"Y Cuando él venga..."

 

 
 
 

Una voz sin fronteras
"Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado"  ap. 1:7
 

"Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" Jn. 16:8

Quisiera compartir lo que la Palabra de Dios, manifiesta clara y rotundamente sobre la obra del Espíritu Santo en el corazón de una persona.
El propio Señor Jesús, dijo, que cuando viniera, debería obrar de tal manera, que en nuestras vidas, habría un cambio radical en nuestro viejo proceder, y que nos convencería de algo tan importante en el plan de salvación: de pecado, de justicia y de juicio.
Deseo que sean las Palabras registradas en las Sagradas Escrituras quienes respondan para que sea Dios quien nos indique si, realmente estamos siguiendo las huellas del Maestro o por el contrario, es el espíritu del maligno.
 

¿Qué es pecado?

"Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" St. 4:17
"Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley" 1Jn. 3:4.  "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás". Gn. 2: 16,17

La desobediencia a esa norma tan pequeña, motivó que el hombre se revelara contra el Creador del universo y cuando se dieron cuenta de su pecado, "se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto" Gn. 3:8
El pecado es enemistad contra Dios.  Debemos ser conscientes de cuales son las obras de la carne y los frutos del Espíritu.
El "adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican estas cosas no heredarán el reino de Dios". Gál. 5:19,20
"¡Oh almas adúlteras!  ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?" St. 4:4  "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.  Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él"  1 Jn. 2:15

"Los que practican estas cosas no heredarán el reino de Dios". Gál. 5:20
Ez. 18 nos habla acerca de la mortalidad del alma:  "el alma que pecare, esa morirá², y el consejo de nuestro Creador es precisamente el deseo de que esa alma, no peque más, y por lo tanto, alcance la inmortalidad:  "porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues y viviréis" vers. 32
"Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio" Hch., 3:19  Pedro, una vez convertido después de haber negado al Maestro, después de haber confesado su pecado.  Por tres veces tuvo que responder a la misma pregunta que le hiciera el Salvador... Ahora, después de haber recibido la unción del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, no tiene temor ante la multitud de proclamar las solemnes verdades, que, deben convertir al pecador en una nueva criatura para la honra y gloria de nuestro Dios.
Pedro, en un lenguaje más corriente, llegó a decir:  "Así que, cambiar vuestra mente y volver a las sendas antiguas, para que sean borrados vuestros pecados..."
El perdón de nuestros pecados sólo será posible con un cambio en nuestra mente.  En nuestra vida.  En nuestra forma de ser.  Jamás recibiremos el perdón, mientras continuemos con las mismas transgresiones, las mismas costumbres, los mismos métodos, el mismo hacer, siempre lo mismo.
Adán y Eva fueron arrojados del jardín del Edén como consecuencia del pecado, y nunca más volvieron a entrar.
Lucifer, fue arrojado del cielo con todos sus seguidores y nunca más volverán a él, "porque el pecado es infracción de la ley² y en el cielo, no va a ver otra posibilidad de rebelión.
Cuando Cristo estuvo en la tierra, prometió la presencia del Espíritu Santo con una misión muy específica.  "Convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio".  Esta es la misión del Espíritu del Señor.  Hablar del Espíritu de Cristo y no haber sido convencido de mi pecado, es presunción.  Es estar hablando del otro espíritu que todo lo cubre, y que cuando uno se dé cuenta, estará totalmente perdido y sin esperanza.
Si la primera función del Espíritu es convencerme a mí de "pecado" quiere decir el mismo Señor Jesús, de que hay una ley que tendremos que cumplir, y que, cualquier violación a alguno de esos sagrados preceptos, lleva la condenación del mismo transgresor.
"El que aparta su oído para no oir la ley, su oración también es abominable". "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" Pr. 28:9,13

Cuando el Espíritu Santo me convence de pecado, debe haber un arrepentimiento de los daños causados a Dios, por haber estado desfigurando su carácter, porque en Su ley, está reflejado el verdadero carácter de Dios.  Los cuatro primeros mandamientos: 1º.- "No tendrás dioses ajenos delante de mí"; 2º.- "No te harás imagen... No te inclinarás ante ella..." 3º.- "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano..."  4º.- "Acuérdate del sábado para santificarlo..."  nos hablan del amor a Dios sobre todas las cosas, y los otros seis, "Honra a tu padre y a tu madre...;  No matarás; No cometerás adulterio; No hurtarás; No hablarás contra tu prójimo falso testimonio: No codiciarás..." demuestran el amor que debemos tener hacia nuestro prójimo, haciendo con ellos la famosa regla de oro: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" Mt. 7:12
El resumen de estos diez mandamientos son: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". Mr.12:30,31
Entonces, cundo por medio de la obra del Espíritu de Dios, nos convence de pecado y por medio del sacrificio de Cristo recibimos el poder para "nacer de nuevo", según le dijo Jesús a Nicodemo, y somos obedientes a esa Ley de Dios que la gran mayoría de los cristianos se gozan en pisotear, sobre todo el cuarto mandamiento, el único que revela a Dios como Creador y que además contiene el sello de su poder, ya que en ese mandamiento consta el nombre del Creador y la tierra que él creó.  Al apartar ese mandamiento del corazón del hombre, éste llega a pensar de que venimos de la evolución, de una explosión... perdiendo de vista en que fuimos hechos a imagen y semejanza de nuestro Dios.
El único personaje que quiere que tú y yo hermano nos olvidemos de nuestro Creador, es el mismo que se reveló en el cielo, y que hoy, con su apariencia de piedad, su representante en esta tierra, está llevándose cautivas a casi toda la humanidad:" Y todo el mundo se maravillará en pos de la bestia" Ap. 13:3 úp.
A pesar de todo el revuelo que tú desees armar y contradecir, el sábado será honrado incluso en la tierra nueva tal como dice Isaías 66:22,23 y si allí será guardado, aquí deberemos aprender a guardarlo, si deseamos realmente estar con Jesús.  "Y de mes en mes y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová"
El Espíritu Santo debe hacer en nosotros lo que el propio Señor Jesús anunció:  "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" Mt. 5:48
Y cuando esa perfección es hecha realidad, "¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad?  No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia... sepultará nuestras iniquidades; y echará en lo profundo del mar nuestros pecados² Miqueas 7:18,19
Sesenta años después de la muerte de Cristo y su gloriosa resurrección y ascensión al cielo, Juan, el apóstol amado, bajo inspiración divina pudo escribir, exhortar a los verdaderos hijos de Dios, las palabras tan llenas de significado: "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda Su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.  El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" 1 Jn.2:4-6
¿Y cómo andó Jesús?  Guardando los mandamientos de su Padre y haciendo el bien a todos.  Y en Cristo hay poder para vencer todas nuestras tendencias heredadas y cultivadas: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro... Todo aquel que permanece en él no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido" Fil. 4:13; 1 Jn. 3:3,6
¡Gloria sea a Dios por nuestro Señor Jesucristo!  "Todo el que permanece en él no peca", porque aquel que todavía sigue pecando "no le ha visto ni le ha conocido".  "Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece... Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él" "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe" 1 Jn. 3:13,24; 5:4
Sacar el texto fuera de su lugar y decir que cualquiera de los diez mandamientos fue abolido en la cruz, por el mero hecho de ser impopular, porque el enemigo así le ha placido hacerlo ver, (Daniel 7:25), la sentencia es irrevocable:  "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos"  "Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.  El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente" St. 2:10;Heb.10:26-28
El error que muchos han aceptado como algo verdadero, es porque no han estudiado el V.T. y no han sabido diferenciar entre la ley ritual, que eran los símbolos que prefiguraban la muerte del "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", con la ley moral, que fue escrita por el dedo de Dios según Ex. 31:18
"El velo del templo fue rasgado en dos de arriba abajo" , cuando el Salvador pronunció las palabras "Consumado es".  ¿Por qué el velo del templo se rasgó entonces y no antes o después?  Porque en ese mismo momento, el tipo se encontraba con el antitipo, y Cristo intercedía como mediador entre Dios y los hombres:  "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre"  1 Tim. 2:5
En la misma hora que se ofrecían los sacrificios vespertinos, 3 de la tarde, Cristo era sacrificado como "El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo".
Por lo tanto, la primera función que hace el Espíritu Santo en mi corazón, es "convencerme de pecado".
Con el paralítico de Betesda, Jesús le indica lo que debe hacer para ser restaurado definitivamente.
"Después le halló Jesús en el templo, y le dijo:  Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor" Jn. 5:14
Cuando la mujer adúltera fue presentada ante el Maestro como pecadora y Cristo comenzó a escribir en el suelo, se quedaron ellos dos solos.  Jesús, le dijo a la mujer:  "¿dónde están los que te acusaban?  ¿Ninguno te condenó?  Ella dijo:  Ninguno, Señor.  Entonces Jesús le dijo:  Ni yo te condeno: vete, y no peques más".  Jn. 8:10,11
Esta es la única condición en la que el hombre puede recibir el perdón de sus pecados.
Esta es la función del Espíritu Santo.  Convencerme de pecado, para entonces, con el poder de Cristo, andar como él anduvo.  "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo"  1 Jn. 2:6
La segunda misión que debe cumplir en mi vida, es convencerme de justicia.  Y así como en la tierra hay una justicia que debe ser impartida para que haya un buen gobierno, Dios también tiene su propia justicia.
Observemos algunas cualidades que tienen que tener aquellos que sean conocedores de la justicia divina;  "Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley.  No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes" Is. 51:7  El pueblo que tiene la ley de Dios en su corazón, es el pueblo que conoce Su justicia y nos conseja de que no debemos temer por las afrentas y ultrajes que recibamos por parte de aquellos que no conocen la justicia de Dios, y que dicen que su ley fue clavada o abolida en la cruz.
Y una vez más el apóstol que recostó su cabeza sobre los hombros del Maestro en la última cena, nos aclara también ese concepto de la justicia que debe producir el Espíritu Santo en nuestro corazón:  "Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él" 1 Jn. 2:29
"Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos"  Mt. 5:20  Y en Salmos 119:142 nos habla también  de  "Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad".
La justicia, debe estar vinculada con la obligación del hombre en guardar la Ley de Dios, que fue escrita por el mismo dedo de Dios, Ex. 31:18 y que está vigente hoy, porque "no penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.  Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido" Mt. 5:17,18

Y por fin, la última de las tres fases que el Espíritu obra en nuestro corazón: "Convencerme de pecado, de justicia y de juicio".
Cuando en la tierra algún transgresor de las leyes civiles es detenido, es puesto rápidamente bajo el poder judicial para finalmente ser juzgado contra aquella ley que ha transgredido.  ¿verdad que es así?.  De igual manera, el Dios del cielo, creador del universo tiene una ley mediante la cual, todos vamos a comparecer en el día de nuestro juicio: "Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.  Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios" Ro. 14:10,11
Esa misma ley que algunos dicen que no hay que guardar es la misma ley que Juan vio en el cielo en el tiempo del fin, precisamente en las escenas previas a la segunda venida de Cristo:  "Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo..." Ap. 11:19
¿Qué es lo que contenía el arca del templo de Dios?  "Y tomó el testimonio y lo puso dentro del arca..."  "En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel cuando salieron de Egipto" Ex. 40:20; 1 Rey. 8:9
Esa misma ley que algunos pisotean, es la misma ley en la que vamos a ser juzgados todos.  "Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad" St. 2:12
Y precisamente el triple mensaje evangélico que debe darse al mundo entero, proclama este triple mensaje para convencer al mundo de "pecado de justicia y de juicio":  "Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas... otro ángel le siguió:  Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.  Y el tercer ángel los siguió diciendo a gran voz:  Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios..." Ap. 14:6-10
Y este triple mensaje final de amonestación al mundo, termina en la unión de un pueblo remanente que será fiel al Señor.  Un pueblo que de todas las naciones de la tierra, habrán aceptado la Palabra de Dios por encima de las tradiciones de los hombres.  Un pueblo que de toda "nación, tribu, lengua y pueblo... guardarán los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" Ap. 14:6,12 y estarán listos para su venida.
Sobre esos fieles hijos de Dios, "reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová"  "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová" Is. 11:2; Sal. 111:10
Hermano y hermana, esta es la obra que el Espíritu del Señor debe hacer en nuestro corazón.  Si no somos convencidos de nuestros pecados, si no somos convencidos de que hay una justicia de Dios como la hay en la tierra, y un juicio mediante el cual vamos a ser juzgados, inclinemos profundamente nuestras rodillas en humildad y pidámosle si conviene con gemidos, que nos muestre cuáles son nuestros pecados, porque todavía hay misericordia de Dios.
El fin del tiempo de gracia termina. Muy pronto nuestro Sumo sacerdote saldrá del lugar Santísimo del Santuario celestial, Hb.6:19,20  se cambiará sus vestiduras sacerdotales por las de Rey y vendrá como "Rey de reyes y Señor de señores" Ap. 19:16.  Y para entonces, "el que sea injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo sea inmundo todavía; y el que es justo practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía" Ap. 22:11 "Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que hace mentira". vers. 15.
"No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" Gal. 6:7
"Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada...ni en este siglo ni en el venidero". Mt. 12:31,32
El que rechaza de una manera pertinaz la obra que el Espíritu Santo desea hacer en su vida, corre el grave peligro de estar cometiendo el único pecado que no tiene perdón.  ¿Por qué, se preguntará Vd.?  Porque es el único medio que Dios puede usar para convencerme a mí, de mi pecado.  Y si rechazo esa oportunidad, estoy impidiendo que pueda cumplir con su misión, y finalmente me alejo tanto de él, que ya no puedo sentir su sensibilidad para arrepentirme de mis transgresiones.  Tengamos cuidado, no sea que sin querer, estemos rechazando la misericordia divina y cometamos el pecado imperdonable.
"Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio".
Por lo tanto, la función que el Espíritu Santo debe hacer en el corazón de la persona, es en definitiva, producir en ella "la santidad sin la cual nadie verá al Señor" Heb. 12:14 y esa santidad es parte del último mensaje dado a los hombres, "aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" Ap. 14:12 y que el mismo libro del Apocalipsis finaliza con la bendición especial para aquellos guardadores de la Ley de Dios:  "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad" Ap. 22:14 Versión antigua Valera.
Permitamos sinceramente que el verdadero Espíritu del Señor, produzca en nuestro corazón la obra de reprensión, de convencimiento de pecado, de justicia y de juicio, para que humildemente podamos reconocer nuestra separación ante Dios y prepararnos para ese encuentro con él.   Amén.

Ernesto Farga


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Enero 25 2000