...::: Inconciencias de eoyI :::...
Sola en mi cama
Acá está mi vena: latiente, extendida. Esperando tu veneno que acecha denso y penetra creyendo no haber sido percibido. Se desplazará rápido hasta mi hombro y descenderá al estómago, ahí, donde se producen esos cosquilleos cuando te aparecés. Luego lo sentiré extenderse a mi pecho, y oprimirlo y rodearlo; vaciará todo su dominio rápidamente en el otro brazo, alterándome. –Pronto volverá la tranquilidad- se siente, y retorna venéreo a su cachondeo.
(A él): Finalmente te tengo entre mis piernas.
En este preciso momento te estoy odiando. Te colaste en mí y no me dejás tranquila. Y yo no quería que mi mente fuera conquistada. Por suerte aún no llegaste a mi corazón. Es que tenés un no-sé-qué que me seduce, me envuelve y me tienta a vivir pendiente de vos, eso me para. Gira tu fuerza alrededor de mi cuerpo y me corroe paso a paso. Me encanta tu sadismo, ahora parezco masoquista. Parezco muerta, ausente, perdida dentro de tu imagen en la oscuridad. Te deseo… y más que nunca… y más que a nadie. Aparezco y desaparezco en un mundo mágico. Me consume tu perversión. Muero por entregarte mi conciencia, mi virginidad, mi voluntad, mi cuerpo y la poca cordura que me dejaste. Sumergirme en un sinfín de luces y esperar por que tu oscuridad me penetre y me eleve, que me haga sentir la mayor excitación, más de la que pueda imaginar. Gritame “disfrutá virgen mía, disfrutá el mal” y mientras, besame desesperado el cuerpo, todo, que tu lengua pase por cada centímetro de mi piel, que tus dientes prueben mi sudor acuarelado con mi sangre. Así te robaste mi alma, por eso vago sin remedio por esta maldita tierra. ¿Por qué no me llevaste con vos?. Amo tu sangre negra, tu mirada y movimientos satíricos. Si me dejaras sentir el calor de tu boca sobre la mía, sería tuya para siempre; si me tocaras el rostro con tu mano siniestra, te pertenecería eternamente; y si besaras mi pecho izquierdo, me fundiría con vos hasta el final de tu vida.
Sin Título
Susceptible está mi cuerpo. Aún tiembla si te recuerdo. Fui olvidando aquellos deliciosos momentos (también esos que para vos no significan nada). Me siento liviana. Floto. Espumosa la tarde y la estación desaparece lentamente: se trasluce con el alrededor monótono y cotidiano. Dulce, dulce… la desintoxicación que finaliza. Pero algo siempre queda, ese molesto cosquilleo en el estómago cuando vuelva a verte. ¿Tendré que ir por ahí evitándote?, ¿resignarme que esa locura fue un mero error mío?. ¿Y vos?. ¿Exonerado?. Así son las cosas.
Sin Título
¡Vuelve!. Todavía soy tu vampiresa. Esa de la que querías enamorarte, con la que llenaste noches de un extraño sabor de deseo sexual. Era increíble como entre nuestra distancia, podía sentir tu aliento en mi oído y tus sucias palabras resonar en mi cuerpo. Y no mientas: tú también sentiste mis labios sedientos en busca de tu sangre que intentaron arrancarte la piel a mordiscos. Amor… eso era todo… Amor. Y un maldito día tuvimos que vernos en pleno día. Y ya ninguna noche pudo volver a saciarnos. Ya no volverías a recorrer los caminos buscando mi gélido cuerpo ni te detendrías a degustar mis palabras que rogaban por alguien como tú. Yo también dejé de hablarte...y entonces empecé a tener hambre. Por favor, ángel mío… vuelve a mí… no me dejes otros cien años aguardando… de ti me hice y a ti vuelvo: mi dueño… quiero que me alimentes nuevamente de tu sangre*.
A Marco, por nuestras extrañas conversaciones.
(* El pecado original. )
Sin título
Continuó los quehaceres como si nada. Afuera llovía y estaba ventoso. Las persianas comenzaron a violentarse, pero el silencio se ocupó de ignorar esas cosas. Ella levantó su mirada aburrida y repasó los rincones de la habitación. El fuego imprimía diversas figuras en las paredes. Algunas parecían acercarse: entonces ella cerraba los ojos y dejaba de sentirse sola.
Dejando el hogar encendido se sentó sobre el catre tendido a poca distancia de su calor. Lentamente se fue recostando, vestida aún y sobre las sábanas. En el techo sus demoníacos amigos le sonreían y uno que otro intentó acariciarla. Abrió su boca para gritar, o para decir algo, pero antes de que saliera su voz, un dedo oscuro llenó su garganta y la dejó sumisa, vencida al mundo y sus cosas. Oportunistas, las espinadas sombras se aprovecharon de ella. Pobre niña paralizada, entregada a su más escondido deseo, desplegada a la vida que se estaba consumiendo, rodeada de fuego que no le importaba, más calor le gustaba, sentirse más caliente, más todavía, vestida de llamas, ciega de gozo y dolor, sorda de obscenidades y crujidos… finalmente ajena a toda alma. Si no abrió los ojos, fue simplemente porque no quería; temía que la confusión terminara: temía enfrentarse a la realidad de estar sola, no quería que ellos se fueran, de todas formas, el dolor es lo más común de la vida.
Rogó la joven que Él no la estuviera observando. Juzgando su fisura tal vez. Pero ellos se introdujeron en su cuerpo y conquistaron los pocos resabios de inocencia que le habían dejado. Noche tras noche dominaban sus miembros, inmovilizándola para su placer y succionándole la cordura para hacerla totalmente para ellos, para que no se resistiera más. Un juguete de carne y hueso que delinea unas curvas pronunciadas y encuadra gestos que al observarlos hacen sudar.
¿Cuándo terminará para nosotros esta noche?. Nunca. Por lo menos eso espero.
Sin título
Desapareciendo en los días, oigo tu voz a través del teléfono. Semejantes risas que despejan los días nublados. Durante la charla me alejo… voy tramando enlaces que se dibujan en mi cerebro. Ínfima tu intervención, pero me trae recuerdo de todo. Al final estoy sola otra vez. Aburrida. Y mis juegos se limitan a intentar crear lo que se transmite por mis venas. A veces me equivoco y mis engendros no verán ni siquiera la oscuridad de un cajón. Otros, serán expuestos a pocas personas… en contadas ocasiones (como esta). Y las restantes, serán para aquellos que puedan seguir mirándome a los ojos después de verlos.
Las espinas de los jazmines
La bañaba en perfume de jazmines. El intenso olor que se propagaba en la habitación lo excitaba. Se desataba entonces el nudo de la corbata y se abría la camisa, mostrándole a su cautiva un pecho lleno de vello blanco. Sus propios gemidos no lo dejaban escuchar el callado llanto de la niña, que intentaba taparse la cara con el pelo, intentaba ocultar sus ojos de su propia vergüenza… pero aún sentía los grilletes que la mantenían de pie y en toda su plenitud, y como la humedad de ese cuartucho oscuro se le impregnaba fastidiosamente. El hombre se acercaba y le lamía la planta de los pies, los dedos, y cuando se ponía a la altura de sus ojos le metía los dedos en la entrepierna. “Mi Flor, mi pequeña flor” le repetía entre jadeos al oído, y se refregaba brutalmente contra sus pechos. Luego llegaron los ramos. Él los había teñido de negro, porque “esos jazmines ya no eran puros”, y se los fue plantando entre la piel, dentro de ella, los enterró en la carne viva de la jovencita. Le mordisqueó los pechos cubiertos de pétalos hasta hacerlos sangrar. Pero no escuchaba nada. A pesar de su ya pronunciado estómago, se introdujo en ella con todo su ardor y acecho. Permaneció dentro no mucho tiempo, el suficiente para culminar con la primera parte de su fantasía. Todo sudado, sintió que estaba sobre un cuerpo: retrocedió unos pasos y la miró. Toda maltrecha, colgada como un mero pedazo de res, llorando y sangrando un manjar de sueños húmedos, apestaba a jazmines y sus piernas no hubieran podido tocarse jamás. Abrió él entonces los grilletes y la dejó caer al piso de cemento, luego tomó su ropa y sin poder mirar hacia atrás, subió lentamente las escalinatas del sótano.
“…I promise not to sell your perfumed secrets, there are countless formulas for pressing flowers…”
Lo agrio y lo dulce
No vas a poder creer que existe otra realidad. Todo un mundo solo para tus ojos, lleno de miles de colores y la avasallante acción del viento. Toda la geografía del universo que habitan los milagros inesperados, los límites de la milagrosa muerte y toda la vida. Es oculto, místico, esotérico, alternativo, paranormal, insólito…
Un espacio infinito, único, donde se esconde la magia de la doble vida, de la inocencia interrumpida… Está naciendo.
Por primera vez, desnudan su cuerpo y alma. Se sienten como el retrato de la duda. Son los hijos del átomo, el siguiente eslabón de la cadena de la evolución, son los del otro mundo. Que triste la vida sin el placer de disfrutar la maravilla de los creadores.
¿En qué te puedo ayudar?. El tiempo cambia todo. No es cierto que si uno deja las cosas siempre en el mismo lugar, las encuentra. Para viajar en busca de lo oculto, mirá odas las variaciones de color, la belleza de la preservación de un sueño. Los que quieren volver, van. Las mejores oportunidades están en lo paralelo. La historia es una caricatura… imaginate más.
Sin título
Despierto en un sueño frío y azul, lleno de confusiones y frases ilógicas. Es mi reino, en el cual soy inútil y no más que un engendro herido como un parásito a la vida. Los ríos se van secando y a nadie le importa… quiero llorar… y despedazar este lugar, porque lo odio. Es hermoso y es mi falta de felicidad y esperanza. Es tanta la furia que se me prohíbe hablar, comunicarme con mis seres y el azote de castigo es silencioso… traicionero. No hay quien se anime a despertarme, quizá temor a lo mismo que yo…¿es que no se dan cuento que no alcanzo magnitudes así?¿y que sola no puedo?¿ y si no hago caso, qué? Es una espiral que gira, gira, gira e hipnotiza a los televidentes haciéndoles olvidar que ocurren cosas crueles en el alrededor y especifica en el aumento de individualismo y repugnancia mutua. Ríanse los tontos y sufran los confusos, que de ellos se hace el mundo y por ellos doy fin al ladrillo de mi conciencia.
Sin título
Sigiloso paseás por el costado del alambrado. Te estoy viendo desde la ventana. ¿Sabías que esa luz que sale de tu figura parece un hermoso crepúsculo?. Siempre a paso manso, durmiendo tus huellas en la tierra húmeda, parece que fueras olvidando tu algarrobo de ramas anchas y fuertes. A veces te contemplo en una rama: tu sombra baja dibujando un nido, cubriendo cada punto de mi retina,… hasta llegar al pasto duro. Te balanceás, te colgás, dejás soñar el día o despertás a la noche empapelada en luciérnagas disecadas… (si, si… como las que veíamos en las montañas).
Sé que agradecés que hayan arreglado el campanario, aunque te priven de ciertas maravillas; pero ahora, luego del mate, cuando se escuchan las seis, corro a limpiar la calabaza y la bombilla antes que mi hermana… y enseguida me asomo por la ventana.
¡Cuando estás parado! (Traducción imaginaria)
Cualquier hombre huye a su nacimiento, carne de cordero guardada en un cajón, fiereza vista como es, un jardín nocturno. Vasta elegancia del hombre, es sentirse perdido y aplastado. Miles van lento y viven derechos y bajo falsas conciencias torcidas, una vez suspiran, vuelven estáticos sobre sus vientres. Gente sobreprotegida, lentamente morirán parados, un día es en su despacho y otro guiadas misteriosamente a sus dudas, de abstención nocturna.
Gentilmente sufre el hombre que en su paseo satisface su escritura de noche. Bueno para pararse solo como un receptor muerto de baja visión exaltada. Según verán que también: la fe es un producto para consumir en poca cantidad y desear reincidentemente como a una taza de café. Los hombres deberían advertirlo, dicen por ahí, que mueren pequeños y gélidos, una vez debido y bebido su conocimiento, maravíllense en las incrustaciones de lo diminuto.
Secretos del mundo animal al pasear por lindos parques.
Para olvidar el sabor de tus oídos y tu boca, y tus piernas también, iría donde vale la pena llegar. Todo el placer de pasar un viaje muy cerca de lo inexistente.
Caminemos juntos por los lugares encantados donde una bestia salvaje sienta sus noches con placeres. Despertando a la vida que, ¿te diste cuenta?, puede estar la mitad vacía. O puede estar la mitad llena, pero algo es seguro: hay gente que vive en una burbuja. Pero afuera hay mucho más.
Solamente debimos haberlo imaginado: cuando fallan los espejos, todos sentimos el deseo de ser diferentes; queremos vivir creándonos, naciéndonos. Ensueño en el vacío. El planeta plástico se agranda.
Sé volver con una nueva vida en el momento de tu muerte. Ahí, la tierra que al fin concluye en el aire, siempre de alas abiertas, y el sonido que atrasa nuestro sueño, se aman contentos en un bosque encantado. Hoy la verdad está libre al viento; poética, late diferente.
Sabemos que esto de viajar significa mucho más
…porque quizá no quede tan lejos…
Me dicen Libertad
Dos de la tarde. Ella recién llega del colegio. Con sus libros al pecho y sus cabellos azabaches rompiendo el viento, sus pasos se apresuran más en contra de las ráfagas y su bufanda púrpura amenaza con desprenderse de su cuello. Pero nada la detiene, el almuerzo es solo una excusa. Su guarida no se halla a más de tres cuadras; pero algo cambió aquella tarde. Nada se interpondría entre ellos nunca más. Una cuadra antes de llegar a destino, dobla por la acera en dirección a la zona residencial de su barrio. Garúa. Sus ojos fríos se agazapan entre las frondosas pestañas. Volábanse algunas hojas por el aire estremeciéndose del gozo de la libertad. ¡Cuánto más quisiera ella ser como esas hojas, para morir pronto en este otoño y conocer la libertad!. La naturaleza es lo único por lo que detiene su marcha. No más le dedica unos segundos y el camino retoma su mando. No tarda en encontrarse con una reja negra, gastada por la corrosión de los años y se adentra al jardín que ésta oculta entre su enredadera centenaria.
Ánimas danzan alegres entre los árboles caídos, imperiales melodías acompañan los esqueletos envueltos en añejados vestidos. Ella baila también, sonríe, por primera vez... los libros caen y forman una espesa polvareda en el suelo de tierra. Los espíritus detienen sus miradas en la nube marrón. Mirando las copas altísimas de los árboles, los cuervos del jardín eterno, la muchacha eleva sus ojos al firmamento gris. Fríos aún por la desolación, observan a su alrededor. La pintoresca alma de un joven le toma la mano. Sus miradas se encuentran. Es el único que tiene rostro. Él le toma la cintura y danzan juntos, danzan como nunca nadie lo habría hecho jamás. Fruto del conjuro de mortales y ánimas. Los movimientos se tornan cada vez más y más rápidos, y entre la algarabía del estreno ella pierde el control. Él la suelta... se escuchan los aplausos de las almas perdidas. Sopla el vendaval en las esquinas de la ciudad.
Abre sus ojos y se encuentra al pie de un árbol gigantesco. Se levanta. De su frente brotan rojos hilos de sangre que contrastan con la palidez de su rostro. Él, nuevamente, le toma la mano, esta vez para conducirla hacia la casona. La elite del jardín aplaude a la joven pareja, que se pasea hacia el imponente umbral. En vano los ruidos fantasmales intentan perturbar el perfecto cuadro que pincela el destino, que, en un intento de dibujar mas claro, echa un manojo de colores tras la puerta. Desprevenidos del suceso, ellos continúan caminando, subiendo lentamente los peldaños de mármol blanco…un por uno, y en cada uno de ellos, las hojas secas van abriendo camino entre quejas y rechines. Sus ojos permanecen unidos por lazos estelares, y él empuja el viejo portón.
¡Lujo, vanidad, la más desopilante fiesta jamás celebrada!, y a ella no le importa. Las manos de la joven caen súbitamente, al mismo tiempo que comienza a correr, levantando el denso vestido en la carrera. Ve unas escaleras largas y avanza hacia ellas, sube tan rápido como sus pies desnudos le permiten. La música se detiene y él grita; los nobles y sus mujeres comentan azorados la osadía de la muchacha. Encuentra un pasillo alfombrado de escarlata y su tiara cae soltándole el pelo. Sus lágrimas se fusionan con su sangre a la altura de las mejillas. Y así porque si, de repente, el titiritero quiere que se termine el camino. Balcón que da al mar. Él finalmente se acerca, la mira y la abraza. Le regala un beso, profundo e intenso. Azul con verde, blanco y beige…él le da la espalda y ella quiso abrazar al océano. Pero nadie se entera, nadie se turba, la fiesta continúa y más animada que nunca, con bufones e historias de otras cortes.
Desde la calle, una joven morena de bufanda púrpura observa la casona en venta… se pregunta que habrá allí dentro, en la oscuridad, y se imagina una historia… aprieta los libros contra su pecho y continúa caminando. Tiene que estudiar.
Sin título
Frío entraste en la habitación, y no me di cuenta. Te necesité sin querer recuperarte, tratando de darme excusas. Igual te dejé entrar: pero no te vi. Tu fantasma atraviesa el espacio y el inframundo en que me sumerjo, Hécate me sonríe y las Parcas aprontan las tijeras.
Estática. El aire se me acongoja en la garganta y las lágrimas orgullosas no quieren salir. Presión. La atmósfera baja. Te tengo delante de mí, tus ojos nunca fueron tan oscuros ni tu piel tan blanca. Solo siento tu aliento helado y cierro las ventanas. El amor trae odio, desilusión, decenas de enemigos… nunca voy a quedar en paz. Ahí te siento: ese rencor me está matando. Tomás mi mano y la apretás violentamente. Mis ojos también serán oscuros… y profundos como el horizonte.
Te pido que no te vayas, no me dejes sola de nuevo. Ni siquiera me respondés… solo mostrás una sombra a modo de sonrisa. Me llevas a la cama, y me cobijas, pero todavía siento frío. Solo recuerdo cerrar los ojos…
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Anges Noirs (Intro)
Anges Noirs caminan sin vestidos por las calles de Buenos Aires.
Miran el cemento y recuerdan la noche llena de música.
Luego se retuercen y experimentan un dolor desconocido.
Se cuelan en las mentes y roban los sueños de los desprevenidos.
Descansan; vuelven a su casa y se ponen la piel. Ahora parecen personas normales.
]v[@£dÏT@§
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Hoy no puedo morir, no tengo tiempo. Lo miro a él. Él me mantuvo viva todo este tiempo ¿no lo sabían?. Aprendí que el amor también es el odio, que ya una mirada sola no basta... siempre tiene que haber una apuesta mayor. Codicia. También descubrí que todo se trata de un pecado encubierto. Y ME ENCANTA. No puedo contra mí misma, ni siquiera si intento soñarlo. No sé si me entenderías. Si, vos. La duda es algo que tengo a mi favor ahora. Creo que lo merezco.
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I love being a coloured bubble... floating on the seven skies, knitting glittering stars, swallowing the magic of this huge universe... But looking inside my dark eyes, you’ll see nothing is left... everything's locked, and covered by ice...bless the day you'd be able to feel it again.
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Quiero que veas la vida que tu disfrazaste...
¿Alguna vez has visto por fuera tus miedos?
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Perfectos cromosomas se dibujan entre si. Van cambiando su entorno entre burbujeantes conjuros... y estamos ahí, el momento no volverá a ser lo que fue... juguemos de nuevo a que somos niños...
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Corazón negro es el tuyo, pero no podría no amarlo. Perdido y vagando, así lo quiero, aunque me atormentase por siempre. Porque en mi demencia te amaría y dejaría que me ames, y te protegería de los locos que intentasen llevarte. Amor y muerte lentos, parecen ser lo mismo, llevan nuestros nombres contra tu voluntad ¿no es divertido?. Estarás por siempre con migo, mal que nos pese, y disfrutaré de tu vista y compartiré tus oídos y sonidos. Me acercaré a tu boca para sentir tu aliento y mi oído a tu pecho para asegurarme que todavía estés vivo. Limpiaré el sudor de tu frente y cuidaré tu espalda, y descansarás sobre mi vientre con los ojos cerrados. Me iré antes de que despiertes y volveré cuando estés cansado. Podrás beber de mi sangre y comerte mi piel, mi carne y mis huesos, podrás soñar de mis sueños y vivir tu vida. Y te miraré mientras remontas vuelo y te esperaré pacientemente... hasta que un día no vuelvas más.