Narrativa peruana para el mundo

 

Los Escritos del Oidor de William Guillén Padilla

 

 

 

 


Los Escritos del Oidor

 

 

Por: Esteban Quiroz Cisneros

 

 

En ninguna de las enumeraciones de los escritores franceses se menciona a Stendhal; en cambio Alfonso Karr, Julio Janin, Sandeau, Paul de Koch, escritores apresurados de cuyos garabatos hoy ya nadie tiene conocimiento, son ensalzados, elogiados, criticados, caricaturizados y exaltados. (Stefan Zweig, Balzac).

 

Si en el Perú tuviésemos prensa cultural, con los atributos que esto significa, ya se habría ocupado de William Guillén Padilla, primero, cuando muy joven, dirigía la revista Metáfora, allá por los ochenta en Cajamarca su lugar de origen, y segundo cuando agotó la segunda edición de Los Escritos del Oidor; mas como no tenemos prensa acorde con las manifestaciones culturales a nivel nacional, estamos tan centralizados como en el siglo XIX: el periodismo mediocre que tenemos beneficia al escritor que muestra el título, pero no el ejercicio.

 

¿Qué escritor limeño exhibe la variedad de cuentos como los que aparecen en Los Escritos del Oidor? ¿Qué escritor nacional tiene el humor de Guillén tan contundente y preciso? No es necesario que la prensa diga que existe, él ya está en los lectores que han sido subyugados con su prosa. Curiosamente Guillén se burla de aquellos que recurren a la técnica, pero nadie como él ha sabido asimilarla y llevarla al cuento.

 

Mientras en Lima se vive un marasmo con autores que publican cada diez años, algunos han dejado de hacerlo, pero siguen apareciendo de manera protagónica en páginas culturales de diarios capitalinos; en provincia crece una generación de escritores, arteramente segada por periodistas y críticos de turno. ¿Se producirá en el periodismo nacional otro Manuel Jesús Orbegozo? Con la formación de periodistas de ahora, difícil. Con los actuales dueños de las mínimas páginas culturales, tampoco.

 

William Guillén es un hombre que hace cuentos, sus personajes son retazos de vida con alma, sus pulsiones inevitables. Tiene un espíritu que cuenta después de soplar sus conflictos que salen volando por el atrevido precipicio por el cual nos despeñamos con asombro y alegría. Su escritura de trapecista de riesgo nos suelta en el aire y con beneplácito atrapamos la argolla que salva y ennoblece. Cada cuento es un reto al vacío, es una fotografía del hombre que camina al borde de la vida y se echa a volar con palabras justas como alas.

 

Escribir cuentos es un arte laborioso y responsable, más aún cuando el que escribe es alguien que levanta el rostro hacia el cielo y encuentra silencio, levanta la testa bendita buscando hombres y halla vanidad en mísero ejercicio; pero no se inmuta, prosigue escribiendo a la luz de la provincia, porque antes de ser hombre es artista. En su taller crece una noble hoguera que quema leños para alumbrar sus sueños y lo hace en familia.

 

Acaba de regresar de Argentina donde ha recibido un premio literario importante, silencio; lo mismo ocurrió cuando regresó hace algunos años de París, otro silencio; fusas y semifusas en el ambiente cultural son fruto natural en este rubro. Lo que suena o brilla es protegido con el nimbo secreto del silencio; para el periodismo, la literatura es una caza que tiene presas cogidas con nombre y apellido, pero sin obra que la ennoblezca.

 

La prensa calla lo que la producción ejerce, sumerge al nadador y ayuda a flotar al principiante. Nuestro periodismo cultural que no es tal, esconde al noble y muestra al secundario, desconoce el oro y muestra chafalonía. Del mismo silencio gozan el estupendo escritor huancavelicano Zein Zorrilla, el prolífico novelista Miguel Garnett, el noble y finísimo poeta huanuqueño Samuel Cárdich, el desconocido abanquino Hernán Hurtado Trujillo, la intensa narradora cusqueña Gabriela Caballero Delgado, desconocida en el mismo Cusco porque vive no muy lejos, en Tacna.

 

Esta tercera edición da muestra de robusta salud lectora, sin comentarios en diarios se vende a diario; sin periodistas ya es noticia; sin padrinos, ha sido bautizada por cuatro mil ojos de lectores; sin entrevista televisiva, sin Radio Programas del Perú es un escritor que conquista su espacio día a día con mano justa y letra limpia.

 

Lima, Perú, 2008.

 

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