JUEGOS DE NIÑA
(Dedicado a Erica)
Desde que recuerdo compartí el cuarto y mi vida con mi hermana
Mariela tres años mayor que yo, por vivir alejados de todo y
nuestros padres trabajaban todo el día, estabamos obligados
compartir nuestro tiempo y espacio, siempre fuimos muy
compañeros y confidentes, en nuestros juegos siempre nos gusto
actuar distintos roles los clásicos eran que ella hacia de la
mama y yo el hijo, o ella la maestra y yo el alumno o la doctora
y el enfermo.
Cuando mi hermana ya tenia edad para cuidarme 13 años
aproximadamente, dejamos de tener niñera fue en ese tiempo la
primera ves que me puse ropa de ella fue por que jugábamos al
hospital, ella era doctora yo enfermera y curábamos a las
muñecas, a partir de ese día mi hermana descubrió que yo
podía ser su amiga, ese fue un pacto que hicimos para siempre, a
escondidas de nuestros padres éramos las hermanitas Natalia y
Mariela.
Una vez que volvíamos del colegio, corríamos a nuestro cuarto
para vestirme de nena, la ropa de mi hermana me quedaba muy bien
y juntas nos divertíamos y entreteníamos montón, era como un
juego continuo y el hacerlo a escondidas de nuestros padres lo
hacia mas divertido aun.
Cuando mi hermana cumplió quince, y yo doce las cosas seguían
igual, todos los día me vestía de nena merendábamos,
mirábamos la tele, hacíamos nuestras tareas y jugábamos juegos
de nenas, la mayoría de las veces imitábamos a los distintos
programas de la tele o fantaseábamos con ser actrices, a nuestro
juegos comenzamos a agregar la ropa de mama, sus maquillajes, su
adornos, aros, collares, pulseras, zapatos, botas etc.
Ese verano las cosas cambiaron mucho mas, ya que pasábamos todo
el día en casa solos, pero a mi hermana a los dos nos pasaban
cosas mas interesantes, a ella le empezaban a gustar los chicos,
y a algunas de sus amigas ya tenían relaciones y los dos nos
agarrábamos unas buenas calenturas sobre la base de sus
fantasías y las cosas que me contaba de sus amigas, por las
noches yo podía escuchar como se masturbaba y descubrí que yo
también lo podía hacer, un día ella me descubrió con las
manos en la masa, y también nos hicimos cómplices en eso, nos
contábamos los motivos de nuestras calenturas y mas de una vez
nos masturbamos al mismo tiempo, la sexualidad se había agregado
a nuestros juegos y estos eran cada vez mas subidos de tono, yo a
los de trece años ya estaba totalmente avivado de todo lo que
era sexo y las mujeres, aunque todavía no me había acostado con
una mujer, nuestros inocentes juegos ese verano pasaron a ser
totalmente depravados para ser realizados por un chico de trece
años. Nos vestíamos lo mas eróticamente posible,
desfilábamos, uno provocaba al otro para que se masturbe, y todo
a escondidas de nuestro padres lo que hacia que nuestro juegos
sean mas y mas lindos.
Mi hermana me apoyó ante mi decisión de dejarme el pelo largo,
a lo que mis padres accedieron a dejarme, lo que ellos no sabían
era que mi hermana y yo nos habíamos puesto de acuerdo, ya que
yo con catorce años y teniendo la misma altura que ella con pelo
largo y bien vestida de mujer podía pasar tranquilamente por una
de sus amigas, llegar a casa después del colegio era fantástico
para nosotras, mi hermana ya salía con sus amigas y me traía
ropa nueva, maquillajes e inclusive algunas veces me compraba
cosas expresamente para mi, nuestros juegos seguían siendo de
alto contenido erótico y yo cada día parecía mas una mujer.
Cuando Mariela cumplió los dieciocho años se fue a vivir a la
capital, para poder estudiar medicina, mis padres le alquilaron
un departamento y ella consiguió un trabajo de medio tiempo para
pagar sus gastos, la separación fue muy triste, yo pasaba mis
tardes sola vestida con ropa de mama y algo que Mariela me había
dejado, a mis manos llegaron algunas revistas y videos porno, por
parte de mis compañeros de colegio, comencé a ir a fiestas con
mis compañeros, y tuve algunas historias con chicas pero nunca
pasaron de besos en los reservados y algunos roces, los mejores
ratos los pasaba solo en casa hecho todo una mujer, descubriendo
nuevos placeres en base a la pornografía, hasta que llegue a la
estimulación anal, primero con mis dedos y luego con
consoladores caseros, sobre la base de algunas porno empecé a
ver a los hombre con cariño, y a soñar con que eran pijas las
que me metía, al terminar el ciclo lectivo estaba totalmente
segura de que me gustaban los hombres e inclusive le tenia ganas
a algunos compañeros que había visto desnudos en las duchas del
vestuario.
Cuando mi hermana vino de ese verano pasamos toda la noche
hablando como siempre nos contamos todo, le confesé que me
gustaban los hombres y ella me entendió, ella me contó que
mantenerse y estudiar en la capital le costaba mucho y que opto
por tener sexo a cambio de dinero y ayuda facultativa con los
estudiantes de años mas avanzados que el de ella en la facultad.
Esas confesiones nos unieron mucho mas y nos hicieron mucho más
cómplices todavía.
Mi ultimo año de secundario termino rápido, estudie como una
campeona con un solo motivo ir a vivir con mi hermana a la
capital, donde según los planes que teníamos con mi hermana
podría ser mujer todo el tiempo.
A penas termine el año me mude al departamento de mi hermana con
la idea de pasar el verano allí "ambientándome", lo
que llamamos ambientación para mis padres para mi hermana y yo
era transformándome. Mi hermana había pasado todo el año
planeando mi transformación, cuando llegue ya tenia todo
preparado, ropa para mi, prótesis para simular unos pequeños
senos hasta que gracias a un estudiado plan de fortificación
hormonal podría tener mis propios senos, maquillajes especiales
y bijuteri.
A fines del verano ya salia con mi hermana totalmente
transvestida a la calle y nadie notaba que yo era en realidad su
hermano, gracias a las pastillas anticompsetivas que me
propiciaba mi hermana y que siempre tuve algunas propiedades
femeninas, como se lampiño, mi feminidad no tenia lugar a dudas.
Me presento a sus amigas y amigos como a su hermana Natalia, mi
ingreso a la universidad fue muy sencillo, ya que uno de los
clientes más asiduos de mi hermana trabajaba en las oficinas de
inscripción. Tres veces por semana mi hermana atendía a sus
clientes, yo me encerraba en mi cuarto y me extasiaba escuchando.
Entre nuestras fantasías estaba la de que yo podría ayudarla
con sus clientes, pero si descubrían que yo era chico y no chica
mi futuro universitario se iría a la basura, así que optamos
por buscar clientes en otro lado, compramos lencería erótica y
decoramos el departamento y no de los cuartos donde pusimos una
cama de dos plazas y media, espejos y luces de colores, y nuestro
aviso de "traviesa y su hermana te inician", no tardo
dar sus frutos.
Nuestro primer cliente Ricardo fue un hombre de unos treinta
año, yo estaba muy nervioso, seria la primera vez que lo hacia,
mi hermana muy profesional manejo toda la situación y me ayudó
a soportar el momento, lo recibimos en nuestro departamento, el
tomo asiento y mi hermana le explico todo, el precio me pareció
carisimo pero el estaba dispuesto a pagar cualquier cosa desde
que nos vio, mi hermana tenia puestas unas botas hasta la
rodilla, medias con portaligas una minifalda muy corta que
permita ver parte de sus cachetes y la punta de su tanguita
negra, un top de licra negro y estaba maquillada como una diosa
de labios rojos, yo era el revés, tenia zapatitos de charol,
medias blancas con encaje elástico hasta los muslos una
pollerita escocesa un body blanco semitransparente
y sobre este un
chaleco escocés haciendo juego con la pollera, mi hermana me
hizo dos colitas con un moño en cada una, yo estaba fascinado
ante la idea de que no solo iba a hacerlo con un hombre, si no
que también lo iba a hacer con mi hermana, cuando pense en eso
me di cuenta que era lo que siempre había soñado.
FIN