10
LA ECOLOGÍA:
AMAR LA MADRE
NATURALEZA
Objetivos
--Que los jóvenes tomen conciencia del problema del deterioro del medio ambiente y la naturaleza.
--Que los jóvenes vean la creación, la Madre Naturaleza, como un regalo del Padre Dios que todos tenemos la responsabilidad de cuidar.
--Que los jóvenes respeten y defiendan la Madre Naturaleza.
Miramos la realidad
En este tema hablaremos de la Ecología. Y comenzamos mirando nuestra realidad, para ver la problemática que presenta en relación al estado en que se encuentra nuestra Madre Naturaleza. Veamos si se está cuidando el medio ambiente, si se protegen los recursos naturales creados para todos. Luego veremos qué nos dice la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia sobre la actitud que como cristianos debemos tener hacia la Madre Naturaleza. Para ver la realidad nos servimos de los siguientes hechos de vida; los leemos y en grupos dialogamos sobre las preguntas que se proponen.
Hechos de vida
El domingo pasado en el paraje de Saqche’ hubo una discusión en la asamblea de la comunidad, porque uno de los animadores agrícolas, Eduardo, informó que se está deteriorando la naturaleza: se están cortando los árboles sin ningún control, y si se continúa así, en poco tiempo no tendremos bosque, y se dañará el equilibrio ecológico de la zona; disminuirán las lluvias, las aves y animalitos del bosque se quedarán sin casa. ¡Tenemos que hacer algo! Entonces Don Antonio, uno de los vecinos, se levantó, y un poco enojado, dijo: ¿Cómo se atreve usted a decir que nosotros no cuidamos la naturaleza?; si el bosque está hecho para que nosotros lo usemos, es de nosotros. Don Daniel molesto le contestó: ¡Pero también es para nuestros hijos!, y si lo acabamos todo, no les dejaremos nada para el futuro; además la naturaleza está para que la cuidemos y la tratemos con respeto.
* * *
Un caso parecido sucedió el martes en el mercado de Saqorachi, cuando unos jóvenes compraron unos bananos y demás cosas para comer, y tiraron las basuras en el suelo. Unas muchachas que pasaban junto a ellos le llamaron la atención: ¡Ustedes no se dan cuenta que están ensuciando el pueblo y contaminando el ambiente! La basura es causa de muchas enfermedades. Pero los muchachos no le hicieron caso y continuaron su camino burlándose de ellas. Como esos jóvenes muchos otros ensucian las calles y los ríos tirando basuras y desechos.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿Pasan hechos como estos en nuestras comunidades?
2.¿Cómo piensan los jóvenes, como Don Antonio o como Don Daniel?
3.¿Quién de los dos tiene razón? ¿Por qué?
4.¿Qué otros abusos se cometen contra la naturaleza?
5.¿Este problema tiene algo que ver con nuestra fe? ¿Por qué?
Ahora ponemos en común las respuestas.
Iluminamos la realidad
La creación entera es obra de Dios. En el libro del Génesis se nos comunica que Dios crea todo, es el autor de la vida; todo ser viviente es obra de Dios (Génesis 1, 1-25). Y además, la creación es puesta en manos del ser humano, es un regalo de Dios para que sirva a la persona (Génesis 1, 29-31). Pero el ser humano debe servirse de la naturaleza con respeto y cuidado. Dios le da el encargo de cultivarla y administrarla adecuadamente, de hacer un uso correcto de ella y para mejorarla (Génesis 1, 28).
Por eso nuestra actitud ante la creación ha de ser de respeto y protección. Somos administradores, no los dueños de la naturaleza (Salmo 24, 1). Esta actitud de respeto por la naturaleza implica acciones a todos los niveles (personales, familiares, comunitarias, gubernamentales) para impedir el deterioro de nuestro medio ambiente.
Necesitamos ver a Dios presente en la naturaleza. Si descubrimos la huella de la presencia de Dios en los árboles, el los ríos, en el aire que respiramos, cuidaríamos mejor nuestra Madre Naturaleza. Si al cortar un árbol pensáramos que estamos matando una forma de vida creada por Dios, y que no nos pertenece, seríamos más responsables con nuestro bosque.
Si no tomamos conciencia del actual deterioro del medio ambiente, y no le buscamos una urgente solución, dentro de poco tiempo la “casa común” en la que tenemos que vivir nosotros y las futuras generaciones, se hará poco habitable. Quizá una de las causas de que las personas muestren tan poco respeto y cuidado por la naturaleza es la necesidad material: el bosque se tala para leña para el consumo en la casa o para venderla; o quizá para cultivar la tierra.
Pero si bien es cierto que las necesidades económicas muchas veces provocan el corte de los árboles, si se tuviera más conciencia del valor de la naturaleza y del riesgo que supone para el futuro y la subsistencia en el futuro, se pondría más empeño en su respeto y cuidado. Pensemos, por ejemplo, en los incendios forestales. Muchos son provocados para utilizar luego la tierra para cultivar. Pero en muchos casos se debe al poco cuidado y responsabilidad con que se trata al bosque.
Pensemos también en el caso de la basura. La contaminación ambiental por la basura, o por el humo, deterioran gravemente nuestro medio ambiente, el aire que respiramos, con lo que se causan muchas enfermedades, que podríamos evitar con cuidar el medio ambiente. Lo mismo sucede con el agua. Si no cuidamos nuestros ríos, y los ensuciamos echando basuras y desechos, el agua que tomamos nos provocará numerosas enfermedades.
Deberíamos rescatar los valores de amor, veneración, respeto y cuidado de la Madre Naturaleza de nuestra cultura Maya-K’iche’. En ella las personas están llamadas convivir armónicamente con la Madre naturaleza. Para mantener esta armonía y equilibrio con la Madre Naturaleza es necesario que el ser humano se sienta parte de ella; todos los seres vivos tienen una razón de ser y de existir para las personas; y porque todo lo que existe tiene vida, es sagrado y merece respeto. A través de ella se sienten en comunión con sus antepasados y en armonía con Dios, el creador y dador de toda vida.
Este amor y respeto por la Madre Naturaleza que encontramos en nuestra cultura Maya-K’iche’, se manifiestan en una serie de prácticas, que lamentablemente nuestros jóvenes de hoy las están perdiendo. Por ejemplo:
--Saludar la salida del sol al iniciar un nuevo día.
--Cuando se selecciona cuidadosamente, se vela y bendice la semilla antes de sembrarla.
--Cuando se cosecha el Sagrado Maíz y se le adorna y se agradece por la cosecha.
--Cuando se quita el sombrero y se arrodilla para pedir permiso a la Madre Tierra para iniciar el trabajo de cultivo.
--Cuando se mira al cielo y se pide permiso para cortar un árbol.
--Cuando se platica con los animales al darles comida o cuando no se dejan agarrar.
--Cuando se habla al aire, al huracán o terremoto, y se hacen algunos ritos para pedirles que se calmen y no hagan daño.
Para poner en práctica
Miremos los daños que nosotros hacemos a la Madre Naturaleza y comprometámonos a respetarla y cuidarla siempre, con el mismo amor con que se trata a una madre. Evitemos cortar los árboles sin control ni conciencia, evitemos los incendios, y no ensuciemos el campo, los ríos y los lugares públicos. Hagamos un esfuerzo por defender nuestra madre naturaleza de todos los que le hacen daño.