¿QUÉ ES UN JUEGO DE ROL?

 

            Muchos escritores han contado como los personajes de sus novelas, creados por el mismo autor, cobran vida propia: son ellos los que dicen al escritor por donde debe de ir su obra, y no al revés. En estos casos, el papel del novelista es prácticamente el de un escriba, ya que sus personajes le están diciendo, prácticamente dictándole, lo que debe de escribir. En estos casos, la novela resultante suele ser una obra maestra, ya que se ha creado por sí sola, ayudada sólo por un simple empujón del escritor, un empujón benévolo que le ha dado la vida.

           

Pues bien, un juego de rol viene a ser exactamente eso, pero con una gran diferencia bien marcada: los personajes tienen una personalidad real. Así, el “escritor” (llámenlo Master, Narrador, Director del Juego, etc...) define el ambiente y los personajes secundarios, mientras que los principales son conducidos por los jugadores. Realmente es como si cada personaje principal tuviera su propio escritor, ya que los personajes no tienen por qué tener una personalidad afín a la del jugador que lo está llevando (de hecho, lo que hace interesante el juego es la dificultad de decir cómo pensaría otra persona y cómo actuaría, y la satisfacción y sabiduría que se obtiene tras un papel bien desempeñado no tienen igual. Digo sabiduría porque realmente, al tratar de razonar cómo piensan y actúan otras personas, uno adquiere un conocimiento del comportamiento humano, aún sin pensarlo, inigualable).

           

Para representar el azar y las probabilidades que hay en la vida, los jugadores deben tirar una serie de dados en las situaciones conflictivas o dificultosas, y cotejando el resultado de los dados y unos datos previamente apuntados en una hoja de papel se obtiene el resultado de la acción en cuestión (si ha tenido éxito o no y en qué grado).

           

Respecto a las figuras de plomo y plástico, no son necesarias. El tener unos modelos en los que fijarse puede ayudar, pero creo que sólo deben de ser usadas en situaciones en las que sea necesario saber la posición de unos personajes con respecto a otros, ya que coarta la imaginación al tener siempre en mente la figura al pensar en el personaje y no su rostro “real”, el imaginado por el jugador.

 

Pero un juego de rol no es sólo una analogía de una novela o un interesante estudio sociológico o psicológico, sino que también es –y quizá sea lo más importante- un juego, que como su propio nombre indica está para pasar un buen rato con los amigos.

           

Para divertirse no es necesario emborracharse, ver la tele o estar enchufado al ordenador, que es lo que realmente nos quieren hacer creer. Para divertirse lo único que se necesita son unos amigos y un poco de imaginación. Tal vez sea la gente en general la que no quiere dejar volar su imaginación, y quieren lo mismo para sus hijos: un niño de seis años está mucho mejor controlado si está jugando al Pokemon con su Gameboy que si está jugando al escondite; una niña está mucho mejor en casa viendo Los Simpson que en el jardín soñando que es una princesa de un cuento de hadas.

           

El mundo de los Sueños y de la Fantasía han pasado a la historia y eso le gusta a la gente. Los tebeos y películas han perdido su magia, ofreciendo a la población, carne de empresa, temas totalmente insulsos –lamentablemente es lo que piden. Pero no toda la imaginación ha desaparecido de la mente humana: una aldea, poblada por irreductibles... *ejem*, unos pocos (afortunadamente, cada vez más) “locos” se aferran a un mundo bello y lleno de aventuras, sueños y magia y gritan ¡Qué habrá sido de Stanley Kubrick!, Harrison Ford ¿por qué nos has abandonado? o ¡Tolkien, cuanto bien has hecho a este mundo!.

           

Dentro de ese pequeño reducto de gente hay sitio para los jugadores de rol, que prefieren la compañía de sus amigos y el repiquetear de los dados en la mesa de madera a las drogas de diseño y a la violencia.

           

A esta gente, en la que yo me incluyo, no nos gusta repartir ni recibir violencia. En mi opinión, que creo que comparten la mayoría de los “roleros”, la violencia es asquerosa. El relacionar a los jugadores de rol con la violencia es algo que daña mucho nuestra imagen. Que haya locos que asesinen con el rol como pretexto, como a aquel trabajador en la parada de autobús (Descanse en Paz, Carlos Moreno) en 1994, es normal ¡tanto como que haya locos que hacen tragar dados de seis caras y cubiletes siendo el móvil el Juego de la Oca o tíos que se dedican a hacer series de asesinatos basándose en el juego del Ajedrez (ver “La Tabla de Flandes”)!. Lo que ya es demasiado es que achaquen a los juegos de rol todas las páginas de sucesos (¿desde cuando el Final Fantasy VII es un juego de rol?, que esa es otra: todos los juegos de ordenador en los que se mata a gente pasan a ser clasificados como juegos de rol –Experiencia personal: Me han llegado a decir que el Half Life y el Quake son juegos de rol, ¡por Dios!-).

           

Pues bien, esto que he escrito iba a ser una definición objetiva de lo que es un juego de rol, pero me he visto obligado a escribir algunas cosas al final que consideraba necesarias para aclarar lo que NO es un juego de rol. Muchas gracias por leer esto, espero que sirva da algo para alguien.

 

Ramón Bernardo Gavito (V. v. Sanguis)

 

Jugador de Rol y co-Webmaster de

Necronomicón CDR.

 

A 22 de Abril del 2000.

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