El Milagro

 Aún no ha ocurrido el Milagro, que lo conocemos únicamente porque la Santísima Virgen nos lo contó. Ella ha revelado suficiente para que estemos preparados para este acontecimiento que va a sacudir al mundo, y que tendrá lugar en Garabandal en el periodo de un año después del Aviso. Por lo tanto, podemos esperar que ocurra pronto, puesto que ya hemos sentido y visto el Aviso. El Milagro lo tenemos  ya cerca.

 No es conocida su fecha exacta, salvo por Conchita, quien la conoce desde hace mucho tiempo. Pero la Santísima Virgen le prohibió desvelarla hasta ocho días antes de que ocurra. Ella nunca la reveló a nadie.

 Durante veinte años (N.T: 35 años, en realidad) hemos estado esperando al "mayor milagro que el Señor haya realizado jamás por el mundo", durante el cual "los enfermos" que allí se encuentren "serán curados" y "los increyentes serán convertidos". Este periodo de tan larga espera distingue sorprendentemente a Garabandal de Fátima, en el que el milagro del sol fue realizado en el curso de esas apariciones. Tampoco, hubo promesa de curaciones y conversiones en Fátima, pero en Garabandal estas promesas están hechas.

Solamente una persona ha visto El Milagro, como una visión (N.T.: En realidad lo han visto dos: P. Luis Andreu y P. Pio de Pietrelcina, pero cuando el autor de este libro escribía estas páginas aún no era conocido lo de este último). Su nombre era P. Luis Andreu, un Jesuita profesor de seminario que acudió al pueblo en 1961, unos días antes de la fiesta de la Asunción. Su visita era para examinar la situación que se estaba dando en Garabandal, y ya no volvería más a su casa. Inesperadamente él fue llevado al interior de una de las visiones de las niñas a Nuestra Señora, y entonces fue trasladado a contemplar la experiencia del milagro que ahora está viniendo. Por supuesto, esto le convenció de la autenticidad de las apariciones. Su corazón quedó tan repleto de alegría que esto le venció. En su regreso al seminario, en la madrugada del día siguiente, silenciosamente expiró. No pudo vivir para describir el Milagro.

 La Santísima Virgen aseguró a las niñas "nada malo ocurrirá" en el día del Milagro. Presumiblemente esto es una confirmación de que nadie morirá de verlo, como murió Padre Luis. Pero esta experiencia de tal felicidad y las indicaciones que él hizo, junto con lo que han dicho las otras visionarias que les contó Maria sobre el Milagro, revelan que será una gloriosa manifestación del amor de Dios y gracia por todos nosotros.

 Millones de personas podrán verlo ese día, pues Garabandal está ubicado entre colinas formando un enorme anfiteatro natural perfectamente capacitado para acomodar a la enorme multitud que viajará a ese remoto lugar para el día del Milagro. De alguna manera, a pesar de las circunstancias bastante duras, las necesidades de todos los allí presentes serán realizadas. Una gran asamblea se congregará en el pueblo, procedentes de todos los lugares, y todos aquellos que se encuentren por sus alrededores conseguirán tener la misma visión plena de felicidad que envió al cielo al Padre Luis.

 El Milagro será una revelación. Las visitas Marianas, como los eventos bíblicos, son actos de revelación en cada uno de sus aspectos. Portan un mensaje, no sólo en las comunicaciones verbales de la Madre de Dios, sino en los propios eventos, las personas envueltas en ellos, las circunstancias  todo lo que les rodea. Por ejemplo, el simbolismo de la Fuente de Lourdes presenta obviamente un mensaje Bautismal, una revelación que refuerza la enseñanza de la Iglesia en este Sacramento del poder de curación, claramente evidenciada en la gran cantidad de milagros que suceden en la gruta. La Roca de Lourdes es la Iglesia en la que Maria habita, y desde la cual manan las aguas, dando vida al mundo entero. El estudio de los eventos Marianos descubre mucho significado oculto que a primera vista puede parecer sin significado.

 El Milagro será una clara revelación de la gracia de Dios. Debemos prepararnos para esto, de tal manera que cuando ocurra seamos capaces de captar completamente su significado, y sumirnos en su poder. Incluso ya ahora podemos comenzar a meditar provechosamente en la información que sobre el Milagro ya nos ha ofrecido Nuestra Señora. Estas insinuaciones fueron hechas para nuestro beneficio, para que así estemos más preparados a apreciar completamente todo cuando ocurra.

 El Milagro será Eucarístico. El énfasis en la devoción a la Más Sagrada Eucaristía es tan fuerte en Garabandal que un tema un tema Eucarístico para el Milagro estaría en perfecta consonancia con todo lo que ocurrió en el pueblo durante las apariciones. También es de esperar un evento Eucarístico porque está revelado que ell Milagro tendrá lugar a las 8:30 de la tarde del Jueves (aproximadamente la misma hora que la Ultima Cena), y que en el día del milagro la Iglesia celebrará la fiesta de un joven mártir de la Eucaristía. Debemos estar preparados a recibir un inequívoca prueba de Dios, a través del Milagro, que la Sagrada Eucaristía es el centro de nuestra vida en la Iglesia, y que Jesús está verdaderamente presente para nosotros en la Eucaristía, en Su cuerpo viviente. Debemos aprovecharnos de este Sacramento tan frecuentemente como podamos.

 El Milagro será eclesial, es decir, expondrá la certeza que a través del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, Cabeza y miembros, vienen todas las gracias, y que todos los hombres y mujeres están llamados no sólo a seguir personalmente a Jesús, sino también a entrar en Su Iglesia y someterse a su disciplina, enseñanza y sacramentos. Por esta razón, El Milagro estará conectado a un "gran acontecimiento eclesiástico feliz". El tiempo de Dios es el tiempo de la Iglesia, y la autoridad de la Iglesia será reforzada y autentificada por el hecho de que el evento eclesiástico y el Milagro ocurrirán el mismo día, quizás en el mismo instante. También, el Papa, cabeza visible de la Iglesia, verá el Milagro allí donde se encuentre.

 El Milagro será Mariano, es decir, de alguna manera vendrá a confirmar la gloria de la Madre de Dios, que todos los cristianos reconocerán que Dios está ordenando que se renuncie a las objeciones a su papel en el Cuerpo de Cristo y que se la acepte el honor que Dios mismo la ha concedido. El mensaje de Fátima será traído a su más alto relieve, nominalmente, que sólo cuando el mundo otorgue al Inmaculado Corazón de Maria el honor y devoción debido, y sólo cuando consagremos nuestros corazones a este Corazón como individuos y como naciones, habrá paz extendida a través del mundo. A través del gran Milagro, todos aprenderemos a amar a "Santa Maria, Madre de Dios".

 El Milagro viene a convertir al mundo entero. Esta afirmación fue hecha por Nuestra Señora misma a Conchita. Ella respondió a una pregunta de las niñas sobre la conversión de Rusia asegurando que El Milagro no sólo era para la "conversión de Rusia", sino "para la conversión del mundo entero", y que "así todos amarán nuestros corazones" (los corazones de Jesús y Maria). Parecería por Sus palabras como que El Milagro nos mostrará a todos cómo íntimamente unidos se encuentran los corazones de Jesús y Maria, como un símbolo de la acción de paz y amor que debería unir nuestros corazones. Quizás también las dos bustos de Jesús y Maria en el reverso de la "Medalla Milagrosa" fueron tanto una profecía como una lección, prediciendo una época donde todos los corazones se encontrarán reconciliados con los corazones de Jesús y Maria. La reconciliación de los corazones es lo que para todos es la conversión, y parece  que todas las apariciones Marianas tienen que ver con ella. Dios desea unir todos los corazones en su Iglesia. El Milagro llevará esta plan a cada uno, y nos convocará a todos desde los cuatro vientos para dejar claro que cada uno de nosotros pertenece al otro. Por el poder del Milagro seremos constreñidos juntos en el mismo ferviente amor que forja una perfecta comunión entre los corazones de Jesús y Maria.

 El milagro será sacramental. Las curaciones y conversiones de Garabandal llegarán a través de la experimentación del Milagro. No será únicamente un espectáculo --algo para contemplar y luego comentar cuando volvamos a casa--. El Milagro estará lleno de poder, y  quienes seamos tan afortunados de contemplarlo llevaremos el poder con nosotros a casa. Seremos como los testigos en Pentecostés. Dios nos enviará a casa a contar al pueblo de todo el mundo esa gran gracia y amor que Él hace para nosotros. Estaremos transformados por la gracia del Milagro en apóstoles llenos con el Espíritu Santo, renacidos con un mensaje que es crucial para la salvación del mundo.

 El Milagro será un aviso. Una vez que el milagro ocurra, la humanidad deberá cambiar o encarar la más terrible catástrofe que el mundo ha visto nunca: el Castigo. Tan bendito será el Milagro, como que hará evidente, incluso por el solo hecho de que será estupendo, que esta es nuestra última oportunidad para que cambiemos. Ya no habrá otro milagro como éste. Será muy grande debido a las grandes necesidades del mundo. Pero esta vez, a menos que el pueblo tenga en cuenta el mensaje, el Castigo seguramente llegará. A pesar de ello una "Era de Paz" finalmente nos está esperando, a menos que el pueblo enmiende sus vidas ahora, el Castigo llegará. No hay escapatoria de él. el Castigo fundirá todo. A menos que detengamos su efectos con nuestro arrepentimiento, el Castigo llegará.

 El Milagro será para la gloria de Dios. La gloria de Dios es nuestro conocimiento de cómo Él es, y nuestro retorno a Él mediante el amor. Nosotros experimentaremos su gloria en el Milagro, para que conozcamos su gracia, su inmenso amor por nosotros, Su bondad. Él quien no escatimó a su único Hijo por nosotros, nos hará comprender Su delicado y más gracioso amor, a través del Milagro. El cual nos recordará de todas sus promesas de perdón, curación, de extraernos de la muerte y glorificarnos con Su gloria. También veremos la maravillosa Madre que tenemos en Maria, y contemplaremos de qué maravillosa manera la gloria de Dios brilla en su Asunción. Comprenderemos la gloria de Dios en la Iglesia, representada por el pueblo reunido en asamblea en las montañas de Garabandal. Cuando volvamos de las montañas, habremos visto la gloria del Señor, y estaremos impacientes de transmitir Su gloria a todos los demás. La gloria de Sion, la gloria del nuevo Pentecostés suplicada por el Papa Juan XXIII cuando inauguró el Segundo Concilio Vaticano y de nuevo por el Papa Pablo VI cuando se acercaba a su clausura, correrá por toda la Iglesia y el mundo entero. "Y así", como Jesús reveló a Conchita, "todos amarán a nuestros corazones".

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