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EL CRISTIANO

Y SU COMPROMISO SOCIAL

 

Objetivos

--Que los jóvenes sean conscientes que como cristianos la fe les exige un compromiso social para buscar el bienestar de todos.

--Que los jóvenes se preocupen por conocer la realidad social, y se comprometan a colaborar para mejorarla según los valores del Reino de Dios.

Miramos nuestra realidad

En este tema hablaremos del compromiso social de los cristianos. Este tema es como una base que nos ayudará a situarnos para tratar en los siguientes temas compromisos más específicos a través de los cuales participamos en el cambio de nuestra sociedad para mejorarla de acuerdo a los valores del Reino de Dios, de manera que consigamos un mayor bienestar para todos. Para entrar en el tema primero miramos nuestra realidad para ver la actitud de los cristianos ante el compromiso social. Leemos el siguiente texto y respondemos las preguntas que se plantean.

 

Texto

¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: “Yo tengo fe”, si no tiene obras? ¿Acaso lo podrá salvar la fe? Si un hermano o hermana no tienen para vestirse y no tienen para el alimento diario, y alguno de ustedes les dice: “Váyanse en paz y aliméntense”, pero no les dan lo necesario para su necesidad, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. (Carta de Santiago 2, 14-17)

 

Dialogamos sobre las siguientes preguntas:

 

1.¿Pasa entre nosotros lo que dice el texto? Comentar algún caso.

2.¿Qué tiene que ver la fe con el compromiso social?

3.¿Qué situaciones sociales hacen daño a la gente de nuestras comunidades?

4.¿Qué estamos haciendo para cambiar esas situaciones y que haya bienestar?

 

Ponemos en común las respuestas.

Iluminamos nuestra realidad

Si miramos nuestra realidad y somos sinceros, nos damos cuenta de que hay muchas situaciones sociales que están causando daño a las personas, que les impiden vivir con dignidad y en paz. Sin embargo, ante estas situaciones sociales, la mayoría de las veces los que nos llamamos cristianos católicos no hacemos nada concreto para cambiarlas. Decimos que tenemos fe, que amamos al prójimo, pero nos quedamos en las palabras. No hacemos nada, o muy poco, para demostrar nuestra fe preocupándonos por el bienestar del prójimo, comprometiéndonos a hacer todo lo posible para que hayan condiciones sociales en las que todos puedan vivir con dignidad.

La fe implica un compromiso social

Tener fe significa creer en Jesús, confiar en él y entregarse a él, para vivir de acuerdo a su palabra y a su vida. La fe no es sólo creer, sino vivir de acuerdo a lo que creemos, implica poner en práctica lo que decimos que creemos. Si decimos que tenemos fe, que creemos en Jesús, tenemos que demostrarlo con nuestra vida, siguiendo el camino de Jesús. ¿Pero cuál es el camino de Jesús?

El camino de Jesús es la entrega total por el Reino. Si de verdad tenemos fe, tenemos que vivir como Jesús entregados a la causa del Reino. Y ese Reino implica un cambio para que sea posible el bienestar y la paz, que nacen de la justicia. Por tanto, la fe implica un compromiso social, para cambiar nuestra sociedad de manera que sea realidad el Reino de justicia, de igualdad, bienestar, amor y paz.

Un compromiso que quite las causas del mal social

Cuando nos preocupamos del bienestar social como exigencia del Reino de Dios y prueba de la autenticidad de nuestra fe, no nos podemos limitar a solucionar las necesidades sólo por un tiempo. Si una persona hoy tiene hambre porque no tiene trabajo para ganarse su alimento, y le damos el alimento, seguro que mañana tendrá hambre y tendremos que volver a darle. Tenemos que ver cuál es la causa de que no tenga para comer.

Si la gente pasa hambre por falta de trabajo, nuestra respuesta tiene que ser hacer lo posible para que tenga trabajo y pueda ganarse su alimento. De igual manera, si hay personas que no pueden curarse de su enfermedad porque en su aldea no hay centro de salud o porque no tienen las medicinas que necesitan, tenemos que hacer lo posible para que el sistema de salud funcione, que todos puedan tener un buen centro de salud al que ir y nadie muera por falta de las medicinas que necesita para curarse.

Principales causas del mal social

Por eso si de verdad queremos trabajar por el bienestar social como prueba de nuestro compromiso de fe por el Reino, es necesario que analicemos bien cuáles son las raíces, las causas que generan el mal social y el sufrimiento de las personas. Y al hacer este análisis nos damos cuenta de que en la actualidad se dan una serie de causas que generan el mal social e impiden que todos puedan vivir con dignidad y paz; causas que tenemos que conocer para poder cambiar la situación.

Entre esas causas del mal social nos encontramos con la injusticia y la desigualdad responsables de la situación de pobreza en que viven la mayoría de nuestros hermanos y hermanas, la marginación y discriminación por su condición social o por ser indígenas, la falta de acceso a la salud y a la educación, la violación de los derechos humanos, la violencia, la corrupción y la impunidad que no dan confianza ni garantizan la seguridad de los ciudadanos, los escasos espacios de participación democrática en las decisiones que afectan al bien de todos. Todas estas situaciones son las causantes del mal social que sufren tantos hermanos y hermanas nuestras en Guatemala. ¿Qué vamos a hacer?

En resumen, se trata de trabajar por el bien de todos de manera eficaz, cambiando las situaciones que causan su mal y  sufrimiento. Mientras no arranquemos las raíces de los problemas sociales que poco a poco van negando una vida con dignidad, no conseguiremos cambiar de verdad la situación de muerte en que viven la mayoría de nuestros hermanos y hermanas. Se trata de trabajar no por un bien que dure unos cuantos días, sino por el bien real y duradero, por el desarrollo humano integral de todos. Esa es la prueba de que tenemos fe, una fe que nos impulsa a trabajar por el Reino.

El compromiso social tiene sus riesgos

Cuando la fe se hace compromiso social de lucha por la justicia y el respeto a la dignidad de las personas, vienen como consecuencias una serie de riesgos. Sólo tenemos que mirar el ejemplo de Jesús: por querer cambiar las cosas y establecer el reinado de la justicia, de la igualdad, del amor y la paz, fue perseguido y finalmente asesinado en la cruz.

Pero el amor de Jesús fue tan grande, que le hizo capaz de mantenerse firme en su misión a pesar de las persecuciones, hasta entregar su vida. No hay amor más grande que el que hace capaz de dar la vida por los demás (Juan 15, 13). Y si eso pasó con Jesús, si seguimos su camino de compromiso efectivo por el Reino, también nos espera lo mismo. Pero seremos dichosos si nos mantenemos firmes (Mateo 5, 10-12).

También nuestra historia de Guatemala nos muestra que los que siguen la causa de Jesús y se comprometen para construir el Reino de Dios, luchando por la justicia, la verdad, por la vida digna de todos, son perseguidos por aquellos que son los responsables de la situación social de injusticia y muerte que padecen la mayoría de nuestros hermanos y hermanas. Tal es el caso de tantos mártires en nuestra Guatemala, y entre ellos, Monseñor Juan José Gerardi, mártir de la verdad, la reconciliación y la paz.

Los que por su fe se comprometen de manera efectiva en la causa de liberación de los demás, siempre encuentran la oposición y persecución de los enemigos de la justicia, los enemigos de la igualdad, de la vida y de la paz. Y si nosotros, impulsados por nuestra fe asumimos este compromiso, tenemos que estar dispuestos a asumir esos riesgos y dificultades, con la esperanza de que si perdemos la vida por el Reino, al final la ganaremos (Marcos 8, 34-35).

Para poner en práctica

Mirar la situación de nuestras comunidades para descubrir las causas de los males sociales. Buscar cómo quitar esas causas. Ver qué necesidades tienen nuestras comunidades y emprender acciones para solucionar esas necesidades. Tenemos que organizarnos y comprometernos en trabajos en beneficio de la comunidad: proyectos de agua, de energía, de caminos, de escuelas, de salud, etc. Emprender acciones en defensa de los derechos y dignidad de las personas, denunciando toda injusticia, exigiendo y promoviendo un cambio real en las estructuras sociales.