Alfa. Revista de la AAFi.
Francisco Javier Higuero*López
Medina, Emilio.** El pensamiento
de Jaume Balmes ha sido objeto de múltiples acercamientos críticos
que van desde intentos de aproximaciones, tal vez manipuladas, por parte
de filósofos neoescolásticos hasta enfoques eclécticos,
ejemplificados en Los filósofos españoles de ayer y de
hoy e Historia de la filosofía española, de Alain
Guy, o Historia crítica del pensamiento español. Tomo
IV. Liberalismo y Romanticismo (1808-1874), de José Luis Abellán.
Uno de los méritos más notorios de El sistema filosófico
de Balmes de López Medina se resuelve en un esfuerzo por superar
cualquier tipo de aproximaciones previas a los escritos de Balmes, cuyo
raciocinio argumentativo es desarrollado por este crítico de una
forma estructurada y orgánica, reconociendo las innegables influencias
tanto de la filosofía aristotélico-tomista como del pensamiento
moderno, principalmente de René Descartes e Immanuel Kant. Por otro
lado, en este estudio, a Balmes se le presenta distanciándose críticamente
de dichas corrientes filosóficas, sin por ello caer en una fragmentación
incoherente, alejada de cualquier intento de seriedad rigurosa y disciplinada.
López Medina sabe descubrir, en lo expuesto por Balmes, la línea
reflexiva que recorre y atraviesa su Filosofía Fundamental,
dando una cierta unidad a su pensamiento, el cual adquiere así un
bien logrado carácter sistemático. No obstante, lo aquí
connotado por sistema nada tiene que ver con las alusiones absolutistas
y dogmáticas que se desprenden de los escritos de Hegel, o con lo
especulado en los tratados de la denominada filosofía perenne. López
Medina entiende por sistema simplemente una unidad diferenciada
en partes que están armónicamente interrelacionadas. Ahora
bien, esto no excluye que en El sistema filosófico de Balmes
se
detecten, con acierto, fluctuaciones conceptuales y terminológicas
en la exposición de la filosofía hecha por el propio Balmes,
el cual con relativa frecuencia cae en la discontinuidad e imprecisión,
de tal modo que se dificulta el poder advertir un estricto engarce estructural
en sus diversos pormenores y en el tratamiento de problemas planteados.
A pesar de este juicio crítico, López Medina defiende, con
éxito y aportando múltiples pruebas textuales y raciocinios
convincentes, que en el pensamiento de Balmes hay una concluyente coherencia
interna, propensa a ser caracterizada como sistema.
Es precisamente el concepto de Extensión el que sirve para articular la línea argumentativa desarrollada en El sistema filosófico de Balmes. Dicha categoría, tanto por su índole real como ideal, viene a constituirse no sólo en el fundamento de la corporeidad misma del ámbito de lo real, sino además en el eje de enlace entre ésta y el pensamiento, convirtiéndose así en el elemento básico de la configuración del conocimiento, en particular del científico-positivo. Según lo que se desprende de abundantes citas textuales procedentes de los escritos de Balmes, a que se refiere una y otra vez López Medina, es cierto que los estudios filosóficos en torno a la Extensión, considerada ésta en su pureza eidética, dan lugar a la Geometría. Ahora bien, si se tiene en cuenta un enfoque basado en los hechos de la Naturaleza, y aun utilizando los mismos instrumentos proporcionados por la Geometría, se llega a la praxis metodológica seguida por las Ciencias Naturales. No obstante, a pesar de la relevancia otorgada a la Extensión, tanto Balmes como López Medina reconocen que tal categoría conceptual es sólo un aspecto de la Realidad de los seres. Por consiguiente, la Geometría nunca podrá constituirse en la ciencia que proporcione un conocimiento pleno y nouménico de la Realidad. A este respecto conviene puntualizar que, según Balmes, tan incompleta sería una ciencia de la corporeidad basada exclusivamente en la Metafísica, cuanto una ciencia positiva que olvide aquélla. Tanto en un caso como en el otro, López Medina mantiene que la Extensión no sólo es condición y posibilidad del conocimiento en general sobre la Realidad, sino que además, de manera específica, es la base del denominado conocimiento científico-positivo, que debe complementarse con el metafísico.
La defensa que se hace de las implicaciones filosóficas del concepto de Extensión en El sistema filosófico de Balmes se encuentra en consonancia con una fiel reivindicación del Realismo. Éste siente la necesidad de proponer el apoyo firme de una categoría sustentadora y catalizante de los diversos elementos de la Realidad, la cual no puede quedar reducida a lo fundamentado solipsistamente en el sujeto cartesiano. A dicho respecto se precisa añadir que, de una lectura atenta de los escritos de Balmes, tal y como la realiza López Medina, se deduce que, después de la aparición del idealismo psicológico y sobre todo del kantismo, la filosofía realista no puede serlo ya al viejo y rancio estilo de la Escolástica, sino que ha de renovar y variar sus presupuestos, aceptando la carga que corresponde al sujeto en el proceso de conocer. En consecuencia, a López Medina no le pasa desapercibido que Balmes construye una epistemología, la cual, aun recogiendo los logros de la teoría kantiana del conocimiento, se encuentra libre de casilleros trascendentales, alejados de la Realidad, y abierta a múltiples nexos que con ella pueden ser trazados, sobre todo si se parte de la Extensión, considerada simultáneamente como idea y también como Realidad. Dicho de otra forma, es la objetividad de la Extensión la que sostiene, a su vez, la verificabilidad de la Realidad y el consiguiente conocimiento de ésta. Dentro de dicho contexto, no está de más añadir que Balmes utiliza la categoría de la Extensión como arma para llevar a cabo la impugnación de las filosofías posteriores a Descartes, apoyadas exclusivamente en el sujeto como base de un sistema filosófico. De este modo, se consigue convertir a la Extensión como un instrumento conceptual lanzado en contra de cualquier reivindicación del Idealismo.
Según lo argumentado en El sistema filosófico de Balmes,
al aludir al concepto de Extensión y al papel fundamental por él
desempeñado en la epistemología de Balmes, no pueden evitarse
referencias explícitas críticas, dirigidas a los raciocinios
propuestos por Descartes, marcándose diferencias significativas
en el proceder deductivo de ambos filósofos. Frente a la separación
sustancial entre pensamiento y Extensión, propia de la línea
argumentativa de Descartes, Balmes propone a dicha Extensión como
desempeñadora de un papel de enlace y puente, debido a su carácter
real e ideal. No obstante, este filósofo no pretende ignorar las
valiosas aportaciones de Descartes y se siente deudor de él, al
introducir la metodología de la duda en el pensamiento español.
Para expresarlo de otra forma, Balmes se distancia de la Escolástica,
cuando tiene en cuenta corrientes filosóficas generadas al margen
de la oficialidad impuesta, prestando atención no sólo a
la línea raciocinante de Descartes, sino también a la expansión
del kantismo y a la incipiente introducción en España del
Idealismo absoluto. López Medina, a tal respecto, no olvida referirse
con precisión y meticulosidad al diálogo intertextual establecido
entre Balmes y la filosofía moderna, alejando a dicho pensador de
la simple categorización de apologista que sobre él ha caído.
Por el contrario, en El sistema filosófico de Balmes se advierten
los logros obtenidos merced a una rigurosa y acertada apertura a corrientes
especulativas que ayudan a apoyar o matizar el Realismo, movimiento filosófico
al cual se mantiene fiel una y otra vez el pensamiento de Balmes.
* Wayne State University.
** Profesor del Área de Filosofía
de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Jaén.