FORMAS AGRÍCOLAS DE LA ARQUITECTURA RELIGIOSA



Trabajo realizado con ocasión del curso de Antonio Armesto, "Forma y utilidad".

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Este trabajo surge a raíz de la lectura, hará poco más de un año, del libro La Casa de Adán en el Paraíso, de Joseph Rykwer. En él se exponen las ideas y consideraciones de diferentes arquitectos como Alberti, Laugier o Blondel hacia cómo fue la primera casa del hombre. Todos estos artistas y otros más que aparecen en el libro consideran al hombre como un ser aparecido de repente en un mundo repleto de alimañas ávidas de carne, de condiciones climatológicas propias del Día del Juicio Final y carente de cualquier recurso defensivo, con lo que debe recurrir a la arquitectura como único modo de salvación, o así se da a entender. En ningún caso parece considerarse al ser humano como una evolución biológica de una especie que, como tal, se había ido adaptando a las condiciones que le rodeaban. En efecto, el punto de partida de estos ideales acerca de la cabaña primitiva son erróneos, como lo pueda ser el mismo título del libro: Adán no necesitaba ninguna casa o construcción en el Paraíso, pues, como tal, proporcionaba unas condiciones óptimas sin la presencia de peligro alguno.

Así, la invención de la arquitectura por parte del hombre no existe, no es más que una evolución de las construcciones de las especies anteriores emparentadas con él. Ahora bien, el hombre no estaba solo. Una pléyade de especies le acompañaban en su lento avanzar. Sin embargo, dadas las mismas necesidades fisiológicas para todas ellas, sólo el primate inteligente muestra diferencias sustanciales en sus construcciones. ¿A qué se debe esta diferenciación?

Amos Rapopor analiza algunos posibles condicionantes para esta diferenciación. Su discurso, sin embargo, resulta excesivamente categórico. A modo de ejemplo, estudia la proximidad o no al agua como condicionante sobre la forma de la vivienda. Dado que, ante idéntica posición relativa a la costa, unas culturas edifican sobre el agua y otras lo hacen lejos de ella, argumenta, no se puede considerar el citado líquido como posible factor condicionante. Sin embargo, nadie construye debajo del agua. Esta consideración, por obvia, ha sido anulada en el texto, con lo que un factor ha sido sobreseído sin más. De idéntica manera podría leerse los diferentes ejemplos enumerados. Mircea Elíad apunta, con acierto, a la religión como factor condicionante para la elaboración de un arquitectura propia a lo humano, como trataremos de estudiar: la religión es el origen de la arquitectura. Además, intentaremos hallar analogías formales entre las construcciones destinadas a todo tipo de culto o fe y las construcciones y herramientas propias de los procesos agrícolas.

RELIGIÓN Y ARQUITECTURA NOS CUIDAN.

Religión y arquitectura parecen tener el mismo cometido básico: cuidar del ser humano. En este caso, la etimología de ambas palabras refuerzan esta hipótesis. Martin Heidegger analiza la etimología del término alemán bauen. Una primera acepción la define como sinónimo de construir, y por ende, habitar.; y una segunda, como cultivar y cuidar. Por otra parte, dos interpretaciones etimológicas suelen darse de religión. Según una, religión procede de religio, voz relacionada con religatio, substantivación de religare (="religar", "vincular", "atar"). Otra interpretación apunta hacia el primitivo término de religionem, ligado a religiosus y religens, equivalente a aquello escrupuloso, delicado o cuidadoso. Como vemos, las etimologías de ambos términos, religión y arquitectura, convergen hacia el cuidado. Pero palabras son palabras, y del mismo modo que "enamorarse" no es la conversión en masa de la comunidad musulmana al cristianismo, no debemos fiarnos en exceso de estos razonamientos.

Según el axioma propuesto, buscando el origen de la identidad religiosa encontraremos el origen de la arquitectura. El hombre, en un punto dado de su evolución, se hace consciente del dominio que tiene sobre parte de la naturaleza, pues es capaz de domarla y utilizarla para su bien personal. El anverso de este dominio consiste en la íntima relación entre hombre y agricultura, relación que se acerca peligrosamente a la dependencia. Abstrayendo esta relación, el hombre descubre que necesita de una comunidad entorno a él para poder trabajar las tierras, organizar el trabajo, etcétera (la socialidad del hombre pues, no respondería a una cuestión moral, sino meramente a una necesidad económica, por así decirlo). De esta manera, si peligra la comunidad, peligra la cosecha y, con ella, la perpetuidad de la vida. Se crea entonces un miedo a la disgregación de este grupo humano, por lo que se debe crear algo que garantice la unidad del mismo. Este 'algo' que religa a los diferentes componentes del grupo debe significarse de alguna manera, mediante un recinto o una elevación respecto al suelo, significación que desembocará en el desarrollo de la arquitectura, inexistente hasta entonces, pues vemos cómo especies anteriores en la evolución a la humana carecen de ella en los términos en los que hoy en día la entendemos.

De igual manera que el hombre debe garantizar la conservación de aquello que ha hecho producir, mediando diversos procedimientos reducibles a la ventilación y a la preservación del agua, el hombre temerosos debió imaginar que algo superior garantizaba la unión entre él y sus congéneres. Numerosas religiones le dan el nombre de Dios, mientras que otras no aclaran nada sobre el tema (el budismo puritano, por ejemplo, dice que no podemos saber nada de "él"). Este ser o ente se acerca al hombre mediante el diálogo, divisible en creencia, plegaria y culto, bases de toda religión.

Según esto, el hombre es dependiente a la vez de la producción agrícola y de su unidad con el grupo. No parece haber en aquella época nada más que pueda provocar temor en el hombre que la falta de uno de estos dos elementos, (la capacidad de articular el brazo en carrera, verdadero logro del ser humano, le permite defenderse de los animales, mientras que la climatología no debía suponer un esfuerzo) por lo que necesariamente debe haber alguna relación entre arquitectura como congregadora de seres y herramientas, silos y graneros como agregadores de grano. Veremos a través de algunos ejemplos cómo esta relación está patente incluso hoy en día, centrándonos en cómo ha evolucionado el, a mi juicio, la primera muestra de arquitectura: el templo o iglesia (pues seguramente el hombre seguía viviendo en un principio allí donde siempre lo había hecho, al abrigo de las copas de los árboles). Intentaré con ello, y en adelante, dar muestras de que la religión ha sido el verdadero motor de la arquitectura, dando lugar a subtipos que evolucionarán independientemente (cada humano querría estar protegido incluso cuando no estaba en comunidad, con lo que conviviría con una imagen o signo de la Divinidad, intentando protegerla. A medida que su perpetuidad física y moral se conseguía, el hombre podría aguzar su ingenio para una vida mejor, llegando al amodorramiento generalizado al que los avances actuales nos han llevado).

Esta menor dependencia actual respecto a la religión nos hace parecer que ésta ya no es parte fundamental de nuestra vida. Incluso la arquitectura, hasta hace unos años, parecía haberse olvidado de la importancia de la arquitectura religiosa. Sin embargo, algunos de los eventos más importantes de nuestra vida suceden dentro de edificios religiosos: nuestro bautizo, la comunión, la boda y nuestro entierro; catedrales, iglesias y templos de diferente jaez son visitados frecuentemente por turistas de todo el mundo sin distinción de credo, etc. Incluso aquellas personas ateas probablemente lleven el nombre de algún santo o persona destacada de los textos sagrados (hasta la aparición de los "Kevincostners" o "Cristal"); sin ir más lejos, el propio autor (del hebreo, "ma"=hombre, "teo"=Dios). Acerca de la importancia de la religión hoy en día puede consultarse la obra de Pepe Rodríguez.

ANATOMÍA DEL TEMPLO: RUDOLPH SCHWARZ

Ya hemos dicho que trataremos de relacionar templo y silo formalmente, no sin antes explicar cómo, dónde y por qué los templos tienen la forma que tienen:

¿Qué forma tiene un templo? Múltiples son las respuestas; incluso la Iglesia Católica ha intentado establecer unas normas formales para la creación de un único model. A primera vista, edificios destinados al culto como puedan ser Angkor o la pequeña ermita de Tejedo de Ancares nos parecen construcciones totalmente diferentes. Sin embargo, subyacen en ellas ciertas similitudes extrapolables a todos los templos del mundo. A este respecto, Rudolph Schwarz es al estudio de las formas sacras lo que Timoshenko a la Resistencia de materiales.

Rudolph Schwarz, si bien no ha sido ampliamente estudiad es frecuentemente citado como uno de los grandes constructores de edificios religiosos de nuestro siglo, con Dominikus Böhm y Otto Bartning. Nace en 1897, y estudia arquitectura de la mano de Hans Poelzig, manteniendo contactos con Romano Guardini y con Böhm; es uno de los pocos autores de este siglo que se ha dedicado a estudiar los modelos de edificios religiosos, que a continuación expongo.

Schwarz analiza los modelos conceptuales históricos, definiendo siete modelos básicos. Dichos modelos son universales, pues se basan en consideraciones que toda religión propugna (unidad de la comunidad, valga la redundancia, relación con un ser o seres superiores o absolutos, rito religioso, etc.) De los siete modelos, cuatro responden al esquema de planta central y dos al de planta longitudinal (exacta distinción puede hacerse entre las construcciones de almacenamiento; para lo que hablaremos de silos o de graneros, según el caso).

El primero de ello responde al nombre de "Sagrado interior" (Heiliger Ring): un anillo de devotos se sitúa entorno a un centro, reforzando el ideal de pilar cósmico mediando una cubierta cupuliforme. Todos los congregados pueden ver al resto de congéneres, todos son tratados por igual. El anillo que los fieles conforman hace que formen una unidad de ente superior; "en el espacio cerrado y perfecto limitado por el círculo, el movimiento de los celebrantes es como el fluir de la sangre por las venas".

Para Schwarz, este modelo es propio de comunidades poco avanzadas u obsoletas, en tanto su naturaleza ritual se muestra acorde con una estructura tan cerrada. Posiblemente se trate del modelo original, transposición arquitectónica del culto no en templos, sino en lugares sagrados, en los que probablemente la comunidad se reuniese entorno a un hogar formando círculos concéntricos. Así, este modelo evoluciona hasta el "Anillo abierto" (Der offene Ring), en el que el anillo se abre tras las espaldas del sacerdote, con lo que se evita que nadie le dé la espalda, estableciendo ya un semieje litúrgico. Otra variación del primer modelo nos da el tercero, el "Cáliz de Luz" (Der lichte Kelch), en el que la abertura del rígido anillo se produce en su parte superior, enfatizando el eje cósmico, así como la ascensión de Dios y el descenso de la luz dorada. Estos modelos, sin embargo, hacen que el fiel sólo contemple la construcción, sin formar parte de ella, con lo que nos introduce en los modelos longitudinales, más acordes con la liturgia cristiana, estableciendo el itinerario umbral, nave, altar, adelantándose a las propuestas posteriores del Concilio Vaticano II. Así, un cuarto modelo (Heilige Fahrt) tipifica este recorrido, en el que los asistentes ven a su Dios como meta: "Los hombres en marcha van ordenados como un ejército, hombro con hombro. [...] Nadie mira a nadie, todos miran la meta"; mientras que el quinto, "Lanzamiento Sagrado" (Heiliger Wurf) el templo adopta una planta parabólica, forma de Dios con los brazos extendidos recogiendo a su pueblo. En ambos esquemas longitudinales se manifiesta el principio (como entrada oscura a un recinto, el umbral) y el fin (altar fuertemente iluminado). El sexto modelo, "Universo Sagrado" (Heilige All) parece no responder a ninguno de los conceptos anteriores. Vuelve a la unidad del círculo, pero habla de una "luz que lo ilumina todo". Por último, el séptimo modelo "Universal" (Dom aller Zeiten) pretende ser la conjunción de todos los modelos anteriores, en el que el esquema rectilíneo se combina con el central.

Sin embargo, tras una primera etapa junto a Dominikus Böhm, Schwarz parece desentenderse de los modelos históricos, y basa sus composiciones en la planta elíptica cercana al recinto circular, pero con una direccionalidad manifestada por sus dos centros, a la vez que cada tramo se asemeja a la parábola del quinto modelo. Las obras de este periodo nos remiten a la idea general del silo: cilindro monumental de almacenamiento. Si cogiéramos diversos aspectos de estas iglesias y los introdujéramos en un 'turmix', obtendríamos algo muy parecido a la capilla Caplutta Sogn Benedetg de Peter y Annalisa Zumtho. Ciertamente, el aspecto es muy cercano a las obras de Schwarz. Sin embargo, aquí se ubica el edificio-silo con su eje paralelo a la escorrentía de la ladera, siguiendo tradiciones como la lusa o la china, que suelen situar sus centros de culto en laderas pronunciadas, pues se consigue simbolizar así la union entre la tierra y el cielo.

En esta pequeña capilla, acorde con la práctica de la profesión que ejerce el también saxofonista Zumthor, estableciendo un ritmo pausado que hace madurar los proyectos independientemente de su escala o lujo, el arquitecto sitúa un plano elevado sobre el terreno, dejando que éste se sitúe bajo los fieles: como un hórreo o granero, se protege lo almacenado del posible contacto con el agua (que, como el oxígeno, representa a la vez la vida y la muerte o pudrición; sin ellos no hay vida, un contacto excesivo acaba con ésta). La intervención sobre el terreno es mínima, mostrando claramente la diferenciación entre plataforma, cubierta y cerramiento, pues éste se separa de la estructura portante mediante unos separadores lacados de 8 cm. Como es de menester en este tipo de edificios, la luz cae desde las alturas del recinto. Imágenes como ésta y otras similare evocan la visión que se obtendría si nosotros mismos fuésemos un grano almacenado en un silo: la imprecisión lógica del cerramiento nos haría ver una extraña -a la par que mística- caída de luz desde la parte superior. Yo he tenido esta sensación estando en un pajar de uno de mis pueblos de origen, Suertes. El mismo, situado en un valle a orillas del río Ancares, posee tres caminos principales: uno que hace de 'limahoya' y otros dos paralelos situados a una cota mayor sobre la ladera. Los pajares se sitúan entre estos dos 'paralelos', teniendo una abertura a cada flanco, orientadas perpendicularmente a estas vías. Por el camino situado a mayor cota circulan los carros cuando acaba la siega, con lo que se descarga el mismo echando la siega desde lo alto, facilitando el trabajo. La paja se puede coger desde la abertura inferior. Contra el inicio del verano, cuando el pajar está 'en horas bajas', estando en el interior, la luz rebosa por la abertura superior. El efecto, como digo, es muy similar al de cualquier iglesia convencional.

EL TEMPLO, ORIGEN FÍSICO-TEMPORAL.

Hemos visto ya las diferentes tipologías existentes de templo, y cómo algunas de ellas responden también a modelos de construcciones para el almacenamiento de grano (silos y graneros). Estos modelos parecen ser Universales. Aún así, el templo debe escoger un lugar en el que asentarse, un lugar significativo de su propia concepción, un lugar en sí mismo. Elíade trata este tema en el libro ya citado. Cuenta cómo para los griegos, el mundo es una caos físico temporal. En él, sólo la presencia del templo marca un espacio real: el recinto del templo es el único que está dentro del tiempo y de la historia, pues es regido por lo sobrenatural. Así, allí donde se produce una hierofania, manifestación del Dios en la Tierra, se construye rápidamente un templo. Posiblemente, entorno a este templo, lugar santificado, se situasen las casas de los fieles: el pueblo crecía en derredor del fanum. Todo aquello exterior a este recinto recibía, pues, el nombre de profanu. Vemos cómo el templo, origen según el presente estudio de la arquitectura, podría ser asimismo el origen de la ciudad. Y el lector argumentará que estamos hablando de tiempos remotos, que hoy en día las ciudades responden a otras consideraciones. Hasta hace poco, no obstante, esto aún era vigente. La ciudad de Barcelona nos ofrece un ejemplo reciente en los casos de pueblos como Cornellà o Gràcia, si bien eran los cementerios y no las iglesias los orígenes de los mismos. En efecto, el traslado extramuros de los cementerios de la ciudad (parte importantísima de la vida religiosa, y que más adelante analizaremos) trajo consigo la necesaria creación de nuevas vías de comunicación, que fueron aprovechadas como nuevas vías de expansión de la ciudad.

Elíade cita numerosos ejemplos en los que los diferentes centros de culto representan el único espacio ordenado del Universo. Análogamente, el grano se dispone cuidadosamente en los silos, esperando ser 'purificados' poco a poco. Esta purificación no puede ser llevada a cabo más que en estos silos, pues son aquellos lugares especialmente dispuestos por el hombre: ante el aparente caos con el que germina el grano, el hombre es el mecanismo ordenador.

El templo, pues, puede disponerse en cualquier lugar siempre y cuando cuente con el respaldo de una hierofanía, pues necesita de esta manifestación para existir en el espacio-tiempo real. La pérdida contemporánea de estos factores hace que veamos templos situados en los lugares más insospechados: rodeados de agua en islas artificiales, elevados sobre pilotis, obra de los holandeses MVRDV: el proyecto original contemplaba la ubicación de una lámina de agua en el pavimento inferior, haciendo que la iglesia se alzara sobre el agua, protegiéndose de la misma-, e incluso los hay situados, paradójicamente, bajo tierra (si bien resultaría ser una aproximación a los orígenes, al eterno retorno: varias culturas interpretan el acto religioso como un nuevo origen del Tiempo, que se crea cíclicamente; de igual modo como nuestro tiempo religioso 'renace' con la confesión y el remedimento de nuestros pecados).

Hablando de cementerios, un caso ejemplar que nos permitirá establecer varias analogías entre el proceso religioso y agrícola es la ampliación del cementerio de la localidad italiana de Civita Castegliana, en la región del Viterbo, obra de Massimiliano Fuksas y Anna Maria Saccon. Los 16000 metros cuadrados proyectados en 1987 están rodeados, cómo no, por un muro circular, forma históricamente asociada a lo perfecto, a lo sublime y divino. Este círculo sólo ve interrumpida su perfección al ser atravesado por una vía de tren, única entrada y salida al recinto. La entrada sobre las vías de las cajas mortuorias asemeja el transporte de mercancías: los muertos suelen ser tratados como granos ya recolectados que han de dar su fruto en otra existencia. Una vez en el interior, hallamos diferentes construcciones que responden al tipo de granero, todas ellas elevadas respecto al suelo como en un acercamiento espiritual al más allá. Bajo la forma de depósito de agua encontramos un osario; 'graneros' varios acogen la iglesia y otras dependencias. El conjunto de estos silos-osarios desperdigados sin orden aparente por todo el recinto es la viva imagen del agrupamiento de las construcciones vernáculas de almacenamiento de grano, como la de la figura 28. Igualmente, tras los incendios generalizados de principios de siglo de las pallozas de la frontera galaico-leonesa, los muros elípticos de piedra que quedaban en pie fueron utilizados como protección a los panales de miel, con un resultado muy similar al ejemplo citado, pero a una escala menor -ejemplo de palloza reconvertida en 'cortín', Campo del Agua (León)-. Dicha reutilización de estos muros fue posible por la adopción de un segundo tipo de vivienda, las casas de "alto y bajo", dignas de un estudio que se antoja ajeno al presente.

Otro ejemplo similar de los mismos autores es la extensión del cementerio de Orvieto. En este caso, al recinto elíptico se le añade un 'silo'-osario. En este ejercicio, Fuksas intentó crear una emoción plástica sin tener que confiar al material el destino de su arquitectura. Así, introduce otra de las características de los edificios religiosos: la tendencia a la monumentalidad (capillas como la ya vista de Zumthor, o la sinagoga israelí de Mario Botta exploran esta vía, aumentando el número de juntas entre los elementos del cerramiento: cada teja o ladrillo se nos muestra así con una dimensión menor, dimensión cercana al de un grano).

REFERENTES RELIGIOSOS Y AGRÍCOLAS.

"-Con la iglesia hemos dado, Sancho". Cervantes, en el cap. IX de la segunda parte de su ejemplar obra, narra cómo Alonso Quijano y su fiel escudero, llegando al Toboso, no logran hallar con el imaginario alcázar de Dulcinea. Confundiéndola con éste Sancho, el hidalgo aclara qué edificio han hallad. En efecto, el templo es 'el edificio' por antonomasia de una población; se ubica en un punto singular de la región, en un cruce de caminos, intenta alzarse cuando puede sobre el resto de edificios, usa la acústica para hacerse notar -antaño era la guía espiritual, pero al mismo tiempo, temporal; marcaba los ciclos de trabajo, descanso y ocio: era el único edificio visible desde los campos de cultivo-, etcétera.

Toda iglesia tiene las mismas consideraciones en cualquier parte del mundo: todas son por igual representación simbólica de la casa de Dios en la Tierra. Cualquier forma o posición sería indiferente, pues meramente por estar consagrada al Supremo toda consideración ulterior es accesoria. Sin embargo, los tiempos han llevado a significar estas construcciones, para asegurar su presencia, mediante la construcción en altura, un enclave privilegiado, o un cambio en sus formas. Por ejemplo, en la localidad griega de Sifno, si bien estas iglesias postbizantinas no se encuentran en una posición privilegiada, y su visión es muy difícil desde cualquier calle de la ciudad, se ha recurrido al cambio de formas de la arquitectura. Ante la tradicional e isótropa apariencia de las viviendas, paraleliformes, las iglesias se cubren con cúpulas, para diferenciarse. Lo mismo ocurre con otro ejemplo contemporáneo: la catedral de Managua, en Nicaragu: 63 cúpulas completan el techo del recinto, distribuidas piramidalmente. El resultado plástico nos recuerda los conjuntos de depósitos de gas de nuestros puertos. No hay que olvidar que la cúpula puede ser fruto del perfeccionamiento de la disposición natural del grano al ser amontonado.

Así como los instrumentos de almacenamiento de pequeña escalaléase capazos, sacos, y otros- pueden ser utilizados por ambas caras -pues, obviamente, son láminas tejidas-, el templo también puede ser interpretado con este carácter de reversibilidad: a la vez que el templo define un espacio sagrado y de culto interior, también protege a la comunidad exterior. La 'Iglesia sin techo' de Philip Johnso refleja esta idea. La pequeña capilla, reducida a un muro convergente recubierto de placas de cedro, de planta lobulada, también está rodeada por un recinto exterior. La expansión del espacio parece haber condicionado la forma de la cubierta: como en un silo, el contenido se expande uniformemente, lo que parece justificar la forma redondeada de los silos (otras muchas consideraciones podrían tenerse en cuenta sobre la forma circular: es la que permite almacenar el máximo volumen con la menor cantidad de material, lo que se traduce en un menor número de juntas caso que el material sea conformado, es la única forma en la cual la cubierta no puede caer nunca en el interior, pues todas sus secciones son de igual o menor tamaño que el diámetro de la abertura, permite que la tapa pueda ser transportada fácilmente haciéndola rodar, etc.). Unos nervios perimetrales contienen esta expansión, dotando a la construcción de un aspecto de cestería, comparable al producido por algunas construcciones africanas .

EL FINAL DEL MODELO AGRÍCOLA. CHIRICO Y LA METAFÍSICA.

Si nos damos un garbeo por las últimas construcciones dedicadas al culto a divinidades, veremos cómo hoy en día las iglesias han pasado a formar parte integrante de la arquitectura: sus formas no responden a los criterios antes mencionados, sino a otros de carácter meramente funcional o económico. Ejemplos como las últimas construcciones religiosas de Steven Holl o Rafael Moneo parecen incidir más en el aspecto humano, en la participación en el acto litúrgico de los asistentes. ¿A qué es debido esta desvalorización de los modelos agrícolas?

Ya hemos insinuado que el origen de la arquitectura religiosa y la adopción de modelos agrícolas pudo surgir a raíz del acto consciente del ser humano, que había comprendido ciertas leyes de la naturaleza. No obstante, había cosas que se escapaban a su adolescente entender, por lo que se imaginó la existencia de un ente absoluto a todas las leyes. Con la Revolución Industrial , y el cambio de actitud que trajo consigo innumerables avances científicos, el hombre se replanteó su existencia: ahora era él el que lo dominaba todo.

Giorgio de Chirico analiza este nuevo rol del humano, aplicándolo a las arte. Critica el excesivo historicismo de las academias artísticas, y en especial su persistencia en los modelos divinos o heroicos (también se ha apuntado la posibilidad de un origen heroico de los Dioses: serian modelos con antecedentes humanos a seguir por el resto del grupo). Consciente de la nueva dimensión cognoscitiva que el hombre ha adoptado, propone la creación de una nueva corriente artística, que recibirá el nombre de 'Metafísica' en estrecha relación con el Futurismo de Filippo Marinetti y Antonio Sant'ellia. Como el propio término dice, el arte debe estar regido por las leyes físicas que el hombre ha ido asimilando. En sus cuadros, a modo de ejemplo, vemos como diferentes puntos de fuga se combinan en aparente desorden, muestra del dominio humano sobre las leyes de la perspectiva y de la naturaleza en general. Asimismo, Chirico pretende 'derrotar' las Divinidades. Por ello, es frecuente ver cómo sitúa las estatuas de los héroes sobre una peana muy rebajada, acercando la dimensión divina a la humana.

Es por esta falta de necesidad religiosa actual la que hace que la construcción del templo busque otras maneras de 'atraer' a la comunidad y mantenerla unida -no sería de extrañar que en años venideros proliferasen salas multiconfesionales ofreciendo bonos descuento para las salas multicines vecinas, por ejemplo.-

CONCLUSIÓN.

He intentado exponer, en la medida en que los conceptos y la claridad de ideas me han permitido, cómo las formas de la arquitectura religiosa pueden corresponderse con aquellas construcciones destinadas al almacenamiento de grano. Así, el hombre cuida y cultiva el grano como otro ser superior cuida de nosotros y nos cultiva. Recientes ensayos filosóficos incluyen un tercer grado: el hombre y los Dioses son creados y regidos por un ente aún superior: el Destino -o la Providencia, que diría J.J. Benítez-. Esta relación pudo haber llevado en un principio a asimilar las formas de lo agrícola a lo sagrado, con lo que el origen de la arquitectura, apuntado por Eliade y desdeñado por Rapoport, se basaría en la religión como abstracción de la relación entre hombre y naturaleza.


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Mateo Alonso Ferrera
wapleton@hotmail.com