La Gran Vía (Polka de las Calles)
Somos las calles, somos las
plazas y callejones de Madrid.
Que por un recurso mágico
nos podemos hoy congregar aquí.
Es el motivo que nos reúne
perturbador de un modo tal
que solamente él causaría
un trastorno tan fenomenal.
En tertulias, cafés,
¡pues!
donde dos personas haya,
¡vaya!
el motivo en cuestión
siempre sostiene la conversación.
Por lo extraño que es
¡pues!
lo comenten de mil modos,
¡todos!
y hay quien piensa, quizás,
que es un infundio que no cabe más.
Pero lo cierto que ya circula
con insistencia por ahí
y que muchos le dan crédito
y por eso ya nos congrega aquí.
Porque es el caso, que según dicen,
doña Municipalidad
va a dar a luz una Gran Vía,
que de fijo no ha tenido igual.
Cuando yo lo escuché
asombrada me quedé,
todo aquél que lo oyó
asombrado se quedó,
pues causó, ¡voto a tal!
un asombro general...
porque doña Municipalidad
para tales casos
pasa de la edad.
A decir la verdad
esa vía está demás,
porque todos aquí
tienen callles para sí,
con arreglo y razón
a su clase y condición,
y es de suponer
que en concepto tal,
para una Gran Vía
no habrá personal.
Si nos sublevamos
calles y plazuelas,
¡vaya una jarana
que se puede armar!
Las de la Cebada
y los Montenses
¡qué lechugazos van a soltar!
Porque si esa vía,
por llamarse grande,
cuando nazca, a todas
tratar de humillar,
va a llevar un susto de seguro
la señá Municipalidad.
Tisé, tiñá,
timú, tiní,
ticí, tipá,
tilí, tidad.
La Gran Vía (El vals del caballero
de Gracia)
Caballero:
Caballero de Gracia me llaman,
y efectivamente soy así,
pués sabido es que a mí me
conoce
por mis amoríos todo Madrid.
Es verdad que estoy un poco antiguo,
pero que en poniéndome mi frac,
soy un tipo gentil
de carácter jovial
a quién mima la sociedad.
Calles:
De este silbante la abuela murió.
Caballero:
Yo soy el caballero
que con más finura,
baila en los salones comm'il faut.
Calles:
¡Siendo tan cursi querer presumir!
Caballero:
Y las niñas se dislocan
por quererme hacer tilín.
To sé cantar la Norma,
yo canto hasta el Ruy Blas,
canto el Ave-María
que ya no cabe más.
Calles:
¡Qué necio es
esté señor!
¡qué baladí!,
¡qué farfantón!
Ciento como él
hay en Madrid
que no se alaban así,
¡Que majadero
es el tál señor!
Caballero:
Mi...
fa... sol.. re... mi...
la... sol.. fa... si... si...
Do, re si, do,
la, si , sol, la
si, do, la , si,
la, si, sol, mi,
do, re, si, do,
fa, sol, mi, fa,
sol, do, la, sol, mi, do,
la, re, do.
Coro (A la vez que el Caballero):
¡Qué majadero
es el tal señor!
Calles:
De este silbante la abuela murió.
Caballero:
Yo soy el caballero
que con más finura,
baila en los salones comm'il faut.
Calles:
¡Siendo tan cursi querer presumir!
Caballero:
Y las niñas se dislocan
por quererme hacer tilín.
Caballero:
Caballero de Gracia me llaman (etc.)
La Gran Vía (Tango de doña
Menegilda)
¡Pobre-chica
la que tiene que servir!
Más va-liera
que se llegase a morir.
porque si es que no sabe
por las mañanas brujulear,
aunque mil años viva
su paradero es el hespital.
Cuando yo-vine aquí,
lo primero que al pelo aprendí
fuea a fregar, -a barrer,
a guisar, a planchar y a coser.
Pero viendo que estas cosas
no me hacían prosperar
consulté con mi conciencia
y al punto me dijo: "Aprende a sisar".
Salí tan mañosa, que al cabo
de un año,
tenía seis trajes de seda y satén.
A nada que ustedes discurran un poco,
ya saben, o al menos
se lo han figurao.,
de dónde saldría...
para ello el parné.
Yo iba-sola
por la mañana a comprar,
y me-daban
tres duros para pagar;
y de sesenta reales
gastaba treinta, o un poco más,
y lo que me sobraba
me lo guardaba un melitar.
Yo no sé-cómo fue
que un domingo después de comer,
yo no sé -que pasó
que mi ama a la calle me echó.
Pero al darme el señorito
la cartilla y el parné,
me decía por lo bajo:
"Te espero en Eslava tomando café".
Después de este lance serví
a un boticario,
serví a una señora que andaba
muy mal;
me vine a esta casa y ahí estoy al
pelo,
pues sirvo a un abuelo
que el pobre está lelo
y yo soy el ama...
y punto final.
La Gran Vía (Tango de
doña Virtudes)
Pobres-amas
las que tiene que sufrir
a esas-truchas
de criadas de servir;
porque si una no tiene
por las mañanas mucho de acá,
crea usted, caballero,
que la dividen por la mitad.
El domin-go pasao
a un pendón que es de al lao
de Bilbao,
el permi-so la di
para ir al teatro Madrid;
y le dije en la escalera
cuando ya se iba a marchar:
-"Cuidadito que te vengas
así que se acabe,
por si hay que fregar".
Usted se figura que vino a las ocho,
que vino a las nueve, que vino a las diez,
pues vino a las doce con un artillero
y dijo el grosero
con tono altanero:
-"Señora Virtudes...
dispénsela ustez".
Tuve-otra
que era de Valladolí,
y tenía unos bigotes así.
Y mi señor marido,
que es peluquero... por afición,
me dijo: -"A ésta la pago
con la navaja y con el jabón".
Pues, al mes-no cabal
me faltó un cucharón de metal
y una fal-da de tul
que hallé registrando un baúl.
Me faltaron dos pendientes de azabache superior,
y, por fín de tantas faltas,
faltóme mi esposo, que fue lo peor.
Después tuve una que a poco me pega;
después tuve otra que sí me
pegó,
y, en fín, tuve una tan buena persona,
que friega, que barre,
que lava, que cose,
que plancha, que guisa,
porque esa soy yo.
La Gran Vía (La jota
de las Ratas)
Rata 1º:
Soy el Rata primero.
Rata 2º:
Y yo el segundo.
Rata 3º:
Y yo el tercero.
Los tres:
Siempre que nos persigue
la autoridad,
es cuando muy tranquilos
timamos más.
Rata 1º:
Nuestra fé de bautismo...
Rata 2º:
La tiene el cura...
Rata 3º:
De salateros.
Los tres:
Cuando nos echa mano
la policía
estamos seguritos
que es para un día.
A muchos les paece
que nuestra carrera,
sin grandes estudios
la sigue cualquiera;
pues oigan ustedes
lo que es más preciso
pa ser licenciado
sin ir a presidio.
Para empezar la carrera
hay que tener vocación.
Tendo una vez tan siquiera
a ponerse el capuchón.
Porque allí tan sólo
se puede apreciar
lo que vale luego
tener libertad.
Por más que en saliendo,
siempre grito:
"Vivan las cadenas!
si parecen buenas
y son de reloj".
En los tranvías y ripperts
y en dónde se halla ocasión,
damos funciones gratuitas
de prestidigitación.
No hay portamonedas
que seguro esté,
cuando lo diquela
uno de los tres.
Y si cae un primo
que tenga metal,
se le da el gran timo
aunque sea el primo
un primo carnal.
Guardias:
Lu que es el talentu,
lu que es la mullera,
a ver si este chisme
lu inventa cualquiera.
Lu menus tres meses hace
que vamus tras de estus pillus,
y gracias a este caletre
pur fin lus hemus cugidu.
Caiga la trampa
con precaución,
que ya tenemos
dentru el ratón.
Este serviciu
pronto saldrá
en las colúminas
de "El imparcial". ¡Riá!
Los Ratas (A la vez que los Guarcias):
¡Ay qué gracia tiene
esta ratonera,
que se van los Ratas,
de cualquier manera!
Vamos con cuidado,
sin pestañear,
y ya van mil veces
que nos chuleamos
de la autoridad. ¡Riá!...
La Gran Vía (Chotis del Elíseo
madrileño)
Elíseo:
Yo soy el Elisedo,
un baile de mistó;
yo tengo mis salones
al lao de un parador.
Paseante:
¿De Muñoz?
Elíseo:
Sí, señor.
Caballero:
Pues apaga y vamonós.
Paseante:
¿No hay enfrente un café?
Elísedo:
Eso sí que no lo sé.
El que vive es un doctor.
Paseante:
Pues la muestra es de herrador.
Elíseo:
Un poquito más abajo,
según dijo un caballero,
se verá dentro de poco
el retrato de Espartero.
Todos:
¿El torero?
Elíseo:
¡Qué torero!
El valiente general,
el patriota de vergüenza,
el constante liberal.
Tiples:
¿Liberal?
Paseante, Caballero:
Liberal.
Todos:
Ahora no hay de ese percal.
Elíseo:
Yo soy un baile de criadas y de horteras:
a mí me buscan las cocineras;
a mis salones se disputan por venir
lo más seleto de la igilí.
Coro:
¡Gilí!
Elíseo:
Allí no hay broncas y el lenguaje
es superfino,
aunque se bebe bastante vino.
Y en cuanto al traje que se exige en sociedad,
de cualquier modo se puede entrar.
Hay pollo que cuando bailando va
enseña la camisa por detras,
y hay cocinera que entra en el salón,
llenos los guantes de carbón.
Coro:
¡Carbón!
Elíseo:
Se baila la habanera, polka y vals,
sin discrepar en tanto así el compás;
y al dar las vueltas con gran rapidez,
¡válgame Dios lo que se vé!
¡Qué placer es bailar
y mover el cuerpo así,
y poder apreciar
la melódia del schotís!
Los demás:
¡Qué placer es bailar siempre
así,
y poder apreciar el schotisch! Tis-pi-tis.
Todos (Salvo Elíseo.):
¡Qué placer es bailar
y mover el cuerpo así,
y poder apreciar
la melódia del schotís!
Elíseo:
Yo soy un baile de criadas y de horteras:
a mí me buscan las cocineras;
a mis salones se disputan por venir
lo más seléto de la
igilí.
Los demás:
Aquí esta un baile de criadas y de
horteras
y sobre todo de cocineras.
A sus salones se disputan por venir
lo más seléto de la
igilí
Todos:
Se baila la habanera, polka y vals
sin discrepar en tanto así el compás,
y al dar las vueltas con gran rapidez,
¡válgame Dios lo que se vé!
¡Ay qué gusto es bailar
el chulesco schotís
al estilo de Madrid,
y cansados después
del continuo danzar
cuatro limpias ir a echarse al Restaurant,
al Restaurant a ver si allí
nos encontramos un gilí
y procurar con mucho aquél
dejarle sin parné