Capítulo 3: Behind You (Parte 1)
Esta mañana me levanté por que en medio de todo me había quedado dormido sobre mis cuadernos… mi espalda me dolía un poco… mi reloj marcaba las siete de la mañana cuando mi mamá entró a mi cuarto con mi bandeja de desayuno.
-“Hola hijo… como te sientes hoy?”
-“Algo cansado…” – automáticamente puso su mano en mi frente, yo no me sentía tan calenturado como el día de ayer pero aún así ella insistió para que me quedara en casa un día más. – “Es mejor que guardes cama un día más… solo por precaución… además han programado tormenta para más tarde… si, lo mejor es que te quedes a descansar!”
Preferí no contradecirla a pesar que prefería salir de la casa por que solo todo el día me iba a aburrir… Nanako tenía clases y regresaría tarde y como mamá trabajaba tampoco podía pedirle que se quedara a hacerme compañía.
-“Bueno ya me voy, pórtate bien y trata de descansar si?” – solo la mire y me encogí de hombros ya que mi problema no tenía solución. – “No vayas a intentar salir de casa, esta vez le he advertido al portero que no te deje salir por ningún motivo” – se acercó a mi y me dio un beso en la frente antes de desaparecer detrás de la puerta. Sus pasos se oían cada vez más lejos y el sonido de la puerta cerrarse me dio carta blanca para poner los pies en el suelo.
Salí a caminar dentro de la casa un rato por que estar tirado en la cama todo el día era demasiado aburrido. Prendí la tele para ver que había de bueno pero en la mañana habían puras noticias de lo que había pasado durante la noche y también daban el pronóstico del tiempo pero eso era muy aburrido para mi… yo quería ver algo entretenido para olvidarme lo aburrido que estaba pero no, la buena programación siempre venía en la tarde que era cuando los niños que en estos momentos estaban en el colegio podían ver.
-“Aburrido Ryoma chan?”
-“Si…”
-“Por que no vas a tu cama e intentas dormir un poco más? Cuando te despiertes el noticiero ya habrá acabado… si no quieres dormir también puedes intentar arreglar tu cuarto” – Nanako intentaba alegrarme el día pero sin mucha suerte.
-“Tienes clases hoy? Te vas a quedar a acompañarme? Podemos jugar a algo?”
-“Lo siento pero mis clases son dentro de un rato y me tengo que terminar de alistar… pero cuando regrese en la tarde podemos jugar si aún quieres!” - me volví a encoger de hombros y lancé un suspiro.
-“No importa… ya veré que hago… pero no demores mucho si? No me quiero quedar mucho tiempo solo” – la carita de perrito siempre funcionaba pero en este caso no pudo ser así, ella tenía que ir a clases.
Me pare del sillón y me fui arrastrando los pies hasta mi cuarto. Me tiré en mi cama y me cubrí con las frazadas hasta la punta de mi nariz para luego perderme debajo de ellas. Mire de reojo todo mi cuarto como buscando que hacer… todas las cajas me quitaban espacio para caminar… quizás si sería buena idea poner mis cosas en las repisas. Salí de mi capullo y miré por la ventana… afuera parecía correr mucho viento… estaba oscuro… la gente se veía abrigada.
-“Ryoma… ya me voy! Te estoy dejando tu comida en la repisa, caliéntala cuando tengas hambre! Cuídate!” – la puerta sonó otra vez… y la casa se escuchaba demasiado silenciosa.
Me asomé por la puerta de mi cuarto tratando de ver la sala… se veía tétrica y oscura… parecía sacada de un cuento de terror… parecía de noche en vez de día. Me volví a encerrar en mi cuarto, por alguna razón sentía miedo… quería abrazar a alguien… donde estaba Karupin?
-“Karupin? Karupin donde estas?” – cogiendo mi almohada me agache a buscarlo debajo de la cama pero no estaba ahí. Dentro de las cajas tampoco se había metido, no estaba en el closet ni en los estantes… estaría afuera… en la sala?
Agarré mi raqueta y me aventuré a salir de mi cuarto. A medida que avanzaba a lo largo del pasillo iba prendiendo las luces. Lo busqué en la sala, en los estantes de la cocina, arriba de la refrigeradora, detrás del aparador, detrás de los libros en el librero, arriba de todas las cosas altas que había por ahí. Entre en la habitación de mi mamá y en la de Nanako pero no encontraba a Karupin por ninguna parte.
-“Karupin donde estas? Sal de una vez!” - pero no salía de su escondite… habría salido a pasear quizás. Pero con el clima que había no era muy prudente de su parte estar paseando. Tendría que salir a buscarlo.
Corrí a mi cuarto a sacarme la ropa de dormir y a ponerme algo abrigador imitando a la gente de la calle. Me puse mi pantalón crema, mi chompa roja de cuello alto que me había regalado mi mamá y un saco crema largo. De mi velador agarré su juguete amarillo y salí a buscarlo. Llegando a la puerta me encontré con Akira, el portero del edificio y la advertencia de mi mamá me vino a la mente de pronto… Akira no me dejaría salir del edificio… con su panza no me dejaría pasar por la puerta. Me escondí detrás de la escalera esperando a que se me ocurriera algo para salir por que él no entendería lo importante que era Karupin para mí.
Subí de nuevo al departamento y se me ocurrió una idea. Cogí mi celular y llame al teléfono del edificio… puse la manga de la chompa en el auricular y fingí la voz apagada y monótona del vecino del piso superior.
-“Señor Akira… podría subir un momento para ver un problema en el caño de la cocina… creo que la perilla se ha atascado… solo será un momento” – deje de hablar esperando a que Akira se hubiera creído mi imitación y subiera dejándome el camino libre para poder salir…
-“Iré por mis herramientas e iré a ver su cocina señor” – colgó el teléfono y supe que mi plan había funcionado, ahora solo tendría que esperar oírlo subir hasta el siguiente piso. Corrí hasta mi puerta dejándola entreabierta, esperando oír sus pasos. Sus pasos venían lentos y pausados intentando subir toda su humanidad por las escaleras quizás muy estrechas para él. Por una rendija de la puerta lo ví pasar y subir y subir por las escaleras… mi oportunidad de huir había llegado…
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Era un día feo de esos que no provocaban salir de casa. No necesitaba pasar por el edificio de Ryoma por que era lógico que su mamá no lo dejaría salir esta vez de casa, el tenía que guardar reposo para estar bien y regresar al colegio.
Con pereza me alisté para ir al colegio. Mi bicicleta ya estaba bien y podía llegar al colegio sin la necesidad de correr. Pero antes de salir mi mamá me sugirió salir con un paraguas para la lluvia que se avecinaba… mi impresión era más que nada que no sería una simple lluvia sino una tormenta así que me armé con mi paraguas para el regreso.
No fui el único en paraguas, la mayoría tenía el suyo a la vista. Con los paraguas la escuela se veía más alegre por que nuestros uniformes negros como que no le deban mucha vida. Todos estábamos bien abrigados con sacos extra con impermeables, con capuchas… nadie quería mojarse en esa lluvia sobretodo por el frío aire que corría.
Para mi mala suerte todos parecían querer hablar conmigo para preguntarme sobre Echizen. Inui y Eiji eran los más persistentes y yo sabía que si decía algo extra ellos podrían suponer lo demás… no podía decir nada. Toda la mañana estuve tratando de huir de ellos aunque el problema vendría a la hora de la práctica que tendría que estar con ellos y no me dejarían en paz.
-“Momo!” – tratar de correr de quien me perseguía pero después me di cuenta que era Oishi… de él no era necesario huir por que no era tan persistente como el resto – “Momo no tienes por que correr en los pasillos… hace diez minutos que estoy corriendo detrás de ti para decirte que por mal tiempo las prácticas de hoy se han suspendido asi que te puedes ir a tu casa” – Oishi trataba de recobrar el aliento
-“Hehehe… gracias por avisarme Oishi sempai… todos me han estado persiguiendo durante todo el día”
-“Te comprendo pero… un consejo… a la hora que te vayas no salgas por la puerta principal… escóndete en la biblioteca y luego vete por la cerca… tienen un plan para hacerte hablar” – algo así pensé que tendrían en mente.
-“Gracias por el consejo sempai!”
-“De nada Momo… pero eso sí… dale mis saludos a Echizen y dile que se mejore si?”
Me sentía un poco más relajado sabiendo que no tendría que enfrentarme a ellos durante las prácticas pero eso no me quitaba la preocupación de encima, sabía que me iban a seguir de todas maneras… quizás sería mejor salir rápido del colegio… como haciéndome el enfermo una hora antes… eso podría resultar.
Pero conforme avanzaba el día me di cuenta que no sería necesario hacerme el enfermo. El clima empeoraba cada vez más rápido y a media mañana nos dijeron que lo mejor sería que nos fuéramos a nuestras casas. Si todos íbamos a salir a la misma hora ellos me esperarían en la puerta como me dijo Oishi…
Deje mis cosas en el salón y corrí a sacar mi bicicleta, nadie había logrado salir todavía así que sin que nadie me viera la lancé por encima del muro… ahora solo iría por mis cosas. De camino a mi salón me di cuenta que Kikumaru sempai me estaba buscando… para esconderme me metí en el salón más cercano.
-“Momo sempai!” – la voz chillona de Horio hizo que saltara del susto – “Te escondes de alguien?”
-“NO!”
-“Bueno Momo sempai… me dijeron que tu sabes como esta Echizen… la profesora también esta preocupada… toma sus tareas, dáselas si lo ves”
-“gracias… Oye… puedes hacerme un favor?” – La cara de Horio se iluminó y se tomo muy en serio el favor que le pedí – “Necesito que vayas a mi salón llevando tus cosas, dile a Kikumaru sempai que tienes que dejar unos libros que te pidió la profesora… solo si es que te pregunta. Sin que te vea mete mis cosas dentro de mi maleta y luego mete mi maleta dentro de la tuya” – agarré su maleta y la vacié – “Ten… no te demores y si te pregunta si me has visto dile que no desde la mañana… entendido?”
-“SI!” – Horio salió del salón y como lo supuse Kikumaru sempai lo detuvo para preguntarle quien sabe que. Horio entró en mi salón pero se estaba demorando un poco… habría tenido problemas? Me estaba comenzando a desesperar cuando por fin se apareció con mis cosas – “Aquí esta tu maleta Momo sempai!”
-“Gracias… y acuérdate… No me has visto!” – Agarré mis cosas y meti la tarea de Echizen dentro, miré por la ventana y Fuji e Inui ya estabn parados e la puerta… si bajaba el primer piso podía salir por alguna de las ventanas del laboratorio… de ahí solo me quedaba correr hasta el muro y saltarlo… - “Horio… necesito que distraigas a Kikumaru sempai… dile que me has visto corriendo al tercer piso… apúrate!” – Horio salió corriendo y poco después desapareció junto con Kikumaru sempai por las escaleras hacia el tercer piso… Kikumaru se estaba comunicando con los demás por su celular.
Mi oportunidad era esa así que corrí lo más que pude para llegar al laboratorio y saltar por la ventana… el problema ahora era para saltar el muro… necesitaba apoyarme en algo… de repente me podía apoyar en las cajas vacías… pero mi peso las quebraría y sería como si nada… tendría que apoyarme en ellas solo por unos segundos.
Primero lancé mis maleta para hacer menos peso y luego me lancé yo por encima de las cajas… mi peso fue demasiado para ellas y las terminé quebrando pero por suerte logré agarrarme del filo del muro y con un poco más de esfuerzo logre pasar por encima, el resto fue pan comido.
La bicicleta funcionaba mejor que nunca… tenía nuevas llantas y los aros eran más resistentes de los que tenía antes… la canastilla que le puse era útil por que no tendría que gastar energías cargando mis cosas, los frenos habían tenido su mantenimiento cosa buena por que con la lluvia a veces era difícil frenar. Lo mejor de todo era que le habían dado una nueva mano de pintura por que la otra ya se estaba comenzando a oxidar.
La lluvia comenzó a caer cada vez más rápido. Eran unos gotones que hacían un sonido bastante armónico combinado con los sonidos de las llantas que tiraban el agua. Gigantescos charcos se iban formando por toda la calle… tenía la costumbre de comerme un dulce en días así y esta tarde no sería la excepción. AL frente del parque había un lugar al que me gustaba ir a comer. Entré y pedí lo de siempre que era una especie de bola rellena de dulce, me encantaba. Me senté en una de las bancas del pequeño lugar a ver a la gente correr para protegerse de la lluvia pero a lo lejos vi a dos personas acercarse… eran Ibu y Kamio del equipo de Fudomine.
-“Ah Momoshiro… ya decía yo, tu tenías que estar por aquí!”
-“Como quieres que tome ese comentario? Y a que te refieres con eso de que yo tenía que estar por aquí?” – Kamio se comenzó a reír mientras que Ibu tomaba la palabra.
-“Es lógico de saber pues, nunca se le ve a uno sin el otro aunque hacía tiempo no lo veía a él. No se había ido? En fin creo que si lo vi es por que ya volvió y ahora se esta mojando…” – por todas las sonseras que hablaba no me había puesto a pensar de quien estaba hablando pero después de conectar todas las ideas supe con certeza de quien se podía tratar…
-“Mojando?!”
-“Si, le quisimos prestar un paraguas pero no nos hizo caso cuando lo llamamos… parecía como ido o algo así… estaba llamando a un Tal Karupin… quien es Karupin?” – Kamio parecía intrigado por ese nombre.
“Lo mismo me pregunto yo, quien le pondría ese nombre a alguien? Si mi mamá me hubiera llamado así yo tampoco respondería pero bueno… Yo le dije que debía usar un paraguas por que sino se iba a mojar como lo estaba haciendo en ese momento y se sigue mojando hasta ahora, le dije que se podía resfriar y que eso no sería bueno por que el clima cada vez esta más loco pero creo que el loco es él por que no hace caso cuando lo llamamos. Tu como su mejor amigo deberías hacer que aprendiera a respetar a sus mayores por que eso es una terrible falta de respeto, eso no puede continuar así por que sino más adelante tendrá problemas en su vida y no creo que el quiera eso porque…” – pero no era necesario que me quedara ahí sentado escuchándolos, ya había entendido el mensaje.
Abrí mi paraguas y me monté en la bicicleta para salir a buscarlo. Según lo último que oí de Kamio era que estaba por el parque, dando vueltas cerca de la pileta… eso estaba como a cinco minutos de donde estaba yo siguiendo por el camino dejado especialmente para las bicicletas.
Cada vez estaba más cerca y podía escucharlo gritar por alguien… por su gato. Ese Ryoma me iba a oír esta vez. Estaba loco acaso para salir de su casa sin un paraguas o un impermeable? Apenas lo viera lo iba a llevar a su casa.
-“KARUPIN!!! Donde estas? Sal de donde quiera que estes!!!”
-“Oii Echizen! Sube a la bicicleta ahora mismo! Y no te hagas el loco!” –Se volteo despacio a verme, su saco estaba escurriendo agua al igual que su cabello que le tapaba parte de la frente pero no me hizo caso, siguió caminando y gritando por todo el parque – “No me has escuchado? Quieres que vaya por ti para llevarte a tu casa?!”
-“No me puedo ir! Karupin esta perdido, aún no regresa a casa!” – como le podía hacer comprender las cosas a este niño?
-“Karupin no es tonto Ryoma… los gatos siempre regresan a casa además con esta lluvia tu eres el único tonto que insiste en caminar todo mojado. Tu mamá se va a enojar” – pero por el momento eso parecía no importarle por que siguió caminando. Esto necesitaba medidas drásticas…
Me fui persiguiéndolo con la bicicleta hasta que logré alcanzarlo después de un trecho. Agarré la parte inferior del saco y se lo levanté poniéndoselo en la cara para que no pudiera seguir caminando y se detuviera un poco. Se paro en seco peleándose con el saco para poder ver y fue entonces cuando yo lo cargué y lo lleve hasta la bicicleta nuevamente.
-“Momo… comprende tengo que buscar a mi gato… no puedo vivir sin Karupin… por favor… ayúdame a buscarlo si? Por favor!”
-“Vamos a tu casa si? Si no esta ahí entonces te ayudaré a buscarlo pero no te preocupes, los gatos saben donde encontrar refugio, si no esta en tu casa esta escondido en alguna parte y no saldrá de ahí hasta que todo este seco” – Ryoma se veía triste, por primera vez le notaba los ojos hinchados en la cara y gotas extra bajaban por sus mejillas.
Le quite el saco que parecía que lo hubiera mandado a lavar y lo puse en la canastilla de la bicicleta. Pero el saco no era todo el problema, todo él estaba mojado. Agarré mi maleta y de ahí saqué mi casaca del equipo, su material no era del todo impermeable pero por lo menos era lo único seco que le podía ofrecer y de algo le serviría. Para variar le quedaba grande por que tenía pinta de haberse encogido bajo la lluvia mientras que mi casaca parecía haber sido hecha en otra escala.
Paso siguiente lo obligue a sentarse entre el timón y el asiento de la bicicleta pese a sus protestas de seguir buscando a su gato bajo la lluvia pero no le iba a hacer caso. Comencé a pedalear con dificultad por que con la ropa mojada llevábamos más peso del debido además que era difícil frenar cada vez que llegábamos a una avenida y teníamos que parar forzosamente y a duras penas para no terminar debajo de las llantas de algún auto o camión.
Cuando llegamos al edificio un tipo grande y gordo nos esperaba en la puerta. Tenía una cara entre preocupación y enojo pero aún así nos abrió la puerta. Entramos y mientras dejaba mi bicicleta a un lado de la entrada el hombre se nos acercó y comenzó a interrogar a Ryoma.
-“En que momento saliste que no me di cuenta? Tu mamá se le ve bastante preocupada y enojada. Será mejor que tengas una buena excusa para haber salido de tu casa con esta lluvia y sin paraguas… Estas mojando todo el piso, mírate nada más… tu mamá se encargará de ti” – el tipo parecía complacido una vez que lo vió sentarse en uno de los escalones… ahora era Ryoma quien lucía más preocupado que nunca.
-“No te preocupes Echizen… tu mamá no creo que se enoje mucho contigo… en todo caso mejor te acompaño…” – intenté consolarlo pero después me acordé que no hablaba con cualquier persona… hablaba con Echizen.
-“Mi mamá no me preocupa… y si Karupin no esta allá arriba?” – y de pronto se le iluminó la cara. Saltó del escalón donde estaba sentado y le volvió a hablar al gordo – “Señor Akira… un gato Himalaya ha venido ahora último? Creo que salió y por eso salí a buscarlo… ya ha llegado?”
-“No se de que gato me hablas… no he visto ningún gato… es más… tienes gato? No recuerdo haberte visto con uno jamás!”
-“Te estas enfriando Echizen… vayamos de una vez a tu piso para que te seques si? Es mejor que te abrigues de una vez!” – traté de empujarlo hacia los escalones para que entrara de una vez a su casa pero a pesar que su cuerpo era ligero parecía estar pegado al piso como un bloque de concreto.
-“No hay gato? Karupin no ha venido?” – lo cogí de los hombros para confortarlo pero como no me hacía caso tuve que jalarlo para que me siguiera. Después de un rato de poner algo de resistencia sus pies empezaron a moverse hacia los peldaños superiores.
Subimos las escaleras en silencio hasta llegar al piso donde vivía él. No sabía si tocar la puerta en ese momento o si debía esperar a que él recuperara fuerzas y se serenara un poco por que todo el camino escaleras arriba había estado llorando por su gato. Su cara estaba casi tan mojada como cuando lo había encontrado en el parque y sus ojos seguían hinchados… Pero no tuvimos que tocar la puerta por que solita se abrió, al parecer el señor Akira se había comunicado por el intercomunicador con la mamá de Ryoma quien estaba parada en el marco de la puerta esperando a que entráramos de una buena vez.
-“Te dije que no salieras!” – su mamá estaba muy alterada y tenía razón. Mi mamá se había visto igual que ella cuando accidentalmente había lanzado a mi hermana pequeña hacía las escaleras. Felizmente ella no cayó sino que se golpeó la cabeza contra uno de los barandales y eso no pasó a ser más que un simple susto.
-“Karupin… no estaba en casa… tenía que salir a buscarlo… lo siento” – se oía en verdad apenado y el tono de voz que usó inspiraba pena. – “Lo has visto dentro? Ya llegó?” – la cara de su mamá palideció primero y luego se cubrió de sombras… al parecer había tratado de evadir la pregunta e inconcientemente le retiro la mirada para enfocar algo más…
-“Momoshiro… verdad? Gracias por traerlo de vuelta… no quisieras pasar a tomar algo caliente… afuera hace mucho frío no crees?” – pero Ryoma no había pasado por alto esa mirada y ahora le jalaba del puño de la chompa a su mamá como insistiendo que le prestara atención otra vez.
-“Gracias señora pero yo…”
-“Karupin no esta adentro verdad?” – el exigía una respuesta pero al no oírla dio media vuelta – “Momo… ayúdame a encontrar a Karupin… por favor” – no le podía decir que no pero tampoco que sí. No era prudente para nadie salir con un clima así a buscar un gato que no se encontraría en ninguna parte…
-“Ryoma entra a la casa ahora! No te voy a permitir que salgas a buscar a un gato” – su mamá tenía la mirada asesina de una madre enojada.
-“No es un gato… es Karupin!” – no sabía en que iba a terminar todo esto pero de pronto salió su prima y lo cogió de los hombros empujándolo hacia dentro
-“Ne Ryoma san… Karupin debe estar protegido de la lluvia no crees? Después volverá por ahora es mejor que entres, debes descansar…” - pero Ryoma estaba demasiado metido en su propósito y se sacó las manos de Nanako de los hombros.
-“Deberías entrar de una vez Ryoma… si quieres yo puedo ir a buscarlo, no hay problema” – sabia que sería inútil la búsqueda pero si podía decir eso para que entrara de una vez entonces sería bueno. Al principio el pareció no querer aceptar mi oferta pero luego como que cambió de opinión al ver la cara de su mamá…
-“Te lo encargo mucho… Momo sempai” – entró a su departamento por sus propios medios bajo la mirada de los tres desapareció tras una puerta al final de un pasadizo.
-“No es necesario que salgas a buscarlo Momoshiro kun por que…”
-“No es necesario que me lo cuente señora, su sobrina ya me puso al tanto del asunto pero… no lo tome como una falta de respeto pero me parece que deberían decírselo de una vez” - ella asintió con la cabeza y tomo un poco de aire para seguir hablando.
-“Ya es hora… se lo dije ese día pero no me creyó al principio… luego se olvido… es la primera vez después de un tiempo que pregunta eso” – todos parecían tristes – “Es mejor decírselo ahora antes que se escape de nuevo. Por cierto la invitación para que entres, te seques y tomes algo caliente sigue en pie”
-“No se preocupes por mi, yo ya me tengo que ir por que sino mi mamá se enojara conmigo” – eso era verdad pero de pronto me acorde de algo que estaba al fondo de mi maleta… - “Me olvidaba, tomé” – le alcancé un grupo de papeles – “Es la tarea de Ryoma, un compañero suyo me la alcanzó”
-“Gracias y lamento mucho que mi hijo te haya hecho perder el tiempo y espero que tu mamá no sea dura contigo” – lo mismo esperaba yo pero ella sabía que si me demoraba era por alguna razón fuera de mi alcance…. provocarla era como tentar a un dragón.
Regrese a la entrada del edificio, saqué mi bicicleta y salí de nuevo a la lluvia. Durante el camino a casa me preguntaba si en verdad la mamá de Ryoma se armaría de valor como para contarle la suerte de su gato a su hijo. La noticia le iba a chocar bastante en especial si se tomaba en cuenta que fue su culpa… quizá lo más piadoso sería evitar contarle las cosas con detalle y solamente decirle el hecho… Yo me ponía en sus zapatos a cada momento y no podía evitar sentirme mal por él.
Llegando a mi casa guarde la bicicleta bajo techo y entre. Todos estaban pasando un rato familiar en la sala, hasta mi papá había llegado antes que yo. Mis hermanas estaban tiradas en la alfombra leyendo unas revistas con cantantes en la carátula mientras hacían unos tests y se reían como unas locas… todas las mujeres eran iguales. Mi mamá por otra parte estaba leyendo una revista también pero para gente más madura y mi papá leía el periódico.
-“A donde te habías metido Takeshi? Te dije que no demoraras mucho” – mamá hablo mientras seguía leyendo
-“Estas en problemas” – hablaron sus esbirras mientras depositaban sus lapiceros de colores sobre la alfombra y luego miraban a mamá para ver que venía después.
-“Donde estuviste… si se puede saber?”
-“Buscando a un amigo pero lo encontré y lo lleve a su casa así que ahora esta bien”
-“Un amigo perdido? Es un niño acaso para que se pierda y te tomes tantas molestias?”
-“Es un amigo… que tiene problemas en casa pero espero que se mejore… Puedo ir ahora a mi cuarto? Necesito descansar…” – automáticamente todos dejaron lo que estaban haciendo y voltearon a mirarme como si hubieran oído algo fuera de lo común. Mi papá fue el primero en romper el silencio
-“Te sientes bien hijo? Necesitas hablar?” – pero mamá lo corto
-“Te vas a enfermar… estas todo mojado… sube a cambiarte que ahora te subo algo caliente” – ella se paro y se metió a la cocina mientras yo me metía a mi cuarto a tirarme en mi cama… necesitaba descansar un poco.
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Mamá consiguió hacerme quedar en casa al día siguiente por que como lo había predicho me enfermé para la noche. El día había sido muy húmedo y yo estaba demasiado cansado. No recordaba haberme enfermado en mucho tiempo por que no recordaba que hacer en esos casos. Recordaba algo de ver televisión por las mañanas pero últimamente los dibujos animados habían salido completamente de la programación matutina dejando solo los aburridos noticieros de siempre. Que se murió tal, que mataron a otro, que se choco un carro, que hay nuevas maquinas en un hospital, que nacieron gemelos, que hay muchos turistas… cosas aburridas y sin importancia.
Ahora era yo quien quería salir de mi casa, de ahora en adelante no culparía a Ryoma por querer buscar algo entretenido que hacer. Pero algo que no podía negar era que me gustaban las atenciones. Le había perdido el gusto a tomar el desayuno en la cama y a no hacer nada, era raro que cuando uno se sentía mal siempre prefería hacerla algo más, pero mi mamá no me dejo hacer nada.
En mi día en cama no sucedió nada interesante en mi casa, seguro que en el colegio si habían sucedido miles de cosas que si tenía suerte alguien me las podía contar. Lo malo sería ponerme al día en los cursos y las tareas… Me estaba comenzando a desesperar en ese rubro por que justo tenía que entregar trabajos para la próxima semana y seguro que la tarea de matemáticas en la que no había entendido nada era mucha… era mucha presión para mí…
-“Takeshi… un amigo ha venido a verte” – mi mamá tocó la puerta de mi cuarto para llamar mi atención y que diera permiso para entrar.
-“Que pase” – quien podría ser? Sería de mi salón? Del equipo?... SI era del equipo entonces podría ser Oishi… o quizás Inui había venido a mi casa a extorsionarme hasta que hablara… pero cuando la puerta se abrió me di cuenta que no era ninguno de ellos… para milagro era solo mamushi
-“Pshhh… Levántate que tenemos que ver lo del trabajo para la próxima semana, mal momento escogiste para enfermarte…” – se parecía a mi mamá con esa actitud pero tenía razón, había sido un mal momento aunque no había sido mi culpa. Me senté en mi cama y comenzamos a hacer el trabajo. La computadora ayudó mucho aunque también requeríamos pensar un poco sino se darían cuenta que habíamos encontrado ayuda en Internet.
Mis dos hermanas entraron después de dos horas trayéndonos algo de comida por que siempre que me ponía a estudiar me daba hambre y seguro que Kaidoh tampoco era la excepción. Nos dimos un pequeño descanso y se me ocurrió preguntarle algo.
-“Echizen fue a las prácticas?” – me miro sospechosamente y dejando de mirarme me dijo
-“Pshhhh… yo no soy tu secretaria para contarte esas cosas... tampoco soy una vieja chismosa!” – Cogió una de las galletas y dio un sorbo al té – “No fue” – me dio risa pero era prudente no reírme frente a él sino se enojaría.
-“Ahhhh…”
-“Al parecer Inui ya descubrió que tiene aunque quiere más pruebas…” – Mamushi comenzó a soltar la lengua contándome todo lo que sabía… y después dice que no le gustan los chismes XD tendría que avisarle a Echizen que Inui lo fastidiaría apenas lo viera… a él no se le escapaba nada, parecía un resuelve misterios.
Después que acabamos con las tareas Kaidoh se fue a su casa pero lo curioso fue que recibí muchas llamadas sospechosas de Fuji, de Inui, de Kikumaru… hasta del capitán, todos parecían estar más que seguros que yo sabía algo y no se los quería decir. En el caso del capitán sus preguntas eran netamente informativas como para prestar ayuda pero yo le había hecho una promesa a Echizen y no abriría la boca así Fuji me cortara en pedacitos o Inui me hiciera tomar su jugo… aunque para lo último comenzaría a dudar un poco.
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No tenía ganas de hacer nada, no tenía ganas de levantarme, bañarme, hablar, comer… solo quería quedarme tirado en mi cama hasta que me muriera de una buena vez. Mi mamá y Nanako trataron de razonar conmigo pero yo no quería verlas, no quería ver a nadie.
Me había echado en mi cama desde que llegue a casa mojado. Me cambie de ropa y espere a que mamá viniera para interrogarla acerca de Karupin pero cuando entro parecía no querer estar ahí conmigo. Su cara decía que si le preguntaba la noticia no me iba a gustar. Mi primer pensamiento fue que se perdió… si se había perdido movería cielo y tierra para encontrarlo y volver a acariciar y panza peluda.
Mamá me sentó en mi cama quizá como para calmarme por lo que me iba a decir. Nanako parecía estar nerviosa detrás de la puerta… me comenzaba a doler el estómago y los oídos comenzaron a zumbarme…
La noticia no era nada buena. Yo no lo quería creer, no podía hacerlo. Enterré mi cara en el almohadón intentando no mostrársela a nadie… me dolía el pecho, me dolía la garganta, me ardían los ojos, me dolía la cabeza. Mi mamá puso su mano en mi hombro como intentando voltearme y para que respirara algo más que el polvo acumulado en mi almohada pero yo rechacé su mano.
Las boté de mi cuarto, quería estar solo. Ellas salieron en silencio pero en medio de todo fue peor para mí. Quedarme solo implicaba pensar demasiado, cosas que permanecían aún grabadas en mi memoria y cosas que no podía recordar por más que hacía el intento. Algún día recordaría lo que en verdad había pasado por que al parecer nadie quería decirme la verdad. Sabía que no me habían contado la historia completa por que mamá no me miraba a la cara, había algo más que no debía saber… pero no tenía manera de averiguarlo.
Mamá decía que no tenía que estar molesto con el mundo para dejar de comer pero no tenía ganas. No estaba molesto con el mundo, estaba molesto con ella por que no me decía la verdad, estaba molesto con Nanako por que apoyaba a mamá, estaba molesto con Momo por que al parecer él sabía todo esto y no tuvo el gesto de contármelo en vez de tratarme como un estúpido y no decirme nada mientras estábamos en la lluvia, estaba enojado con mi papá que a pesar que ya estaba muerto tenía la culpa de todas mis desgracias.
Cuando mamá salió a trabajar en la mañana con Nanako que tenía clases temprano me quede completamente solo en casa. Odiaba a todos los que podían jugar tranquilamente, detestaba mis trofeos… empecé a destrozar mi cuarto, boté todo, desordené lo poco que había podido ordenar en días anteriores, destrocé papeles, hice tirones mi polo rojo, lancé mi raqueta por la puerta de mi cuarto y del cansancio me quede tirado encima de mi cama desordenada y llena de cosas… no me había dado cuenta que mis manos estaban como golpeadas y tenía sangre en las uñas.
Ahí me quedé tirado y sin moverme comencé a recordar pequeñas cosas. Recordé que tenía muchas fotos de Karupin… ahora no lo quería tanto… se había atrevido a dejarme solo después de tanto tiempo juntos… si mamá decía la verdad en cuanto a que un carro lo había atropellado no era culpa de él sino del chofer… odiaba al chofer… lo odiaba por haber matado a mi amigo… no se lo iba a perdonar jamás…
No sé cuanto tiempo permanecí en ese estado vegetativo pero cuando me di cuenta mamá otra vez estaba a mi lado. Por alguna razón no quería oírla pero lo más extraño era que mis oídos parecían tapados por que no podía oír en verdad nada de lo que ella decía… era como si alguien hubiera bajado el volumen de la casa. Quizá mamá interpreto mal mi silencio y al final termino saliendo de mi cuarto por las buenas y me dejo solo otra vez.
La comida del día permanecía en bandejas encima de mi escritorio, si hubiera hecho calor mi comida estaría podrida y mi cuarto olería a rayaos pero felizmente el frío era el que predominaba. Mi cuarto parecía más helado que nunca en especial por que tenía las luces apagadas… eso también podría influir si lo vemos desde una perspectiva anímica pero eso tampoco tenía mucho que ver.
Cuando la noche cayo por completo y mi cuarto estaba más oscuro que nunca comencé a sentir mis ojos cansados, como que querían cerrarse, descansar tal vez… dormir… dormir… seguir durmiendo…
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No podía dormir bien por que como había tirado todas mis cosas no tenía espacio para moverme incluso encima de mi cama. La alternativa de sacar las cosas de mi cama era poco probable por que no tenía ni ánimo para moverme. Mi única opción era dormir tieso en ese pedazo de cama hasta que algo pasara o hasta que tuviera ganas de hacer algo.
Después de un buen rato intentando dormir decidí limpiar mi cama. Intenté ponerme de pie pero mis piernas estaban tontas o dormidas o sin fuerzas quizás pero la cosa era que no me podían mantener. Caí al piso tratando de protegerme con los brazos, dejar de comer no era una buena idea después de todo. Sin fuerzas como para ponerme de pie y mucho menos para sacar las cosas de mi cama busqué un refugio debajo de mi cama, un ambiente oscuro e inquietante.
Después de pasar como diez minutos ahí abajo comprendí el terror del monstruo que habita debajo de las camas de los niños. Habían tantas cosas debajo de mi cama que con las justas podía ver yo hacía afuera si alguien me buscara sería difícil encontrarme.
Yo debajo de la cama podía hacer muchas cosas. Podía contar los minutos que faltaban para que comenzaran a buscarme, podía contar las cosas que habían debajo de mi cama, podía encontrar las zapatillas que el otro día estaba intentando encontrar, aquí abajo había una caja cerrada que tenía cosas pequeñas que no podía ver por la falta de luz, debajo de mi cama para mi suerte había una casaca… la doble dándole cierta forma y apoyé en ella mi cabeza… mucho ejercicio me había dado por fin sueño…
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Me sentía renovado para volver al colegio después de haber pasado un día en casa. Me sentía tan bien que hasta me desperté temprano y le ayudé a mi mamá a prepararme la comida para el colegio. Mi mamá pensaba que seguía enfermo y más aún cuando le pedí que no me mandara mariscos y nada que contuviera soya, no quería provocarlo a la hora de sentarnos a comer.
Mi petición fue tan rara que nadie de mi familia me creyó que estuviera sano. Yo solo me reí y me puse a hacer mis cosas. En fin, esas cosas no les daba mucha importancia ahora por que sino se me pasaría el tiempo, quizá podía pasar por su casa para recogerlo, así no tendría que caminar.
Me subí como todos los días a mi bicicleta y me salí del camino para ir por él. El tráfico estaba horrible pero felizmente yo podía pasar entre los carros… quizá sería una buena idea que Ryoma y su familia se mudaran a un lugar más tranquilo para que pudiera descansar mejor… por mi casa rentaban un departamento…
El señor Akira estaba parado como estatua afuera del edificio abriendo y cerrando la puerta a todos los habitantes del lugar. Estacione la bicicleta al lado de la puerta y presione el intercomunicador para decirle a Ryoma que bajara para ir al colegio.
-“Ohayo! Nanako san? Podrías decirle a Ryoma que baje para llevarlo al colegio” – hable muy rápido pero Nanako se demoró en contestar.
-“Ah Momoshiro kun… Ryoma no va a ir al colegio hoy…”
-“Se siente mal?” – la chica lanzó un potente suspiro
-“Tenemos dos problemas ahora. Ryoma chan se niega a comer y no nos quiere ni hablar desde que mi tía habló con él, ha sido todo un problema… el segundo problema es que mi tía a salido a la calle a buscarlo por que no estaba en su cama esta mañana… ya no sabemos que hacer” – su voz se oía desesperada.
-“No saben a donde se pudo ir? No dejo alguna nota o algo?”
-“Nada… tampoco sabemos a que hora se fue por que el señor Akira a esa hora estaba durmiendo, el empieza a trabajar a partir de las siete o sea que debió ser antes pero nadie lo ha visto…”
-“Bien… voy a ir a ver si esta por el parque entonces, la vez pasada lo encontré ahí quizá este por la pileta…” – no dije más y me volví a montar en la bicicleta. Donde se había podido meter ahora? Por que no podía quedarse en su casa como cualquier otro enfermo?
Ahora recorría todos lados buscando a ese tonto… no iba a llegar a tiempo a clases… quizá sería mejor dejar de asistir hoy para encontrar a Ryoma… él era más importante que las matemáticas… después me arreglaría con Kaidoh acerca del trabajo, él me podía pasar mi tarea… por otra parte también era bueno no ir al colegio por que otra vez sería perseguido por todos… Inui había amenazado con torturarme si no le decía que estaba bajo la pista correcta y en el caso de Fuji las cosas se podían poner muy pesadas… no sabía que era capaz de hacerme para hablar…
Pero yo seguía buscando y pensando por toda la ciudad y no daba con él. Le preguntaba a la gente si por ahí no habían visto caminar a un enano loco con pinta de pocos amigos y con cara de sueño… nadie parecía captar mi descripción.
Pase como tres horas de mi vida buscándolo por todas partes hasta que mis piernas no dieron para más y me eché a descansar sobre una banca para pensar donde más podría buscar. Si me ponía a pensar como ese enano que haría? Si quería sacar de quicio a la gente quizá me escondería donde nadie me fuera a encontrar… A mi personalmente jamás me encontrarían en un salón de física pero ese no era el caso.
Hacía un rico sol el día de hoy… lo normal en él sería dormir en el techo con todo el sol encima tapándose la cara con algo… entonces lo contrario de eso era un lugar totalmente oscuro… que podía ser tan oscuro como para dormir y que nadie te encuentre? Lo contrario del calor del sol era algo frío y congelado como…
Salté de nuevo a mi bicicleta creo que tenía una idea de donde podría estar pero no estaba muy seguro que resultara… en todo caso nada perdía con tratar…
A la hora de entrar al edificio hice a un lado al señor Akira que cayó cómodamente sentado en su silleta al costado de la puerta. Subí las escaleras a toda carrera hasta que llegué a la puerta de donde ellos vivían. La mamá ya había llegado y sin suerte igual que yo. Sin saludar demasiado entré hasta su cuarto y comencé a oler como lo había hecho antes pero no sin asombrarme al ver el desastre que reinaba en ese cuarto.
Me imaginaba que Ryoma hubiera podido hacer tal desastre pero romper cosas… ahora sabía a lo que se había referido su prima cuando me contó lo del gato… Comencé a caminar por entre los escombros y me di cuenta de una pista fundamental… habían huellitas de sangre que se dirigían debajo de la cama…
Perdiendo toda la desconfianza salté encima de la cama y comencé a rebotar en ella, pude sentir un ligero grito pero eso no me detuvo. Baje mi cabeza y miré debajo de las frazadas para encontrarme con los ojos amarillos del monstruo de los niños. Un reflejo de ellos era la única luz que existía en todo ese desorden. Metí la mano para jalarlo hacia fuera de toda esa suciedad pero a cambio recibí una mordida…
-“Ouch! No tenías por que morderme! Sal de ahí de una vez que tienes a tu mamá preocupada!” – pero el gato salvaje se negaba a abandonar la comodidad de su covacha. – “No me hagas sacarte de ahí… no te va a gustar…” – pero no salía de ahí – “Conste que tu te lo buscaste…”
Me paré de la cama y salí de nuevo a la sala a buscar algo que me pudiera ayudar. De mi maleta saqué mi almuerzo y de ahí una bolsa plástica que era donde mi mamá ponía los palitos y la servilleta. Lo siguiente ya fue más divertido, rellenar la bolsa con agua era como jugar en verano con mis hermanas. Con ellas rellenábamos recipientes y nos escondíamos detrás de las puertas y apenas nos cogiéramos desprevenidos nos intentábamos mojar. Lo que tenía que hacer ahora era sacarlo de ahí y a nadie le gustaba ser mojado cuando hacía frío o cuando salí de la cama. Mojarlo fue demasiado divertido, chistoso fue verlo intentar salir de su propia trampa pero lo cómico fue verlo con todo el cabello mojado cubriéndole la cara.
-“No tenías derecho a mojarme!”
-“Ya era hora que empezaras a hablar… que hacías ahí metido?” – el no quiso responder y en cambio se sentó en un pedacito de cama y cerró los ojos – “No pretendas ignorarme que no lo vas a lograr” – pero sus ojos permanecían tan cerrados como su boca. Dos podían jugar el mismo juego. Cerré mi boca igual que él y comencé a arreglar su habitación. Levantando sus trofeos y poniéndolos donde los había dejado antes. Las cosas rotas en el tacho, la ropa a una esquina para que después alguien más habilidosos que yo lo hiciera por que para doblar ropa no era muy bueno.
-“Detente! No pongas eso en el estante!” – pero yo no le hice caso y seguí con mi trabajo. Desde la puerta de la habitación tanto su mamá como su prima observaban. – “Deja de poner los trofeos ahí! No los quiero ver!” – no volví a oír nada de su boca, solo escuché algo volar y cortar el aire pasando por el costado de mi cabeza.
-“Si pretendías golpearme con ese libro para dejarme desmayado no lo lograras… no tienes fuerza ni para lanzar un comic menos vas a poder desmayarme” - mis palabras le dieron rabia y comenzó a lanzarme todo lo que tenía a la mano desde zapatos hasta cajas de medicina, ninguno logro hacerme cosquillas. Cuando voltee a verlo estaba muerto de cansancio encima de su cama – “Por que no intentas comer algo? Si comes tendrás más fuerza para golpearme”
-“Déjame en paz quieres?”
-“Yo no te he hecho nada como para que te portes así conmigo. Come tu comida de una vez y deja de darle lata a tu madre que esta preocupada por ti, todos estamos preocupados por ti!”
-“Tu lo sabías verdad?” – sus ojos se clavaron en los míos esperando alguna respuesta pero yo al principio no entendí la pregunta. – “Por que no me lo dijiste? No era más piadoso decirme en ese momento que Karupin no iba a aparecer?”
-“Ah… si yo te hubiera dicho eso me hubieras creído? Te hubieras subido obedientemente a la bicicleta para regresar a tu casa? Lo hubieras hecho?” – el pareció buscar una respuesta conveniente pero no lo podía hacer… el no lo iba a hacer. – “Come tu comida de una vez”
-“No la voy a comer. Ninguno me dice la verdad… tu crees que yo me trago todas las historias que me cuenta mi mamá? Tu crees que el creo lo que me dijo el otro día?”
-“Que te dijo?” – lo mejor era saber la historia antes de contradecirla
-“Me dijo que murió aplastado por un carro… cerca de mi casa…” – bueno… aplastado quizá pero por un carro? – “ves que no es verdad…”
-“SI lo dijo tu mamá es cierto, creele”
-“Para ti es fácil decirlo por que tu sabes la verdad… a ti si te lo cuentan pero a mi no me dicen nada de eso…” – como sabía que no le decían la verdad? – “Por tus ojos…” – no entendí lo que me decía hasta que comprendí el terreno que estaba pisando – “Se que me engañan por los ojos… cuando te dije lo del carro tus ojos dudaron… eso significa que me ocultas algo… mamá y Nanako son iguales… por que no me pueden decir la verdad?”
-“Te hago un trato…” – sus ojos se alzaron a mirarme como siempre solía hacerlo, con cierto ánimo a desafío. – “Si tu comes otra vez y te portas bonito yo te cuento lo que sé… hecho?” – él mismo estaba dudando ahora… parecía como si le estuvieran buscando algún tipo de vacío legal o algún tipo de trampa.
-“Estas seguro? No me vas a engañar? Nada de historias?” – me recordaba a mí cuando intentaba llegar a un pacto con mi mamá para comer helados en invierno
-“No hay trampas… siempre y cuando tu empieces a comer de ahora en adelante… que no te escapes de tu casa cuando estés enfermo, que cumplas con tus medicinas y que me dejes ordenar tu cuarto”
-“Esas son muchas cosas que yo tengo que cumplir solo para que tu me cuentes una historia que no recuerdo”
-“No estas contando los sacrificios que yo tengo que hacer para evitar a Inui, FUji y Eiji que desde el otro día quieren que les diga de que estas enfermo… aunque parece que Inui ya tiene una pista grande… tu sabes que le gusta investigar”
-“Y ya lo sabe?”
-“El piensa que esta cerca… aunque no me lo ha afirmado”
-“Trato hecho… siempre y cuando tu cumplas tu parte del trato… y dejes de tirarme agua cuando me eche a dormir debajo de mi cama”
-“Hecho… siempre y cuando dejes el plato sin comida y obedezcas tu régimen de comidas”
-“Hecho… pero deja de fastidiarme con lo mismo a cada rato… me enfermas” – solo me quedo reírme en ese sentido.
Paso siguiente fue intentar que comiera por que parecía tener pocas ganas de comer. Aún así se esforzaba por cumplir su parte…. En verdad quería saber que había pasado con su gato.
Yo por otra parte comencé a ponerme nervioso a medida que lo veía acabar con su comida. Yo había hecho una vez más un trato sin pensar mucho en las consecuencias… tenía que idear alguna manera de contarle todo sin herirlo demasiado.
-“Ya acabe…” – Ryoma se puso la mano en la boca intentando mantener la comida adentro de él mientras se acomodaba en su cama para escuchar la historia que quería oír. Su mamá entró después de un rato con una infusión caliente para darle de tomar. EL simplemente la tomó de golpe sin importar lo caliente que estaba, todo con tal de que su mamá saliera del cuarto para oírlo todo sin interrupción. – “Dime de una vez…”
-“Bien… por lo que me contaron todo fue así…”
TBC…
(hahahhahaha sería demasiado mala si lo corto aquí verdad? )
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Sabía que Momo me decía la verdad por que a medida que me contaba lo que había pasado podía verlo claramente en mi cabeza… aunque habían aún algunas lagunas mentales… habían cosas que solo eran simples suposiciones pero aún así quería oírlo…
Flashback
Ese día había regresado del colegio… papá ya no estaba en casa y todo se oía demasiado silencioso. En la sala aún quedaban algunas de las flores que nos habían mandado las diferentes personas que lo habían conocido y los equipos a los que había pertenecido… todos lo habían querido mucho.
Deje mi maleta en la sala y me fui a la cocina a prepararme algo para comer… no tenía ganas de comer nada desgrasado y mucho menos algo referido a la dieta que debía seguir… tarde o temprano me iba a morir… no sería mejor acelerar el proceso?
Me preparé un sándwich con mantequilla y jamón… un jugo de naranja… lo puse todo en una bandeja y me fui a la sala… escuchaba todavía en el jardín el sonido mudo de la pelota y cada vez que vía la net sentía como si me llamara a jugar…
En el colegio los profesores pensaban que necesitaba un psicólogo pero yo ya era demasiado grande como para esas cosas… yo entendía lo que era una muerte, no era un niño de seis años después de todo.
Karupin también lucía extraño después de todas estas cosas ahora último. Se le veía menos jugueton pero estaba travieso. Me gustaba verlo hacer cosas en la cocina… después le daba sueño y se quedaba dormido encima del estante donde estaban todos los libros y el televisor de pantalla plana en medio de la sala.
Esa tarde Karupin comenzó a maullar de la nada y me asustó por que parecía que algo malo le había pasado. Yo que estaba en mi cuarto baje corriendo… pase por el reloj del pasadizo… eran las 7 de la noche… mamá me había avisado que llegaría como a las 8 por que andaba muy retrasada en el trabajo con todo lo último.
Cuando llegué a la sala Karupin estaba encima del estante de los libros y le maullaba a una cosa horrible negra que pasaba por los sillones… sería mi imaginación o que veía? Yo nunca había visto nada como eso… recordé las historias de terror que me contaba Ryoga para intentar no hacerme dormir… No podía ser un fantasma por que los fantasmas no existían… una sombra…. Pero de que?
De pronto Karupin saltó desde el estante hasta el sillón continuo a mí… al parecer no cayó bien y dio un nuevo salta para hallar estabilidad de alguna manera pero esta vez no cayó sobre un sillón… lo hizo encima del jarrón favorito de mamá… donde estaban las cenizas de papá…
Mi primera y única reacción fue lanzarme e intentar salvar el jarrón de la caída… no importaba si me hacía daño… logré salvarlo por milímetros pero la mesita de roble se me vino encima golpeándome fuerte en la cabeza… nunca me la había golpeado tan fuerte… sentía que me había hecho una herida…
Me intenté parar como pude… pero mi peso desequilibro al estante…toda la casa tembló con la caída de los libros, del televisor… del mueble… me daba miedo después revisar de donde había salido después ese fuerte maullido…
Fin del Flashback
No recordaba haber revisado después el estante… recordaba bien
el estante… pero cuando partimos de la casa no lo recordaba… no
lo había visto después en la sala…
-“Te encuentras bien Echizen?” – tenía ganas de vomitar mi comida… me levanté como pude e intenté correr al baño que estaba a dos puerta de mi cuarto. Caí rendido ante el inodoro e intenté votar lo que me hacía daño… pero lo que me hacía daño estaba mas adentro… más allá que en mi desaparecida memoria… estaba en mi corazón… - “Echizen… quieres que te ayude?” – Momo intentaba entrar al baño a verme… yo con las justas podía hablar menos podía intentar ponerle seguro a la puerta…
Me limpie la boca con el papel higiénico y apoyándome en la taza me paré para luego sentarme… jalar la cadena era más fácil…
-“No quise botar mi comida a propósito… simplemente no pude contenerla más adentro…”
-“Esta bien… pero tu como estas?” – como quería que me sintiera… después de todo maté a mi gato sin darme cuenta.
-“Me gustaría morirme aquí mismo… pero a la vez me gustaría seguir aquí contigo Momo… eres mi único amigo ahora…”
-“Que tonterías dices… los demás están ahorita en clases…”
-“No Momo… tu eres el único…” – apoyé mi cabeza en su estómago y lo abracé de la cintura… a papá le hacía eso cuando me sentía triste… a mamá se lo hacía a cada rato… no podía evitar llorar…
TBC…
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