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La historia del fútbol mexicano se inicia en los terrenos baldíos que existían en el paseo de la reforma y culmina en la calzada de Tlalpan, sobre 63.59 metros cuadrados, donde se eleva el maravilloso Estadio Azteca. La zona de la construcción estaba invadida por la roca que dejó la erupción del volcán Xitle. Una gigantesca masa de piedra llena de fumarolas extinguidas que impedían, siquiera, la esperanza de cimentar la estructura del estadio, pues cada uno de esos restos geológicos está constituido por una chimenea que, en su base, tiene una caverna, extendiendo la posibilidad de que muchas de esas pequeñas grutas estuvieran comunicadas con otras, por lo que la cimentación habría sido de un costo incalculable, teniendo en cuenta que deberían haberse rellenado o inyectado con concreto todas y cada una de ellas.
Arquitecos e ingenieros encargados de la obra optaron por volar el área rocosa hasta llegar a una superficie firme sobre la cual construir.
El manto de la roca tiene una altura promedio de 12 metros y, cuando terminó este fundamental trabajo habían 100,000 metros cúbicos de piedra que equivalen a 180,000,000 de kilos.
Después, se encontró que el manto de aguas freáticas se localizaba a unos 8 a 10 metros de profundidad y por lo tanto se desplantó la base de las pilas de cimentación excavando la misma cantidad de metros, sobre la capa anterior al manto freático que se considera bastante buena para el desplante, tiene la cualidad de haber sido aplanada por el mismo peso de las rocas que existían en la superficie.
Diez arquitectos, treinta y cuatro ingenieros, quince técnicos y ochocientos obreros de todas las epecialidades y categorías trabajaron en promedio diario durante la construcción del inmueble.
Es una obra llena de orgullo a todos los que en ella intervinieron durante siete millones de horas-hombre. El esfuerzo unido de todos esos hombres utilisó acertadamente 8,000 toneladas de varilla de alta resistencia para la estructura de concreto y 1,200 toneladas de acero laminado en perfil para la construcción de la cubierta.
No sería un estadio más, sino un conjunto arquitectónico en el que sumarán todas las comodidades posibles para el público y los jugadores.
Fáciles accesos al estadio y salidas a vías rápidas como la Av. de Insurgentes, la calzada de Tlalpan y el Anillo Periférico, sin cruces automotrices a nivel.
Superficie techada con volado de 50 metros en los laterales que cubre todas las graderías altas y parte de las bajas; 20 metros en las cabeceras que cubre más de la mitad de las graderías altas.
Palcos en forma de balcones independientes de la cancha y con gran visibilidad por su relación de altura y distancia respecto al césped, sin referencias de gente o postes y con un antepalco que tiene sanitario propio, una banca con vertedero además de espacio para esparcimiento. Por otra parte, cada uno de los palcos tiene línea telefónica propia y diez butacas con espacio posterior para llevar dos o más invitados.
Por otra parte, del centro de una de las porterías al centro de la otra se tendió una línea imaginaria que marca la máxima altura del terreno y hacia los lados un desnivel del 1% para bombear el agua excedente. La cancha se terminó en octubre de 1965 y la experiencia adquirida durante las tormentas posteriores a su acabado permiten admitir que se puede jugar precisamente un minuto después de haber terminado la tormenta, naturalmente, con el pasto húmedo. Para determinar las medidas de la cancha, se consultó a la federación internacional de fútbol asociación fijándose una medida de 68 metros de ancho por 105 metros de largo, pues con estas medidas se juegan la mayor parte de los encuentros internacionales.
Si desde afuera el estadio muestra una masa de opulenta belleza, penetrar en el provoca emociones incomparables. En la gradería baja hay 22 túneles de acceso con un promedio de cuatro metros de ancho; ocho túneles para las plateasbajas de tres metros de ancho. Para llegar a las partes altas, hay cinco rampas dobles de dieciséis metros cada una y dos sencillas de ocho metros, que llevan directamente a la primera circulación alta, esto es la localidad numerada, que tiene 34 puertas. Estas rampas se bifurcan y se convierten en doce rampas interiores con descansos intermedios que llegan hasta el último pasillo perimetral de circulación localidad general, que también tiene 34 puertas de acceso.
Supongamos que el estadio se llena completamente y ciento catorce mil cuatrocientos setenta y cuatro espectadores ven el final de un encuentro y comienzan a salir.
Dieciocho minutos después, el estadio se halla completamente vacío. Una verdadera hazaña de desalojo, pues solamente el estadio de Roma tiene mejor fluidez, es decir 11 minutos para desalojarlo totalmente.
El total de palcos es de 855 más el palco de honor, distribuidos en 3 niveles a todo el rededor de la cancha y cada palco consta de una zona absolutamente independiente para 10 butacas, un antepalco o lugar de estar y sanitario privado. Damos el nombre de platea a una butaca individual y son en total 11,435 distribuidas en 2 niveles también a todo el rededor de la cancha, agrupadas en núcleos que cuentan con servicios y accesos independientes. |
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