar esta dimensión humana tan fundamental que es la educación.
Como cristianos, tenemos en Jesús un ejemplo. El se educó, se preparó bien para poder realizar la misión que el Padre le había encomendado. En Lucas 2, 52 se nos dice que, siendo aún niño, Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. Este crecimiento en sabiduría se refiere a que él se educaba, cultivaba su inteligencia, aprendía los conocimientos familiares, sociales, culturales y religiosos de su tiempo.
Pero Jesús sobre todo crecía en el conocimiento de Dios. Era una educación integral, humana, pero también en los valores del Reino de su Padre Dios, los que luego enseñaría en sus predicaciones como Buena Noticia para la liberación de todos.
Esta necesidad de estar bien preparados para poder colaborar con el plan de Dios de mejorar el mundo con el trabajo, las buenas ideas y los valores, ya la descubrieron los primeros cristianos, que dedicaban parte de su tiempo a recibir la enseñanza de los apóstoles (leer Hechos 2, 42).
Para poner en práctica
Nos comprometemos a darle prioridad a nuestra educación y pensamos qué vamos a hacer para lograrlo. Nos animamos y hacemos un esfuerzo para continuar nuestros estudios, si es que los hemos dejado sin terminar. También nos preocupamos para que se dé más importancia a la educación y mejore la situación educativa de los jóvenes de nuestra comunidad