FECHA: 13-NOV-1997

Terrorismo y contraterrorismo 

LOS ANGELES EXTERMINADORES

 

(Por Walter Goobar) Los dos agentes se registraron en el Hotel Intercontinental de Ammán como turistas canadienses. Sus pasaportes los identificaban como Shawn Kendall, de 28 años, y Barry Beads, de 36. En la mañana del 25 de septiembre, siguieron Jaled Meshal, un representante del grupo fundamentalista islámico Hamas, por las calles de la capital jordana en un Hyundai verde olivo, pero sorpresivamente el coche de los perseguidores se adelantó y se perdió de vista. Meshal, de 41 años era un dirigente de segunda línea del grupo fundamentalista islámico Hamas, el grupo que perpetró los dos últimos atentados suicidas que dejaron un saldo de 20 muertos y 400 heridos en Jerusalén.

Cuando Meshal llegó a la oficina, los dos hombres lo estaban esperando y se aproximaron al vehículo. Uno era musculoso y de tez oscura, el otro barbudo y rubio. "Tenían apariencia occidental, y de inmediato me dí cuenta que eran judíos y que me estabn esperando", narró la víctima. Según los testigos, el rubio se situó detrás de Meshal y extendió el brazo hacia la oreja izquierda de la víctima. Llevaba adherido a la mano un instrumento plomizo envuelto en una cinta del que salió un chasquido. Meshal sólo sintió un estremecimiento -como de corriente eléctrica- que le recorrió la espina dorsal, pero con ese disparo casi imperceptible el Medio Oriente traspuso el umbral del terror tecnológico que en el pasado impedía que organizaciones terroristas recurrieran al "terrorismo ABC" (atómico, biológico y químico).

Un guardaespaldas persiguió a los atacantes y a un kilómetro y medio del lugar del ataque se trenzó con ellos en una pelea y consiguió que se rindieran. Al rato, Meshal, yacía al borde de la muerte en con vómitos incontrolados y paros respiratorios en un hospital militar. Fuentes norteamericanas dicen que el veneno. -una toxina nerviosa letal que no quisieron identificar-, lo hubiera matado en 48 horas.

En pocas horas se descubrió que la identidad de los dos asaltantes capturados como turistas canadienses era falsa y los interrogadores jordanos los reconocieron como agentes del Mossad, la agencia de espionaje israelí. Hasta ahora se creía que cada operación del Mossad sirve, cuanto menos, de base para una buena novela de suspenso pero esta misión se convirtió en una comedia de enredos en la que todo lo que podía hacerse mal se hizo mal.

Al día siguiente del ataque, Israel tuvo que entregar el antídoto para que Meshal regresara de las puertas de la muerte. La resurrección de Meshal supuso también relegitimar a Hamás que tras la detención de su portavoz en Jordania y el cierre de sus mezquitas y centros asistenciales en Gaza y Cisjordania, estaba a la defensiva. Dos días antes del atentado contra Meshal, Israel había recibido un mensaje de Hamas proponiendo un cese al fuego por diez años a cambio del retiro total israelí de Cisjordania y el fin de los asentamientos israelíes. Sin embargo, Netanyahu afirma que recibió el mensaje recién después del fallido atentado.

En el ataque contra Jaled Meshal se cometieron todo tipo de errores que solo pueden ser explicados porque -por razones políticas-, la operación se montó sin la habitual meticulosidad que caracteriza al Mossad.Pero porqué era tan importante eliminar a Meshal quien según la prensa israelí no es un dirigente de primera línea ni estuvo directamente involucrado en los recientes atentados terroristas? Porqué no eliminar a alguno de los jefes militares de Hamas que planearon los ataques contra civiles israelíes?Qué se hubiera logrado con la muerte de Meshal?

Según el líder de la oposición israelí, Ehud Barak, el primer ministro Benjamín Netanhayu admitió que él mismo había dirigido la operación para matar a Meshal y funcionarios de EE UU han confirmado que la decisión se tomó durante una reunión del gabinete de Seguridad, el pasado 30 de julio. Como represalia por los dos ataques suicidas de Hamás en el mercado de Jerusalén, el gabinete autorizó la ejecución de dirigentes de Hamás donde fueran encontrados sin aprobar objetivos específicos.

-- "Los blancos que nosotros seleccionamos sobn sólo blancos", se limitó a decir Netanyahu en un inglés que suena a policía neoyorquino de serie de televisión. Si bien el Mossad se ha recuperado de desastres anteriores como el de la guerra de Yom Kippur, muchos especialistas se preguntan si la organización podrá sobrevivir a Benjamin Netanyahu. Para resguardar las relaciones con Jordania, el primer minisro israelí tuvo que salvar la vida de Meshal y se vio obligado a canjear al jeque Ahmed Yasín, que cumplía una condena a cadena perpetua en una cárcel israelí y otros 70 militantes de Hamas por los cinco agentes israelíes detenidos en Jordania. Esto no sólo ha dado renovado el poder y el prestigio al fundamentalismo de Hamas sino que además ha minado la ya debilitada la autoridad negociadoras de Yasser Arafat.

Los principales analistas israelíes opinan que Netanyahu forzó la operación contra Meshal ignorando las objeciones de director del Mossad, el general retirado Danny Yatom, uno de los legendarios comandantes de la unidad de élite que ejecutó el rescate de Entebbe (1976), y del vuelo 705 de Sabena (1972), donde tuvo como subalterno al actual premier israelí. En cambio, el periodista israelí Yossi Melman, autor del libro "Todo espía un elegido", cree que Yatom (nombrado en 1996 por Shimon Peres) sobreactuó de manera temeraria cuando Netanyahu le pidió una reprsalia por los últimos atentados de Hamas.

La necesidad de una venganza rápida no permitió una planificación cuidadosa, mientras que la elección de Meshal respondió a que era un blanco fácil en un país amigo, lo que a su vez determinó que era necesario usar métodos no convencionales para negar toda participacion en el asunto. Sin embargo, la combinación resultó fatal. No para Meshal sino para el Mossad.

Aunque suene terrible, cabe preguntarse porqué el Mossad utilizó una toxina nerviosa en lugar de armas más convencionales y probadamente efectivas como una pistola o un cuchillo? Una explicación posible es que de esta manera se aumentaban las chances de negar cualquier relación con el caso y mejoraba las posibilidades de que los agentes se retiraran sin ser detectados.

La imagen de los israelíes utilizando gas venenoso para eliminar a un enemigo es tan escalofriante que torna ineevitable otros interrogantes sobre la elección del arma: "La tecnología ha derrumbado las barreras psicológicas que uno creía definitivas a partir del Holocausto?La memoria puede ser algo tan efimero?", se pregunta Jim Hoagland, columnista de The Washington Post y agrega: Hubiera sido diferente si a Meshal le disparaban con una pistola o lo acuchilaban? Cuánto importa si el Mossad usó gas venenoso frente a las bombas de los terroristas palestinos que despedazaron a ciudadanos inocentes en las calles de Jerusalén?.

La primera diferencia es que si el Mossad hubiera usado otra arma hoy Meshal estaría muerto. Por el contrario, el uso de gas venenoso abre una perspectiva siniestra: si Yasser Arafat muere por causas naturales, Israel puede ser acusado de asesinato y convertirse en blanco de nuevos atentados en represalia.

Algunos símbolos son tan fuertes que determinan como nos comportamos frente a otras persona y lo que pensamos sobre ellas. Quién podría olvidar la fuerza de las imágenes de los niños israelíes con máscaras antigas durante la Guerra del Golfo?. Nadie hubiera sospechado que esas escenas tenebrosas podrían repetirse como imágenes invertidas en las que agentes israelíes -por razones de eficiencia o para probar un arma nueva-, matan con gas letal.

Por culpa de la literatura y el cine, el espionaje ha sido un oficio absurdamente sobrevalorado. En La Orquesta Roja Gilles Perrault señala que "una inclinación muy extendida conduce a imaginar que las meteduras de pata más flagrantes de los servicios secretos tienen justificaciones magistrales cuando en realidad a veces su causa es una necedad muy cierta. Los profesionales fuerzan esta interpretación, prefiriendo, con mucho, pasar por seres feroces a que se los tome por ingenuos".

El asesinato político siempre es una empresa riesgosa, impredecible y traicionera que debería ser evitada, particularmente por los Estados democráticos. A esta conclusión llegaron hace más de una década -y tras varios fracasos estrepitosos-, los servicios de inteligencia estadounidenses. A la misma conclusión parece haber llegado tardíamente el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

La minuciosa reconstrucción realizada por la prensa israelí revela que la operación del Mossad es incomprensible tanto desde el punto simbólico como desde el político. Pero lo más grave es que ha abierto una caja de Pandora: al introducir el uso de armas químicas y bacteriológicas en el conflicto palestino, Israel ha roto el tabú sobre terrorismo tecnológico. Los expertos israelíes no descartan que en su próxima acción terrorista Hamas también utilice armas químicas o biológicas.

De ahora en más, el futuro del agonizante proceso de paz ha quedado en las manos de estos modernos ángeles exterminadores.