La Era de Paz
"Si hacéis lo que os pido, habrá paz". Estas palabras de esperanza pronunciadas por Nuestra Señora de Fátima preceden una larga letanía de desgracias que Ella predijo llegarían al mundo si Sus peticiones no fueran tomadas en serio. Es imperativo comprender que su afirmación mantiene que: habrá definitiva paz, si el pueblo hace lo que Ella pide. Si incluso ahora, durante "los últimos avisos", respondemos con arrepentimiento, dejando que nuestros corazones sean limpiados de pecado por la gracia del perdón de Dios, en realidad habrá paz: primero paz en cada corazón humano, después a través del mundo entero paz en la sociedad, iniciando una Era de Paz, que Ella profetizó que llegaría inevitablemente.
Si lo hubiéramos escuchado al comienzo, o en cualquier tiempo a lo largo de los años en los que Ella estuvo quejándose con nosotros, podríamos haber evitado "guerras, hambruna, persecución de la Iglesia y del Santo Padre". Se podría haber evitado el martirio de tantas personas buenas, la hambruna que arrasó tantos naciones, Rusia podía haberse ya convertido, y podía no haber hecho extender sus errores a través del mundo. La Segunda Guerra Mundial podía no haber ocurrido.
Pero estas aflicciones tuvieron lugar. ¿ Pero se ha perdido la paz para siempre ?, ¿Será la raza humana borrada por su propia guerra nuclear global ?. ¿ Es la paz un sueño, una ilusión ?.
"Al final, Mi Inmaculado Corazón triunfará... y una Era de Paz será concedida al mundo". Esta promesa es incondicional. La paz está llegando. Será la paz que Jesús concede, no la dada por "el mundo". El pueblo finalmente hará lo que Ella pide, y la paz será dada. La paz, y la era de paz, definitivamente están en camino. Creer esto no es una ilusión. La Madre de Dios lo ha predicho. A pesar de consideraciones y dudas humanas, guerras o castigos, Su profecía se hará cierta "al final".
La Era de Paz está pendiente del Triunfo. No es posible estimar el tiempo que queda antes que llegue la paz, puesto que la llegada de ésta depende de que el Triunfo ocurra en nosotros con antelación. Primero debemos poseer el corazón sin mancha como el Inmaculado Corazón antes que la paz pueda llegar. El arrepentimiento debe desviar el pecado antes que la paz pueda estar con nosotros. El amor debe invalidar cualquier otra consideración, reconciliándonos a todos en la fraternidad, antes que podamos ver llegar la paz. Familias y convecinos, pueblos y ciudades, países y naciones deben estar todos reconciliados antes que pueda llegar la paz. Por encima de todo, los Cristianos deben estar nuevamente unidos en un único Cuerpo que es la Iglesia, antes que la paz pueda descender a nosotros desde el Cielo. Nuestra Señora se refirió a esto asegurándonos que la paz "será concedida" al mundo. Ella vendrá de Dios.
Así la Era de Paz debe esperar hasta que el Triunfo sea completo. Ella ya ha empezado en quienes han escuchado el mensaje de Nuestra Señora y han cambiado sus vidas, esforzándose diariamente en hacerse santo y complaciente de Dios, buscando imitar el Inmaculado Corazón de Maria con sus propios corazones. El Aviso ya ha separado de sus pecados a una cantidad incalculable, en ellos especialmente, el Triunfo está haciendo su punto de apoyo. El Milagro les confirmará a todos ellos su decisión y convencerá a muchos más para seguir a Jesús. La gracia del arrepentimiento fluyendo de estos acontecimientos podría hacer avanzar tanto el Triunfo que no llegase a ocurrir nunca el Castigo. Pero la Era de Paz no llegará hasta que el Triunfo del Inmaculado Corazón sea tan completo que todos nuestros corazones hayan sido ya convertidos a la paz.
La paz es un regalo para el corazón, y si un corazón está en paz entonces puede desprender paz al exterior. La paz en mí puede hacer al mundo de mi alrededor un lugar más pacífico para los demás. Por mi paz, estoy dispuesto a relacionarme amistosamente con cada uno que me encuentre. Las naciones pacificas están compuestas de personas pacíficas que se han decidido por la paz como forma de vida. No puede haber guerra entre naciones llenas de hombres y mujeres pacíficos. Un corazón transformado por la propia paz interior puede dar al mundo la paz que el mundo no puede darse a sí mismo. Son aquellos que comparten, a través del arrepentimiento y la conversión, la paz de Jesús, quienes inaugurarán la Era de Paz prometida.
Por estas razones, debemos esperar, no sabemos cuánto falta para la Era de la Paz. Puede ser acelerada por la gente de paz, retrasada por la gente que rechaza la y se somete al pecado. Sólo sabemos esta misteriosa "paz" llegará con certeza. El Inmaculado Corazón lo ha prometido.
La Era de Paz puede llegar muy pronto. Podemos esperar que entre el Milagro y la Era de Paz haya sólo un corto periodo de tiempo, y que el Castigo no acontezca nunca. Si el mundo se convierte rápidamente por los maravillosos acontecimientos que hemos comenzado a experimentar con el Aviso, es posible que la Era de Paz llegue rápidamente. Después de todo, "nada es imposible para Dios". Quizás la gran onda de intercesora oración que será llevada a cabo por los fieles para la conversión del mundo, llegue a ser tan efectiva que la Era de Paz llegue sin retraso. Pero hemos de admitir que también es posible, y quizás más probable (dados nuestros pasadas respuestas a los mensajes), un más largo, quizás mucho más largo, intervalo de espera, con muchos años muy duros antes que el Triunfo sea completo y la Era de Paz comience. Simplemente no conocemos cuanto tiempo después del milagro será. En realidad, la paz puede aparecer sólo tras el castigo, que Dios seguramente no esperará para vernos sufrir. Podríamos esperar que la Era de Paz llegase pronto si a través del arrepentimiento, no fuera necesario ningún castigo para traerla. La paz del Señor puede estar con nosotros por la intercesión de Maria, Madre de Dios. "Santa Maria, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora", en nuestros tiempos, que nosotros podamos conocer una paz a lo largo y ancho del mundo, en el Corazón de Jesús y en Su Inmaculado Corazón.