Aquí están plasmadas, todas nuestras creencias, que fortalecen nuestra fé y que son los
pilares de nuestro movimiento Adventista.
Algo fundamental, es que nosotros no prácticamos nada, que no esté señalado con un "Así
dice el Señor".
Aquellos quienes dudan de nuestras creencias, les pedimos que se sustenten con cada una
de las citas bíblicas aquí plasmadas...
Sino tienen una a mano, le facilitamos una en internet...
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1. Las Sagradas Escrituras.
Las Sagradas Escrituras, que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento, constituyen la
Palabra escrita de Dios, transmitida por inspiración divina mediante santos hombres de
Dios que hablaron y escribieron siendo impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta
palabra, Dios ha comunicado a los seres humanos el conocimiento necesario para
alcanzar la salvación. Las Sagradas Escrituras son la infalible revelación de la voluntad
divina. Son la norma del carácter, el criterio para evaluar la experiencia, la revelación
autorizada de las doctrinas, y un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el
curso de la historia.
2 Pedro 1:20-21
2 Timoteo 3:16-17
Salmos 119:105
Proverbios 30:5-6
Isaías 8:20
Juan 17:17
1 Tesalonicenses 2:13
Hebreos 4:12
2. La Trinidad.
Hay un solo Dios, que es una unidad de tres personas coeternas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Este Dios uno y trino es inmortal, todopoderoso, omnisapiente, superior a todos y
omnipresente. Es infinito y escapa a la comprensión humana, no obstante lo cual se le
puede conocer mediante la propia revelación que ha efectuado de sí mismo. Es
eternamente digno de reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación.
Deuteronomio 6:4
Mateo 28:19
2 Corintios 13:14
Efesios 4:4-6
1 Pedro 1:2
1 Timoteo 1:17
Apocalipsis 14:7
3. El Padre.
Dios el Padre Eterno, es el Creador, Origen, Sustentador y Soberano de toda la creación.
Es justo, santo, misericordioso y clemente, tardo para la ira y abundante en amor y
fidelidad. Las cualidades y las facultades del Padre se manifiestan también en el Hijo y el
Espíritu Santo.
Génesis 1:1
Apocalipsis 4:11
1 Corintios 15:28
Juan 3:16
1 Juan 4:8
1 Timoteo 1:17
Éxodo 34:6-7
Juan 14:9
4. El Hijo.
Dios el Hijo Eterno es uno con el Padre.Por medio de él fueron creadas todas las cosas; EI
revela el carácter de Dios, Ileva a cabo la salvación de la humanidad y juzga al mundo.
Aunque es verdaderamente Dios, sempiterno, también llegó a ser verdaderamente hombre,
Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Vivió y
experimentó tentaciones como ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y el
amor de Dios. Mediante sus milagros manifestó el poder de Dios y éstos dieron testimonio
de que era el prometido Mesías de Dios. Sufrió y murió voluntariamente en la cruz por
nuestros pecados y en nuestro lugar, resucitó de entre las muertos y ascendió al Padre para
ministrar en el santuario celestial en nuestro favor. Volverá otra vez con poder y gloria para
liberar definitivamente a su pueblo y restaurar todas las cosas.
Juan 1:1-3,14
Colosenses 1:15-19
Juan 10:30; 14:9
Romanos 6:23
2 Corintios 5:17-19
Juan 5:22
Lucas 1:35
Filipenses. 2:5-11
1 Corintios 15:3-4
Hebreos 2:9-18
Hebreos 8:1-2
Juan 14:1-3
5. El Espíritu Santo.
Dios el Espíritu Eterno estuvo activo con el Padre y el Hijo en la creación, la encarnación y
la redención.Inspiró a los autores de las Escrituras. Infundió poder a la vida de Cristo.Atrae y
convence a los seres humanos; y a los que responden, renueva y transforma a la imagen de
Dios. Enviado por el Padre y el Hijo está siempre con sus hijos, distribuye dones espirituales
a la iglesia, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo, y en armonía con las
Escrituras la conduce a toda verdad.
Génesis 1:1-2
Lucas 1:35; 4:18
Hechos 10:38
2 Pedro 1:21
2 Corintios 3:18
Efesios 4:11-12
Hechos 1:8
Juan 14:16-18, 26
Juan 15:26-27
Juan 16:7-13
6. La creación.
Dios es el Creador de todas las cosas, y ha revelado por medio de las Escrituras un registro
auténtico de su actividad creadora. El Señor hizo en seis días "los cielos y la tierra" y todo
ser viviente que la habita, y reposó el séptimo día de la primera semana. De ese modo
estableció el sábado como un monumento perpetuo de la finalización de su obra
creadora.El primer hombre y la primera mujer fueron hechos a imagen de Dios como una
corona de la creación; se les dio dominio sobre el mundo y la responsabilidad de cuidar de
él. Cuando el mundo quedó terminado era "bueno en gran manera", porque declaraba la
gloria de Dios.
Génesis 1:2
Éxodo 20:8-11
Salmos 19:1-6
Salmos 33:6, 9
Salmos 104
Hebreos 11:3
7. La naturaleza del hombre.
El hombre y la mujer fueron hechos a imagen de Dios, con individualidad propia y con la
facultad y la libertad de pensar y obrar por su cuenta. Aunque fueron creados como seres
libres, cada uno es una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu que depende de Dios
para la vida, el aliento y todo lo demás. Cuando nuestros primeros padres desobedecieron
a Dios, negaron su dependencia de éI y cayeron de la elevada posición que ocupaban bajo
el gobierno de Dios. La imagen de Dios se desfiguró en ellos y quedaron sujetos a la
muerte. Sus descendientes participan de esta naturaleza degradada y de sus
consecuencias. Nacen con debilidades y tendencias hacia el mal. Pero Dios, en Cristo,
reconcilió al mundo consigo mismo, y por medio de su Espíritu restaura en los mortales
penitentes la imagen de su Hacedor. Creados para gloria de Dios, se los invita a amar al
Señor y a amarse mutuamente, y a cuidar el ambiente que los rodea.
Génesis 1:26-28
Génesis 2:7
Salmos 8:4-8
Hechos 17:24-28
Génesis 3
Salmos 51:5
Romanos 5:12-17
2 Corintios 5:19-20
Salmos 51:10
1 Juan 4:7-8, 11, 20
Génesis 2:15
8. El gran conflicto.
La humanidad entera se encuentra envuelta en un conflicto de proporciones extraordinarias
entre Cristo y Satanás en torno al carácter de Dios, su ley y su soberanía sobre el universo.
Este conflicto se originó en el cielo cuando un ser creado, dotado de libre albedrío, se
exaltó a sí mismo y se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, e instigó a rebelarse a
una porción de las ángeles. El introdujo el espíritu de rebelión en este mundo cuando
indujo a pecar a Adán y a Eva. El pecado produjo como resultado la distorsión de la imagen
de Dios en la humanidad, el trastorno del mundo creado y posteriormente su completa
devastación en ocasión del diluvio universal. Observado por toda la creación, este mundo
se convirtió en el campo de batalla del conflicto universal, a cuyo término el Dios de amor
quedará finalmente vindicado. Para ayudar a su pueblo en este conflicto, Cristo envía al
Espíritu Santo y a los ángeles leales para que lo guíen, lo protejan y lo sustenten en el
camino de la salvación.
Apocalipsis 12:4-9
Isaías 14:12-14
Ezequiel 28:12-18
Génesis 3
Romanos 1:19-32
Romanos 5:12-21
Romanos 8:19-22
Génesis 6-8
2 Pedro 3:6
1 Corintios 4:9
Hebreos 1:14
9. La vida, muerte y resurrección de Cristo.
Mediante la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, sus sufrimientos,
su muerte y su resurrección, Dios proveyó el único medio válido para expiar el pecado de la
humanidad, de manera que los que por fe acepten esta expiación puedan tener acceso a la
vida eterna, y toda la creación pueda comprender mejor el infinito y santo amor del
Creador. Esta expiación perfecta vindica la justicia de la ley de Dios y la benignidad de su
carácter, porque condena nuestro pecado y al mismo tiempo hace provisión para nuestro
perdón. La muerte de Cristo es vicaria y expiatoria, reconciliadora y transformadora. La
resurrección de Cristo proclama el triunfo de Dios sobre las fuerzas del mal, y a los que
aceptan la expiación les asegura la victoria final sobre el pecado y la muerte. Declara el
señorío de Jesucristo, ante quien se doblará toda rodilla en el cielo y en la tierra.
Juan 3:16
Isaías 53
1 Pedro 2:21-22
1 Corintios 15:3-4
1 Corintios 15:20-22
2 Corintios 5:14-15
2 Corintios 5:19-21
Romanos 1:4
Romanos 3:25
Romanos 4:25
Romanos 8:3-4
1 Juan 2:2
1 Juan 4:10
Gálatas 2:15
Filipenses 2:6-11
10. La experiencia de Ia salvación.
Con amor y misericordia infinitos Dios hizo que Cristo, que no conoció pecado, fuera hecho
pecado por nosotros, para que nosotros pudiésemos ser hechos justicia de Dios en él.
Guiados por el Espíritu Santo sentimos nuestra necesidad, reconocemos nuestra
pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones, y ejercemos fe en Jesús
como Señor y Cristo, como Sustituto y Ejemplo. Esta fe que recibe salvación nos Ilega por
medio del poder divino de la Palabra y es un don de la gracia de Dios. Mediante Cristo
somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios y librados del señorío del
pecado.Por medio del Espíritu nacemos de nuevo y somos santificados; el Espíritu renueva
nuestras mentes, graba la ley de amor de Dios en nuestros corazones y nos da poder para
vivir una vida santa. Al permanecer en él somos participantes de la naturaleza divina y
tenemos la seguridad de la salvación ahora y en ocasión del juicio.
2 Corintios 5:17-21
Juan 3:16
Gálatas 1:4
Gálatas 4:4-7
Tito 3:3-7
Juan 16:8
Gálatas 3:13-14
1 Pedro 2:21-22
Romanos 10:17
Lucas 17:5
Marcos 9:23-24
Efesios 2:5-10
Romanos 3:21-26
Colosenses 1:13-14
Romanos 8:14-17
Gálatas 3:26
Juan 3:3-8
1 Pedro 1:23
Romanos 12:2
Hebreos 8:7-12
Ezequiel 36:25-27
2 Pedro 1:3-4
Romanos 8:1-4
Romanos 5:6-10
11. La iglesia.
La iglesia es la comunidad de creyentes que confiesa que Jesucristo es Señor y Salvador.
Como continuadores del pueblo de Dios del Antiguo Testamento, se nos invita a salir del
mundo; y nos reunimos para adorar y estar en comunión unos con otros, para recibir
instrucción el la Palabra, celebrar la Cena del Señor, para servir a toda la humanidad y
proclamar el evangelio en todo el mundo. La iglesia deriva su autoridad de Cristo, que es el
Verbo encarnado, y de las Escrituras que son la Palabra escrita. La iglesia es la familia de
Dios: somos adoptados por éI como hijos y vivimos sobre la base del nuevo pacto. La
iglesia es el cuerpo de Cristo, una comunidad de fe de la cual Cristo mismo es la cabeza.
La iglesia es la esposa por la cual Cristo murió para poder santificarla y purificarla.Cuando
regrese en triunfo, se la presentará como una iglesia gloriosa, es a saber, los fieles de todas
las edades, adquiridos por su sangre, sin mancha ni arruga, santos e inmaculados.
Génesis 12:3
Hechos 7:38
Efesios 4:11-15
Efesios 3:8-11
Mateo 28:19-20
Mateo 16:13-20
Mateo 18:18
Efesios 2:19-22
Efesios 1:22-23
Efesios 5:23-27
Colosenses 1:17-18
12. El remanente y su misión.
La iglesia universal está compuesta por todos los que creen verdaderamente en Cristo, pero
en los últimos días, una época de apostasía generalizada, se ha llamado a un remanente
para que guarde los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Este remanente anuncia la
hora del juicio, proclama la salvación por medio de Cristo y anuncia la proximidad de su
segunda venida.Esta proclamación está simbolizada por los tres ángeles de Apocalipsis 14;
coincide con la hora del juicio en el cielo y da como resultado una obra de arrepentimiento
y reforma en la tierra. Todo creyente recibe la invitación a participar personalmente en este
testimonio mundial.
Apocalipsis 12:17
Apocalipsis 14:6-12
Apocalipsis 18:1-4
2 Corintios 5:10
Judas 3, 14
1 Pedro 1:16-19
2 Pedro 3:10-14
Apocalipsis 21:1-14
13. La unidad del cuerpo de Cristo.
La iglesia es un cuerpo constituido por muchos miembros que proceden de toda nación,
raza, lengua y pueblo. En Cristo somos una nueva creación; las diferencias de raza, cultura,
educación y nacionalidad, entre encumbrados y humildes, ricos y pobres, hombres y
mujeres, no deben causar divisiones entre nosotros. Todas somos iguales en Cristo, quien
por un mismo Espíritu nos ha unido en comunión con él y los unos con los otros. Debemos
servir y ser servidos sin parcialidad ni reservas. Por medio de la revelación de Jesucristo en
las Escrituras participamos de la misma fe y la misma esperanza, y salimos para dar a todos
el mismo testimonio. Esta unidad tiene sus orígenes en la unicidad del Dios triuno, que nos
ha adoptado como sus hijos.
Romanos 12:4-5
1 Corintios 12:12-14
Mateo 28:19-20
Salmos 133:1
2 Corintios 5:16-17
Hechos 17:26-27
Gálatas 3:27, 29
Colosenses 3:10-15
Efesios 4:14-16
Efesios 4:1-6
Juan 17:20-23
14. El bautismo.
Por medio del bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y resurrección de Jesucristo, y
damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad
de vida. De este modo reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, Ilegamos a
ser su pueblo y somos recibidos como miembros de su iglesia. El bautismo es un símbolo
de nuestra unión con Cristo, del perdón de nuestros pecados y de nuestra recepción del
Espíritu Santo.Se realiza por inmersión en agua, y está íntimamente vinculado con una
afirmación de fe en Jesús y con evidencias de arrepentimiento del pecado. Sigue a la
instrucción en las Sagradas Escrituras y a la aceptación de sus enseñanzas.
Romanos 6:1-6
Colosenses 2:12-13
Hechos 16:30-33
Hechos 22:16
Hechos 2:38
Mateo 28:19-20
15. La Cena del Señor.
La Cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y la sangre de Jesús
como expresión de fe en él, nuestro Señor y Salvador. En esta experiencia de comunión
Cristo está presente para encontrarse con su pueblo y fortalecerlo. Al participar en ella,
proclamamos gozosamente la muerte del Señor hasta que venga. La preparación para la
Cena incluye un examen de conciencia, arrepentimiento y confesión. El Maestro ordenó el
servicio de lavamiento de los pies para manifestar una renovada purificación, expresar
disposición a servirnos mutuamente y con humildad cristiana, y unir nuestros corazones en
amor. Todos los creyentes cristianos pueden participar del servicio de comunión.
1 Corintios 10:16-17
1 Corintios 11:23-30
Mateo 26:17-30
Apocalipsis 3:20
Juan 6:48-63
Juan 13:1-17
16. Los dones y ministerios espirituales.
Dios concede a todos los miembros de su iglesia en todas las edades dones espirituales
para que cada uno las emplee en amante ministerio por el bien común de la iglesia y la
humanidad.Concedidos mediante la operación del Espíritu Santo, quien los distribuye entre
cada miembro según su voluntad, los dones proveen todos los ministerios y habilidades
necesarios para que la iglesia cumpla su función divinamente ordenada. De acuerdo con
las Escrituras estos dones incluyen ministerios tales como fe, sanidad, profecía,
predicación, enseñanza, administración, reconciliación, compasión y servicio abnegado y
caridad para ayudar y animar a nuestros semejantes. Algunos miembros son llamados por
Dios y dotados por el Espíritu para cumplir funciones reconocidas por la iglesia en los
ministerios pastoral, de evangelización, apostólico y de enseñanza, particularmente
necesarios a fin de equipar a las miembros para el servicio, edificar a la iglesia de modo
que alcance madurez espiritual, y promover la unidad de la fe y el conocimiento de Dios.
Cuando los miembros emplean estos dones espirituales como fieles mayordomos de las
numerosas gracias de Dios, la iglesia es protegida de la influencia destructora de las falsas
doctrinas, crece gracias a un desarrollo que procede de Dios, y es edificada en la fe y el
amor.
Romanos 12:4-8
1 Corintios 12:9-11
1 Corintios 12:27-28
Efesios 4:8
Efesios 4:11-16
Hechos 6:1-7
1 Timoteo 3:1-13
1 Pedro 4:10-11
17. El don de profecía.
Uno de las dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una de las
características distintivas de la iglesia remanente y se manifestó en el ministerio de Elena
G. de White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una permanente y autorizada
fuente de verdad, y proveen consuelo, dirección, instrucción y corrección a la iglesia.
También establecen con claridad que la Biblia es la norma por la cual deben ser evaluadas
toda enseñanza y toda experiencia.
Joel 2:28-29
Hechos 2:14-21
Hebreos 1:1-3
Apocalipsis 12:17
Apocalipsis 19:10
18. La ley de Dios.
Los grandes principios de la ley de Dios están incorporados en los Diez Mandamientos y
ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y el propósito de Dios con
respecto a la conducta y las relaciones humanas, y están en vigencia para todos los seres
humanos de todas las épocas. Esos preceptos constituyen la base del pacto de Dios con
su pueblo y la norma del juicio divino. Por medio de la obra del Espíritu Santo señalan el
pecado y avivan la necesidad de un Salvador. La salvación es sólo por gracia y no por
obras, pero su fruto es la obediencia a los mandamientos. Esta obediencia desarrolla el
carácter cristiano y da como resultado una sensación de bienestar.Es una evidencia de
nuestro amor al Señor y preocupación por nuestros semejantes.La obediencia por fe
demuestra el poder de Cristo para transformar vidas y por lo tanto fortalece el testimonio
cristiano.
Éxodo 20:1-17
Salmos 40:7-8
Mateo 22:36-40
Deuteronomio 28:1-14
Mateo 5:17-20
Hebreos 8:8-10
Juan 15:7-10
Efesios 2:8-10
1 Juan 5:3
Romanos 8:3-4
Salmos 19:7-14
19. El sábado.
El benéfico Creador descansó el séptimo día después de los seis días de la creación, e
instituyó el sábado para todos los hombres como un monumento de su obra creadora. El
cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día
como día de reposo, adoración y ministerio, en armonía con las enseñanzas y la práctica de
Jesús, el Señor del sábado. El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con
nuestros hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de
antificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro
eterno en el reino de Dios. El sábado es la señal perpetua de Dios del pacto eterno entre él
y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de tarde a tarde, de puesta de
sol a puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios.
Génesis 2:1-3
Éxodo 20:8-11
Lucas 4:16
Isaías 56:5-6
Isaías 58:13-14
Mateo 12:1-12
Éxodo 31:13-17
Ezequiel 20:12, 20
Hebreos 4:1-11
Deuteronomio 5:12-15
Levíticos 23:32
Marcos 1:32
20. La mayordomía.
Somos mayordomos de Dios, a quienes él ha confiado tiempo y oportunidades,
capacidades y posesiones, y las bendiciones de la tierra y sus recursos. Somos
responsables ante él por su empleo adecuado.Reconocemos que Dios es dueño de todo
mediante nuestro fiel servicio a él y a nuestros semejantes, y mediante la devolución de los
diezmos y las ofrendas para la proclamación de su evangelio y para el sostén y desarrollo
de su iglesia. La mayordomía es un privilegio que Dios nos ha concedido para que
crezcamos en amor y para que logremos la victoria sobre el egoísmo y la codicia. El
mayordomo fiel se regocija por las bendiciones que reciben los demás como fruto de su
fidelidad.
Génesis 1:26-28
Génesis 2:15
1 Crónicas 29:14
Hageo 1:3-11
Malaquías 3:8-12
1 Corintios 9:9-14
Mateo 23:23
2 Corintios 8:1-15
Romanos 15:26-27
21. Conducta cristiana.
Se nos invita a ser gente piadosa que piense, sienta y actúe en armonía con los principios
del cielo. Para que el Espíritu vuelva a crear en nosotros el carácter de nuestro Señor,
participamos solamente de lo que produce pureza, salud y gozo cristiano en nuestra vida.
Esto significa que nuestras recreaciones y entretenimientos estarán en armonía con las
más elevadas normas de gusto y belleza cristianos. Si bien reconocemos las diferencias
culturales, nuestra vestimenta debiera ser sencilla, modesta y pulcra como corresponde a
aquellos cuya verdadera belleza no consiste en el adorno exterior, sino en el inmarcesible
ornamento de un espíritu apacible y tranquilo. Significa también que puesto que nuestros
cuerpos son el templo del Espíritu Santo, debemos cuidarlos inteligentemente. Junto con la
práctica adecuada del ejercicio y el descanso, debemos adoptar un régimen alimentario lo
mas saludable posible, y abstenernos de alimentos impuros identificados como tales en las
Escrituras. Puesto que Ias bebidas alcohólicas, el tabaco, y el empleo irresponsable de
drogas y narcóticos son dañinos para nuestros cuerpos, también nos abstendremos de
ellos. En cambio, nos dedicaremos a todo lo que ponga nuestros pensamientos y cuerpos
en armonía con la disciplina de Cristo, quien quiere que gocemos de salud, de alegría y de
todo lo bueno.
Romanos 12:1-2
1 Juan 2:6
Efesios 5:1-21
Filipenses 4:8
2 Corintios 10:5
2 Corintios 6:14 - 7:1
1 Pedro 3:1-4
1 Corintios 6:19-20
1 Corintios 10:31
Levíticos 11:1-47
3 Juan 2
22. El matrimonio y la familia.
El matrimonio fue establecido por Dios en el Edén y confirmado por Jesús, para que fuera
una unión por toda la vida entre un hombre y una mujer en amante compañerismo. Para el
cristiano el matrimonio es un compromiso a la vez con Dios y con su cónyuge, y este paso
debieran darlo sólo personas que participan de la misma fe. El amor mutuo, el honor, el
respeto y la responsabilidad, son la trama y la urdimbre de esta relación, que debiera
reflejar el amor, la santidad, la intimidad y la perdurabilidad de la relación que existen entre
Cristo y su iglesia. Con respecto al divorcio, Jesús enseñó que la persona que se divorcia, a
menos que sea por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio.Aunque
algunas relaciones familiares estén lejos de ser ideales, los socios en la relación
matrimonial que se consagran plenamente el uno al otro en Cristo pueden lograr una
amorosa unidad gracias a la dirección del Espíritu y al amante cuidado de la Iglesia. Dios
bendice la familia y es su propósito que sus miembros se ayuden mutuamente hasta
alcanzar la plena madurez. Los padres deben criar a sus hijos para que amen y obedezcan
al Señor. Mediante el precepto y el ejemplo debieran enseñarles que Cristo disciplina
amorosamente, que siempre es tierno y que se preocupa por sus criaturas, y que quiere que
Ileguen a ser miembros de su cuerpo, la familia de Dios. Una creciente intimidad familiar
es uno de los rasgos característicos del último mensaje evangélico.
Génesis 2:18-25
Mateo 19:3-9
Juan 2:1-11
2 Corintios 6:14
Efesios 5:21-33
Mateo 5:31-32
Marcos 10:11-12
Lucas 16:18
1 Corintios 7:10-11
Éxodo 20:12
Efesios 6:1-4
Deuteronomio 6:5-9
Proverbios 22:6
Malaquías 4:5, 6
23. El ministerio de Cristo en el santuario celestial.
Hay un santuario en el cielo, el verdadero tabernáculo que el Señor erigió y no el hombre.
En él Cristo ministra en nuestro favor, para poner a disposición de los creyentes los
beneficios de su sacrificio expiatorio ofrecido una vez y para siempre en la cruz. Llegó a ser
nuestro gran Sumo Sacerdote y comenzó su ministerio intercesor en ocasión de su
ascensión. En 1844, al concluir el período profético de los 2.300 días, entró en la segunda y
última fase de su ministerio expiatorio. Esta obra es un juicio investigador que forma parte
de la eliminación definitiva del pecado, tipificada por la purificación del antiguo santuario
hebreo en el día de la expiación. En el servicio simbólico el santuario se purificaba
mediante la sangre de los sacrificios de animales, pero las cosas celestiales se purificaban
mediante el perfecto sacrificio de la sangre de Jesús. El juicio investigador pone de
manifiesto frente a las inteligencias celestiales quiénes de entre los muertos duermen en
Cristo y por lo tanto se los considerará dignos, en éI, de participar de la primera
resurrección. También aclara quiénes entre los vivientes están morando en Cristo,
guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y en éI, por lo tanto estarán listos
para ser trasladados a su reino eterno.Este juicio vindica la justicia de Dios al salvar a los
que creen en Jesús.Declara que los que permanecieron leales a Dios recibirán el reino. La
conclusión de este ministerio de Cristo señalará el fin del tiempo de prueba otorgado a las
seres humanos antes de su segunda venida.
Hebreos 8:1-5
Hebreos 4:14-16
Hebreos 9:11-28
Hebreos 10:19-22
Hebreos 1:3
Hebreos 2:16, 17
Daniel 7:9-27
Daniel 8:13-14
Daniel 9:24-27
Números 14:34
Ezequiel 4:6
Levíticos 16
Apocalipsis 14:6-7
Apocalipsis 20:12
Apocalipsis 14:12
Apocalipsis 22:12
24. La segunda venida de Cristo.
La segunda venida de Cristo es la bienaventurada esperanza de la iglesia, la gran
culminación del evangelio. La venida del Salvador será literal, personal, visible y de alcance
mundial. Cuando regrese, los justos muertos resucitarán y junto con los justos vivos serán
glorificados y llevados al cielo, pero los impíos morirán. El hecho de que la mayor parte de
las profecías esté alcanzando su pleno cumplimiento, unido a las actuales condiciones del
mundo, nos indica que la venida de Cristo es inminente. El momento cuando ocurrirá este
acontecimiento no ha sido revelado, y por lo tanto se nos exhorta a estar preparados en todo
tiempo.
Tito 2:13
Hebreos 9:28
Juan 14:1-3
Hechos 1:9-11
Mateo 24:14
Apocalipsis 1:7
Mateo 24:43-44
1 Tesalonicenses 4:13-18
1 Corintios 15:51-54
2 Tesalonicenses 1:7-10
2 Tesalonicenses 2:8
Apocalipsis 14:14-20
19:11-21
Mateo 24
Marcos 13
Lucas 21
2 Timoteo 3:1-5
1 Tesalonicenses 5:1-6
25. La muerte y la resurrrección.
La paga del pecado es muerte. Pero Dios, el único que es inmortal, otorgará vida eterna a
sus redimidos. Hasta ese día, la muerte constituye un estado de inconsciencia para todos
los que hayan fallecido. Cuando Cristo, que es nuestra vida, aparezca, los justos
resucitados y los justos vivos serán glorificados y todos juntos serán arrebatados para salir al
encuentro de su Señor. La segunda resurrección, la resurrección de los impíos, ocurrirá
mil años después.
Romanos 6:23
1 Timoteo 6:15-16
Eclesiastés 9:5-6
Salmos 146:3-4
Juan 11:11-14
Colosenses 3:4
1 Corintios 15:51-54
1 Tesalonicenses 4:13-17
Juan 5:28-29
Apocalipsis 20:1-10
26. El milenio y el fin del pecado.
El milenio es el reino de mil años de Cristo con sus santos en el cielo que se extiende entre
la primera y la segunda resurrección. Durante ese tiempo serán juzgados los impíos; la
tierra estará completamente desolada, sin habitantes humanos, pero sí ocupada por
Satanás y sus ángeles. Al terminar ese período Cristo y sus santos, junto con la Santa
Ciudad, descenderán del cielo a la tierra. Los impíos muertos resucitarán entonces, y junto
con Satanás y sus ángeles rodearán la ciudad; pero el fuego de Dios los consumirá y
purificará la tierra. De ese modo el universo será librado del pecado y de los pecadores
para siempre.
Apocalipsis 20
1 Corintios 6:2-3
Jeremías 4:23-26
Apocalipsis 21:1-5
Malaquías 4:1
Ezequiel 28:18-19
27. La tierra nueva.
En la tierra nueva, donde morarán los justos, Dios proporcionará un hogar eterno para los
redimidos y un ambiente perfecto para la vida, el amor y el gozo sin fin, y para aprender junto
a su presencia.Porque allí Dios mismo morará con su pueblo, y el sufrimiento y la muerte
terminarán para siempre. El gran conflicto habrá terminado y el pecado no existirá
más.Todas las cosas, animadas e inanimadas, declararán que Dios es amor, y él reinará
para siempre jamás. Amén.
2 Pedro 3:13
Isaías 35
Isaías 65:17-25
Mateo 5:5
Apocalipsis 21:1-7
Apocalipsis 22:1-5
Apocalipsis 11:15