Introducción a Corea |
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Los tres reinos La primera historia escrita de Corea se caracteriza por sus comunidades de clanes, que se mezclaban para formar pequeñas ciudades-estados. Estas se unieron gradualmente, dando lugar a alianzas tribales cuyas estructuras políticas fueron cada vez más complejas. Esta situación predominó en toda la península y en el sur de Manchuria hasta, aproximadamente, el comienzo de la era cristiana. Entre las diferentes alianzas tribales, la primera que evolucionó de manera significativa hasta transformarse en reino fue el de Koguryo (37 a.C.-668 d.C.), situado en la región del curso medio del rio Amnok-kang (Yalu). Sus aguerridas tropas derrotaron a las tribus vecinas. Finalmente, expulsaron a los colonos chinos de Nangnang en el año 313 d.C. y su expansión continuó hasta al interior de Manchuria. Estos acontecimientos en el norte repercutieron en el sur de la península, zona menos avanzada política y culturalmente. Un grupo de refugiados de Koguryo fundó un nuevo reino llamado Paekche (18 a.C.-660 d.C.), en las cercanías de la actual Seúl al sur del río Han-gang. Evidentemente, el pueblo de Paekche era mucho más pacífico que los feroces guerreros de Koguryo, por lo que continuaron desplazándose hacia el sur para evitar las amenazas de sus rivales del norte. En el siglo IV, ya dominaban por completo toda la región sudoeste de la península. Paekche era un estado firmemente establecido, próspero y civilizado que, a través del mar, mantenía una intensa actividad comercial con China. Al principio, Shilla (57 a.C.-935 d.C.), que se encontraba geográficamente apartado de la influencia china, era el reino más débil y menos desarrollado de los tres. Fue el último en adoptar credos o ideas extranjeros. Su sociedad estaba marcadamente dividida en clases y desarrolló un poderío extraordinario explotando los recursos de su singular Cuerpo de Hwarang (Flor de Juventud) y de las enseñanzas budistas. A mediados del siglo VI Shilla había conseguido tener bajo su control todos los reinos vecinos de Kaya, un grupo de ciudades-estados fortificadas que, desde mediados del siglo I hasta mediados del VI, se desarrollaron en la región sudeste. Shilla estableció una alianza militar con el imperio Tang de China para someter Koguryo y Paekche. Pero China era un aliado peligroso. Shilla tuvo que armarse contra China cuando los chinos revelaron su ambición de anexionar los territorios de Koguryo y Paekche a su propio imperio. Aunque políticamente separados, los tres reinos de Koguryo, Paekche y Shilla estaban étnica y lingüísticamente relacionados. Estos tres reinos, a su vez, desarrollaron una sofisticada estructura política y jurídica, y adoptaron la moral confuciana y la fe budista. Durante siglos, los conflictos continuaron aumentando entre ellos con varias alianzas alternativas de dos contra uno, contra China o con ésta contra los otros dos. Introducido en el siglo IV a través de China, el budismo se propagó rápidamente entre la gente de clase alta. Los monarcas de los Tres Reinos protegieron el budismo y lo utilizaron para acrecentar su poderío. Los monjes coreanos viajaron hasta China e India para estudiar las escrituras budistas y a su vez transmitieron la literatura y el arte budistas a Japón, hasta el punto de influir decisivamente en el desarrollo de la antigua civilización nipona. Shilla Unificado y Parhae La victoria de Shilla sobre China en el 676 marcó un hito determinante en la historia coreana. Shilla consiguió expulsar a los chinos de la península y unificó el territorio por primera vez. Seguidamente, los refugiados de Koguryo repelieron a las fuerzas Tang en Manchuria y al norte de la península, y establecieron el primer reino Parhae en el año 698. Este período se conoce con la denominación de Reinos del Norte y del Sur. Durante dos siglos y medio, Shilla disfrutó de paz y prosperidad. Liberado de las preocupaciones de las luchas internas y de las invasiones extranjeras, originó la rápida eclosión del arte, la religión, el comercio, la educación y otros campos. La capital de Shilla, en la actualidad Kyongju, tenía una población superior a un millón de habitantes. Sus ciudadanos vivían con opulencia. La ciudad se ufanaba de sus magníficos palacios reales y templos budistas. El budismo floreció bajo la protección de la nobleza y la corte, y ejerció una gran influencia en los asuntos del Estado, la creación artística y la moral. Algunos de los monumentos históricos más sobresalientes se atribuyen al genio creativo y fervor religioso de los artesanos de aquella época. Destacan, entre los monumentos representativos del gran florecimiento cultural, el templo Pulguksa y el Santuario de la Gruta Sokkuram, ambos en las cercanías de Kyongju. Shilla alcanzó el apogeo de su prosperidad y poderío a mediados del siglo VIII, aunque después entró en paulatina decadencia. Los enfrentamientos entre nobles se intensificaron, mientras que los líderes rebeldes reclamaban el derecho a la sucesión de los reinos derrocadas, Koguryo y Paekche. En el año 935, el rey de Shilla dejó las riendas del Estado en manos de la corte del reino de Koryo, recién fundado. Tae cho-yong, un veterano general Koguryo, fundó Parhae al sur de Manchuria Central en una región perteneciente al antiguo reino. Parhae no sólo contaba con los poblados refugiados de Koguryo sino también con una importante población de mongoles. Parhae estableció un sistema de gobierno de cinco capitales regionales basado en la estructura administrativa Koguryo. Logró erigir una avanzada cultura, cuya base era la cultura de Koguryo, hasta el punto de que China lo llamara "el floreciente país del este". Durante el apogeo de su poderío, ocupó un vasto territorio que se extendía hasta al norte del río Amur y al oeste hasta Kaiyuan en Manchuria. No tardó en chocar con Shilla y los Tang, aunque posteriormente inició una relación pacífica con China. También estableció vínculos diplomáticos con Turquía y Japón. |