La esperanza es la única estrella que siempre brilla en el cielo del alma.

El desaliento es un serio impacto en nuestras vidas, pues nos anula, nos hace perder tiempo; y siendo como es, esencialmente una falta de confianza, nos aleja de Dios. Quoist

Con el tiempo, lo ocurrido entra en la categoría de lo inventado; la historia es un género literario.

Vuestros errores son nuevas lecciones para el acierto. Monteagudo

De la mano del amor, va el dolor siempre, ese dolor contra el cual gritamos, luchamos y del que pretendemos liberarnos en vano, desdeñando, ciegos, las lecciones de la vida, que nos lo muestra como el único campo fértil donde crecen y fructifican la Fuerza, el valor y la Felicidad.

El amor sólo florece en el dolor y nadie puede sentirse humano si no ha sido previamente calcinado en las pasiones o en el amor. Anatole France

Conocer las cosas que le hacen a uno desdichado, ya es una especie de felicidad. La Rochefoucauld

Luz y oscuridad están frente a frente. Pero la una depende de la otra como el paso de la pierna izquierda depende del paso de la derecha. Zen

Nadie transmuta materia alguna si no se transmuta a sí mismo. Paracelso

 

Sólo podemos comprender la vida al mirarla retrospectivamente, pero debemos mirar hacia delante para vivirla. Kierkegaard

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Todo problema tiene su solución. Todo mal tiene su cura. No hay nada, absolutamente nada en tu vida que no pueda cambiarse, corregirse y sanarse. No hay dificultad alguna en el mundo que no pueda resolverse. Esta es más que una idea. Es la Verdad. Si conoces y aceptas la Verdad, la Verdad te hará libre. Quizás te resulte difícil comprender esto si estás pasando un mal momento, pero es absolutamente cierto que cualquiera que sea la aflicción que tengas, puede ser cambiada completamente.

Tu angustia puede convertirse en felicidad. Tu temor, en fe. Tu confusión, en claro discernimiento. Tu enfermedad, en salud. Tus zozobras pueden disiparse. Aunque no puedas ver la puerta salvadora, hay una salida. Aunque creas tener la seguridad de que no hay cura posible para ti, la cura existe.

Quienquiera que seas, dondequiera que te encuentres, cualquiera que sea tu dificultad, para ti son estas palabras de verdad: NO DESMAYES; la ayuda para ti existe. Aunque estés en desesperación profunda, en honda tristeza, que no puedas ver ni siquiera un rayo de luz. Hay esperanza, hay luz, hay seguridad y paz para ti. Tu mal tiene remedio.

¿Has hecho algo que crees irrevocable? ¿El ser a quien amabas te ha herido tan cruelmente que tu corazón se niega a perdonar? ¿Tienes una enfermedad mental o física que se dice incurable?

No importa. Hay una respuesta basada en la Verdad, que es omnipotencia. Hay cambio, reparación, cura completa y absoluta para ti. Levanta la cabeza, eleva el corazón. Amanece a la luz, hay seguro refugio; hay triunfo y hay victoria; hay paz y felicidad para ti.

Esta no es vana o inútil promesa: no es falsa ilusión, ni espejismo. La fuerza y realidad del universo la sostienen. Se basa esta promesa en la ley suprema de la vida. La palabra dada es de Dios.

De las dificultades en que te encuentras deseas librarte tú. Has pedido consuelo; y no ves luz que penetre tus hondas tinieblas, persiste la angustia y persiste el dolor. Crees que no hay salida.

Trata, haz la prueba, aplicando este método.

Empieza tomando consciencia de que eres creación de Dios, el Espíritu-Padre de todo lo que es vida. Ten fe en la bondad infinita de Dios, sabe que no hay mal posible en Él. Él te creó y te dio la vida de Sí mismo. Te hizo a su propia imagen. La vida que hay en ti es parte de la vida de Dios. Es, por lo tanto buena, así como Él es bueno. El ser real que tú eres, el espíritu por Dios creado, es bueno y perfecto. Esta es la Verdad. Dios tomó lo que tú realmente eres, el espíritu, y le dio cuerpo y mente. Dejó tu mente libre para pensar, según tú la dirijas. Te des o no cuenta de ello, es tu mente la causa de tus dificultades, y esta misma mente, sondeando dentro de tu ser verdadero y dándole expresión, puede curarlas.

No culpes a nadie, ni aún a las circunstancias, por la situación en que te encuentras. No culpes ni a tu propia persona. No hagas de tus problemas el centro de tus pensamientos. Piensa en vez, que Dios es realmente el corazón, el centro de tu vida, la realidad primaria. Los pensamientos que te atormentan, no son en manera alguna la verdadera realidad. Si puedes alcanzar tu verdadero ser, que es Dios en ti, y comienzas a expresar este ser en tus pensamientos, poco a poco , sin sombra alguna de duda, verás venir el cambio. Primero un pensamiento y luego otro, aquí un paso, allá otro, día por día, verás cambiar tu mente. ¡Y milagro de milagros! Según cambia tu mente, cambian las circunstancias, y otras personas cambian también en su actitud hacia ti. Tu vida entera cambia.

Esa es la sublime y asombrosa verdad. Deja de decirte a ti mismo: "Soy infeliz. Soy desdichado. Estoy enfermo. Estoy prisionero de condiciones y circunstancias de las cuales no puedo escapar. Mi mal no tiene cura, mis dudas y zozobras son imposibles de vencer".

Cambia esa letanía por afirmaciones positivas: "Nací para la dicha y la salud. En mí el Espíritu de Dios es en todo perfecto. Yo soy ese Espíritu. Obtengo la victoria sobre todas las cosas por medio de Dios, que está en mí. Soy fuerte, mi fuerza es inmensa. Puedo, realizando el poder de Dios que hay en mí, sobreponerme a todo, por difícil que sea. 'Puedo, y quiero'". No quites de tu mente estas palabras. No creas que esto es teorizar, sin sentido o en vano.

Pruébalo. Haz un experimento sincero y con fe. Esta es la verdad eterna de Dios. ¡Garantizado!