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EL CRISTIANO
Y EL
COMPROMISO POLÍTICO (II)
El ejemplo de
Jesús y la enseñanza de la Iglesia
Objetivos
--Que los jóvenes conozcan cuál fue la actitud de Jesús ante la política y el ejemplo que nos deja, y también conozcan lo que la Iglesia nos enseña sobre la política.
--Que los jóvenes participen en la actividad política con responsabilidad, siguiendo el ejemplo de Jesús y la enseñanza de la Iglesia.
Miramos nuestra realidad
Continuamos con nuestros temas de contenido social. En el anterior tema hablamos de las actitudes de los guatemaltecos ante la política y explicábamos lo que es la política y su importancia. En este tema vamos a continuar con el tema de la política, y nos vamos a fijar en la actitud de Jesús ante la política de su tiempo y el ejemplo que nos puede dejar para nuestra propia actitud ante la política; también veremos lo que nuestra Iglesia católica nos enseña sobre la política. Para entrar en el tema vamos a leer el siguiente hecho de vida y a dialogar sobre las preguntas que se plantean, para ver hasta qué punto el ejemplo de la actitud de Jesús frente a la política y la enseñanza de la Iglesia están presentes en nuestra realidad política.
Hecho de vida
En el municipio de Suk’uxlab’al se organizó un Comité Cívico para participar en las elecciones municipales. Los organizadores del Comité eran catequistas, animadores y miembros de la Parroquia San Lázaro de Suk’uxlab’al. Muchos se animaron a participar y apoyar el Comité. Pero otros se negaban a participar y tampoco estaban de acuerdo con que la gente de la Iglesia se metiera en política. Uno de los que no estaban de acuerdo, Don Mateo, decía que los cristianos católicos no se tienen que meter en la política. Los del Comité intentaban convencerlos de que es parte de la misión de los cristianos participar en la política, que Jesús nos dejó un ejemplo de participación política, y que la Iglesia también nos anima a participar en la política. Pero Don Mateo y otros hermanos no lo aceptaban. Decían que Jesús nunca se metió en política, y que la Iglesia no nos manda a meternos en política.
Dialogamos sobre las siguientes preguntas:
1.¿Pasan casos como los que cuenta el hecho de vida? Comentar alguno.
2.¿Hay católicos que piensan como Don Mateo? ¿Tienen razón? ¿Por qué?
3.¿Tienen razón los del Comité sobre la participación política del cristiano?
4.¿Jesús se metió en política? ¿Qué nos enseña la Iglesia sobre la política?
Ponemos en común las respuestas.
Iluminamos nuestra realidad
Si miramos nuestra realidad nos damos cuenta que muchos católicos no participan en cuestiones políticas porque piensan que la política no tiene nada que ver con la religión, que los cristianos no tienen que meterse en política, porque Jesús no se metió en política y la Iglesia tampoco se mete en política. Otros, sin embargo, piensan que los cristianos sí tienen que participar en política, porque la enseñanza de Jesús tiene que ver con la política y además la Iglesia anima a la participación política. Aclaremos las cosas.
Jesús ante la política
En primer lugar tenemos que tener claro que Jesús no fue un líder político como los que conocemos hoy o como los que había en su tiempo. Jesús siempre rechazó que lo consideraran como un líder político (Juan 6, 15) y no perteneció a ninguno de los grupos religioso-políticos que había en su tiempo. Sin embargo, también tenemos que reconocer que aunque Jesús no fue un líder religioso, su mensaje, su vida y su misión tuvieron y siguen teniendo implicaciones políticas. Efectivamente, la misión de Jesús fue establecer el Reino de Dios. Y los valores de este Reino implican un cambio en la sociedad para mejorarla, y eso ya tiene que ver con la política. Veamos las principales implicaciones políticas del proyecto de Jesús.
Implicaciones políticas del Reino de Dios
El Reino que Jesús vino a establecer tiene como ley fundamental el amor (Lucas 10, 25-28; Marcos 12, 28.34; Juan 13, 23). Pero no es un amor que se queda en las palabras, sino que se demuestra en el compromiso solidario por el bien de los demás (Lucas 10, 29-37). La ley del amor, pues, nos mueve a un compromiso por la justicia, el bienestar y la paz de los demás. Eso supone cambiar las estructuras sociales de injusticia, desigualdad y violencia. Y eso implica ya un compromiso político.
El Reino que Jesús vino a establecer se caracteriza por el servicio desinteresado y generoso por los demás. En ese Reino la autoridad y el gobierno se tienen que ejercer como servicio y no como dominación (Marcos 10, 41-44). Esto implica que la actividad política que busca alcanzar la autoridad y el poder en la sociedad debe tener como meta el servicio al bienestar de todos.
El Reino que Jesús vino a establecer está dirigido especialmente a los pobres, a los que sufren, a los marginados, a los que viven en situaciones difíciles (Lucas 6, 20-23). Con el anuncio del Reino Jesús propone un cambio radical en el que los que socialmente son marginados y oprimidos alcancen una vida digna. Y eso implica un compromiso político para que ese cambio social sea una realidad.
El Reino que Jesús vino a establecer es un Reino de vida, en el que todos puedan tener vida abundante (Juan 10, 10). Y vida abundante significa desarrollo integral de las personas y los pueblos, el disfrutar de todas las condiciones necesarias para tener una vida digna (alimento, casa, salud, educación, paz, etc). Y para que esto sea posible se exige un compromiso político por el que se garantice esta vida digna para todos.
¿Qué nos enseña la Iglesia sobre la política?
Tenemos que tener claro que la Iglesia es la continuadora de la misión de Jesús, y por ello su tarea es la de continuar construyendo el Reino que Jesús inició. Como hemos dicho anteriormente ese Reino tiene implicaciones políticas, por lo que la misión de la Iglesia también implica participar en la vida política para promover un cambio social y propiciar el establecimiento del Reino de justicia, de amor, de vida y de paz. En esta tarea la Iglesia tiene que analizar la realidad para denunciar todo lo que se opone al proyecto de Dios y enseñar a las personas, orientándolas hacia un compromiso que consiga un cambio social de acuerdo a los valores del Reino de Dios. Veamos qué nos enseña.
Trabajar por la dignidad de las personas
Respecto a la participación política para buscar el cambio social de acuerdo a los valores del Reino, la Iglesia nos enseña que todo compromiso político tiene que tener como meta la dignidad de las personas. Esto significa que toda acción política tiene que buscar el bien de la persona, garantizar todo lo que las personas necesitan para tener una vida digna, verdaderamente humana (alimento, casa, ropa, trabajo, educación, libertad, justicia, paz, etc.
Trabajar por el bien común
La Iglesia nos enseña que nuestra participación política tiene que buscar el bien común, es decir, que todas las personas tengan lo necesario para vivir con dignidad, y no sólo unas cuantas personas. Aunque políticamente el Estado es el primero y principal responsable de buscar el bien común, todos somos responsables. Por eso se nos exige participar en la política para colaborar en la búsqueda del bien común.
Trabajar por la paz
La Iglesia también nos enseña que nuestra participación política tiene que producir como fruto maduro la verdadera paz. Esta paz brota de la justicia, del respeto de la dignidad y del logro del bien común. La paz tiene que ser como la meta final de todo auténtico compromiso político. Y en Guatemala la verdadera paz es una urgencia.
Para poner en práctica
Analizamos la actuación de nuestros políticos para ver si su trabajo político está en la línea de lo que nos enseña Jesús y nos enseña la Iglesia.