Alfa. Revista de la AAFi.
OBSERVACIONES ACERCA DEL PROGRAMA DE FILOSOFÍA DE COU DEL DISTRITO ÚNICO ANDALUZ
Francisco Javier Gea Izquierdo*
Pretendo hacer algunas observaciones
Cen general críticas, aunque
inspiradas por un espíritu constructivoC acerca del Programa de
Filosofía de COU del Distrito Único Andaluz que supongo que
pueden ser ampliamente compartidas por los docentes que han trabajado o
que trabajan con este temario. Voy a comenzar por hacer una sucinta revisión
tema por tema y luego voy a hacer algunas consideraciones generales que
también tratarán sobre el propio planteamiento de la prueba
de selectividad. Eventualmente, aunque no de manera sistemática,
se comparará este programa con el elaborado para 21 de Bachillerato
por la Ponencia de Filosofía-LOGSE andaluza.
IEl Tema I C*Naturaleza, hombre y sociedad en el pensamiento griego+C consta de ocho epígrafes susceptibles de ser preguntados en los exámenes. Los dos primeros (*Naturaleza y logos en la filosofía presocrática+ y *La autoexperiencia moral en Sócrates+) creo que no precisan de un comentario particular, salvo que tal vez habría que dedicar entre ambos apartados uno específico a los sofistas, dando de este modo importancia per se a este movimiento, tal y como se tiende a hacer de un tiempo a esta parte, sin considerarlo como un simple preámbulo a Sócrates y Platón.
La filosofía de Platón se reparte en tres epígrafes: *La naturaleza del alma y su relación con el cuerpo+, *Conocimiento y realidad+ y *Ética y política+. El comentario principal que puede hacerse es que me parece que están dispuestos en un orden equivocado. El estudio del alma debería seguir al estudio sobre la estructura de la realidad y el conocimiento, y no al revés. Esto es no sólo lo que hacen la mayoría de los especialistas Cpor referirme sólo a obras de referencia generales, pueden consultarse a modo de ejemplo las de Nicola Abbagnano, Frederick Copleston y Bertrand RussellC, sino que es lo que me parece que se deriva de la propia estructura y evolución del pensamiento de este autor, en el que primero vienen los temas ontológicos y epistemológicos, aunque sólo sea por una ligera ventaja, y luego se siguen las cuestiones religiosas y antropológicas. Por así decirlo, Platón primero fue socrático y luego pitagórico, y comenzar por su doctrina del alma en vez de por su epistemología y ontología es presentarlo más como un pensador religioso que filosófico.
Por lo que respecta a Aristóteles, hay que señalar que o bien el primer epígrafe C*Naturaleza y causalidad+C está formulado de manera poco clara o bien se da de lado a la metafísica. Si la metafísica ha de incluirse en el primer epígrafe, que es lo que hacen por ejemplo Navarro Cordón y Calvo Martínez o Ramírez del Águila et alii, podría haberse dicho más claro, pues no lo está en absoluto, o podría habérsele dedicado un epígrafe, que lo merece. Si no ha de incluirse, debía haberse dicho más claro aún, pues la ausencia es algo muy considerable. A mi juicio, lo ideal es situarla en otro epígrafe.
Del segundo epígrafe C*Virtud y felicidad+C no tengo nada que decir. El tercer epígrafe C*El carácter comunitario del bien+C es demasiado específico y tal vez mejor hubiese sido sustituirlo por *La política+ o un título por el estilo, que creo que es de lo que al final se acaba hablando al exponerlo.
Por lo que respecta a los textos de comentario propuestos, qué duda cabe que el de Platón (República VI 504e/511e y VII 514a/521a) está bien escogido, aunque tal vez hubiese sido conveniente extender un poco el texto, en cualquiera de ambos libros, para mostrar, por ejemplo, algunos aspectos del proceso educativo según este autor. Por lo que respecta al texto de Aristóteles Cel Libro II de la Ética nicomáqueaC, éste debería reducirse un poco y complementarse con algún texto sobre los aspectos teóricos de la filosofía de este autor Cde su Metafísica por ejemploC para que ambos en conjunto fueran más equiparables, en la medida de lo posible, al texto de su maestro.
Por último, antes de dejar el tema dedicado a los griegos, hay que señalar que no hubiera estado de más dedicar un epígrafe Ccon una extensión expresamente concisaC al pensamiento helenístico, a fin de dar una visión global de este.
El Tema II C*Racionalismo y empirismo+C consta de seis epígrafes o apartados hábiles. El primero C*El Renacimiento: ciencia y humanismo en el origen de la modernidad+C propone un tema de todo punto desmesurado. )Cómo se espera que ésta sea una pregunta entre cinco en un examen de una hora y media? Lo suyo sería partir en dos la pregunta (*El humanismo en el origen de la modernidad+ y *La ciencia en el origen de la modernidad+) para hacerlas más accesibles. Hay que observar también que, por cuestiones de tipo histórico, habría que preguntar primero por el humanismo, incluyendo aquí la disputa religiosa, y luego por la ciencia en la modernidad, que es como se sucedieron cronológicamente. Bertrand Russell lo ha visto muy bien en su historia de la filosofía y, por ejemplo, Ortega dedicó parte de un curso a este asunto en su obra En torno a Galileo.
Dedicar sólo dos apartados a Descartes es hacer una partición muy gruesa de la obra de este autor. Creo que aquí se precisan al menos tres apartados. El primero que vaya desde el método hasta la primera verdad, pasando por la duda metódica. El segundo que vaya desde la primera verdad hasta Dios. Y el tercero que trate acerca de la sustancia finita, tanto material como sobre todo inmaterial, al hilo de cuya exposición se puede exponer el problema cartesiano de la libertad y sus ideas morales.
Por más vueltas que le doy no entiendo el orden de los epígrafes dedicados a los empiristas. )Cómo puede anteponerse la *Crítica al innatismo y al concepto de causa+ al *Origen y constitución de la experiencia+? Es cierto que John Locke comenzó su Ensayo sobre el entendimiento humano criticando la existencia de ideas innatas, pero su estudio sobre la relación causa-efecto, que no es definitivo dentro de su escuela, se encuentra casi a mitad de esta obra (hacia el final del Libro II). Sin embargo, David Hume comenzaba el célebre Tratado de la naturaleza humana, no sólo su obra más importante sino también la de todo el empirismo clásico, por el estudio de las ideas y su origen para pasar luego a la crítica de la ideas innatas, de la idea causa, de sustancia, etc., que es lo que se ha convertido en el orden estándar.
Sobre los textos de este tema C los capítulos II y IV del Discurso del método y Un compendio de un tratado de la naturaleza humanaC no hay mucho que decir. Ambos son suficientemente importantes y representativos, y están equilibrados tanto en extensión como en su posible dificultad. No obstante, quizás hubiera sido conveniente dar un par de cortes en el texto de Hume cuando este habla sobre la geometría y sobre el libre albedrío. En el primer caso por ser una cuestión demasiado especializada. En el segundo, por estar presentada con poca claridad. Seguro que quienes consideren estudiar y explicar el texto humeano en clase lo encontrarán así mucho más interesante y adecuado.
El Tema III C*La filosofía de la Ilustración+C está merecidamente dedicado a este movimiento y a Inmanuel Kant. Consta de seis epígrafes. Al primero C*Características generales de la Ilustración+C le ocurre como al dedicado al Renacimiento, que es desmesurado. De acuerdo con el epígrafe parece que habrá que hablar de las características intelectuales, pero también en parte de las históricas, sociales y políticas, y recuerdo que la Ilustración se desarrolla de manera decisiva en al menos cuatro países (Gran Bretaña, los Estados Unidos de América, Francia y Alemania). Cualquiera de estas tareas es de por sí bastante prolija y compleja. Habría que simplificar el enunciado o dividir su mismo contenido en un par de epígrafes más manejables. Los dos restantes epígrafes dedicados a la Ilustración me parecen bien, aunque entre el primero de ellos C*Historia y progreso en el pensamiento ilustrado+C y el epígrafe del que hemos estado hablando hay un cierto solapamiento.
Con Kant me ocurre igual que con los empiristas, que no entiendo la distribución de los epígrafes dedicados a él por más que los miro. Los apartados son tres: 11/ *Los juicios sintéticos a priori+, 21/ *Los límites del conocimiento+ y 31/ *El formalismo moral+. El último está claro y no lo voy a tratar, pero los otros dos hacen en definitiva una división de la Crítica de la razón pura escasamente feliz. En sentido estricto, en esta obra la teoría sobre los juicios sintéticos a priori ocupa sólo la *Introducción+, o sea, una veinteava parte de todo el libro aproximadamente. El resto (unas seiscientas páginas) queda para un somero epígrafe. (Ahí es nada!
No es pues de extrañar que ante tal complicación se proceda de distintas maneras en los diversos manuales. Así, algunos autores se limitan a tomar el primer epígrafe sobre Kant en sentido estricto. Esto es lo que hacen, por ejemplo, tanto Ramírez del Águila et alii como el grupo de Antonio Robles. Esto es lo que a mí me parece lógico, aunque no es precisamente lo que hago. Por contra, otros autores, cuyo proceder he seguido a veces por razones prácticas, incluyen en tan magro apartado, para darle algo más de cuerpo, la aplicación de los juicios sintéticos a priori en la matemática y en la física. Navarro Cordón y Calvo Martínez son un ejemplo de esto. No obstante, se elija lo que se elija, el epígrafe que no se favorezca queda raquítico. Mejor hubiera sido, por dar una solución aproximada pero simple, decir *Estética trascendental+, *Analítica trascendental+ y *Dialéctica trascendental+, y dedicar a cada título un apartado.
Hasta ahora los textos propuestos me parecían más o menos bien, hecha la salvedad del de Aristóteles, pero en los dos textos de este tema Cciertos fragmentos de la Crítica de la razón pura y el artículo *)Qué es la Ilustración?+C encuentro una excesiva desproporción en su dificultad y longitud, lo que hace que uno tenga siempre que decantarse en la práctica por *)Qué es la Ilustración?+ en vez de por el de la Crítica de la razón pura, que es casi cuatro veces más largo y desde luego bastante más complejo, por mucho interés que se pueda tener por comentar esta obra en clase. Evidentemente, para paliar esta desproporción o bien el texto elegido de la Crítica de la razón pura debería ser bastante más breve, y aproximarse en extensión al otro texto propuesto, o bien el primer texto debería complementarse con otro dedicado a la moral, la historia, etc., o bien una síntesis de ambas cosas a la vez.
El Tema IV C*La crisis de la razón especulativa+C cuenta con siete apartados: tres dedicados a Marx y cuatro a Nietzsche. Los dos primeros epígrafes sobre Marx C*El concepto de alienación+ y *La crítica a las ideologías+C me parecen bien, aunque creo que el orden desde un punto de vista didáctico tal vez debería ser el inverso al que se propone (el mismo con el que los hemos enunciado aquí). Me parece que primero conviene explicar la crítica marxista a las ideologías, que entronca directamente con la historia de las ideas filosóficas, y luego estudiar el concepto de alienación (y el humanismo marxista), que por un lado conecta con la crítica a las condiciones de explotación del capitalismo y por otro lo hace con la filosofía hegeliana, que en realidad no se ve en el temario o que, si se ve, se hace de forma meramente introductoria.
Sea como fuere, el tercer epígrafe C*La teoría materialista de las historia+C vuelve a estar totalmente descompensado con respecto a los demás y a constituirse en una cuestión muy larga (más que las otras dos juntas), que en teoría puede o debe incluir la dialéctica de la superestructura y la infraestructura, el materialismo histórico y el materialismo dialéctico, las categorías de la teoría materialista de la historia, la historia de los modos de producción, el modo de producción capitalista, la fase tardía del capitalismo y el advenimiento de la sociedad comunista. Ahí es nada. Por esa razón, sin por ello añadir material nuevo, debería tal vez dividirse este epígrafe en dos.
De Nietzsche se suele decir, seguramente con bastante razón, que es un pensador poco sistemático, aunque no creo que eso justifique por igual cualquier exposición acerca de su pensamiento. Los cuatro epígrafes sobre este autor son los siguientes: 11/ *La crítica a la tradición socrático-platónica y a la dialéctica+, 21/ *La voluntad de poder+, 31/ *El nihilismo y sus formas+ y 41/ *La transvaloración de la moral y el ideal del superhombre+. El primer epígrafe tiene entidad propia, aunque yo preferiría otro título más conciso (*Crítica a la tradición metafísica+ o algo así). Sin embargo, el segundo carece a mi juicio de entidad suficiente para constituir un epígrafe y es imposible de entender aisladamente, entre otras razones porque Nietzsche no acabó la obra que pensaba dedicar a esta idea. Nada que comentar sobre el tercer epígrafe. El cuarto es correcto en tanto liga la transvaloración moral (que dicho sea de paso no es la única) a la idea del superhombre, pero deja sin vincular esta idea con un par de conceptos muy importantes, uno que ya ha salido (la voluntad de poder) y otro que no aparece por ningún lado (la teoría del eterno retorno).
Un modo más coherente de exponer la filosofía de la fase de madurez del pensamiento de Nietzsche consiste, a mi juicio, en dividir ésta en una fase crítico-demoledora y en otra fase constructiva. En la primera hay que hablar de la crítica a la metafísica o a la tradición del pensamiento occidental (aunque de hecho Nietzsche lanza a veces sus críticas contra algunas corrientes del pensamiento oriental como por ejemplo el budismo), del pensamiento crítico o transmutación de todos los valores (no sólo los morales, con ser los más importantes, sino también los valores religiosos y los filosóficos) y de la muerte de Dios y el nihilismo. Por lo que respecta a la parte constructiva, por así llamarla, habría que hablar de dos cosas y por este orden: de la voluntad de poder y el superhombre, por una parte, que es como creo que se entienden bien, y de la teoría del eterno retorno de lo mismo y el amor fati, por otra, que constituyen la idea fundamental de la obra clave de Nietzsche, Así habló Zaratustra, como ya hizo observar su propio autor en Ecce homo. Eugen Fink ha sabido ver esto muy claro en su excelente monografía sobre este filósofo.
Los textos de este tema también merecen un poco de atención. Se trata de los Manuscritos: economía y filosofía, 3, I-X, y de la Genealogía de la moral I, 7-14. Ninguno de los dos me parece adecuado para lo que con ellos se pretende. El texto de Marx pertenece a un manuscrito, esto es, a una obra no definitiva o acabada, y la verdad es que se nota. Es farragoso y cuesta entresacar las tres o cuatro ideas importantes, por así decir, que tiene de entre tanta hojarasca, cosa, en fin, que, de acuerdo con algunos estudiosos de este autor como John Elster, es frecuente que ocurra en sus escritos. Para nuestros propósitos docentes mucho más recomendable me parece El manifiesto comunista, alguna parte suya, o un texto análogo.
Con respecto al texto de Nietzsche, amén de no ser tampoco muy claro, ocurre que es difícil convencer a los alumnos de que no se trata de una apología del fascismo y del racismo (o algo por el estilo), como observó en cierta ocasión un colega nuestro en una coordinación de COU en Jaén. Por lo cual, entre otras cosas, se corre el peligro de echar por tierra buena parte de la labor que por lo general se ha realizado previamente en clase. En este momento no tengo pensado un único texto como alternativa. Otros colegas han hablado al respecto de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, aunque me parece que es una obra demasiado temprana (su autor la redactó con menos de treinta años). Yo buscaría en este sentido en obras como Más allá del bien y del mal o el Crepúsculo de los ídolos.
El Tema V C*Razón vital y comunicativa+C es el último. En teoría creo que el último tema de un programa de Historia de la Filosofía de este nivel debería servir para dar una idea genérica del panorama filosófico en el siglo XX en su conjunto, aunque en la práctica se queda en algo muy distinto. Esto en sí no está mal habida cuenta que es necesario dar el temario entero, que es largo, y que por tener que darse esta parte a final de curso viene a coincidir con las fechas más difíciles del mismo, cuando el tiempo escasea, los exámenes se vienen encima, el agobio aumenta, etc.
La elección de Ortega y Gasset ha suscitado en ocasiones cierta controversia. Es harto posible que su pensamiento no se encuentre al mismo nivel que el de los demás autores del temario y que haya sin duda otras figuras más destacadas en el panorama filosófico del siglo XX, pero no veo mal incluir a un autor español en la asignatura, siempre que sea suficientemente significativo nacional e internacionalmente, cosa que desde luego creo que Ortega es. De esta manera, no sólo estudiamos a nuestro filósofo más destacado, sino asimismo a alguien que reflexionó sobre el panorama cultural y político español (amén de europeo) en una época que, pese a la aceleración histórica en la que vivimos, nos es sin duda muy próxima.
Habermas y la Escuela de Frankfurt constituyen la otra parte de este tema. Habermas no sólo es el autor actual tal vez más destacado del panorama filosófico internacional, sino que además aquí y en otros sitios está actualmente de moda. Se eligen sólo dos epígrafes sobre su pensamiento suficientemente representativos C*Conocimiento e interés+ y *Razón y comunicación+C, como en el caso de Ortega Ccon *El raciovitalismo+ y *El hombre como ser histórico+C, cosa que está bien, ya que sirve para hacer un último tema menos extenso y por ello tal vez menos denso que los anteriores, lo cual es del todo oportuno por las razones que ya hemos mencionado.
Por lo que respecta a los textos, yo suprimiría el primero de Ortega, *La doctrina del punto de vista+, a pesar de su gran interés, ya que se dedica más bien a sintetizar el perspectivismo que a examinar el raciovitalismo, cosa que por otro lado sí que se hace en el segundo texto propuesto C*Ni vitalismo ni racionalismo+C. En su lugar buscaría un texto que estuviese más en consonancia con el segundo epígrafe dedicado a Ortega. Para ello buscaría en su Historia como sistema (1935) o en el ya mencionado de En torno a Galileo (1993), por ejemplo, que son lo suficientemente representativos de lo que José Luis Abellán ha denominado el período de la *razón histórica+.
Algo semejante haría por lo que se refiere a Habermas. Buscaría
dos textos más cortos que el propuesto de Ciencia y técnica
como Aideología@, que es bastante largo y Ccomo cabía
esperar de su autorC denso. Uno de los textos sería del período
de Conocimiento e interés (1968) y el otro de la fase de
su monumental Teoría de la acción comunicativa (1981).
Así se verían representados los dos epígrafes del
temario dedicados a este autor.
IIPor lo que respecta a las consideraciones generales sobre el Programa de COU, lo primero que quiero decir es que se precisa un desglose más detallado y racional de los epígrafes destinados a los autores y a su época. Ello no quiere decir que se deba necesariamente aumentar el temario o los contenidos, que hoy por hoy me parece que son más o menos suficientes como están. Quiere decir que los epígrafes deben adaptarse en su formulación lo más posible a lo que cabe esperar que se pueda contestar en un examen tan largo como el que está programado.
En todo caso, si hubiera que aumentar por algún lado, creo que sería por lo que respecta a la filosofía medieval, que por desgracia ha desaparecido del temario, por lo cual el resto de la asignatura en buena medida ya no es con propiedad una auténtica historia de la filosofía.
Abogo desde aquí por la reintroducción en el programa, aunque sea de manera muy concisa, de un tema que explique el influjo del cristianismo en la historia de la filosofía y que explique algo acerca de Agustín de Hipona y de Tomás de Aquino. Quizás a efectos prácticos se podría hacer de tal modo que, aun entrando ambos en el temario, uno de ellos fuera canjeable por alguno de los autores del siglo XX y el otro por el que queda. De modo que por ejemplo unos años entrara un autor medieval y otro de este siglo y otros años entrara el otro par. Así, unos años entraría Agustín de Hipona con Habermas y otros Tomás de Aquino con Ortega. Convenientemente explicados, tan actuales pueden ser los pensamientos de unos como los de otros, en un cierto sentido susceptible de ser precisado, dentro del marco de la historia de la ideas.
En términos generales, y no sólo por lo que se refiere a este temario, para no atenerse siempre a los mismos autores en este último tema, yo sería partidario de plantearlo de una manera más abierta, ofreciendo un elenco de una media docena de corrientes y/o filósofos, de entre los cuales cada año se elegirían dos, de modo que no tendrían por qué ser siempre los mismos. Ahí se podrían incluir, además de Ortega y Habermas, escuelas o corrientes como la filosofía analítica y el existencialismo, y autores como Heidegger, Russell, Wittgenstein y Sartre, por ejemplo.
Otra opción más generalista consiste en cambiar el planteamiento de este último tema con respecto al hasta ahora seguido en todos los demás y, en vez de tratar de ver con un cierto detenimiento por ejemplo dos corrientes o dos autores, dar simplemente una panorámica general de las distintas corrientes y autores más significativos del siglo XX, sin entrar en muchos detalles. Esta tarea es tanto más importante cuanto que se trata de una época en la que hay mucha variedad de corrientes, falta aún suficiente perspectiva histórica, las ideas están más presentes en los media, etc. En este sentido se podrían ofrecer cuatro bloques Cpor ejemplo, la filosofía alemana, francesa, anglosajona y española, o algo por el estiloC, cada uno con un texto breve, de la extensión aproximada de un artículo de periódico, con un propósito más que nada informativo.
Por lo que respecta a la estructura del examen de selectividad, he de decir que me parece bien la optatividad que permite, así que no añadiré nada al respecto, pero al margen de esto creo también que no está bien planteado por varias razones. Como es sabido, consta de dos preguntas en torno al texto propuesto, de una pregunta de enunciado fijo C*Exponga el contexto histórico-filosófico del texto+C, y de dos preguntas correspondientes a otros tantos epígrafes del temario. En primer lugar me parece que se trata un tipo de examen excesivamente largo. Téngase en cuenta, por ejemplo, que además de las dos preguntas concernientes al texto propuesto para comentar, hay que hacer una pregunta de desarrollo Cla relativa al contextoC y dos preguntas temáticas que pueden ir desde cuestiones que en todo caso son largas a otras que a veces son muy largas. Y el tiempo para tratar de hacer todo esto bien es de hora y media. Este defecto se ha paliado en buena medida en el modelo de examen de Historia de la Filosofía de 21 de Bachillerato, que siguiendo un planteamiento semejante reduce las preguntas a cuatro.
Mi propuesta al respecto es, en primer lugar, suprimir la pregunta del contexto (reajustando convenientemente la puntuación de las demás preguntas). La supuesta intención era muy buena. Se trataba, imagino, de que el alumno mostrase su capacidad relacional y de madurez, y que supiese situar el texto y a su autor en la época que le corresponde tanto filosófica como históricamente. La realidad es que en general los alumnos hacen esta pregunta siguiendo una plantilla o unos apuntes que les ha dado el profesor o que aparece ya en algunos libros de texto como una apartado más.
Recuerdo que una vez, hace unos años, corrigiendo exámenes de selectividad, los alumnos de ciertos centros hacían unas estupendas presentaciones del contexto histórico-filosófico del pasaje (que era en ese caso de Descartes), citando incluso con soltura figuras secundarias de la época que al menos a mí me resultaban desconocidas, pero sin aportar en sus respuestas nada de una labor personal, nada que mostrase su madurez ni capacidad relacional, salvo en todo caso que habían estudiado y memorizado de maravilla los apuntes dados en clase. A la vez, los alumnos de otros centros sí que hacían una presentación más elaborada y personal, a partir de materiales más o menos dados en clase, pero que, como era de esperar, no tenía la calidad técnica en promedio de los otros ejercicios. Desde luego no estaba corrigiendo nada parecido en uno y en otro caso. Por ello soy partidario de suprimir la pregunta, pero también de que se estudie en clase de alguna manera el contexto histórico-filosófico de los textos o autores estudiados.
Respecto a las dos preguntas sobre el texto, su intención en teoría era la de servir para que se acredite lo que se la comprendido sobre ciertos términos dados del texto en cuestión y para que se acredite que se han sabido interpretar los argumentos, problemas o respuestas dadas en el mismo. Hay que observar que ni en teoría ni menos en la práctica hay una separación nítida entre ambas tareas, cosa que sería pedagógicamente deseable. Además, vistas las preguntas que se han hecho en las últimas convocatorias, da en ocasiones la impresión de que el texto está puesto como un simple pretexto para preguntar cuestiones conexas. De hecho, no se hace propiamente un comentario acerca del mismo, tarea que a mi juicio debería estar contemplada, en todo o en parte, en el planteamiento de la prueba (en concreto en una de las pregunta, por ejemplo), máxime habida cuenta de la importancia que la inspiración teórica y metodológica del Programa de Filosofía de COU del Distrito Único Andaluz confiere a los textos.
En cuanto a los textos en sí, creo que hay que enfatizar mucho el que sean objeto de una elección cuidadosa. Ya hemos visto en el apartado anterior cómo en varias ocasiones había una gran descompensación entre la dificultad, la extensión y la representatividad de uno y otro texto. Sé que no es una tarea fácil, pero hay que procurar que, desde ese triple punto de vista, los textos de cada tema sean lo más equiparables posibles, pues en caso contrario se está de hecho mermando la posibilidad de elección equitativa entre ambos.
La dificultad y la extensión son cuestiones más o menos evidentes, y no diremos nada más sobre ellas, pero hay que subrayar que algunos textos son sólo de manera muy parcial representativos del pensamiento general de su autor. En ocasiones tales textos se corresponden con un único epígrafe del temario dedicado al autor y esto, además, sólo en parte. Tal es el caso, por ejemplo, del Capítulo II de la Ética a nicomáquea o de *)Qué es la Ilustración?+. Si se quiere que los textos desempeñen el papel central que teóricamente se les confiere en esta manera de enfocar la asignatura, sin duda hay que procurar que sean más representativos de los diversos aspectos del pensamiento de su correspondiente autor, sin que por otra parte ello implique necesariamente aumentar su extensión o fragmentarlos en exceso.
Por lo que respecta a las dos últimas preguntas del modelo de examen, al margen de lo ya dicho sobre la excesiva extensión de algunos de los epígrafes del temario, cabe añadir que tal vez aquí pudiesen incluirse las preguntas relativas al contexto histórico-filosófico del texto, en pie de igualdad con las demás preguntas teóricas, si se decide, como parece plausible, que deben mantenerse como preguntas teóricas no necesariamente de elaboración personal.
Así acabo estas reflexiones sobre el Programa de Filosofía de COU del Distrito Único Andaluz. Me gustaría que de alguna manera contribuyesen a que en el futuro se confeccione un temario y un modelo de prueba mejores, aunque lo cierto es que la filosofía de COU, una filosofía común para todos los estudiantes de COU o del curso equivalente en cuestión, tiene muy poco futuro en virtud de una por lo general penosa reforma educativa Cpublicitada empero con un formidable aparato propagandístico y pseudocientífico C, pero, en fin, esa es otra cuestión.
OBRAS DE REFERENCIA CITADAS Y ALGUNOS LIBROS DE TEXTO CONSULTADOS
Abad Pascual, J. J. y C. Díaz Hernández: Historia de la Filosofía. 21 de Bachillerato, McGraw-Hill, Madrid 1996.
Abbagnano, N.: Historia de la filosofía, vol. I-III, Martínez Roca, Barcelona 1973.
Abellán, J. L.: Historia del pensamiento español, Espasa-Calpe, Madrid 1996.
Caballero, M. et al.: Noesis. Historia de la Filosofía. COU, Vicens Vives, Barcelona 1992.
Copleston, F.: Historia de la filosofía, vol. I-IX, Ariel, Barcelona 1984.
Elster, J.: Una introducción a Marx, Siglo XXI, Madrid 1991.
Fink, E.: La filosofía de Nietzsche, Alianza, Madrid 1982.
García Gual, C. (ed.): Historia de la Filosofía Antigua, Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, vol. XIV, Trotta, Madrid 1997.
Navarro Cordón, J. M. y T. Calvo Martínez: Historia de la filosofía. COU. Andalucía, Anaya, Madrid 1996.
Ramírez del Águila, M. J., E. Robles Clavijo y M. Moreno Núñez: Historia de la Filosofía. Curso de Orientación Universitaria, PreuSpínola, Sevilla 1995.
Robles, A. (comp.): Historia de la Filosofía. Selectividad, Proyecto Sur de Ediciones, Granada 1996.
Russell, B.: Historia de la filosofía occidental, Espasa-Calpe,
Madrid 21995.
* Profesor del I.E.S. "Ángel
Ganivet" de Granada y del Centro Asociado de la UNED de la Provincia de
Jaén.
Agradezco a Antonio Navarra Sevilla su lectura y comentarios
de una versión previa de este artículo.
BOJA del 25 de agosto de 1995.
A tenor de las directrices establecidas
en el BOJA del 26 de julio de 1994.
García Gual, ed., (1997).
Lógica Trascendental, Introducción,
Apartado II; Doctrina transcendental del Método, Capítulo
I, Sección Primera, y Capítulo II, Sección Primera
y Segunda.
Op. cit., p. 98.
Por las razones aducidas, me alegra
comprobar que ambos textos han desaparecido del programa de 2? de Bachillerato,
en el que se han reemplazado por el prólogo a la Contribución
a la crítica de la economía política y por el apartado
del Crepúsculo de los ídolos titulado ?La "razón"
en la filosofía?.
De esta última fase un
texto muy accesible e interesante es, por ejemplo, La necesidad de revisión
de la izquierda (1990).
Este defecto se ha rectificado
en el programa de 2? de Bachillerato. Sin embargo, a mí me parece
que este nuevo programa adolece a su vez de muchos de los defectos que
estamos señalando para el temario de COU, pues es bastante
más genérico e impreciso que éste, pero en todo caso
ya trataremos sobre esto en otra ocasión.