FECHA:28-AGO-1997

EL SEÑOR DE LOS CIELOS EN ARGENTINA

 

(Por Walter Goobar) Con mirada somnolienta, el funcionario de migraciones del aeropuerto Ezeiza revisó los sellos en el pasaporte del mexicano Juan A. Arriaga Rangel que desembarcó en Ezeiza el 3 de marzo pasado en un vuelo procedente de la capital azteca. Como indica el manual de procedimientos, el empleado alzó la vista y comprobó que la foto en el documento correspondía a su portador, un hombre regordete y de bigotito que le recordó a Kiko, el entrañable personaje de la teleserie mexicana, El Chavo. Estampó el sello de entrada al país y devolvió a Rangel los pasaportes de toda su comitiva con la fórmula de rigor: "Bienvenidos a la Argentina". Mientras esperaba el equipaje, Rangel pensó que su plan estaba funcionando al pie de la letra: había resultado mucho más sencillo burlar los controles de seguridad en Ezeiza que en Santiago de Chile a donde había estado la semana anterior, antes de emprender un viaje relámpago a México. 

Juan A. Arriaga Rangel, el turista regordete, con cara de mariachi que salió de Ezeiza acompañado por su esposa, cinco hijos y algunos guardaespaldas, era en realidad Amado Carrillo Fuentes, el narco más buscado del hemisferio Norte por ser el principal introductor de cocaina y heroína en los Estados Unidos. Según cálculos policiales, sus ganancias semanales rondan los 200 millones de dólares.

Llamado "El Señor de los Cielos" por la magnitud de su flota de avionetas con las que introduce cocaína a EE.UU, Carrillo era un hombre con influyentes aliados que incluyeron al general Jesús Gutiérrez Rebollo, el zar antidrogas mexicano. Precisamente, la detención de Gutiérrez Rebollo registrada en esos días lo había obligado a cambiar de planes y a realizar este viaje.

Desde la ventanilla del automóvil que lo trasladaba a Aeroparque, Carrillo Fuentes alcanzó a divisar fugazmente Buenos Aires. Asediado por la creciente presión contra su grupo, en julio de 1996 el jefe narco había enviado a su mano derecha a buscar un país más tranquilo para refugiarse. El segundo hombre del cartel de Juárez, Manuel de Jesús Bitar Tafich, había recorrido Argentina, Brasil y, en agosto, llegó a Chile, país que finalmente resultó elegido como nueva guarida para el Señor de los Cielos.

En Aeroparque, la comitiva no tuvo dificultades en abordar un vuelo nacional. Carrillo era un "hombre sin rostro", casi un desconocido para la policía, que solo tenía una vieja fotografía suya y ni siquiera sabía su edad exacta. Desde Mendoza, Amado Carrillo viajó por tierra a Chile y no despertó ninguna sospecha en la frontera argentino-chilena. No usaba un pasaporte falso, que facilmente podía ser detectado, sino otra identidad que no estaba en los registros de Interpol. También ingresaron a Chile el hijo del jefe del cartel de Juárez Juan Carrillo Leyva (bajo la identidad falsa de Juan J. Vega Ortiz); el asesor económico del grupo Eduardo González Quirarte (utilizando el alias de Gregorio González López) y el médico colombiano Arturo Reyes Rincón (utilizando el alias Arturo Hernández Cárdenas).

Amado Carrillo se instaló con su familia en una casa que Bitar había alquilado en un barrio artistocrñatico de Santiago -prefirió no comprar porque es sospechoso que un recién llegado adquiera tantas propiedades por tan alto valor-, y compró un automóvil blindado, ultimo modelo.

El grupo de narcotraficantes se movió con total libertad. Alquilaron dos departamentos en Viña del Mar y la casa en Santiago; compraron diez automóviles de lujo; visitaron el casino casi todos los fines de semana. Compraron en los shoppings y tuvieron, incluso, tiempo para recorrer el sur del Chile, y para celebrar el 10 de mayo el Día de la Madre con un grupo de mariachis en una quinta que habían alquilado en Calera de Tango. Durante esa fiesta a la que asistió la familia de Bitar Tafich y Eduardo González Quirarte, el tercer hombre en la línea de mando de la organización, se produjo un corte de luz y los guardaespaldas --entre los que se encontraba el encargado de seguridad del Cartel de Juárez, Carlos Alberto Ahumada Lozoya--, reaccionaron en forma instantánea: extrajeron armas largas, arrojaron al suelo a los comensales y, subiéndose a las mesas, adoptaron posición de tiro, en espera de cualquier situación que pusiera en peligro la vida de su jefe.

Nadie los detectó. La policía no sospechó de sus actividades. Tampoco se percató de sus intenciones, el Comité de inversiones Extranjeras, el organismo que depende del Consejo de Defensa del Estado y controla sobre posibles casos de lavado de dinero. Bitar En esas oficinas ubicadas en el décimo piso del Ministerio de Economía Bitar Tafich había otorgado sucesivos permisos para ingresar al país un total de seis millones de dólares destinados a la formación de la Inmobiliaria y Constructora Hércules.

Lo cierto es que la policía chilena supo de la presencia de Bitar en Chile a mediados de abril, cuando un grupo de colombianos intentó ingresar un cargamento de drogas a Estados Unidos, pero fueron descubiertos por la DEA norteamericana. La conexión con Chile pudo establecerse porque uno de los detenidos tenía el número telefónico de Bitar en Chile. Recién el 3 de agosto los chilenos se enteraron de que Rangel era Carrillo y así se pudo reconstruir su paso por la Argentina.

Es dudoso de que el Señor de los Cielos planeara establecer una base de operaciones para el narcotráfico en Chile, lo más probable es que quisiera blanquear el dinero que obtenía de la venta de drogas, es decir, a lavar dinero. Expertos en el tema aportan dos razones para su decisión: no habría escogido nunca un país como Chile para establecer su centro de operaciones, porque está demasiado alejado de los centros de la droga; por el contrario, aprovechño la apertura económica para instalar sus inversiones en el Cono Sur, siguiendo la tendencia mundial de separar las operaciones de venta y distribución de las de inversión de los recursos obtenidos.

En su último número, la revista Latin Trade indica que las ganancias del narcotráfico lavadas en México llegan a los 15.000 millones de dólares al año. Si se detuviera este flujo de recursos, las finanzas mexicanas podrían desestabilizarse. Poco antes de su traslado a Chile, el Señor de los Cielos, llegó a plantear una negociación con el Estado mexicano. La propuesta de Carrillo, según los documentos divulgados por la revista Proceso, revelan hasta qué punto, para los narcos, su actividad no es un extremo del crimen organizado sino un negocio cuyo riesgo se reduce entendiéndose con el gobierno. A principios de 1997, Carrillo quería tres garantías:

1. "Que lo dejen actuar".

2. "Tranquilidad para su familia".

3. "La mitad de sus posesiones".

A cambio ofreció cinco concesiones, que son el esbozo de un arreglo narcoestatal:

1. "Colaborar para acabar con el narcotráfico desorganizado".

2. "Actuar como empresario, no como criminal".

3. "No vender droga en México, sólo en Europa y Estados Unidos".

4. "Traer dólares y ayudar al país, a su economía".

5. "No actuar violentamente, no en rebeldía".

El 6 de junio, Carrillo viajó de México a Cuba para someterse a una cirugía estética, que por causas no determinadas finalmente se realizó en México. El médico colombiano Arturo Reyes Rincón que había acompañado a Carrillo a Chile seleccionó al grupo de cirujanos plásticos que realizaron un cambio total del rostro en Amado Carrillo, además de liposucción. Carrillo fue operado durante más de ocho horas en un hospital privado mexicano, pero en la madrugada del 4 de julio se despertó con dolores y le aplicaron un sedante que le causó la muerte. Hay quienes dicen que Carrillo está vivo y logró engañar a la DEA con el cadáver de un primo al que se le extrajeron pruebas de ADN. La policía, en cambio, tiene fundadas sospechas que pudo ser un asesinato.

Tres días antes de la muerte del Señor de los Cielos,durante una reunión mantenida en un local de riña de gallos de Ciudad Juárez, las bandas locales juraron lealtad a Juan José Esparragoza, El Azul, un veterano y carismático colaborador de Carrillo. El Azul es, según las autoridades mexicanas, el nuevo jefe del imperio que controla la mayor parte de las 200 toneladas de cocaína pura que entran cada año a Estados Unidos desde México.

La guerra por la sucesión de Carrillo va más allá de su propio cartel. Desde que el capo dejó este mundo, hace dos meses, unas 30 personas han sido ejecutadas según el procedimiento clásico de los ajustes de cuentas. Las mafias rivales, como el cartel de Tijuana, que lideran los hermanos Arellano Félix, tienen puesto el ojo en el territorio que controlaba el Señor de los Cielos, que hizo de Ciudad Juárez la capital del narcotráfico mexicano