Alfa. Revista de la AAFi.


Editorial.

Ve la luz el segundo número de nuestra revista ALFA (en cuya contraportada no falta, como en el anterior, el logotipo de la Asociación Andaluza de Filosofía). Un motivo de felicitación que añadir a la oportuna en estas fechas navideñas, que os enviamos a todos vosotros y hacemos intencionalmente extensiva a todos los compañeros en la tarea educativa. En este número vemos aumentar la participación con nombres nuevos y nuevos tipos de colaboración. Nos alegra comprobar que, como presumíamos, hay inquietudes que precisaban un cauce adecuado de expresión. No obstante, queremos creer que la voluntad de contribuir a nuestro proyecto supera lo que queda reflejado en estas crecidas páginas. Confiamos en que el nivel del caudal siga el ritmo de crecimiento o de mantenimiento de todo lo que está vivo. Seguramente se irá extendiendo la noticia de nuestra actividad y se irán desperezando los ánimos, las voluntades.

Como podréis comprobar, esta vez hemos incluido uno más entre los Artículos de investigación. Algunas colaboraciones, hasta ahora, las hemos tenido que solicitar a compañeros de quienes conocíamos que estaban embarcados en trabajos de investigación. Pero seguramente hay más que desconocemos. Desde aquí queremos queremos llamar su atención para que se animen a enviarnos a esta sección esos trabajos que seguramente guardan en un cajón o esperan un último retoque. Muchas veces, y quizá precisamente por su abundancia cada vez mayor en nuestro suelo cultural, esas investigaciones, encaminadas o no a una tesis doctoral, no encuentran o tardan en encontrar cauce de publicación. Nuestra revista puede ser un medio por el cual no sólo esos trabajos puedan ver la luz, sino que con ello puedan enriquecer y estimular al resto de colegas. Con esta última finalidad hemos procurado también la presencia en esta sección de prestigiosas firmas ya consagradas en el panorama filosófico. En el primer número contamos con la Pedro Cerezo. En éste, con la de José Rubio Carracedo. A ambos les hacemos constar nuestro agradecimiento.

En esta ocasión queda vacante la sección Documentos. Contingencias imponderables lo han determinado así. Aprovechamos la ocasión, no obstante, para solicitar vuestra ayuda en la elección de posibles documentos de especiales características; lo mismo, sobre ilustraciones gráficas de la revista. Por otra parte, hacemos constar que, con la elección del documento de nuestro número anterior, el de José Luis López Aranguren, recién fallecido entonces, quisimos rendir memoria, en justo homenaje, al que fue entre nosotros maestro de maestros, intelectual y moralista señero y entrañable.

En cuanto a la sección de Reflexión, como veis, no han faltado trabajos. No obstante, queremos haceros una sugerencia para estimular las colaboraciones. Podríamos plantearnos ensayos sobre algún tema en que polemizaran al menos dos autores. Quizá, con ello, podría abrirse una sección específica nueva, que llevara por título "Debate" o "Discusión", de modo que siempre quede espacio, en la de "Reflexión", para colaboraciones independientes. Se trataría de que alguno de nosotros invitase a la confrontación a algún compañero conocido e interesado en el mismo tema, de modo que un autor elabore su artículo como réplica al otro, o que conozcan sus posiciones ambos. El primero de ellos ofrecería, a modo de ensayo personal reflexivo, y no de investigación o contrastación bibliográfica precisa, una ex-posición de su posición, tesis o convicción sobre alguno de los temas filosóficos. Por ejemplo, )por qué no se anima alguien a hacer una exposición razonada, una autoclarificación sobre el tema de la fe y la trascendencia, lo sagrado o lo divino, y busca la réplica de alguien de convicciones diferentes? La Entrevista a Eugenio Trías que en este número publicamos puede espolear o dar pábulo a la reflexión sobre ese tema que quizá hoy constituya una sombra o un olvido del pensamiento.

No podemos terminar este editorial sin recordar efemérides cuya celebración comenzará el año entrante, y que pueden constituir motivo para nuestras publicaciones. Entre ellas, sobre todo, las nacionales: la generación del 98 y, en tanto que precursor de la misma o alineable en su mismo espíritu crítico y constructivo sobre la España de aquel momento, la figura de don Francisco Giner de los Ríos, nuestro insigne filósofo y pedagogo andaluz, el "viejo alegre de la vida santa", al decir de don Antonio Machado, que "soñaba un nuevo florecer de España", y cuyo ánimo, en la hora de su partida, tradujo así el poeta: "hacedme un duelo de labores y esperanzas". Sobre su obra versará probablemente el próximo congreso de nuestra Asociación.

Nuestros deseos de que haya para todos, en todo, felicidad, navidad, renacimiento.


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