En cuclillas, a orillas del mar, el Profeta escribía extraños símbolos en la arena, y observaba como las olas borraban lentamente los trazos. Entonces un grupo de cubanos se le acercó y uno de ellos le dijo "Maestro, háblanos de cuándo regresaremos a Cuba."
El profeta se irguió y habló suavemente:
"Ustedes no están en Cuba, pero Cuba está en ustedes. Cuba es un dolor y una alegría. Aférrense a ese dolor, porque en él están las raíces de su pueblo, cultiven esa alegría porque ella es el canto perenne de ese pueblo. Donde quiera que ustedes estén, el sufrimiento los hermana; donde quiera que ustedes canten, canta la esperanza del pueblo. Ustedes son una ola en el mar infinito de la patria. ¿Por qué preocuparse tanto por el "cuando van a volver", si ustedes no saben cuándo van a morir?
"Ustedes se afanan todos los días en sus menesteres, y hacen planes de futuro y no se preocupan de cuando el viento negro les ha de borrar el semblante. Trabajen con igual fervor por el retorno a la patria y no se preocupen por cuando ha de llegar la hora del retorno. ¿ O es que el amor tiene una cuota de tiempo y la esperanza un término fijo, y el deber un plazo limitado? Cumplid la cuota de deber de cada día y cada día acercareis el futuro. Pero no le pidáis al futuro que os señale fecha fija."
"Vivan con la ilusión del regreso, pero no crean que van a regresar a la ilusión. Las arenas del tiempo caen inexorablemente, y nadie retorna a su pasado o a su juventud. Hubo una Cuba antes de ustedes y habrá una Cuba después de ustedes, pero la que ustedes conocieron y disfrutaron no la han de encontrar jamás. Ella vive en vuestro recuerdo y solo en vuestro recuerdo. Porque no solo ella sino también ustedes han cambiado para siempre."
"Aprendan la parábola de una madre prudente. Un día le dijo su hijo: "madre, enseña a mi esposa a hornear el pan, porque nunca el que ella hace me sabe como el que tu me hacías." Y la madre prudente le respondió: "Ni yo ni nadie puede cocinarte ese pan hijo mio. Porque yo lo horneaba para un muchacho de doce años que ardía en apetito e ilusiones, y tu eres ahora un hombre de treinta volcado en el trabajo y las preocupaciones. Yo puedo ofrecerte el mismo pan, pero no devolverte la energía y la voracidad de los doce años. Vuelve a tu esposa y aprende a saborear el pan de los treinta."
"Cuidad de vuestros hijos, y no permitais que la ilusión del regreso se convierta en niebla que os separe de ellos. Ellos marchan detrás de ustedes, pero su visión cabalga a la vanguardia de ustedes. Y el futuro de la caravana está en aquellos que sepan mirar con ojos firmes el mañana. Porque muchos cubanos han ayudado y van a ayudar al regreso, aun cuando ellos mismos no puedan regresar. Y en ellos alienta el verdadero amor a la patria. Pues, ¿quién tiene mas mérito, aquél que trabaja esperando una pronta recompensa, o aquél que se sacrifica sin esperar recompensa? ¿quién siembra preocupándose solo por cuando ha de recoger la cosecha, o quién siembra ocupándose solo de que la semilla quede bien plantada para que la cosecha sea fecunda y a todos aproveche?."
"Trabajad cada día para que haya una amplia y generosa cosecha. Sembrad para que crezca un árbol que dé sombra a los cubanos del presente y del futuro. Y no os preocupeis del cuándo. Porque el futuro va a ofrecer un rostro diferente a cada uno de ustedes y solo los dioses conocen como ha de ser el perfil del mañana."
Y el Profeta se inclinó sobre la arena y volvió a trazar rasgos lentos y a observar como la espuma de las olas barrían lentamente la huella de sus trazos.