FECHA: 31-OCT-1997
UN MUNDO DE CRIMINALES
(Por Walter Goobar) La mafia norteamericana posee desde 1993 un Estado independiente donde anualmente vacacionan miles de turistas argentinos; la mafia rusa integrada por exoficiales de la KGB, tiene nexos con los carteles colombianos y mexicanos; el narco más buscado del mundo, Amado Carrillo estuvo en Argentina a comienzos de marzo; las triadas chinas han logrado establecerse en Rotterdam, Londres, San Pablo y controlan gran parte del comercio legal e ilegal en Ciudad del Este que es una de las tres zonas francas más importantes del mundo; las rutas utilizadas para contrabandear armas argentinas a la ex-Yugoslavia son empleadas por exmilitares para traficar drogas. "Un cocktail de sindicatos del crimen rige el sistema actualmente". explica Alain Labrousse, fundador del Observatorio Geopolítico de Drogas (OGD), el centro más importante de Europa para la investigación del crimen organizado. "Esto no es algo que involucra a una mafia, sino siete u ocho de ellas, que frecuentemente operan coordinadamente." Al igual que la economía, las ideologías o la cultura, el crimen organizado se maneja hoy a escala planetaria, las mafias se interconectan y
pese a algunas derrotas- amenazan con hacerse con el poder en las sociedades civiles.Gracias a Hollywood las figuras de Al Capone primero, y Vito Corleone más tarde, se convirtieron en arquetipos universales del mafioso. Sin embargo, con el tiempo, los capos del narcotráfico como Pablo Escobar, Gilberto Rodriguez Orjuela y Amado Carrillo (El Señor de los Cielos), relegaron a los mafiosos norteamericanos al papel de meros actores de reparto, frente a sus primos sicilianos, a los carteles colombianos, la mafia rusa o las triadas chinas que en esta década han sido las estrellas emergentes en el mundo del narcotráfico.
En los últimos tres años el tráfico mundial de estupefacientes ha sufrido una nueva y espectacular mutación: los grandes carteles han dado paso a organizaciones delictivas menores, pequeños empresarios, cuentapropistas, basados en vínculos familiares o de clanes que transportan cantidades reducidas de droga y que, por tanto, son muy complicados de desarticular. Según el último informe del OGD, los grandes carteles criminales siguen existiendo (en México o Birmania, por ejemplo) o los medianos (en Colombia, Brasil o Pakistán), pero a su lado proliferan una multitud de pequeños empresarios, e incluso familias. El caso colombiano ilustra la atomización del delito: de los dos grandes carteles de los años ochenta se ha pasado a cerca de 3.000 pequeñas organizaciones.
Esta metamorfosis se debe, entre otras razones, a la derrota sufrida por las grandes mafias (Italia, Colombia o Birmania) que desafiaron abiertamente a sus Estados, pretendiendo convertirse en poderes independientes. Roberto Mazzarella, uno de los máximos expertos italianos en crimen organizado, explica que durante la década pasada la mafia hizo un intento explícito de tomar el poder en ese país., y esa tendencia fue reforzada por tres cambios estratégicos:
1. La mafia comenzó a explotar las revoluciones en el transporte y las comunicaciones que hicieron posible la globalización de los mercados, antes que la mayoría de los gobiernos advirtieran su importancia.
2. Comenzó con el tráfico de drogas pero se diversificó al de armas y explosivos, con lo que el crimen organizado llegó a ser una fuerza experimental en el comercio internacional.
3. Estableció vastas redes que interconectan los grupos criminales más allá de las fronteras nacionales, aumentando constantemente la variedad de productos que fluyen a lo largo de las mismas rutas que utiliza el narcotráfico.
Sin embargo, este desafío al Estado terminó con el desmantelamiento de las organizaciones, como en el caso del cártel de Medellín después de la muerte de Pablo Escobar (diciembre de 1993), o bien con un repliegue o un cambio de estrategia, como en el caso de la Cosa Nostra y la Camorra (comienzos de los años noventa), del cártel de Cali (1995-1996) o de la organización dirigida en Birmania por el señor de la guerra Khun Sa (1995-1996). La represión tuvo como primera consecuencia la desorganización de las redes, pero, rápidamente, las grandes organizaciones comprendieron que las estructuras descentralizadas eran mucho menos vulnerables, por lo cual ellas mismas decidieron iniciar su readaptación.
Otros Estados ya forman parte de los bienes de inventario del crímen organizado: Aruba con sus 105 kilómetros cuadrados, verdes colinas y arena dorada es el paraíso turístico y fiscal para miles de argentinos, pero también el primer Estado independiente que fue comprado por la Mafia. En 1993 Aruba fue comprada y pagada en efectivo por la familia mafiosa más poderosa del mundo, los hermanos Cuntrera
Paolo y Pasquale residentes en Sicilia y Venezuela que, durante sus veinticinco años como grandes cerebros de la mafia norteamericana habían amasado una fortuna de mil millones de dólares. Desde Venezuela, ubicada a tan sólo 23 kilómetros, utilizaron el dinero de sus setenta y pico de cuentas bancarias para comprar todo lo importante de la isla: hoteles, casinos, bancos, policía, aduanas, el primer ministro y los partidos de gobierno y la oposición.Aunque no se conoce en detalle el proceso de reestructuración de la Cosa Nostra, el investigador Pino Arlachi sostiene que la "Cúpula", su instancia dirigente, no se ha reunido desde hace varios años. En cambio, hay más informaciones sobre la Camorra napolitana. Según la policía de Nápoles, los éxitos de la lucha antimafia, debido a que gracias a los arrepentidos ha sido posible detener a los principales padrinos, ha provocado el fraccionamiento de la organización en una multitud de grupos. En 1983 se contabilizaban una docena de grupos camorristas en Nápoles; hoy día son un centenar, con 6.000 afiliados. Por otra parte, estos grupos están mejor equipados, gracias a las armas provenientes de la antigua Yugoslavia.
Los puertos que durante toda la guerra de los Balcanes sirvieron de principales puntos de desembarco para el material militar procedente del continente americano destinado a los croatas, se utilizan para el tráfico de drogas. "Las redes brasileñas y argentinas proveedoras de armas (a menudo apoyadas por la CIA) se reclicaron en la cocaína", señaló al OGD un oficial retirado del ejército croata. En realidad, las redes, siempre mixtas (armas y drogas), están en manos de ex oficiales y soldados, serbios y croatas salidos de la Legión Extranjera francesa, por veteranos de la guerra en Afganistán y por hombres del antiguo ejército yugoslavo. No es de extrañar entonces que el tráfico tome de pronto aspectos de verdaderos operativos militares.
El narcotráfico es, después de las armas, el segundo negocio más lucrativo del mundo. Defenderse contra el inmenso poder económico de las mafias exige algo más que entusiasmo, exige coordinación. El OGD asegura que las políticas represivas (Estados Unidos es el ejemplo más significativo, con durísimas penas de cárcel) han concluido en fracaso. Las más permisivas (como la holandesa) tampoco han paliado los efectos perniciosos del tráfico ilegal. Sin embargo, son muchos los expertos mundiales y medios de comunicación de prestigio (The Economist) que consideran que el combate contra las mafias está perdido. No se puede competir desde la legalidad con sus medios ilegales. Aseguran que el único modo de desenmascarar el descomunal negocio de las drogas y sus ramificaciones es legalizarlo. Eso hundiría los precios.
El Observatorio Geopolítico de las Drogas denuncia la política de doble rasero que aplica EE UU. La certificación anual de aquellos países que combaten el narcotráfico se ha convertido en un instrumento político para Washington. El OGD marca la diferencia en el trato hacia Colombia (pese a sus últimos esfuerzos) y Bolivia respecto de Perú (un buen alumno de las instituciones financieras internacionales) y de México cuya membresía en el Tratado de Libre Comercio, TLC) le reporta una sorprendente mansedumbre estadounidense.