Los Accidentes Vasculares Cerebrales (AVC) en los países desarrollados constituyen la tercera causa de muerte; de todos los factores de riesgo conocidos y relacionados con los A.V.C., en nuestro medio, se asocia la fibrilación auricular de etiología chagásica. La incidencia es variable en diferentes países y entornos y está en relación a factores genéticos, edad de la población y factores de riesgo asociados.
Pese a la gran cantidad de tratamientos (vasodilatadores cerebrales, antagonistas del calcio, anticoagulantes, expansores plasmáticos, inhibidores del glutamato, etc.) ninguno ha sido suficientemente bueno como para evitar o prevenir los AVC. La mortalidad ha disminuido notablemente en el mundo en general, siento igualmente notable en Europa y en EE.UU. Aunque los datos dan origen a algunas controversias, lo cierto es que el hecho debe estar en relación a una mejoría en el control de los factores de riesgo vascular y, en especial, de la hipertensión arterial.
La anticoagulación podría ser efectiva en los A.V.C. progresivos y en los del terreno vertebrobasilar. El manejo de la presión arterial debe ser cauteloso, excepto en las emergencias hipertensivas y no ser agresivos farmacológicamente con hipertensiones grados I y II por el peligro de incrementar la zona de lesión neurológica.